Dimension etica de la educacion cubana en la


SOBRE LOS VALORES FUNDACIONALES DE LA NACION CUBANA



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SOBRE LOS VALORES FUNDACIONALES DE LA NACION CUBANA.

Para arribar a la idea de una trilogía de valores morales, como elemento rector de un sistema, que en su conjunto han estado presentes en la tendencia progresiva de la moralidad histórica de la sociedad cubana, dándole continuidad e integración al proceso de la Revolución, se tuvieron presente los elementos siguientes:




  • La concepción que aporta la Etica sobre el significado de estos valores morales a saber: La dignidad humana, la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera y la solidaridad humana.

  • La manifestación del contenido de estos valores morales en la moralidad histórica de la realidad social cubana.

  • Los aspectos inherentes a la manifestación de las regularidades del Progreso Moral, en los períodos históricos tales como: la colonia, la seudo República y la Revolución en el poder, teniendo como puntos de referencias principalmente, las proyecciones de la ideología revolucionaria, las manifestaciones de la lucha ideológica y las acciones significativas en el proceso histórico cubano, inherentes a la moralidad histórica, como es el fenómeno de nacimiento y desarrollo de la nacionalidad y la nación cubana.

El valor de la dignidad humana expresa la significación social positiva que tiene el hecho de la consideración y estima que merece el hombre como ser humano, sobre sí mismo y respecto a los demás.


