Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y a los editores del boletín.
Sergio Luna Guadalajara – México sluna@vianet.com.mx
Durante la década de los cincuenta, un intrépido explorador peruano llamado Daniel Ruzo, descubrió la meseta de Marcahuasi.(1) Recuerdo que apenas era un niño cuando leí un artículo periodístico sobre este acontecimiento. Demás está decir que sentí un impacto tan fuerte, que desde ese momento no paso un solo día de mi vida sin que deseara conocer ese lugar. Mi sueño se cumplió en varias oportunidades, la primera fue en 1972. En aquella ocasión, subí con un grupo de amigos al pueblo de San Pedro de Casta y luego a pie y a lomo de mula hacia la meseta de Marcahuasi. ¿Qué tiene de especial este lugar? Tal y como lo presenta su descubridor ("La Historia Fantástica de un Descubrimiento", Editorial Diana, México, 1976), dicho espacio es una especie de cementerio de piedras de formas caprichosas, concentradas en un espacio de 3 km2 y con formas tan impresionantes que si la ciencia oficial aceptara la propuesta Ruzo, cambiaría radicalmente el rumbo de la historia. Para empezar, iríamos hacia la protohistoria humana y daríamos cabida a teorías como las de Nicolás Roerich acerca del misterioso Tíbet y James Churchward y su Nacals de Lemuria. Cabe decir que este lugar, también es mencionado por los padres del "realismo fantástico" (Louis Pauwels y Jacques Bergier en sus obras "El Retorno de los Brujos" y "La Rebelión de los Brujos"). Volviendo a Marcahuasi, decíamos que en esta pequeña meseta andina, hay rocas en donde se puede distinguir, la mayoría después de un apreciable esfuerzo de imaginación, perfiles de elefantes, leones, tortugas, perros, dioses egipcios y hombres con escafandra; entre muchos otros. Varios de estos animales nunca existieron, por lo menos no se han encontrado restos de ellos, en América del Sur. El descubrimiento de este lugar, está enmarcado además, en antiguas leyendas relativas a la cultura MASMA (protohistórica) y es parte de una serie de estudios que Ruzo desarrolló en varios países del mundo. Por ejemplo, México y las montañas de Tepoztlán, Rumania y los montes Cárpatos; Brasil y la bahía de Guanabara, Francia y el bosque de rocas de Fontaneibleu; entre otros. El ROSTRO DE LA HUMANIDAD, es la escultura más impresionante y clara del complejo de Marcahuasi. Podemos ver en él, dependiendo del ángulo con que se mire y a diferentes horas del día, perfiles de varias razas humanas (blanca, negra, amarilla, etc.); con nariz, barbilla y forma del cráneo adecuados. Ultimamente ya casi no se oye hablar de este lugar y de su contenido; pero creemos que aún tiene mucho que decir al igual que hace cerca de 50 años. El misterio continúa.
(1) En el departamento de Lima hacia el sur - este de la capital y dentro de su región andina está la provincia de Huarochirí (aproximadamente a 70 u 80 km.). En medio de accidentadas montañas, está el pueblito de San Pedro de Casta. Como muchos pueblos serranos de Perú, este lugar es un balcón colindante con precipicios y barrancos profundos. En la parte más alta del cerro donde se halla dicho pueblo está Marcahuasi.
