Koinonia 14-12-2012
- En defensa de la vida y los derechos de las víctimas de la ‘trata’. Red KAWSAY
- Bodas de Plata de Ordenación Sacerdotal del Pbro. Germán Meling
- Celebrar la vida y la fe
- Concierto de Navidad
- Morón Sur - Gesto Misionero en el Barrio 20 de Junio
De la vida diaria
El trabajo esclavo, el comercio de órganos y el consumo sexual ES TRATA DE PERSONAS. ES DELITO
Jesús vino a “anunciar la liberación a los cautivos… y poner en libertad a los oprimidos…” (cf Lc 4,18)
Y hoy, necesitamos personas capaces de vivir y asumir en solidaridad y justicia este compromiso.
Ante los hechos de público conocimiento, nos unimos a las víctimas de la trata con fines de explotación laboral y sexual que son torturadas en esta forma de esclavitud, poniendo en manos de nuestro Señor su dolor y recordando que en nuestro país, entre otras organizaciones, la Vida Consagrada ha conformado una Red en defensa de la vida y los derechos de estas personas, la RED KAWSAY.
Contacto:
redvidaconsagradaargentina@yahoo.com.ar
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Aniversarios y cumpleaños
Parroquia y Comunidad Educativa María Reina
French 776, Morón – 4629-9127
“Te doy gracias Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos”. Salmo 137
Bodas de Plata de
Ordenación Sacerdotal
Pbro. Germán Ignacio Meling
1987– 19 de diciembre – 2012
Querida Comunidad, con alegría los invito a celebrar la Misa en acción de gracias por estos 25 años de ministerio.
19 de diciembre, 19.00 hs. Misa
Parroquia María Reina
French 776, Morón
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Celebrar la vida y la fe
La vida en nuestros días y en la ciudad, de por sí ya tiene un ritmo muy acelerado, y la agenda diocesana corre a su par. Cada tanto, es bueno detener un poco la marcha e ir encontrando esos espacios para encontrarnos con el Señor, con nuestros hermanos y un poquito con nosotros mismos y celebrar la vida y la fe, regalos de Dios.
Por eso, miramos atrás dentro de este año que entra en sus últimos días y traemos al presente algunos motivos que tuvimos para celebrar:
70 años de vida de Mons. Eichhorn
Jesús nos enseña y marca el rumbo
Comenzamos con nuestro Obispo, Luis Guillermo Eichhorn, quien celebró sus 70 años de vida agradeciendo a Dios por este don y con algo que le es propio, dando catequesis a su Clero, que lo acompañó durante la celebración eucarística en acción de gracias que presidió en el Seminario Diocesano San José, el 26 de junio.
Tomó las lecturas de Isaías, la vocación del profeta; de la Primera Carta a los Corintios, el mandato de la Eucaristía; y del momento de Pedro junto al Señor, cuando le pregunta: “Pedro ¿Me amas?”
Cristo nos ama y nos ha elegido
Desde antes de nacer, desde toda la eternidad, cada uno de nosotros hemos sido fruto del pensamiento del amor de Dios, quien nos pensó con amor para la plenitud de la vida y para una misión.
Plenitud de la vida porque “el Señor es parte de mi herencia”, como dice el salmo. Y en esta vida, nos ha encomendado una misión, anunciar la Buena Noticia que es el amor misericordioso de Dios, que se realiza en Jesucristo, en el misterio de la encarnación y de la pascua.
Darle gracias al Señor por el don de la vida, es darle gracias por el don del ministerio sacerdotal, porque nos ha elegido para esta tarea tan fundamental y esencial en la vida de la Iglesia. Tarea que tenemos que cumplir con una profunda comunión con Jesús. Las preguntas de Jesús a Pedro tres veces, ¿Me amas? hablan de un amor hasta el extremo como fue el amor de Jesús por nosotros.
Cuando Pedro le dice que sí, viene el mandato de Jesús, la misión que le encomienda: “Apacienta mis ovejas”.
