Cerebros y microchips, unidos
Mucho se habla de la “inteligencia” y “humanización” de las computadoras gracias a software cada vez más razonables e interactivos. Pero ahora, la integración de semiconductores con redes neuronales abre un campo mucho más imprevisible, apasionante y polémico. En estos días en los que, en todos los terrenos, nos estamos acostumbrando a cosas que nunca pensamos que podrían pasar, el hecho merece especial atención porque revolucionó el ámbito científico en las últimas semanas. Se abre una rama novísima de la ciencia: La neuroelectrónica, que combina células y microchips.
El equipo comandado por Peter Fromherz y Gunter Zeck del Instituto de Bioquímica Max Planck de Munich instaló células nerviosas de caracol sobre un chip y lograron que la red neuronal de este ser vivo interactuara eléctricamente con el circuito intercambiando señales eléctricas desde el silicio a las neuronas y desde estas de vuelta al circuito.
La excitación post- sináptica de las neuronas logró modular la corriente de los transistores en el chip lo que demuestra el grado de integración que lograron los dos sistemas. Los impulsos eléctricos viajaron a través de las células nerviosas e ingresaron nuevamente al chip.
En declaraciones a medios especializados, el doctor Fromherz aseguró que: “Es la primera interfaz directa de una red neuronal viviente con un semiconductor electrónico”. Y agregó: “resulta el primer paso en un camino que lleve a combinar partes del cerebro con computadoras”. Dicho en boca de profesionales, suena inquietante.
Por ese motivo (las preocupaciones, miedos y fantasías alrededor de este tema) los científicos inmediatamente relacionaron este logro con la posibilidad de que se lo utilice para que, en un futuro, los microchips puedan ser usados como sensores para ayudar al desarrollo de nuevas drogas o para reparar partes dañadas del cerebro. Es decir que puedan actuar como “prótesis cerebrales”
Según el informe oficial, el tejido neuronal fue depositado sobre el sustrato de silicio del microchip y adherido a él mediante clavijas plásticas microscópicas. Posteriormente las células establecieron conexiones físicas una con otra y con el chip y a partir de ahí se iniciaron las pruebas con señales eléctricas.
Otras aplicaciones ambiciosas son la posibilidad de testear la eficacia de medicamentos en el cerebro o la reparación de la médula espinal. De todas maneras los científicos se encargan de aclarar que por ahora cualquiera de estas especulaciones “pertenecen a la ciencia ficción”.
Los resultados completos de estos estudios se pueden encontrar en un artículo desarrollado por los responsables del proyecto en una página de los “Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias”.
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