Escondido por más de 3.000 años Descubren código secreto en la Biblia
Gilda Aburto San José – Costa Rica bustabur@sol.racsa.co.cr
Matemáticos israelíes habrían descubierto un código que estuvo escondido en el texto original de la Biblia en hebreo por más de tres mil años. En él se hallarían todos los sucesos que afectarían al mundo, tanto en el pasado como en el futuro, como la gran depresión económica, las guerras mundiales, los asesinatos de los hermanos Kennedy y del Primer Ministro Israelí, Itzhak Rabin, entre otros, incluyendo la fecha exacta, el lugar y el nombre de los asesinos. El código oculto en la Biblia fue encontrado en el texto hebreo del Antiguo Testamento, es decir, en la primera versión escrita del libro sagrado. Aunque ha sido traducida a todos los idiomas, los acontecimientos pueden develarse solamente en la versión en hebreo, ya que éste es el idioma original de la Biblia. Pero, ¿cómo se pudo conservar intacto el código, después de 3.000 años? El texto original de la Biblia ha permanecido inalterado a través de los siglos. Todas las Biblias en lengua hebrea original que existen en la actualidad son iguales letra por letra. Según Adin Steinzsaltz, principal traductor de textos hebreos antiguos, el Talmud (libro que contiene la tradición, doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía) señala claramente que no puede usarse, y ha de ser enterrada bajo tierra, toda copia de la Tora (libro de la Ley de los judíos) que tuviera una sola letra errónea. Hace más de 2.000 años, una comunidad de israelitas escondió cientos de rollos de pergamino con los textos originales del Antiguo Testamento en cuevas que rodean el Mar Muerto, por temor a que fueran destruidos. Estos fueron descubiertos accidentalmente por un pastor en 1947, y ahora se conservan en Israel, en un museo llamado Santuario del Libro de Jerusalén. La referencia al "fin de los días", se encuentra en un rollo de veintidós líneas llamado Mezuzah, que ocupa un lugar central en la Biblia y que Dios ordenó poner aparte y fijarlo a la entrada de cada hogar. "Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en las puertas", ordenó Dios. Una sola palabra o signo que hubiera cambiado, habría perdido el sentido del texto escondido. Pareciera que Dios quiso asegurarse que el texto no se perdiera. Aunque fue primero intuido por el rabino H.M. D. Weissmandel, hace más de 50 años, fue en realidad el Dr. Eliyahu Rips, experto mundial en teoría de grupos (modelo matemático en que se basa la física cuántica), quien lo descubrió, y posteriormente otro físico israelí, Doron Witztum, fue quien completó el modelo matemático para descifrar el código. Este fue corroborado por matemáticos de la Universidad de Harvard, Yale y de la Universidad Hebrea. También fue verificado por un experto en decodificación del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Este descubrimiento fue anunciado primero en la revista norteamericana especializada Statistical Science (Ciencia Estadística), no sin antes someterlo al análisis de otros expertos, procedimiento habitual de verificación en revistas de este tipo. El experimento original fue llamado "Secuencias equidistantes de letras en el libro del Génesis", en cuyo resumen se leía: "El análisis randomizado (aleatorio) señala la existencia de información oculta en el texto del Génesis, imbricada en forma de secuencias equidistantes de letras. Su nivel de acierto es del 99.998%". El periodista norteamericano Michael Drosnin publicó el descubrimiento en 1997 su libro El Código Secreto de la Biblia, señalando que para ello "tuvo que aprender hebreo y estudiar y comprobar el código durante cinco años". Explica Drosnin que "la Biblia tiene la forma de un gigantesco crucigrama. Está codificada de principio a fin con palabras que al conectarse entre sí, revelan una historia oculta". Para dar con el código, Rips eliminó los espacios entre palabras y convirtió la totalidad del texto bíblico original en una "hebra" continua compuesta por 304.805 letras. Al hacerlo, la estaba devolviendo a la forma primigenia que los grandes sabios le atribuyen. Según la historia, ésa es la forma en que Moisés habría recibido la Biblia de Dios: continua, sin separación de palabras. El computador explora esta hebra en busca de nombres, palabras y frases codificadas. Comienza por la primera letra de la Biblia y verifica todas las secuencias alternas posibles: palabras formadas por saltos de 1, 2, 3 y así, hasta varios miles de espacios. Luego repite la búsqueda empezando por la segunda letra, luego por la tercera, la cuarta, hasta llegar a la última letra del texto. Como en un crucigrama, la información codificada puede aparecer en forma vertical, horizontal o diagonal. Cuando localiza una palabra clave, el computador se dedica a buscar información relacionada con ella que encuentra generalmente en el mismo tramo del texto. Nadie puede explicar, sin embargo, cómo