Esta relación profunda de amor de Pedro con Jesús, implica el cumplimiento de una misión, que Pedro cumplió con fidelidad hasta la misma muerte. Entregó su vida por Cristo.
“Ustedes serán mis amigos si cumplen mis mandamientos”, dice Jesús en Juan 15. “Vivir nuestro sacerdocio implica vivir en comunión plena con Jesucristo. El Señor nos ama y nos ha elegido, y nosotros lo amamos”, manifestó Mons. Luis Guillermo, orando para que la expresión de ese amor, sea vivir el ministerio sacerdotal con fidelidad, con entrega de vida, con la actitud propia del Buen Pastor, que ama a sus ovejas y da la vida por ellas.
La Eucaristía, misterio central en nuestras vidas que nos nutre
El Sr. Obispo puso su atención en la lectura de la Primera Carta a los Corintios de San Pablo, cuando habla de la Eucaristía, dando gracias al Señor porque a lo largo de su vida y su vida sacerdotal, fue profundizando en este misterio.
Meditando el documento del Papa Benedicto Sacramentum Caritatis, subrayó la tercera parte, que habla de “una forma eucarística de vida”, y la importancia de participar de la Eucaristía que nos transforma en aquello que celebramos y recibimos; y para los sacerdotes, ser una eucaristía viva, ese pan y cuerpo que se entrega:
El Señor nos dice: ‘Tomen y coman, esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía’. Es el mandato del Señor. No solamente de renovar el sacrificio eucarístico, sino también de lo que dicen sus palabras: ‘Esto es mi cuerpo que se entrega’.
Esto expresa plenamente lo que es una vida sacerdotal. Es la entrega al Señor, la entrega cotidiana de toda nuestra vida, que se expresa en la caridad pastoral, en el celibato, en la vida de imitación de Jesús, en la obediencia, en la pobreza.
Obedecer y entregar la vida por amor
Al leer las palabras de Jesús en la carta a los hebreos: "Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios… 'Aquí estoy para hacer, Dios, tu voluntad'", vemos a Jesús que aprende a obedecer y a entregar su vida por amor. “Es una pauta para nosotros en el ejercicio del ministerio sacerdotal y también, en el diaconal”, indicó Mons. Luis Guillermo, pidiendo al Señor que haga de sus vidas sacerdotales, verdaderamente vidas eucarísticas, que sean don, entrega, amor pleno a Jesús, que enseña y marca el rumbo: Él amó hasta el extremo y es lo que pide.
Oremos por el don del amor, que es fruto del Espíritu que el Señor derrama en nuestros corazones, para que podamos ser fieles a la tarea que Jesús nos encomienda”, concluyó.
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50 años de vida de Mons. Gilotti
Celebrando la vida y la fe con alegría
Con estos sentimientos, Mons. Arturo Gilotti, Vicario General de la Diócesis, celebró sus 50 años de vida el pasado 18 de julio.
El 20, lo hizo alrededor de la mesa del altar de su Parroquia, Sagrada Familia de Morón Sur, agradeciendo la vida compartida; por sus papás, Natalina y Guido, y por la fe de ellos heredada.
“Tengo 50 años y soy sacerdote, qué más puedo pedir. Es un gran don y alegría estar consagrado al Señor como sacerdote”, expresó el Vicario General, manifestando su gratitud porque su corazón está en Dios, quien lo invitó a compartir su intimidad, quien lo va guiando y sosteniendo de su mano.
El P. Arturo proclamó el gozo por el don y la plenitud que Dios regala en un llamado. Exhortó a valorar el don de la vida como un auténtico obsequio, viviendo cada momento con alegría, celebrando la vida y la fe.
Que en su ministerio siga siendo un instrumento de la paz del Señor, fue el deseo de su comunidad, que le obsequió la imagen de Jesús Buen Pastor como signo de su vida, para que lo bendiga y proteja en su sacerdocio.
