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FARO DE VIGO


22 / 04 / 2009

Banco Pastor asumirá la gestión del Gran Hotel La Toja, pero dice que 'muchas cadenas' interesadas 

El Banco Pastor asumirá provisionalmente la gestión del Gran Hotel La Toja, después de que Hoteles Hesperia anunciase que a partir del próximo 30 de abril dejará la gestión de este hotel por discrepancias con la entidad propietaria del establecimiento.










Así lo confirmó hoy el presidente de Banco Pastor, José María Arias, en un encuentro con los medios de comunicación tras la junta de accionistas de la entidad financiera, que hoy celebró en la sede de la Fundación Barrié en La Coruña.

Arias recordó que como propietario del establecimiento el grupo La Toja Hoteles, perteneciente al Banco Pastor, se hará cargo de esta gestión, aunque avanzó que 'muchas cadenas' se han puesto ya en contacto con ellos para asumir esta gestión. No obstante, evitó adelantar algún nombre y aseguró que tomarán las decisiones 'en su momento'.

Arias negó hoy que hubiese, por parte del grupo La Toja Hoteles una desatención de sus obligaciones como propietario del hotel y explicó que el origen del conflicto está en los daños que sufrió el establecimiento a finales del mes de enero con motivo del temporal.

Así, sostuvo que la cadena Hesperia era la responsable de aportarles un informe técnico sobre los daños y la valoración de los mismos para poder hacer frente al coste de las obras. 'No entendemos que digan que no estábamos dispuestos a pagar el coste de la reparación cuando no sabemos qué tipo de reparación ni de coste', indicó Arias, quien afirmó que han pedido, por su cuenta, un informe sobre los daños, aunque precisó que todavía no lo tienen en su poder.

Arias puso en duda que la causa de la rescisión del contrato sea la ejecución de estas obras y señaló que por parte de Hoteles Hesperia existía la intención de rebajar las rentas que les abonan como propietarios de los hoteles que gestiona la cadena para su grupo. El presidente de Banco Pastor no quiso dar cifras, aunque admitió que la cantidad planteada por Hoteles Hesperia era 'bastante', afirmó.

CONTRATO CON DELOITTE

Por otra parte, la junta de accionistas de Banco Pastor aprobó hoy la propuesta del consejo de administración de no renovar el contrato con Deloitte, que realizaba para la entidad os trabajos de auditoría externa y acordó que sea Price Waterhouse Coopers la que asuma ahora esta labor.

El consejo de administración atribuyó esta decisión a una 'pérdida de confianza' en Deloitte, por su actuación en el control de las cuentas de los hoteles que gestiona Hesperia para el grupo Banco Pastor.

Arias explicó hoy que a finales de 2007 detectaron un problema en los procesos de control y sostuvo que Deloitte reconoció un 'quebranto' económico para el grupo Banco Pastor, aunque muy por debajo de la cuantía estimada por la entidad financiera cuyo presidente cifró hoy estas pérdidas en un millón de euros.

TERRA NOTICIAS /EUROPA PRESS


23/04/2010

€REPORTAJE: Vacaciones en familia / 1

La isla de La Toja: un aburrimiento de lujo


"La isla de La Toja: un aburrimiento de lujo"JOSE MIGUEL ULLAN 10/08/1980

clamado: «¡Qué modo tiene de comprender la vida el muy bribón!» A nuestra Celia Gámez, todo un siglo bajando escaleras, jamás se le ocurrió otro tanto.El agua milagrosa

En una mesa amplia del estrellado Gran Hotel nos aguarda, a las doce de una noche estrellada, el médico-director del balneario de La Toja: Enrique Romero Velasco, catedrático de Patología en la Universidad de Sevilla, jugador de chinchón a estas horas, con su esposa y su hija como rivales. La primera hace punto. La segunda abandona muy pronto la tertulia, tras ganar la partida familiar. Carraspeos de grupos noctámbulos. Un camarero le está diciendo a otro: «De peliculón, tío. Me ha vuelto a llamar». Carcajadas: «A ver si me la pasas».