fue creado el código. Todos los científicos, matemáticos y físicos que han aceptado su existencia, coinciden en señalar que ni los más veloces ordenadores de que disponemos, incluidos los del Pentágono, las unidades centrales de la IBM, ni todos los computadores del mundo trabajando juntos, podrían obtener un texto como el que fue codificado hace tres mil años. Según el Dr. Rips, la información contenida en él "es infinita". Uno de los episodios más dramáticos para los científicos fue descubrir, con un año de anticipación, el registro del asesinato de Itzhak Rabin. Aunque trataron de advertir al Primer Ministro, no pudieron evitar su muerte. Por más de tres mil años, el suceso estuvo esperando en la Biblia a que alguien lo descubriera. Sin embargo, Drosnin señala que "la Biblia no es una bola de cristal: es imposible encontrar algo si uno no sabe qué es lo que está buscando". Existe también una diferencia con otras profecías, tipo Nostradamus, ambiguas, como: "una estrella surgirá del oriente y caerá el Gran Rey". En la Biblia, aparecen los detalles precisos, señalando nombres, fechas, ciudades y eventos como holocausto, guerra, terremoto y asesinato. En el siglo XVIII, un sabio llamado el Genio de Vilna, escribió: "es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los tiempos, está incluido en la Tora, desde la primera hasta la última palabra". El físico Albert Einstein dijo por su parte: "Por persistente que sea, la distinción entre pasado, presente y futuro es pura ilusión". Decía que el tiempo no es lo que parece, no fluye en una única dirección. Para él, el futuro y el pasado coexisten. Isaac Newton, quien descubrió la ley de la gravitación universal, no sólo afirmó que el futuro ya existe sino que creía en la posibilidad de predecirlo. El creía que había un código escondido en la Biblia que revelaba el futuro, aprendió hebreo y dedicó la mitad de su vida a buscarlo, pero no es sino hasta ahora, con la aparición de las computadoras, que se hace posible descifrarlo. Para el futuro, el código señala la destrucción de Jerusalén en el año 2.000 debido a una bomba nuclear lanzada probablemente desde Libia. También la posibilidad de una tercera guerra mundial en el 2006, que acabaría con la humanidad debido al uso de las bombas atómicas. Anuncia un devastador terremoto en Los Angeles, California, para el año 2010 y fuertes terremotos en Japón. Sin embargo, plantea la posibilidad de cambiar el futuro. Recientemente, la agencia EFE distribuyó un cable fechado en Moscú, que da cuenta del peligro de que un asteroide de 1.5 Km. de diámetro se estrelle contra la Tierra en el año 2006. El cable dice: "su nombre es Icaro, tiene una masa de varios centenares de millones de toneladas y se aproxima a la Tierra con una velocidad de 70 Km. por segundo. Según científicos rusos, su impacto con la Tierra causaría una explosión equivalente a la de un millar de cargas termonucleares, con una potencia de un millón de toneladas cada una". Drosnin señala en su libro esa posibilidad, desde que lo escribió en 1996. "El código de la Biblia advierte del peligro real de una colisión de este tipo. Atraviesa el 2006 una profecía escalofriante: 'Su senda golpeó sus moradas'. La advertencia, que se solapa con el año, finaliza con las palabras 'objeto similar a una estrella'. Justo encima de 2006 se lee una aparente confirmación cronológica: año vaticinado para el mundo", afirma. El Dr. Rips ha hecho una manifestación pública, desautorizando el libro de Drosnin, aunque reconoce haber sido testigo del hallazgo de la información referente al asesinato del Primer Ministro Rabin. "Todos los intentos de extraer mensajes de los códigos contenidos en la Tora, o de hacer predicciones basados en ellos, son vanos y no tienen ningún valor", ha dicho. Para Harold Gans, experto en decodificación del Departamento de Defensa de los EE.UU., quien verificó la autenticidad del código, descifrar el código oculto en la Biblia puede ser resultado de "un golpe de suerte", debido a que "es muy difícil especificar palabras asociadas a un futuro potencial, ya que éste aún no ha sucedido. Uno está tratando de deducir el contexto en forma subjetiva, a partir de palabras, y eso no tiene nada que ver con códigos matemáticamente verificables", explica. Lo cierto es que ocultos en la Biblia, se encuentran el atentado de la secta religiosa en el metro de Japón con el gas sarín, el atentado terrorista de Oklahoma, con el nombre de Timothy McVeigh, condenado por la explosión, y muchos otros sucesos y personajes que poco a poco están saliendo a la luz pública. El libro de Drosnin fue publicado en español por la Editorial Planeta, de Barcelona. Se puede conseguir la versión en inglés en Internet en http://www.simonsays.com. El programa de cómputo para decodificar la Biblia, se puede pedir en http://www.biblecodes.com/main.htm. Fuente: El Código Secreto de la Biblia – Drosnin, Michael e Internet.