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Bodas de Oro de Vida Consagrada de la Hna. Ida
¡Magnificat!
Como habíamos compartido en su oportunidad, la Hna. María Ida Locatelli, Ursulina de María Virgen Inmaculada, celebró con gratitud y alegría sus Bodas de Oro de Vida Consagrada, el 30 de agosto, festividad de Santa Rosa de Lima. Estuvo acompañada por sus hermanas de Congregación, por sacerdotes y diáconos allegados y su entrañable comunidad de Cristo Rey de El Palomar, que preparó un agasajo.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
“Damos gracias a Dios como María con el magníficat, por la obra que ha hecho en la hna. Ida. Ella es una hermana nuestra que se sintió y se siente absolutamente amada por Jesús. Por este amor, siendo joven se fue muy lejos de su propia tierra. Su espíritu de servicio, sólo se comprende desde una mujer que se siente profundamente amada por Dios y que con su vida, quiere tratar de amar de la misma manera.
Jesús nos va mostrando de a poquito lo que Él quiere. En algún momento, Ida dijo sí a la propuesta de Jesús, que era como un gran sueño marcado por la experiencia de fe y el amor de sus padres.
Pero este amor es tan grande que no va a ser solamente en su ciudad de origen Bérgamo, cerca de sus familiares, sino que irá lejos, a Argentina, el Chaco, y más tarde, San Martín. Todo esto porque la experiencia de Dios era tan grande, que valía la pena venderlo todo, dejarlo todo para poder comprar el tesoro. Jesús dio la vida por todos. La Hna. Ida lo experimentó y dijo: ‘Ahora, me toca a mí hacerlo por Él’”.
¿Qué es la vida religiosa en sí misma? Dios elige a algunos hombres y a algunas mujeres para que lo den todo, para que lo vendan todo, para que encarnen el espíritu de las Bienaventuranzas y a partir de la entrega de ellos, nos diga: “Vale la pena amar a Jesús”. Vale la pena seguirlo. Vale la pena vivir por su Reino”, expresó el Párroco de Cristo Rey, P. Mariano del Río.
Al hacer uso de la palabra nombre de la comunidad parroquial, los hermanos Falcioni relataron como su papá, extranjero que vivió también el desarraigo, siempre les transmitió el acompañar a los inmigrantes y no dejarlos solos. Especialmente, de abrirle la puerta de sus casas a los curas y a las monjas. Cuando las Religiosas Ursulinas llegaron al barrio, les dijo: “Hay que ayudarlas”. Así empezó la relación que se acrecentó con el tiempo. “Que una mujer sea fiel a su vocación por 50 años, que a los 17 de vida ya estaba cuidando enfermos y a los 20 trabajando en hospital; que al llegar aquí fue al Chaco, al hospital de los pobres, nos llena de orgullo”, manifestaron y le agradecieron “por mover el Espíritu entre nosotros”, como lo hacía el Padre Miguel, fundador de la Parroquia.
“Celebrar las Bodas de Oro, lejos de sentir que la vida se escapa, es seguir caminando con paz, sin prisa, pero sin pausa, con compresión creciente hacia todos y mucha compasión.
Con alegría inmensa entono como María: ‘Proclama mi alma la grandeza del Señor, se endulce mi espíritu en Dios mi salvador’; y al final de todo hallaremos la ternura de encontrarnos con un Dios que es Padre. Celebrar estas Bodas de Oro es seguir diciendo: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”, compartió la Religiosa.
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Aniversario sacerdotal del Padre Nacho
Por Emilce Rosario Billordo
“Doy gracias a Dios porque he vivido y vivo un sacerdocio feliz”
El 5 de octubre, Día de la Inmaculada Concepción del Buen Viaje, el Padre Ignacio Giménez, Nacho como lo conocen en la Diócesis, celebró en la Comunidad de Nuestra Señora de los Ángeles sus 20 años de sacerdocio.