Cada verano, desde hace veinticinco años, el doctor Romero emplea sus vacaciones escolares en dirigir la célebre estación termal, que es casi como Lourdes, pero en plan científico. Al parecer, las aguas mineromedicinales de La Toja poseen propiedades singulares. Su aplicación absoluta o máxima es la artrotis. Otras indicaciones relativas son las de índole inmunoalérgica, ya sean cutáneas (eczema) o respiratorias. También son aconsejables para procesos crónicos inflamatorios: faringitis y sinusitis, aparato genital femenino; adenitis simples (no las de tipo hematológico) y poliartritis reumática sin actividad. Y la circulación sanguínea periférica de los miembros mejora siempre con este termalismo, ya sea arterial o ya venosa, como varices o secuelas de flemotrombosis.

Las agüistas acuden de todas las comarcas y países: «Los más admirables son los turistas alemanes. Esos se bañan todos, tengan lo que tengan. Antiguamente, fíjese, el 95% eran aldeanos. Ahora, no. Bueno, siguen viniendo aldeanos, pero a lo mejor los trae el hijo que vive en Alemania o Venezuela, que los transporta en su cochazo con un cariño que es maravilloso. Pero abundan los turistas extranjeros, sí, sobre todo en el mes de agosto. Vienen en familia, juegan al golf, a lo que quieran, pero no por eso dejan de tomar los baños». El abono por quince baños cuesta 2.500 pesetas, si es en el Gran Hotel, la cifra asciende a 6.000 pesetas. De toda la abigarrada clientela recuerda el doctor Romero, en especial, a un ilustre paciente: «El hombre al que más he admirado es a don Salvador de Madariaga. Hicimos una gran amistad. Daba gusto estar con él. Uno disfrutaba oyéndole hablar, porque contaba anécdotas con un humor finísimo».

Llega el momento de las lamentaciones: «Tenemos los mejores balnearios de Europa y, sin embargo, España va a la cola en ese terreno. En la Unión Soviética, por ejemplo, son atendidos ocho millones de agüistas al año. En Francia y en Italia la cifra es de dos millones. Nosotros, en cambio, no llegamos a tener 50.000. Y lo curioso es que ya no son tiempos de incredulidad; hay familias que hace treinta años que vienen, y están fenomenales». También evoca el doctor, con ayuda de su esposa, a los personajes más famosos que han desfilado por La Toja y que la duquesa olvidó: el Rey, cuando no era Rey, y Sarita Montiel. «No, no tomaron baños». Hace poco llegó Adolfo Suárez a la cercana y bravía playa de La Lanzada, donde las mujeres estériles, a medianoche, y bajo Luna llena, toman un baño de nueve olas para volverse fecundas. Le preguntamos al doctor Romero si el presidente no ha pedido abono para alguna experiencia termal, al menos para tranquilizar a los cocineros de La Toja, tan preocupados por los pocos alimentos que se le antojan y que le llevan hasta su casa veraniega todos los días: «No. Y hace mal, porque a un presidente le vendría muy bien tomar un baño termal todas las jornadas del año». Es una docta sugerencia para el caliente otoño en perspectiva. En las tascas de El Grove, mientras tanto, el personal empieza a inventar chistes de todos los colores en torno al visitante ilustre.

El balneario, con aspecto de matadero destartalado y mohoso, aguarda una reforma en toda regla. Prometida está en firme. Hay miles de pacientes en potencia. Y en esencia impalpable. La esposa del doctor lo afirma: «¿Ve usted a toda esta gente? No se nota que son agüistas y, sin embargo, lo son». Como nadar y guardar la ropa.

Hay cariños que matan

Con el director de La Toja, Antonio Franco, abordamos de entrada lo que es más que un rumor: los negocios del paraíso isleño han ido siempre y van muy mal. La aclaración tiene un cierto gustillo sentimental: «Lo que pasa es que se siente tanto cariño por La Toja que se han hecho inversiones que no eran rentables. Pero, claro, este es un centro turístico gallego que irradia riqueza en las zonas cercanas. Por ejemplo, ahora mismo tenemos aquí 570 puestos de trabajo ocupados en un 98% por personal local. Yo creo que con esa visión generosa se ha mantenido el déficit económico de la compañía durante tantos años». Me escamo ante una muestra tal de altruismo capitalista: «Lógicamente, va cambiando un poco el tema. Estamos haciendo grandes reformas y los déficit ya van siendo menores. Pensamos que con todo el complejo funcionando plenamente puede llegar un día a ser rentable. Esa es nuestra esperanza y nuestra apuesta»..