Scott Corrales Pennsylvania – Estados Unidos Lornis@aol.com
Los expertos en la materia siempre han preferido hablar sobre las características que han hecho de "Bigfoot", el Yeti estadounidense, un apacible gigante de los bosques – un ser en contacto con la naturaleza que huye del contacto con los humanos, aún cuando dichos encuentros siempre han sido motivo de temor para estos últimos. Ante la pregunta: ¿ha sido alguien malherido o muerto por uno de estos seres?, la respuesta preferida es que se han dado casos de testigos rasguñados por las criaturas peludas, además de incidentes en los cuales Bigfoot ha optado por mostrar sus colmillos de manera agresiva sin tomar acción adicional. Sin embargo, lo cierto del caso es que han transcurrido encuentros cercanos negativos con este género de criaturas, que han demostrado su capacidad de hacer daño tanto a animales como a seres humanos – en varias ocasiones, de manera letal. La fallecida investigadora B. Ann Slate detalló los ataques padecidos por un número de granjeros estadounidenses durante la década de los '70. Entre ellos se encontraba Bob Calusinsky, quien se hallaba cosechando maíz en el mes de agosto de 1974 cuando de repente "alguien" le propinó un golpe tremendo al hombro derecho. Las altas mazorcas de maíz no le permitieron ver a su atacante, aunque esa misma tarde, Calusinsky y sus compañeros se apercibieron de una criatura de más de siete pies de altura, con ojos rojos y cubierta de pelo pardo que corría a través del cultivo, dejando un olor pestilente en el aire. Slate también investigó el caso de un joven fotógrafo, John Sohl, quien recibió un golpe fortísimo que le hizo recorrer 15 pies de distancia en el aire, mientras que intentaba tomar una fotografía de un "Bigfoot" en una cantera desierta del condado de Citrus, en la Florida, en 1976. Estos Yetis pendencieros se distinguían por su estatura promedio de seis pies, mucho más baja que la de sus congéneres en el noroeste o noreste de los EE.UU. Sus colores oscilaban del pardo al negro y del blanco al gris. En los lagos pantanosos de la Florida – apuntó Slate – existían seres más pequeños aún: estatura promedio de cinco pies, orejas chicas, colmillos visibles y pies con seis dedos. En el mes de mayo de 1976, un Yeti con pies de tres dedos se dedicó a hostigar a la familia de Donald Duncan, un ranchero de la Florida. El Yeti arrancó de cuajo los postes de la verja del rancho, destrozó inmisericordemente los conejos pertenecientes a la familia y desgarró un perro "Doberman", rompiéndole el pescuezo con una fuerza descomunal. La familia Duncan decidió, por fin, mudarse del rancho cuando el Yeti mató un caballo pura sangre que pesaba más de 1.500 libras, arrastrándolo por la quijada desde el pastizal hasta el patio de la casa. Más dramáticas aún resultan las pesquisas de Dennis Pilichis, reconocido investigador forteano, quien detalló a cabalidad los sucesos casi dantescos que tomaron lugar, sin provocación alguna por parte humana, durante la oleada de avistamientos de "Bigfoot" en el verano de 1981 en el estado de Ohio. En el mes de mayo de 1981 (nótese la continua aparición de este mes en los casos de Bigfoot) cierto número de residentes en las cercanías de Rome, Ohio, se convirtieron en víctimas de una serie de ataques concertados por los seres peludos: marcas de garras de una pulgada y media de profundidad aparecieron en el costado de un caballo empleado para tirar vagones de leña