Ediciones tematica s. R. L. Buenos aires
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- Los ejes de la dependencia
- El Imperialismo y el Espacio El imperialismo arrasa con toda diversidad, hace suyo todo espacio que le
- La Ideología
- Los errores conceptuales
- Geopolítica y
- Ideologismos y Organización Política
- Geopolítica al Servicio del Modelo Nacional
- La Estrategia para la Acción Ni el vasallaje, ni la pobreza, ni la guerra, destruyen la cohesión de un pueblo.
- Bibliografía ACTUACIÓN DEL GENERAL SAN MARTIN EN EL PERÚ. EL LIBERTADOR Y EL PROTECTOR - Dr. Ezequiel Ortega.
- O.T.A.N. - Gral. (R) Dr. Hans Speidel, Ejército Alemán. Revista de la Escuela Superior de Guerra. Enero - Febrero 1970.
- Astrada. ARGIROPOLIS - Domingo Faustino Sarmiento.
- BASES PARA UN GOBIERNO NACIONAL - Editorial Doctrina.
- Contraalmirante Alfred T. Mahan - Revista de la Escuela de Guerra Naval. Armada Argentina N° 12 de junio de 1980.
- – Emilio Ruvignani. CREADORES DE LA ESTRATEGIA MODERNA - Edward Meod Earle. CAOS VS. ORDEN - Juan Ángel Chamero.
- - Biblioteca do Exercito - 1952.
- - Carlos Ibarburen (h).
- Publicación Oficial. ESTUDIOS INTERNACIONALES - Revista del Instituto de Estudios Internacionales de Chile.
- Richard Jorba. Clases Universidad de Cuyo 1974.
La Hipótesis Básica Esta hipótesis, utilizada como punto de partida del análisis, pretende desprender el pensamiento de las ideologías preexistentes, que el razona- miento elegido no sea perturbado ni neutralizado por los postulados hege- mónicos. Lograr así la independencia de juicio, la libertad de razonamiento que permita alcanzar las claves de nuestra conciencia. La ciencia política enseña que la política es ante todo el método cientí- fico que permite conocer los límites del poder. La premisa expresa con claridad que algo es limitado, o bien todo es li- mitado. En el espacio terrestre hasta el poder es limitado. Sólo escapa a este precepto la inteligencia humana, la capacidad de imaginación y de creatividad del hombre. Está históricamente comprobado el carácter ilimitado que posee el ser humano para acrecentar su dominio en el mundo. La utilización de la ciencia y tecnología es un ejemplo palpable de lo expresado. Sin embargo, de acuerdo quién o quiénes empleen o para qué lo destinen, los resultados del dominio tecnológico posee valorizaciones diferentes Esto es así, porque la ciencia y técnica son de por sí instrumentos neutros a disposición del hombre. El empleo de estos medios se realiza con un criterio político que sólo lo posee el ser humano. El producto de la utilización de pende entonces de qué grupo político o económico lo detenta y cuáles son los objetivos que persigue. Las contradicciones que se producen, son consecuencias de un equilibrio entre el desarrollo científico tecnológico y el desarrollo político Es este último, el que se orienta y se concreta aún regido por el matematismo materialista, en detrimento del acusmático espiritualista. Los ejes de la dependencia Los ejes de la historia universal han pasado tangencialmente por el es- pacio nacional. La excentricidad argentina no puede ser discutida. Las deci- siones fundamentales han sido diseñadas y tomadas desde los centros de po- der mundial con la complicidad de las dirigencias políticas del "statu quo". Ello produjo la inevitabilidad del proceso económico; de la paulatina transculturación y del ensanchamiento de la brecha tecnológica. El pueblo argentino y la inteligencia nacional no dispusieron del tiempo ni de los me- dios para revertir la situación. Nunca tuvieron la necesaria libertad de ac- ción, y cuando en determinados períodos pudieron lograr posiciones de avance revolucionario, los protagonistas fueron dominados o derrocados por los poderes mundiales; que se sirvieron del "stablishment" argentino. Desde mayo de 1810 hasta ahora, el espacio nacional ha decrecido. La
