En Roma: El 30 de julio de 1884, miércoles, se encuentran ya en Roma las dos hermanas de Neuwerk para una estadía de 3 semanas. Causa sin duda extrañeza una baronesa en medio de tanta pobreza local. Y para ella a su vez el observar el modo austero de la madre María Francisca de la Cruz y el rigorismo reinante “para el cual no tenía vocación” y con el cual ni podía sincronizar. Difícil adaptarse a esa vida. Sí tiene oportunidad de visitar los lugares sagrados romanos y la “gracia” (D42) de hablar con el Fundador frecuentemente e interesarse por la SCE femenina con sus 20 hermanas y 15 huérfanos asilados. Ella sí, la piedra angular y madre definitiva en preparación… Lo esencial lo apunta en sus notas y en francés el 11 de agosto de 1884:
“Así, ahora tengo todo lo que he esperado toda mi vida: Roma, una Orden, un Guía, tal como siempre lo deseé; ahora que venga lo que sea”.