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Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Diario: Clarín 5/12/02
Un encuentro de expertos sobre la ciencia y la ética
En 1941, dos físicos que después ganarían el Premio Nobel —Niels Bohr y Werner Heisenberg— se reunieron en Dinamarca y discutieron la responsabilidad que les cabía sobre sus investigaciones. En sus estudios había material de sobra como para construir una bomba atómica, una tecnología que cuatro años más tarde se usó en Japón para matar a miles de personas. Ese encuentro fue recreado este año en el Teatro San Martín con la puesta en escena de Copenhague, la obra de Michael Frayn.
En el contexto actual de crisis, la preocupación por la responsabilidad social del científico sigue en pie. Por eso, la Fundación del Instituto Judío de Investigaciones reunió el martes a las siete de la tarde a cuatro eminencias, Misha Cotlar, Gregorio Klimovsky, Manuel Sadosky y Pedro Zadunaisky, en el mismo escenario donde meses atrás se representó Copenhague.
¿Por qué hacer ciencia hoy? ¿Para quién? ¿Y para qué? Fueron las preguntas que atravesaron las palabras de los científicos ante una sala casi llena. Primero habló Misha Cotlar, de 90 años, que fue un autodidacta y recién obtuvo un doctorado al cumplir los 40. "La ciencia tiene que estar subordinada a la ética: sólo la tienen que realizar los que aspiran a la verdad." Y, tras hacer un paneo por la historia, dijo: "Hoy la paz es lo que necesitamos."
Klimovsky recordó que alguien alguna vez dijo que "hay que hacer matemática por el honor del espíritu". Pero enseguida aclaró que nunca usaría ese argumento si tuviera que ir a pedirle más presupuesto para la ciencia a un funcionario. "Hay que dedicarse a la ciencia para combatir la superstición, para obtener grandes beneficios para la humanidad". Y destacó un argumento ("que los políticos sí podrían llegar a entender", dijo): no hay desarrollo económico de un país si no tiene ciencia.
Manuel Sadosky, quien fue secretario de Ciencia de Raúl Alfonsín, recordó a sus maestros y enfatizó en la educación: "Salvemos la escuela", fue su frase final y se ganó una ovación del público. El ingeniero Zadunaisky contó cómo a lo largo de su carrera tuvo que abandonar varias veces su lugar de trabajo a causa de los cambios políticos o los golpes militares.
http://www.clarin.com/diario/hoy/s-03501.htm
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Diario: Clarín 5/12/02
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