El capitalismo en la Argentina nunca fue nacional, siempre fue "pres- tado" y manejado desde afuera. Estuvo al servicio de los patrones extranacionales. Se adhirió eufórico a la división internacional del trabajo y abrazó alborozado el neocolonialismo. Tal vez lo más grave, radique en la postura de ciertas dirigencias que pontifican la irreversibilidad del destino aciago y mediocre. Esa dirigencia que con un enfoque falso de la política, con una falta de sentido de grande- za, asume irresponsablemente las falacias exitistas del poder mundial. Por ello, ahora nos debemos exigir conocer nuestro potencial, nuestros márgenes de maniobra, nuestra realidad y sobre estas bases organizar el po- der, estructurar el estado, sellar la unidad social, para operar dentro de los límites de lo posible. El Imperialismo y el Espacio El imperialismo arrasa con toda diversidad, hace suyo todo espacio que le interesa o conviene, desconoce fronteras jurídicas y culturales. En una palabra, se adueña de los espacios nacionales. Desarrolla sus teorías y doctrinas, niega esta capacidad a los demás es- tados nacionales. Universaliza criterios y políticas, ideas y sistemas, milita- riza hasta el último rincón del planeta y hasta el espacio en beneficio propio. Impone su propia ética y moral, subjetiva, tendenciosa, y en mérito a civilizar o castigar a quien no adhiere a sus principios, no repara en la ame- naza, extorsión, subversión y arrasamiento de las resistencias nacionales. El espacio es el ámbito de ocupación de sus empresas políticas y econó- micas, es el campo de lucha para sus experiencias externas, es el mundo va- sallo que pretende organizar para servir a las metrópolis. Corea - Polonia - Hungría - Palestina - Irán - Afganistán - Viet Nam - Nicaragua - Honduras - Granada - Haití - Filipinas - Libia - las Malvinas y los que vendrán. Por citar sólo los más recientes. La actitud mesiánica del imperialismo no trepida en desfigurar ni des- virtuar los principios éticos de la política. Es juez y parte, porque sus directores y acólitos se sienten los dueños absolutos de la humanidad. "Estados Unidos tiene la obligación espiritual de luchar contra el peca- do y la maldad en el mundo." (Discurso del presidente Ronald Reagan en Rancho del Cielo, Clarín, 30 de marzo de 1986). El imperialismo cree ser Dios. La Ideología y el Espacio Desde el nacimiento de la Patria, la República Argentina sufrió desvas- taciones y limitaciones en su componente espacial. La limitación impuesta significa achicar los recursos naturales y huma- nos, restringir la posibilidad de desarrollo económico, y restar a la política exterior capacidad de maniobra. Es conveniente aceptar que a una calidad y cantidad determinada de es- pacio, le corresponde un determinado tipo de política y una organización espacial adecuada a los recursos existentes, para el logro del crecimiento y desarrollo autónomo. Pues bien, a la Argentina, esto le fue impuesto. La imposición ideológica significó la aceptación de postulados y orga- nizaciones que no se correspondían con la geopolítica nacional. El progre- sismo o el modernismo de vertiente europeísta, liberal o marxista es un ins- trumento demagógico y vacío para el manipuleo de la opinión pública. Son expresiones que no dicen nada, a lo sumo señalan la línea para un acrecenta- miento del "statu quo" y la consolidación de la dependencia. El espacio nacional es ámbito para la penetración, invasión y lucha de los imperialismos. El espacio nacional es limitado, y debe ser organizado adecuadamente por los nacionales, para poder alcanzar las metas de la autodeterminación creciente. Uno de los más grandes errores en la conducción del Estado, ha sido entregar el espacio nacional para ser organizado por los intereses antina- cionales que sirven a ideologías imperiales. De esta manera, la ideología capitalista liberal ha desarticulado el espa- cio argentino para hacerlo según sus propios intereses, de acuerdo a los mo- delos y experiencias de sus teóricos e ideólogos. Pese a ser reconocido por muchos, explicado por pensadores de dife- rentes generaciones, e intentado su reforma, aún no ha podido ser revertido. Los errores conceptuales La percepción correcta de la realidad se ve