El contenido de la Dignidad humana capta la imagen y valoración que el hombre como individuo tiene de sí mismo y la valoración social que recibe como tal en su contexto histórico.
La dignidad humana como valor moral, se asocia a los sentimientos de indignación ante un tratamiento que el individuo considera inadecuado, injusto, humillante o degradante, tanto hacia su persona, como hacia el grupo a que pertenece o hacia otros seres humanos, esta reafirma la identidad cualitativa del individuo manteniendo su integridad moral, sin rebajarse o degradarse humanamente.
Por ello este valor moral tiene un espacio importante en el proceso de formación de la autoconciencia del individuo, en el conocimiento que éste tiene de sí mismo, autoimagen, autoestima y por ende en el desarrollo de la sensibilidad personal ante todo lo humano.
El valor de la solidaridad humana expresa la significación social positiva que tiene el hecho de establecer relaciones interpersonales por medio de la correlación de los intereses individuales, de las clases, sectores, de la nación y de los países, etc, en aras de un beneficio común a favor del progreso.
El valor de la solidaridad genera un sentimiento de apoyo mutuo, agradecimiento, altruísmo, respeto a las diferencias ideológicas, de razas o de otro tipo, y sobre todo estimula y promueve la unidad de voluntades y de las fuerzas humanas por el logro de objetivos o empeños comunes propuestos por quienes lo practican.
Los valores de la dignidad y la solidaridad, tienen un alcance humano universal, en nuestra realidad histórica tienen una expresión particular en correspondencia con las condiciones de la realidad cubana y los intereses que estos valores han expresado en la interrelación de las clases y las contradicciones socioeconómicas y políticas de cada período histórico analizado.
Estrechamente unido al valor de la dignidad humana, podemos afirmar que derivado del propio contenido de este valor, se destaca por la significación que ha tenido en el contexto histórico de la realidad cubana, el valor de la intransigencia y la intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera.
Este valor que puede ser cuestionado por algunos en su dimensión humano universal, sí tiene una connotación en la moralidad histórica de la sociedad cubana, el mismo se gestó y se desarrolló hasta nuestros días al calor de los hechos históricos trascendentales particularmente desde el nacimiento del pensamiento y la ideología independentista, así como en las luchas contra la dominación conlonial española, en cuyo seno ya José Martí alertaba contra el peligro que significaba el imperialismo norteamericano que amenazaba con extenderse sobre Cuba y América Latina.
Con el fin de la guerra del 98, en la que tuvo lugar la intervención y la ocupación Norte Americana., seguida por una fuerte penetración que marcó el carácter neocolonial de la seudo República, se reforzó el contenido de este valor en las nuevas condiciones expresado en un marcado espíritu antimperialista que presidió las luchas libradas por las masas durante ese período.
Posterior a la Revolución Cubana en el poder, la vigencia de este valor se renueva ante la agudización del diferendo histórico E.U.- Cuba, y se expresa en el hecho de no cejar en el empeño de mantener y preservar la dignidad nacional, que se logró concretar a partir de la verdadera independencia y soberanía nacional después de enero de 1959, por medio de la dignificación de las masas humildes y trabajadoras del pueblo cubano.
El valor de la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera, ha jugado el extraordinario papel de afianzar los valores de la solidaridad y la dignidad humana, generando a su vez el sentido del sacrificio, la entrega, el heroísmo; así como ha aglutinado entre sí a otros valores tales como, la fidelidad a la causa indenpendentista y patriótica, la voluntad de lucha y la capacidad de resistencia ante las condiciones adversas para el logro de los objetivos propuestos.
Hemos traído a colación un ejemplo de los tantos de nuestra Historia, en el que se ilustra la presencia de los valores morales de la trilogía que se reconoce como contenido moral de la ideología política que ha sustentado al proceso de la Revolución Cubana a lo largo de nuestra historia.
Este es un fragmento de una carta escrita por Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, dirigida al Sr. C. Summer, a casi 3 años después del estallido de la guerra del 68, ante las posiciones de coqueteo del gobierno norteamericano con el gobierno español, en la que define la posición política y moral de defensa de la justa causa de los cubanos por la nación y la independencia .
"La Revolución Cubana ya vigorosa es inmortal, la República vencerá a la Monarquía, el pueblo de Cuba, lleno de fe en sus destinos de libertad y animado de inquebrantable perseverancia en la senda del heroísmo y de los sacrificios, se hará digno de figurar, dueño de su suerte, entre los pueblos libres de América.
Nuestro lema es y será siempre: Independencia o Muerte. Cuba no sólo tiene que ser libre, sino que no puede ya volver a ser esclava".
El contenido ideológico de este fragmento de la carta, nos dice de los valores políticos esenciales asociados al nacimiento y desarrollo de la nación cubana y de la revolución, estos valores son: el sentido de la Patria y el Patriotismo, el amor a la independencia y soberanía de Cuba, la justicia social y la unidad nacional.
El contenido moral lo aportan principalmente los valores de la dignidad, la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera y la solidaridad humana.
Resulta interesante destacar cómo las consignas enarboladas por las generaciones de cubanos que han protagonizado las luchas libradas por la dignidad nacional, expresan el conflicto de identidad entre el ser cubano con independencia y dignidad o dejar de serlo, a partir de preferir no vivir físicamente, entregando lo más preciado que tiene el ser humano, su propia vida, ya que vivir una vida en cadenas, no es vivir, como dice la letra del himno nacional. Este conflicto de identidad encierra el compromiso moral ante el problema de lo nacional, la patria y sus destinos, como una de las vías de salida y solución a tal conflicto, la otra vía es la posición de los apáticos, de los indiferentes, de los apátridas y de desarraigo patrio.

Estos valores morales que se presentan en una trilogía reiterada en la tendencia progresiva de la moralidad histórica cubana, han hecho aportes sustanciales a los fenómenos y procesos históricos trascendentales, dentro de ello es necesario destacar cómo el proceso de nacimiento de la nación cubana pasa inevitablemente por el componente ideológico y axiológico, que se expresa tanto en el terreno de las ideas, como en el plano de las acciones desplegadas por las fuerzas sociales que en tierra cubana se distinguieron cualitativamente de africanos, españoles, caribeños o asiáticos. Se autoidentificaron entre sí y se reconocieron como criollos primero, y ulteriormente como cubanos y como tal, generaron una moral donde la dignidad era la expresión de la estima y consideración del reconocimiento de la cubanía como nacionalidad y de lo cubano como nación y patria ante el mundo.


