Doctrina que me dio la Reina del cielo. 1031. Hija mía, veo tu cuidado y emulación santa de la gran dicha de los discípulos de mi Hijo santísimo, y más de San Juan Evangelista, mi siervo y favorecido. Cierto es que yo le amé especialmente, porque era purísimo y candidísimo como una sencilla paloma y en los ojos del Señor era muy agradable por esto y por el amor que me tenía. Este ejemplar quiero que te sirva de estímulo para lo que deseo que obres con el mismo Señor y conmigo. No ignoras, carísima, que yo soy Madre piísima y que admito y recibo con maternales entrañas a todos los que con ferviente y devoto afecto quieren ser mis hijos y siervos de mi Señor, y con los impulsos de caridad que Su Majestad me comunicó y los brazos abiertos los abrazaré y seré su intercesora y abogada. Y tú, por más inútil, pobre y desvalida, serás mayor motivo para que se manifieste más mi liberalísima piedad, y así te llamo y te convido para que seas mi hija carísima y señalada por mi devota en la Iglesia.
1032. Pero esta promesa se cumplirá con una condición que quiero de tu parte, y ésta es que, si tienes verdaderamente santa emulación de lo que yo amé a mi hijo San Juan Evangelista y del retorno que me dio su amor santo, le imites con toda perfección conforme a tus fuerzas, y así me lo has de prometer y cumplir, sin faltar a lo que te ordeno; pero antes quiero que trabajes hasta que en ti muera el amor propio y todos efectos del primer pecado y que se extingan las inclinaciones terrenas que siguen al fomes, y te restituyas al estado de sinceridad columbina y sencillez que destruye toda malicia y duplicidad. Y en todas tus operaciones has de ser ángel, pues la dignación del Altísimo para contigo es tan liberal, que te ha dado luz e inteligencia de ángel más que de criatura humana, y yo te solicito estos grandes beneficios y es razón que corresponda el obrar con el entender; y conmigo has de tener un incesante afecto y amoroso cuidado de darme gusto y servirme, estando siempre atenta a mis consejos y puestos los ojos en mis manos, para saber lo que te ordeno y ejecutarlo al punto. Con esto serás mi hija verdadera y yo tu Protectora y Madre amorosa.