Ediciones tematica s. R. L. Buenos aires


partiendo de la base de la Unidad Sudamericana. En este



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partiendo de la base de la Unidad Sudamericana. En este
sentido la teoría que se presenta, la realidad del Cono Sur, son puntos de
partida fundamentales para enfocar la mejor solución al gran desafio que se
avecina.


La situación que se enfrenta en la Antártida no es un caso estrictamente
particular, sino que forma parte de los problemas globales de la Patria.


De esta manera hay que considerarlo, tratarlo y solucionarlo. El enfo-
que parcializado de los problemas corresponde a la idea geopolítica del
Atlántico, negociadora
y entregadora por desconocer y abjurar de la fuerza
de la realidad continental.


El sector Antártico Argentino debe ser analizado a la luz de la doctrina
política para la autodeterminación. Fuera de ella, no tiene ninguna posibili-
dad de solución favorable.


Es indispensable considerar que los poderosos intereses internacionales
están hoy más que nunca en un enfrentamiento despiadado por las fuentes
de energía, los minerales críticos, los recursos de alimentos. La lucha se
libra donde éstos existen y aún no han sido explotados. En esta disputa, el
Continental Austral es campo de batalla, sus países y habitantes manipulea-


dos como conejos de la India.

El General Jorge Leal ha expresado con claridad lo que significa el sec-
tor Antártico argentino:


"- Ámbito estratégico vital en el marco de nuestra defensa nacional y
de especial significación en las concepciones geopolíticas internacionales".


"- Región en donde se originan fenómenos climatológicos y hechos
biológicos de fundamental importancia, tendiendo ambos directa influencia
sobre el resto del territorio nacional".


"Excepcional zona de reserva por las extraordinarias riquezas que guardan
sus tierras y sus mares, las que servirán para reforzar considerablemente
nuestra economía".


La Capital Federal

Otra de las medidas que se requiere adoptar para viabilizar la teoría ge-
opolítica que enunciamos, es el traslado de la Capital Federal al interior de
la República.


La futura capital debería ubicarse en el centro del país, particularmente
en la provincia de Córdoba, que es el centro de la República y constituye
una zona geopolítica medular por su ubicación equidistante en el Cono Sur.
Se encuentra en medio de las rutas principales Norte-Sur y Este-Oeste, ade-
más de poseer, como ya se ha expresado, los caracteres pampeanos y mon-
tañosos. Su condición de espacio de transición, pese a las contradicciones
que implica, puede convertirse en fundamental factor de unidad e integra-
ción de las diversas regiones.


Se trata de revertir el proceso de absorción demográfica y económica
de Buenos Aires que torna inútiles los esfuerzos por desarrollar el conjunto
del espacio nacional. La traslación del poder político al interior y la des-
centralización de las empresas estatales sustrayéndolas de su ubicación
metropolitana obrarán como factor de poblamiento y de crecimiento econó-
mico más armónico, deteniendo la expansión porteña.


El traslado de la capital y la puesta en marcha del Paraná Medio y el
proyecto del Bermejo desarrollarán en conjunto ejes de desarrollo Norte-
Sur y Este-Oeste posibilitando encarar la integración de la Patagonia.


En el plano de la seguridad, el traslado de la Capital y el comienzo de
redistribución demográfica y económica por todo el territorio, tornarán
más adecuada la planificación de la Defensa Nacional, porque posibilitará
una efectiva ocupación del espacio nacional, la promoción socioeconómica
y la integración regional con lo cual se concretará el efectivo ejercicio de la
soberanía.


El cosmopolitismo de Buenos Aires la extranjeriza, el industrialismo la
conmueve y la alienación de la gran burguesía deforma y anula la Cultura
Nacional. Se hace necesario que los futuros gobiernos se aparten de lo coti-
diano, de lo intrascendente, y desde un lugar apto, comiencen a enhebrar


los grandes temas nacionales en una teoría geopolítica nacional y sudameri-
cana.


La creación de la Capital Federal en el interior de la Patria adquiere un
significado especial y trascendente. Es la marcha hacia el interior, es
adentrarse en el seno continental, es sentirse identificado y asumir una con-
cepción geopolítica nacional, encuadrada en la realidad sudamericana.