perturbada y distorsionada por gruesos errores conceptuales, que las dirigencias del "statu quo" pose- en, y las nuevas no aciertan a dimensionar aún equilibradamente. Estos en- foques normalmente se sitúan en los extremos del espectro político. Ciertos grupos buscan el refugio esquematizado y ultramontano desco- nociendo la realidad y sus límites naturales. Se encierran en un nacionalis- mo nostálgico y conservador, reaccionario y no solidario, desconociendo la necesidad de armonizar intereses y conveniencias tácticas con las superpo- tencias y potencias dominantes. Otros acuñan la idea de los imperialismos buenos y malos según los in- tereses sectoriales que defienden y con este fundamento negocian y ceden todo, hasta la propia dignidad nacional. La real percepción Los espacios nacionales son limitados, mientras que los espacios del imperialismo son ilimitados. Una ecuación relativamente similar ocurre con el tiempo. Sea de base burguesa capitalista o socialista soviética, la razón imperial busca expandirse sobre los pueblos y satelizar naciones. La coexistencia pacífica es la superestructura planetaria que engloba a todos los países en zonas de influencia, áreas de interés y campos de lucha. Mientras las naciones oprimidas consientan circunscribirse a sus espa- cios, desorganizados, penetrados y en acelerada crisis, los términos de la re- lación de fuerza terminarán por disgregarlas y partirlas interiormente. Sólo la expansión del espacio, la suma de las geografías, el ensancha- miento de los límites nacionales, la acumulación del poder de las partes faci- litará el estrechamiento de la brecha. Este es el continentalismo, único enfoque geopolítico correcto, para re- vertir la actual situación. Geopolítica y Tecnología El extraordinario desarrollo tecnológico ha demostrado que le permite al hombre, en la permanente transformación natural, ahorrar tiempo y cos- tos. A mayor riqueza tecnológica, se opera mayor disponibilidad de tiempo histórico, a la vez que permite superar las limitaciones espaciales. La tecnología es el instrumento idóneo para el incremento del poder, Para el desarrollo espacial y para la integración de la autodeterminación continental. Queda claro que los recursos naturales, renovables o no, así como los recursos humanos son limitados. Pero la limitación espacial, puede ser neutralizada o ampliada sobre la base del espacio económicamente activo donde se complemente la integración territorial con la aplicación tecnológi- ca, para mejorar la calidad y rendimientos. Una incorporación constante y acelerada de tecnología permitirá el me- joramiento de las condiciones existentes, sin descuidar en ningún momento el factor educativo del elemento humano que hará uso de ella. Esto será posible dentro de los aportes de tecnología nacional existente y a desarrollar y con la incorporación de técnicas extranjeras previamente seleccionadas y negociadas. Todo esto sólo puede realizarse con una política de gobierno que con tenga la organización del espacio nacional. Es aquí donde la geopolítica se conjuga con la tecnología. Ideologismos y Organización Política La presencia ideológica interfiere en las formas de organización política, divide el potencial humano, sectoriza los intereses, prioriza la lucha de clases, escinde la ciudadanía en partidos, deforma la realidad e impide la conciliación y la unidad. Las ideologías se contraponen con el bien común Persiguen la conquista del poder para satisfacer intereses hegemónicos. La reconstrucción de un poder nacional pasa por reconocer esta pre-sencia pero superándolas, sobre la base de una vocación nacional realista que se sustente en una organización política flexible, fácil de adaptarse perfeccionarse acorde con la naturaleza del Ser Nacional. Una organización política que permita y facilite la viabilización de la Nación y de la integra ción continental. Geopolítica al Servicio del Modelo Nacional La geopolítica argentina no debe ser un enunciado, una declaración, un ejercicio académico. Debe asumir un dato concreto, una formulación