Alrededor del mediodía, Nacho compartió un grato almuerzo con algunos sacerdotes de las comunidades vecinas que se hicieron presente para acompañarlo y a las seis de la tarde, junto a la comunidad parroquial, celebró la Eucaristía que presidió y fue acompañado por su papá, el diácono Rubén Giménez.
El Padre Nacho luego de su enfermedad y su ceguera vive y comparte su ministerio sacerdotal con la comunidad parroquial “Nuestra Señora de Los Ángeles”, acompañando al Padre Fernando Laguna, administrador parroquial del lugar, siendo su vida y servicio un hermoso testimonio de oración, fortaleza y fidelidad a Cristo y a su Iglesia.
La ordenación sacerdotal y el trabajo pastoral
El 5 de Octubre de 1992, el Padre Nacho recibe de manos de Monseñor Laguna el ministerio sacerdotal en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Buen Viaje; unos meses antes, el 21 de marzo, recibió junto a su padre Rubén Giménez, el diaconado.
Cuando fue ordenado sacerdote estuvo durante seis meses en la Comunidad de San José Obrero en William Morris; luego fue a Merlo, a Nuestra Señora de Fátima donde estuvo como vicario y luego como administrador parroquial de la Parroquia “Patrocinio San José”. Pasado un tiempo, regresa a Morón siendo nombrado párroco en 1995 de Nuestra Señora de los Ángeles, donde estuvo un tiempo antes como seminarista; y en 1997 asume como párroco en San Martín de Porres. Más tarde, estuvo en Nuestra Señora Virgen de la Esperanza y Purísimo Corazón de María, hasta su enfermedad que lo tuvo un año en casa de sus padres; y luego pasó a la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles donde retomó su actividad sacerdotal.
La comunidad parroquial como gesto de gratitud,
le hace entrega de un obsequio de manos de Norma.
“Los momentos más lindos dentro de mi ministerio sacerdotal sin lugar a dudas fueron las misas, las misiones de muchos años y la Eucaristía. Los momentos más difíciles son sin duda, como para todos los sacerdotes, los de acompañar a los enfermos en el dolor, acompañar a familiares en el momento de la muerte”, refiere el Padre Nacho.
Rezo, confío, espero y me entrego
“Doy gracias porque he vivido un sacerdocio muy feliz y espero seguir siendo sacerdote hasta el último día de mi vida. He de morir en la batalla, he de morir celebrando misa, he de morir siendo cura hasta el final. Como siempre le dije al Señor, lo que tú quieras, cuando tú lo quieras, como tú lo quieras. Tuyo para vivir, tuyo para morir, tuyo hasta el fin, siempre tuyo y todo tuyo. Ese siempre fue mi lema y el lema sacerdotal: ‘No temas yo te he elegido, yo estoy contigo’, de Isaías. Hoy, a partir de mi enfermedad, un nuevo lema: “Rezo, confío, espero y me entrego”.
Finalizada la celebración eucarística, el diácono Rubén Giménez, padre de Nacho, expresó a la comunidad la alegría que tuvo hace veinte años de haber recibido el diaconado junto a su hijo, y dijo: “Quiero agradecerles a todos ustedes el acompañamiento que le dan a Nacho y les pido que recen también por mí, porque nosotros los diáconos necesitamos de mucha oración también”.
Por su parte, Nacho no dejó de agradecer también a las muchas personas que lo acompañaron a lo largo de estos años: “Doy gracias a Dios por toda la gente en las comunidades en las que he participado, los que me han acompañado, los que me han ayudado, por toda la gente de distintas partes por las que transité, porque me he sentido y me siento aún querido por todos ellos.
Agradezco a esta comunidad que me ha recibido, al P. Fernando que me acompañó y acompaña. Quiero también pedir al Señor por el P. Ariel Consoli y Néstor Novello, quienes también celebraron su aniversario sacerdotal y cumplieron veinticuatro años de sacerdocio, y pedir también por aquellos compañeros que se han ordenado conmigo”.