Significa también, dejar de mirar para afuera para abrazar la entraña
territorial, alejarse de la geopolítica Atlántica para identificarse con los An-
des; abandonar el extranjerizante pensamiento liberal, para reivindicar el
ideario sanmartiniano.


La creación de una nueva capital no atañe solamente a lo político, sino
también a razones existenciales. Es una respuesta al desafío de los tiempos,
a la imaginación y al coraje de los argentinos.


La ubicación debe darse en una zona de equidistancia, a fin de facilitar
la integración hacia las cuatro latitudes, debe conformar un polo de poder
político, nuevo, original, sin condicionamientos de otros tipos. La originali-
dad en la situación geográfica, su fuerza proyectiva, su diagramación y ur-
banización, se aunarán para responder a la necesidad geopolítica que le dio
origen.


La nueva capital no debe responder a calcos, ni sobreimplantaciones.
Debe estar libre de compromisos económicos, sociales, industriales e históicos. Debe crear su propia historia.


La Cuenca del Plata


Conceptos Generales
La Cuenca del Plata interesa a cinco países del Cono Sur: Uruguay,
Brasil, Paraguay, Bolivia y la Argentina. A esta principalísima implicancia
política (Plurinacional) se suma la singularidad geográfica de la Cuenca. La
misma se presenta como un inmenso abanico que conecta el corazón del
continente con el Océano Atlántico, permite por la cercanía de las nacientes
de algunos de sus afluentes la interconexión con el sistema del Amazonas;
por último, presenta una originalidad única en el mundo, por la presencia
de la Laguna del Ibera. Este espacio, situado en el Centro Norte de la Pro-
vincia de Corrientes, le otorga al sistema del Plata una rara singularidad
hídrica. La Laguna del Ibera funciona como un inmenso pulmón que, técni-
camente optimizado, permitirá un excelente aprovechamiento integral de la
cuenca. De esta manera, se podrá lograr un adecuado almacenamiento, y
regulación de caudales e irrigación, que redundará en una mejor producción
energética, industrial y agropecuaria. Se estima en líneas generales, que la
potencia hidroeléctrica de la cuenca está en el orden de los 150 a 200 millo-
nes de
KW. (Gráfico 41).

El sistema del Plata se inserta en el Cono Sur del Continente, interco-
nectando, irrigando y potencializando cada una de las partes, las que suma-
das, dan la pauta de la riqueza y posibilidades de la región.


No obstante, del sistema en consideración, se puede decir que sus fuen-
tes hídricas principales se generan en Brasil, mientras que la parte más exhu-
berante, así como los accesos con el Océano, pertenecen a la Argentina y a
la República Oriental del Uruguay.


Por el número de países que la integran, así como por su potencial cul-
tural, económico y humano, el sistema posee una relevancia de gran consi-
deración. A estos factores se le agrega su ubicación y conformación geográ-
fica, lo que le otorga un valor geopolítico de preponderante gravitación
continental y mundial.


La Cuenca del Plata no puede ser considerada como "un país" porque
ello, de hecho, atenta contra los derechos soberanos de los distintos Esta-
dos, entraña un concepto segregacionista y denota una vocación entreguis-
ta, perniciosa y atentatoria de la heredad territorial.


Para la Argentina, la Cuenca está íntimamente ligada a la zona andina
y patagónica, complementándose para la correcta integración nacional.







Si bien es cierto existen intereses comunes, también tienen plena vigen-
cia los derechos argentinos para emprender los proyectos nacionales que po-
seen un carácter prioritario.


Por sí solo el desarrollo exclusivo de la Cuenca del Plata no representa
una solución para la Argentina. Para que esto posea solidez, se requiere el
desarrollo integral, armónico y concurrente de las otras zonas del país. El
desarrollo sectario y excluyeme, ahondaría en el desconcepto "de país"
autóctono y segregado del territorio nacional.


Lo expresado sirve por sí solo para señalar que dadas las características
apuntadas, la Cuenca del Plata representa un espacio altamente conflictivo,
porque, además de contener la confluencia de intereses de los países pro-
pietarios de la misma, resulta recolectora del juego y apetencias de los dis-
tintos imperialismos que actúan directamente, a través de empresas o enti-
dades, o bien, se sirven de los gobiernos de los Estados Platenses para obte-
ner sus objetivos.