Este proceso estuvo asociado a la formación del sentido de la Patria y el sentimiento del Patriotismo al que Félix Varela se refirió en su obra "Miscelánea Filosófica" publicada en La Habana en 1819.
La dignidad no sólo se afianza en las costumbres y normas de una moralidad según las condiciones de la Cuba colonial, sino que se reforzaba en el sentido de orgullo nacional y se promovía en las acciones que identificaron al pensamiento ético de la liberación nacional del siglo XIX y en las acciones de las fuerzas patrióticas independentistas y nacionalistas que accionaron durante las luchas de independencia en la Cuba colonial, en las luchas libradas bajo las condiciones de la Cuba como neocolonia yanqui y en las profundas transformaciones y luchas libradas por las masas en las condiciones de la Revolución en el poder con un carácter socialista y humanista.
La solidaridad jugó el imprescindible papel de integrar según los intereses y condiciones peculiarmente comunes (del contexto territorial, socioeconómico, de religión, cultura y lenguaje) a los cubanos en la lucha por el reconocimiento de Cuba en su calidad de nación y de patria.
Este valor no sólo se manifestaba en las normas y costumbres de las relaciones interpersonales de la vida cotidiana y de las familias cubanas, sino que contribuyó a aglutinar y a integrar la diversidad de los miembros componentes de las fuerzas nacionales, independentistas y patrióticas en el plano interno de lo nacional e incluso con la participación y aceptación solidaria de elementos externos que asumieron la causa de la lucha por la independencia de Cuba como suya propia, como es uno de los ejemplos más representativos el del General Máximo Gómez.
La solidaridad unido a la dignidad y a la intransigencia e intolerancia a la dominación extranjera fueron cultivados al calor de aunar las voluntades y las acciones tendientes a la lucha por la defensa de la Patria, del yugo colonial y neocolonial, así como a dar solución a los agudos problemas sociales de cada época.
Por lo que desde que la conciencia nacional cubana se proyecta en la ideología política de la lucha por la independencia de Cuba, el contenido moral ha estado presente de forma intrínseca y consustancial a ello.
Estas son las raíces históricas más profundas de una regularidad que se manifiesta en la historia de Cuba, y es que la ideología política de la Revolución se ha sustentado en un fuerte contenido ético, humanista y liberador, que ha promovido las posiciones de compromiso moral ante las exigencias de la realidad epocal asumidas por las sucesivas generaciones de cubanos.
El vínculo de la política y la moral en el proceso histórico cubano es un elemento presente que marca el estudio de la moralidad histórica, no porque la moral se diluya en lo político sino comprendido como que la moral es un contenido y fundamento esencial de la política en su tendencia progresiva y revolucionaria, para la realización y concreción de los ideales sociales formulados en cada época y de los objetivos políticos propuestos.
La presencia reiterada del papel desempeñado por esta trilogía de valores en el estudio de la moralidad histórica han caracterizado la tendencia progresiva y revolucionaria del Progreso Moral, de lo que dan prueba en incontables hechos históricos algunos de ellos ilustrados en el contenido de este trabajo.
Esto ha indicado el carácter rector y el lugar jerárquico que los mismos tienen dentro del sistema de valores morales que se ha desarrollado a lo largo de nuestra historia.

Estos valores han sido desarrollados en el pensamiento ético cubano de avanzada que han hecho un aporte sustancial a la formación y desarrollo de la conciencia y la nación cubana, así como han aportado el fundamento moral del proyecto social Revolucionario cubano, con una ideología Martiana, Marxista, fidelista, humanista y socialista.