Damos gracias a Dios por el don del sacerdocio, un regalo para el pueblo de Dios. Rezar por ellos, alentarlos y acompañarlos sinceramente para que crezcan en santidad, es una tarea de toda la Iglesia, porque bien sabemos cómo nos decía Juan Pablo II en su obra Don y Misterio, que “Sin sacerdotes, no hay Eucaristía”.
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20 años de servicio diaconal Por Emilce Rosario Billordo
TESTMONIO DE RUBÉN OMAR GIMÉNEZ
Rubén Giménez cumplió en marzo veinte años de servicio y de entrega a la Iglesia como diácono. Con su vida, el Señor nos regala un lindo testimonio de amor y entrega que queremos compartir con todos ustedes.
Rubén, es el padre del sacerdote Ignacio Giménez, Nacho, un sacerdote que por estos tiempos vive un momento especial en su vida sacerdotal ya que en el 2009 perdió la vista, pero sigue brindando su servicio en la comunidad de Nuestra Señora de Los Ángeles de Parque Quirno.
Padre e hijo recibieron el diaconado el 21 de marzo de 1992, de manos de Monseñor Laguna, en la Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Buen Viaje.
El Padre Nacho y su padre, el diácono Rubén Giménez.
Vida familiar y comunitaria, la construcción
del Oratorio Sagrado Corazón
Rubén nos va relatando su vida y en ella, entrelaza la historia de los comienzos de su familia y de una comunidad parroquial, que en sus orígenes fue el Oratorio Sagrado Corazón, hoy actual Parroquia Resurrección del Señor.
“Con mi señora Nilda nos conocimos en la empresa SIAM DITELLA. Salí de ahí como vendedor y tenía que trabajar con diez hijos, pero nos ingeniamos, teníamos un kiosco en Castelar y así nos ayudábamos. En esa época también estaba en la Acción Católica Argentina, en el Consejo Superior de Hombres.
Con mi esposa y otro amigo, Néstor Yani, de la Parroquia San José de Flores y su señora que también eran de SIAM, formamos una asociación que se llamó “Asociación de Empleados Católicos de SIAM DITELLA y hacíamos charlas en la empresa. ¡Todo un trabajo pastoral!”
“Cuando nos casamos con Nilda, fuimos a vivir a Haedo. Allí vivimos 17 años y nacieron Nacho y los más grandes. Tuvimos diez hijos, pero uno falleció a los nueve días. Luego pasamos a vivir a Castelar, donde estuvimos cuarenta y dos años y nacieron los más chicos”.
En los comienzos de la fundación del Oratorio Sagrado Corazón, estuvieron presentes Rubén y su esposa: “El oratorio comenzó en un garaje de la Familia Light, en la calle Congreso al 1800. Su fundación surgió en un momento como inquietud pastoral de un grupo de gente, porque al principio se celebraba la misa en la vereda de la calle Congreso, y eso fue inundando un poco el barrio y haciendo un ambiente propicio para cuando se fundó el oratorio.
“Con uno de mis hijos, José íbamos hasta Bella Vista a buscar al celebrante de la misa, el Padre Eugenio de la Congregación Pasionista”, recuerda Rubén.
La novedad del surgimiento de un oratorio en un viejo tranvía adquirió popularidad. El tranvía se trae cuando la ciudad de Bs. As. se desase de los tranvías y los ofreció a escuelas y parroquias. Muchas otras comunidades de la Diócesis también comenzaron con estos vagones
Rubén también recuerda uno de los primeros sacerdotes que allí trabajaba, el P. Varangot. “Era jesuita y fue capellán del Liceo Militar y del Colegio San José de Morón. Él estaba en Sagrada Familia con los chicos de aspirantes de ACA y venía a trabajar con los chicos en el oratorio.