Este centro vital, resulta así la arena política donde se dirimen fuerzas
de diferentes índoles y naturalezas, así como del espacio donde se juega la
suerte de los pueblos que lo poseen.


Para Brasil, la Cuenca del Plata representa un alto objetivo y un viejo
anhelo de su política internacional. Fundamentalmente la requiere como
una región proveedora de materias primas, hidroeléctricas, hierro y abaste-
cedora de alimentos para su gran zona industrial del Atlántico.


Pero también significa la primacía en el espacio a fin de dominar o pro-
yectarse a través de él hacia el oeste. El control de las naciones, tanto de la
Cuenca del Plata como también de los afluentes del sistema Amazónico, le
confiere un privilegio que le permitirá, una vez intercomunicados ambos sis-
temas, el dominio del interior del continente.


El 45 % de la Cuenca platense pertenece a esta Nación, y ocupa el
17 % de su superficie total. A su vez, está poblada por 36.664.000 habitan-
tes, lo que hace el 36,4 % de su población.


Los grandes centros industriales, como San Pablo, se encuentran a más
de 600 km, su capital, Brasilia, a casi 2.000 km. No obstante, Brasil está de-
sarrolando industrialmente otras ciudades de Río Grande del Sur, Alegrete,
Porto Alegre, Santa María. Estos centros, como otros a crear, recibirán los
beneficios de la gran represa de Itaipú.


Brasil ha desarrollado, preponderantemente, su potencial hidroeléctri-
co, usufructuando e! gran número de afluentes y los principales ríos de la
Cuenca. Esto le otorga un gran adelanto, a la vez que le permite controlar y
aprovechar ventajosamente los caudales. En este sentido ha maniobrado
correctamente, al desarrollar previamente su potencial en provecho propio,
para luego pasar a las grandes obras internacionales. La base del desarrollo,
así como el predominio de la zona, le confieren una superioridad de nego-
ciación que sabe utilizar convenientemente.


Brasil ha construido presas en los distintos cursos de agua, encontrán-

dose en vías de construcción otras 4 obras hidroeléctricas. En total suma
18.590,8 MW de potencia instalada, habiendo previsto el incremento de
otros 16.176 MW. Frente a estas obras nacionales (sólo Itaipú es
binacional), la República Argentina sólo ha comenzado a explotar a Salto
Grande. La superioridad es manifiesta. (Gráfico 42)


En materia de obras internacionales, es conocido el proyecto de Itaipú
(Brasil-Paraguay), con más de 10.000.000 de KW que ha creado una larga
controversia con nuestro país.


Es sumamente importante consignar que el estudio global del de-
sarrollo de la Cuenca del Plata, está dirigido por la OEA. En dicho organis-
mo los jefes operativos, logísticos y técnicos de los estudios de referencia
fueron brasileños. Esto le confiere, entonces, a Brasil, una significativa rele-
vancia en el conocimiento de los potenciales de los distintos países, así como
una primacía en el asesoramiento y decisión de los problemas atinentes a la
materia.


Lo que se expresa tiene su explicación en el hecho de que Brasil trata de
retardar e interferir el desarrollo de los potenciales nacionales, en particular
de la Argentina, razón por la cual ha neutralizado la acción de los países, a
través del asesoramiento de las comisiones de la OEA que se apresura a apo-
yar y facilitar. De esta manera sigue postergando los proyectos netamente
nacionales, sacando provecho anticipadamente
y en beneficio de su propio
espacio mientras restringe el de sus vecinos, lo que le otorga mayor poder
para la integración hegemónica. Todo esto se correlaciona con la desacerta-
da conducción estratégica
y por la indecisión política argentina. Aliados con
esta situación se encuentran los organismos
y entidades bancadas y finan-
cieras internacionales.


La acción sostenida, las presas en funcionamiento, los proyectos en
vías de ejecución, el desarrollo de vías de comunicación, la radicación de in-
dustrias, el acuerdo logrado con Bolivia sobre el Mutún, la firma de trata-
dos con la República Oriental del Uruguay en junio de 1975, el positivo ac-
cionar de su diplomacia, indican claramente la ofensiva política que Brasil
implementa en la Cuenca del Plata, expresando así el sentido prioritario que
le asigna a la misma.


