Período crítico:
El concepto describe la etapa en la que un mínimo de estímulo causa un máximo de efecto en función, debido a la prematurez de la cría humana y lo localiza en los dos primeros años de vida. Si consideramos distintas variables dentro del desarrollo podremos determinar, sin embargo, que los períodos críticos serán distintos según las distintas estructuras y, a la vez, que se sucederán crisis de evolución durante el desarrollo. Así, en el establecimiento del vínculo madre-hijo, el primer año de vida será de alto grado de vulnerabilidad.
Brazelton describe las expectativas que la madre tiene durante el embarazo y la formación de la imagen interna de su futuro hijo basada en un niño ideal. Al comunicársele el diagnóstico del niño, los padres enfrentarán la crisis más significativa, que servirá para elaborar el duelo ante la pérdida del niño ideal esperado y la aceptación del niño real.
Browlby reconoce cuatro fases principales que se dan durante el duelo que van desde la gran ansiedad con frecuente confusión inicial hasta un período de mayor organización. Estas fases pueden prolongarse durante muchos meses, incluso años y presentar efectos más o menos devastadores en el vínculo madre-hijo obstaculi-zando una relación afectiva adecuada. El duelo ya elaborado se actualizará posteriormente en momentos significativos de la vida del hijo (por ejemplo, al comenzar el colegio).
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Muchas veces los efectos pueden recaer sobre la pareja ocasionando desmembramiento familiar. Diversos autores hacen referencias a los períodos vulnerables en el desarrollo temprano de niños con déficit visual considerando el primer año como extremadamente sensible.
Una gran parte de la población pediátrica no recibe examen rutinario luego de este período. Cuando estos niños son examinados, su desarrollo no se evalúa en forma objetiva, basándose en la descripción subjetiva que la madre pueda hacer de su hijo. La población de baja visión, es una población de riesgo, que requiere ser evaluada en forma longitudinal con el fin de evitar el desarrollo de patología asociada a su discapacidad. Estas evaluaciones deben postergarse más allá de la primera infancia y contemplar el desarrollo psicomotor, el lenguaje, el desarrollo social-personal, la cognición y el desarrollo funcional de la visión.
La estimulación del remanente visual generalmente requiere continuidad ya que debe acompañar el nivel del desarrollo perceptivo/cognitivo del niño. Además la realización de algunas tareas visuales pueden ocurrir muy lentamente o superponerse con estadios anteriores, y otras desarrollarse rápidamente. Un programa para promover la eficiencia visual, identificará todas las funciones visuales relacionadas con cada etapa del desarrollo.
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