recién cortada; una gallina y varios patos pertenecientes a un granjero aparecieron mutilados, sus cadáveres rodeados por pisadas enormes e impresiones de garras en la tierra. El protagonista de esta horripilante odisea lo sería un granjero llamado Robert S., quien sostendría una serie de encuentros armados contra un sinnúmero de criaturas de distintos tipos que se dedicaron a sitiar su propiedad desde el 25 de junio de 1981 hasta el octubre del mismo año. Durante la primera fatídica noche, una enorme figura negra de ojos rojos que andaba en cuatro patas, parecido a un gorila, comenzó a emitir una serie de gritos en el pinar al frente de la casa de Robert S., quien no dudó en dispararle un solo balazo con su escopeta 4-10. El ser comenzó a lloriquear antes de huir a toda prisa del lugar. Robert S. y sus hijos estimaron que la criatura tendría unos 9 ½ pies de estatura, con pelo largo e hirsuto, y los ojos tendrían el tamaño de una bola de béisbol, rojos y con luz propia. Tres días más tarde, la casa sería asediada por un numero de siluetas humanoides negras, envueltas en un aura azul, que esgrimían unos haces de luz color azul oscuro en dirección de la casa. Los miembros de la familia se montaron en un tractor para acercárseles, cuando descubrieron que los seres peludos estaban en segundo plano. Abrieron fuego contra ellos desde el vehículo, librando una batalla que duraría hasta la siguiente mañana. Este altercado tuvo por resultado la intervención del comisario del condado de Ashtabula, quien levantó un informe detallado, fechado el 28 de junio de 1981, sobre la "actividad sospechosa" que se desempeñaba en los parajes circundantes a la granja de Robert S. La noche del 1º de julio de 1981, sin embargo, tuvo más parecido a un episodio de ciencia ficción que a una noche veraniega en los campos de Ohio: no sólo habían regresado los Yetis, sino que venían acompañados por esferas luminosas que sobrevolaban los pastizales – algunas de ellas tan brillantes que podían alumbrar una región de casi un acre de extensión como si fuese de día. Robert S. y sus parientes acometieron repetidas veces contra los seres, oyéndoles gritar cada vez que sus balas acertaban sobre ellos. A las tres de la mañana, una esfera de color rojo (¿un OVNI?) disparó un rayo de luz contra uno de los familiares de Robert S., casi haciéndole caer de su posición en el tejado de la casa. El investigador Pilichis entró en la escena de los hechos varios días después, descubriendo un sinnúmero de huellas de pies con tres dedos en los terrenos circundantes a la casa. El investigador y su grupo llegarían a presenciar uno de los asedios de la casa, durante el cual seres con una estatura descomunal de unos 12 pies de altura se dedicaron a jugar al escondite entre los árboles. Las manifestaciones finalizaron al rayar el alba, pero perduraron durante las noches de varios meses antes de acabar por completo. Muchos detalles no se han dado a la luz pública, así como el posible secuestro de uno de los miembros de la familia por un ovni y el hecho de que una de las criaturas corrió hacia uno de los granjeros, quien llegó a asestarle una cuchillada en el pecho. Los sucesos de Rome, Ohio nos permiten ver un aspecto de estas criaturas – denomínense ya yetis, almastis, "bigfoots" o sasquatch – que combina lo paranormal con lo físico. ¿Qué representaban las siluetas humanoides que esgrimían las luces azules? ¿Cuál era la función de las esferas luminosas