Esto está demostrado aún más con el proyecto del gran puerto de Río
Grande, servido por una red de carreteras internacionales, cuyo esfuerzo se su-
ma al designio de crear un "nuevo deterninismo", desequilibrando las corrien-
tes naturales e históricas que ofrece la realidad geográfica. Este proyecto pre-
tende succionar toda la producción del Noreste argentino, incluso del cinturón
industrial santafesino, Paraguay y Bolivia, canalizando hacia Río Grande todo
el tráfico de personas y productos. Todo lo cual se ve favorecido por la carencia
de proyectos y realizaciones acertadas de los gobiernos argentinos.


Está demostrado —a través de manifestaciones públicas, tratados y por
los hechos—, la existencia de un acuerdo entre EE.UU. y Brasil. Richard
Nixon expresó en diciembre de 1971: "Para donde se incline Brasil se incli nará el continente latinoamericano". Idénticas consideraciones surgen de las ideas de Nicholas Spykman, Golbery Couto e Silva y Penha Botta.


Este acuerdo, evidentemente, está hecho sobre la base de la necesidad
por parte de los
EE.UU., de contar en América del Sur con un país que le
cuide los intereses
y el sistema político que la potencia del Norte desea
implementar, acorde con su estrategia mundial. Al respecto no cabe duda;
sin el apoyo extraordinario del país del norte, el país del sur, no habría al-
canzado el grado de desarrollo que logró desde la asunción de los militares
brasileños al poder, desarrollo similar al que
EE.UU. implemento para
Europa Occidental
y Japón, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Aprovechando esta posibilidad, Brasil estructuró una política conti-
nental de neto corte imperialista, servida por una estrategia cuyos rasgos ge-
nerales son los siguientes:


  1. Continuar su acelerado proceso de desarrollo industrial, con integración
    de zonas que incluyen áreas de los países vecinos, según el modelo ideado
    por los geopolíticos brasileños.


  2. Tratar de afirmar en los países vecinos, la hegemonía brasileña, a través
    de las formas económicas de desarrollo dependiente.


  3. Tratar de evitar el desarrollo de cualquier otra Nación en el continente,
    en especial de la Argentina, a fin de que nadie entorpezca sus objetivos.
    Esta estrategia ha estado coordinada y apoyada desde los
    EE.UU. ...

  4. Ejercer un dominio hegemónico (destino manifiesto) en América del
    Sur.


  5. Proyectarse como potencia mundial en forma progresiva.

A partir de la presidencia del General Geisel y del acuerdo nuclear con
Alemania, Brasil comenzó a distanciarse de Estados Unidos, en busca de
una mayor autonomía. En la apertura ha logrado también buenos lazos co-
merciales con Rusia, Europa
y los países africanos. Sin duda no le resultará
fácil desligarse de USA, pero todo hace pensar que persistirá en alcanzar su
objetivo de potencia mundial para la primera década del siglo venidero.


Queda claro que todos los puntos enumerados son convergentes con la
política hidroeléctrica que ha seguido Brasil en la Cuenca del Plata. En efec-
to, para continuar con su desarrollo industrial, Brasil necesita aumentar su
capacidad energética que ya ha entrado en crisis y requiere prontas solu-
ciones, a fin de lograr energía más barata y en cantidades considerables para
cubrir el gran incremento que exige la demanda. Esta demanda está conteni-
da en las previsiones del planeamiento para la industrialización de los Esta-
dos de Paraná, Santa Catalina y Río Grande del Sur.


Para Brasil, la Cuenca del Plata forma parte principal de un proyecto
global, que tiende primero a neutralizar a la Argentina en la Cuenca, simul-
táneamente hegemonizar a Paraguay, Bolivia, Uruguay, por último domi-
nar el continente.







El cumplimiento de este plan se viene efectuando inexo-
rablemente. Por eso decimos, sin temor a equivocarnos, que el sistema del
Plata encierra el espacio más conflictivo de América del Sur, donde se juga
rá la suerte de la Argentina y del Continente.

Por esta razón, también es necesario precisar los riesgos históricos que
pueden ocasionarse, tanto para Brasil como para las Naciones Hispanoame-
ricanas.


