Análisis sobre la constitución europea y referendum

Pero en mi defensa alego que solo soy un eurofrus--

trado, pues se me están agotando tanto la pacien--

cia como la esperanza de que algún día se cumpla la utopía europea.

Por euroescepitcísmo suele enten-

derse la defensa autárquica de un

soberanismo reaccionario, que so-

lo busca explotar el proceso de integración europea para el exclu-

sivo beneficio de los más estre-

chos intereses nacionales.

Es la postura del Partido Popular, sin complejos ni escrúpulos para dividir o bloquear Europa con tal de sacar partido y salir ganando.

Pero frente a ello existe otra actitud, no menos crítica respecto a la marcha del proceso, pero cuyo escepticismo se funda en la evidente falacia de la Unión actual, que no responde en absoluto a los ideales del europeísmo político supranacional .

Es el eurodesencanto.

La UE carece de unidad política porque, a falta de dirección estra-

tégica, solo sirve de arena de jue-

go donde sus miembros persiguen

sus respectivos intereses naciona-

les, como en el caso de España, pues pertenecer a la UE amplía nuestra soberanía y desarrolla nuestras capacidades, al dotarnos de recursos externos.

Y en lugar de una unión federal , la UE solo es una confederación asimétrica entre dos medianas poten-

tencias nucleares, un impe-

rio industrial en declive y sus respectivas cohortes de Estados clientes.

Pero lo peor es su déficit democrático, pues su poder ejecutivo (la Comisi-

ón) no procede del Parla--

mento, al estar nombrado desde arriba por un poder absoluluto e ilimitado (el Consejo, formado por la agregación consociativa de los Gobiernos nacionales), que tampoco rinde cuentas ante el Parlamento.

En suma la UE es una democracia de fachada, que encubre bajo su apa--

riencia parlamentaria un regimen predemocrático.

Mucho se critica el imperia-

lismo estadounidense, con toda razón.

Pero la continua expansión

expansión de la UE no le va a la zaga, nediante sucesi-

vas fusiones o adquisicio-

nes de nuevos Estados a modo de opas amistosas que buscar obtener econo-

mías de escala ampliando el mercado cautivo que se rige por Bruselas.

¿Quiere decir eso que no merece la pena participar el domingo en las Elecciones a un ficticio Parla-

lamento Europeo que solo legitima una democracia de fachada?

Nada de eso, justo lo contrario. Tenemos que enviar nues--

tros representantes a Es--

trasburgo, pero no para que defiendan allí los intereses de los partidos nacionales sino para exigir que en la UE se proceda a la cons--

trucción desde debajo de una democracia auténtica. (Enrique Gil Calvo, pro-

fesor de sociología política).
“Sin duda habrá varias ve-

locidades en la Europa de los 25.

La propia Constitución ya contiene elementos que permiten avanzar adistin--

tas velocidades. No sería extraño que en temas co-

mo la seguridad o incluso la política exterior se pudiera avanzar con un grupo de países que fuera más deprisa.“

“Hay que pensar que se va a aprobar la Constitución, pero hay que tener un plan B.”

(Javier Solana).

21.06.04

El pasado 13 de Junio, la ciudadanía europea ha dado la espalda al actual proyecto de construcción europea.

Esta es la principal deduc-

ción del proceso electoral al Parlamento Europeo y, aunque preocupante, la vo--

luntad popular y el sentido común de la ciudadanía han hecho patente su des-

confianza hacia las políti--

cas practicadas durante este tiempo.

La elevada abstención es la consecuencia de unas causas que todo el espec-

tro político, deberá analizar si pretende, realmente, una UE efectiva, igualitaria y común.

Desde el sindicalismo con-

federal español y europeo, la apuesta por la construc-

ción europea ha sido clara y coherente desde el prin-

cipio.

La Confederación Europea de Sindicatos viene reite--

rando enfáticamente, des-

de hace años al Gobierno de la UE, la necesidad de políticas sociales que con-

duzcan a la igualdad de rentas, de empleo, de pro-

ductividad, de derechos, de garantías democráticas, en defini- tiva, de equilibrio y globalidad social.

Desde el sindicalismo re--

chazamos contundente-

mente una Europa basada casi en exclusividad, en la

economía de mercado y en la tan cacareada y falaz competitividad.

Término éste que en nues-

tro país, sobre todo, se emplea intencionadamente

para aplicar a la clase tra-

bajadora políticas de re--

ducción salarial.

La competitividad real se basa en la estabilidad y calidad del empleo, en la cualificación y forrmación, en la innovación y desarro-

llo. El nuevo Parlamento Europeo tendrá que decidir de qué recursos financie--

ros se dotará la UE, con qué política los gastará y distribuirá, cuáles serán los Fondos estructurales y de cohesión, qué política agra-

ria común y de subvencio--

nes desarrollará.

Los objetivos que se marcaron en Lisboa en el año 2000. compartido por la CES, desarrollar una economía basada en el conocimiento, en el empleo de calidad y de una fuerte cohesión social, se nos antojan al día de hoy muy difíciles de alcanzar si tenemos en cuenta las políticas económicas que se aplican en numerosos países, la falta de coordinación y los recor-

tes de derechos laborales y de protección social.

Los resultados de las últi--

mas Elecciones europeas son claros y contundentes: la ciudadanía no permitirá una Constitución devaliada

luada, rechazando la falta de transparencia y el aleja-

miento de las instituciones de los intereses de los ciudadanos.

(Fernando Sánchez Lavado, se-

cretario de Relaciones Institución-

nales de CC OO de Extremadura).

02.07.04

¿CONSTITUCIÓN O TRATADO?

La alegría que representa este nuevo tratado al que se deba luz verde el 18 de Junio, representa sin duda un pequeño avance en un largo camino aún por reco--

correr, viene cercenada por la pomposa y a todas luces falsa denominación de Constitución.

¿Por qué esta opera-

ción de despiste, llamando Consti-

tución a un Tratado entre Estados, como los que hasta ahora han regido la UE?

Sólo los pueblos pueden darse a sí mismos una Constitución y el hecho palmario es que los europe-

Os no han elegido a sus representantes para que preparasen un proyecto constitucional, que luego ratificarían o no.

El que llamasen al trabajo previo