decisiva, una estrategia para la acción. Debe permitir al estadista evaluar las energías nacionales (geográfica social, etc.) para plasmar un proyecto dentro del territorio y de acuerdo a los plazos temporales aún disponibles, para que la Nación no quede al margen de su destino histórico. El proyecto nacional debe estar encuadrado en la perspectiva espacial, porque este factor es la heredad natal, donde la comunidad debe realizarse. Lo que debe ser correctamente definido, son el conocimiento de nuestras propias limitaciones para superarlas con jnteligencia, y los modos de acción (cómo hacerlo) para ser cada vez menos neutralizados y acrecentar paulatinamente el poder de decisión. La Estrategia para la Acción Ni el vasallaje, ni la pobreza, ni la guerra, destruyen la cohesión de un pueblo. La riqueza espiritual es la fuerza aglutinante y el patrimonio más sagrado de una Nación. Las pautas esenciales No es competencia de esta obra la exégesis estratégica. Sin embargo creemos necesario puntualizar pautas esenciales para la acción, hechos concretos para el logro de objetivos trascendentes. Sin duda la acción es compleja y abarca todos los campos, donde nin- guno es secundario, sí interdependientes. Sólo trataremos de presentar un esquema de las líneas rectoras para lograr la superación de la crisis que nos domina. El punto de partida fundamental, es la vigencia de la categoría histórica de la República Argentina y de su situación de subdesarrollo relativo que le prescribe la dependencia. Esta condición determina por contrario "sensu" la necesidad impostergable de lograr la autodeterminación creciente. He aquí el primer objetivo a perseguir. El fortalecimiento espiritual de la Nación debe estar acompañado por un proceso de desarrollo nacional independiente. Esta es la única alternativa válida, real y posible. Esta determinación es de naturaleza política y consiste básicamente en la concertación de las voluntades alrededor de un Proyecto de Liberación. La liberación comienza, ineludible e imprescindiblemente por el desprendimiento de los condicionamientos y ligaduras del factor externo. En otras palabras, la única alternativa positiva de crear la autodetermina- ción que permite desprenderse del sistema de dominación monopólica, es a través del desarrollo nacional integrado. Lo expresado impone primero, la determinación y calificación de ese sistema, de su estrategia, estructuras y personeros, porque si previamente no se produce la ruptura con el poder dominador, no podrá ejercerse una política independiente. Esto implica desprenderse del obsoleto y pérfido esquema de la división internacional del trabajo, que deformó nuestra geografía económica, parce- ló el poder político y desarticuló el espacio territorial. Significa planificar y ejecutar una firme política de integración espa- cial, que consolide la unión nacional, y cree en el "hinterland" argentino centros de poder y polos de desarrollo. La política debe sostener y propugnar no sólo el desarrollo económico sino que éste debe ir acompañado por la afirmación de la personalidad na- cional y con formas político-sociales más avanzadas. La estrategia debe perseguir la integración de las economías, la cre- ación de industrias de base, la complementación regional, la eficiencia de los transportes y comunicaciones, la selección en las prioridades de inver- sión, la solidificación del mercado interno. La dependencia unilateral del comercio exterior de materias primas, es el primer factor a revertir. Todo esto debe estar acompañado con la estructuración de sólidas alianzas en el marco continental. Debe quedar claro entonces, que para la República Argentina existe una prioridad insoslayable. Esta es, romper los nexos de dominación exte- rior y consolidar un mecanismo nacional de decisiones. La geopolítica debe estar al servicio de estos objetivos. Asumirá así la función específica para la liberación. La unidad llegará como el resultado de la necesidad de supervivencia. Bibliografía
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