Si Brasil buscara un desarrollo aislado, tratando de hegemonizar la re-
gión y el Continente, podría suceder una creciente contradicción entre este
país (eventualmente con algunos satélites) y el Mundo Hispanoamericano,
que ocasionaría graves riesgos para ambas partes; o bien facilitaría la acción
de las superpotencias, para redituar con grandes beneficios la estrategia
política de la balcanización, ya aplicada durante el siglo
XIX por Gran Bre-
taña.


Las Naciones Hispanoamericanas necesitan la alianza con Brasil,
mientras este País, no puede ignorar los intereses legítimos de los países His-
panoamericanos.


El desarrollo aislado, así como la hegemonización imperial, ya no tiene
viabilidad en América Latina.


La República del Paraguay, se asienta íntegramente en la Cuenca,
400.000 km
2 con 2.400.000 habitantes que dependen inexorablemente del
desarrollo del sistema.


Los intereses del Paraguay se encuentran radicados en el espacio plati-
no, de allí que la prioridad de su política esté guiada por una estrategia pen-
dular entre Brasil y la Argentina, donde busca permanentemente conseguir
la mayor ventaja que sus vecinos le ofrecen.


El emplazamiento del territorio paraguayo es significativo para los dos
países mayores de la Cuenca, representando el espacio donde tradicional-
mente, al igual que en el Uruguay y Bolivia, ambas cancillerías han confron-
tado sus posibilidades. Paraguay es, prácticamente, una gran extensión me-
sopotámica que une el centro brasileño con la Cuenca del Plata, es eslabón
entre Bolivia, con su hierro del Mutún, y la Argentina, significa el espacio
obligado para el dominio de gran parte de la Cuenca.


Algunos analistas internacionales sostienen que en su juego pendular,
ha detenido su movimiento en el extremo brasileño, en razón de la debilidad
política y la incoherencia de la Argentina.


La Cuenca le permite la salida directa al mar, económicamente más
provechosa que la terrestre hacia el Este que le ofrece Brasil. Asimismo
comparte con sus vecinos el aprovechamiento de las potencias energéticas,
lo que le otorga una situación negociadora altamente ventajosa.


La conexión del Río Paraguay con el Río Guaporé o afluentes del Río
Tapajoz, que es a su vez afluente del Amazonas, lo colocará en una posición
de privilegio al ser paso obligado de todo el tránsito fluvial continental.


El desarrollo paraguayo depende preponderantemente de la coopera-
ción de Brasil y/o la Argentina. Su mercado interno incipiente
y reducido,
no le posibilita el afincamiento de grandes industrias. En cambio, le
exige la
colocación de sus productos para obtener el mantenimiento de su economía
nacional.

Los proyectos binacionales del Paraguay con Brasil y la Argentina son
importantes. Con el primero se está desarrollando en sus etapas iniciales la
presa de Itaipú, sobre la base de 18 generadores de 760.000 KW cada uno.
Con la Argentina se tramita, en una etapa promisoria, el proyecto Yacyretá -
Apipé que generará 2.700 MW. Asimismo se encuentran en etapas previas
el proyecto de Corpus, al cual la represa de Itaipú les crea problemas por las
diferencias de cotas.


En el orden nacional, Paraguay posee en funcionamiento la presa de
Acaray con 90.000 KW, Acaray II, cuya construcción finalizó a fines de
1975, con 100.00 KW y la presa proyectada de Monday con 60.000 KW.


Se estima que el gobierno paraguayo continuará favoreciendo al país
que más pueda ofrecer y del cual obtenga las mayores ventajas.


Bolivia goza, en términos generales, de los conceptos vertidos anterior-
mente aunque ocupe sólo el 4 %
de la Cuenca y ésta abarque el 19 % de su
superficie total. La mediterraneidad boliviana hasta el momento sólo ha te-
nido solución a través de la Cuenca del Plata, lo que expresa claramente la
importancia que este país debe asignarle a la misma. La distancia y costos
de la vía del Este traban una acción eficaz del Brasil. En cuanto a la históri-
ca salida al Pacífico, se encuentra a nivel de los objetivos a lograr y se halla
en el juego de las cancillerías sudamericanas. No obstante, representa uno
de los problemas conflictivos, que sólo la integración del Cono Sur puede
solucionar establemente.


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