Sagrada Congregación: El lunes 3 de septiembre de 1894 la Sagrada Congregación examina la nueva petición presentada por Jordan al Papa León XIII para abrir la filial de las Hermanas en Roma eclesiásticamente, aunque ya vivían allí realmente, por huir al contagio en Tívoli. En dicha petición alude a la fundación en su despliegue hacia India y Ecuador, la reciente epidemia y sus costos humanos, la urgencia de separar unas 20 Hermanas en Roma… El lunes 10 de septiembre en la audiencia del Papa, la petición recibe un “Non expedit”, no conviene todavía. El martes 11 de septiembre la Madre María escucha que el Fundador va a devolver las Hermanas a Tívoli, ciertamente a las novicias. Noticia preocupante y dolorosa, pero se cuestiona seriamente sobre ese deber de ser siempre felices al poder obedecer. El viernes 14 de septiembre envía Jordan las 9 novicias a Tívoli. La Madre María las despacha de a tres con dolor del alma. El Fundador trata de ganarse al cardenal Verga para que influya en el Papa León XIII sobre la permanencia de las Hermanas profesas en Roma. Y lo logra diez días más tarde, el lunes 24 de septiembre, cuando llega el permiso papal, aunque sin “derechos ni privilegios”, “humilde comienzo fundado en la cruz”. En la noche las Hermanas en Roma cantan el Magníficat por todas las cruces recibidas (Chr82). La Madre María escribe a Jordan sobre su encuentro con una hermana ex adolorata y su relato acerca de la casa madre de la Hermana Francisca de la Cruz Streitel…