Es necesario señalar que esta trilogía de valores morales que ha presidido la tenencia progresiva de la moralidad histórica cubana, se ha abierto paso en una lucha permanente contra los antivalores, contraposición que ha sido en unos casos de forma velada, en otros franca y abierta y en ocasiones agudas y encarnizadas, en correspondencia con los intereses de las clases, grupos e individuos que se han enfrentado en los diferentes períodos históricos analizados.
La tendencia regresiva de la moral se ha expresado en la ideología y en las acciones que han sido indicadores de momentos de frenos, de degradación, de doble moral e incluso de crisis de valores, manifestadas principalmente por las fuerzas sociales que han representado los intereses antinacionales, antipatrióticos y han asumido posiciones anexionistas, autonomistas, entreguistas y proimperialistas, que desde las corrientes ideológicas del siglo XIX hasta nuestros días, han aflorado en momentos históricos coyunturales identificados por Cintivio Vitier como la expresión de la "ley del imposible" en la Historia de Cuba.
Estos momentos regresivos del progreso moral han sido superados en la medida en que los valores morales se han elevado como brújulas que han indicado y orientado el camino a seguir ya sea en acciones históricas concretas protagonizadas por las fuerzas sociales revolucionarias, así como por la proyección de la ideología revolucionaria, en la que tales valores morales han jugado el papel de ideales sociales movilizadores de los individuos y las masas.
Esta trilogía de valores morales es clave para comprender la médula doctrinal de la ideología de la Revolución cubana, de esta manera puede apreciarse que en la propuesta hecha en la literatura científica acerca de la estructura de la ideología de la Revolución cubana, un lugar capital lo ocupan las doctrinas de la independencia nacional, de la emancipación social y de la dignificación del individuo (ver Miguel Limia, La ideología de la Revolución cubana, Revista Cubana de C. Sociales #29 1995).
En el fundamento de dichas doctrinas se encuentran los valores morales de la intransigencia e intolerancia ante todo tipo de dominación extranjera, la solidaridad humana y la dignidad en las dimensiones de lo universal, lo nacional y lo individual, respectivamente.

Todos estos argumentos nos llevan a recalcar, que la trilogía de valores referida, no nace de un proceso de especulación, sino que es el resultado del papel que ha tenido la moral en el proceso de conformación de la nacionalidad y la nación cubana.


Sin el sentido de autoestima, consideración y respeto de los individuos en su condición de cubanos que aporta la dignidad, sin el sentido de la intransigencia e intolerancia ante la dominación extranjera y sin la integración nacional sobre la base del sentido de la unidad nacional, expresado en aunar voluntades y esfuerzos y de ceder cada uno un poco o algo de sí, que aporta la solidaridad humana, las solas contradicciones de carácter económico y político, hubieran sido contradicciones necesarias pero no suficientes, para generar el proceso de surgimiento y desarrollo de la nación cubana y su proyección ideológica revolucionaria y política, con un profundo sentido humanista de carácter social, democrática y de dignificación humana.

El Progreso Moral en el proceso histórico cubano marca una continuidad de una trilogía de valores morales asociados a un conjunto de valores ideopolíticos que sustentan el paradigma social revolucionario, cuya fuente se encuentra en el pensamiento ético cubano de avanzada, en la conciencia cotidiana o habitual de las masas y en las actitudes concretas asumidas por estas en las diferentes esferas de la actividad social a lo largo del proceso histórico.


El papel creciente del factor moral en la sociedad, como un ele­mento fundamental del factor subjetivo, ha estado presente, en tanto que la moral ha calado su interacción en las diferentes esferas de la vida social, manifestándose una fuerte relación entre política y moral, en la que tanto el proyecto político, como las líneas y estrategias elaboradas para el logro de los objetivos e ideales políticos revolucionarios en todo el proceso histórico cubano, ha tenido un fundamento o contenido moral, cuyos valores, expresados en actitudes y cualidades morales entre otras formas de expresión, han sido reguladores, orientadores, movilizadores, así como patrones o componentes de las escalas de la valoración moral, que de forma crítica y autocrítica han tendido hacia las acciones práctico transformadoras de la realidad y a un perfeccionamiento de la moralidad social y del individuo.
Este sistema de valores aparece presentado en el esquema siguiente:

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