En La Toja, por lo pronto, hay de todo para divertirse, «incluso esa música atronadora de la discoteca. Lo que pasa es que nuestra clientela viene a descansar, viene a relajarse y nos pide que permitamos su aburrimiento. Sí, hay clientes que exigen su derecho a aburrirse». El tedio es familiar: se crean pronto círculos honestos, se sabe que la hija de Fulana se agarra demasiado en el baile a la cintura de su acompañante, se comenta quiénes no aparecieron todavía este verano. La familiaridad, como aclara Gonzalo Gurriarán, dinámico director hotelero de La Toja, se adhiere incluso a los famosos: «La gente de fama viene aquí para dejar de ser famosos durante unos días».

Cabe, además, para colmo de dichas complementarias y refrescantes, desplazarse a las innumerables fiestas de los alrededores. Hay gaiteros rumbosos por las hermosas callejuelas de Santiago durante las festividades del Apóstol. Cambados, «probe, fidalgo e soñador», con un cáliz flamante en su escudo, se engalana para catar el albariño nuevo. A El Grove no le faltan bares y discotecas, su fiesta del marisco y hasta la osada atracción política de poder escuchar por altavoces callejeros los plenos del ayuntamiento. En Villagarcía de Arosa vale la pena llegar hambriento y sin prisas al restaurante Loliña. Catoira celebra su fiesta vikinga; Carballino, la del pulpo, y Cañiza, la del jamón. Hay niños ataviados con trajes regionales, hay dulzura, rías apaciguadoras, pazos, ruinas, playas, cenobios y miradores maravillosos.



El encanto de cenar

Algunos ministros se le adelantaron a Suárez en la elección lugareña del reposo: Sancho Rof, Alvarez Rendueles, Otero Novas... El ministro de Universidades, Luis González Seara, hace ya tres años que pasa sus vacaciones en La Toja. Viene a descansar, no quiere hablar de política, ni de aulas académicas, ni de catedráticos extraordinarios: «Paso la mayor parte del tiempo leyendo. A eso de las doce del mediodía me voy a la playa o a la piscina. Después de comer, vuelvo a leer. Sólo de vez en vez rompo este ritmo intenso de lectura para irme a pescar con los amigos, pero ya no hay nada que pescar». Otros, a falta de tiburones presidenciales, le sirven el pescado en bandeja: «Sí, soy muy aficionado a la gastronomía. Me gusta, sobre todo, cenar. Y me encantan todos los mariscos y pescados, que aquí son excelentes y permiten un tipo de cocina natural». Los anunciados cambios apocalípticos en el Gabinete gubernamental no parecen preocuparle demasiado: «Me preocupa el momento difícil por el que atraviesa el país, pero no mi carrera personal».

El puente que une a El Grove con La Toja lo atraviesan todos los días las vendedoras de collares de conchas marinas. Pilar Piñeiro, guapa moza de 18 años, se dedica «a vender esto» desde los nueve: «Venimos cuando queremos y nos marchamos cuando queremos. Somos bastantes vendedoras; del ciento no pasamos, pero no creo que falten muchas. A nosotras nos compran los españoles; con los extranjeros no viviríamos. Y cada una de nosotras cobra lo que puede. Como dice el refrán, todos los ladrones somos honrados. El precio depende de cómo venga el penitente. Basta con poner cara de buena».

Pilar la tiene. Ella no pertenece a las ricas familias de La Toja. Su aburrimiento es de otro orden: «Aquí la vida es pura rutina». La rutina de una picaresca que se llama trabajo. Entre pinos, máquinas tragaperras, fichas, hoyos de golf, jabones, brisa, agüistas, olas muy veniales, gaviotas, famosos y supuestas duquesas.



EL PAÍS

15/10/2010

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