El Padre Nacho, rememora que en esa época era aspirante de Acción Católica. “Yo era monaguillo e iba a los campamentos a jugar a la pelota a la Capilla. Allí, recibí todos los sacramentos y también maduró mi vocación”.
“Una de las primeras catequistas del Oratorio fue Raquel Insa, que era de la comunidad de Santiago Apóstol que era la única parroquia por ese tiempo en la zona y un grupo de chicas que venían del Colegio de Hermanas del Corazón Eucarístico de Jesús. Luego, abrimos la Acción Católica de mujeres y hombres. Nelly, Nilda y la Sra. de Crespo fueron presidentas”, subrayó Rubén.
La comunidad siguió creciendo, luego del tranvía se compró un terreno y se puso una prefabricada y el vagón se colocó en el fondo utilizándolo como salón para fiestas.
Entre los concurrentes al antiguo oratorio (hoy Parroquia Resurrección del Señor), surgieron para nuestra Diócesis varias vocaciones sacerdotales, además de Nacho: el Padre Ariel Cónsoli, el P. Gustavo de la Torre y el P. Germán Meling.
Una Vocación de especial consagración
Rubén nos comparte su vocación y los pasos por las distintas comunidades en la Iglesia diocesana de Morón: “La vocación religiosa estuvo siempre, si yo no me casaba con Nilda seguro que me hacia cura. Recuerdo que antes de conocer a Nilda, mi director espiritual el P. Carreras, párroco de Balvanera. Me dirigía pensando en una vocación sacerdotal, pero luego, como obispo de la Matanza, Mons. Carreras nos casó a Nilda y a mí con mucha alegría. Fue así, que Dios quiso que tuviera una familia y luego nos ordenáramos años después con Nacho, mi hijo, como diáconos, el 21 de marzo de 1992”.
Tuvo varios destinos parroquiales dentro de la diócesis de Morón y de Merlo Moreno, estuvo en la Parroquia Sagrado Corazón de Hurlingham; luego Nuestra Señora de Fátima de Merlo, Nuestra Señora de Luján de Morón Sur, Nuestra Señora de Fátima de Castelar, Cristo Obrero, Sagrada Familia, en San Miguel Arcángel y actualmente en Inmaculado Corazón de María con el P. Pintar.
Rubén tiene cientos de anécdotas y encuentros con tantas personas. Fue presidente de la Cooperadora del colegio San Carlos Borromeo, estuvo en la fundación de una sociedad de fomento del barrio y también participó en el Concejo Deliberante de Morón como concejal en momentos en que el Gobernador Duhalde le pide a Monseñor Laguna un representante de la Iglesia para el cargo. Monseñor Laguna como obispo designa a Rubén y ejerció como concejal en el cargo dos años como suplente y dos años como titular, dando testimonio cristiano con sus oraciones y su presencia en la vida política.
La vida de Rubén, su compromiso y su testimonio de servicio a la comunidad, a la iglesia, a los hermanos nos habla de una gran fidelidad y de un hombre totalmente entregado a la Voluntad del Señor por el bien de sus hermanos.
Gracias Rubén por tu vida y tu entrega.
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Parroquia Inmaculado Corazón de María
Agüero 851 - Morón Sur - 4696-7688
¡Qué nuestro CORAZÓN sea
PESEBRE del NIÑO DIOS!
Concierto de Navidad
Sábado 15 de diciembre – 20.00 hs.
a cargo de:
Coro Polifónico Parroquial
Coro Polifónico Femenino Municipal de Morón
(Buffet económico).
Parroquia Inmaculado Corazón de María
4696-7688
Agüero 851 - Morón Sur
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Equipo de Animación Misionera
Morón Sur
Gesto Misionero en el Barrio 20 de Junio
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Pastoral de Comunicación Social - Diócesis de Morón
OFICINA DE PRENSA DEL OBISPADO DE MORÓN
Sr. Fabián Parodi.
De lunes a viernes de 9 a 12 horas.
Buen Viaje 936 - Morón
Teléfono: 4629-3143
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