Diferenciación artificial. Al multiplicarse las opciones, también los productos van perdiendo sus diferenciales reales y adquieren una diferenciación muchas veces basada en atributos emocionales o artificiales: para el consumidor es cada vez más difícil identificar lo real en un mundo de propuestas ilusoriamente diferentes, muchas veces sin la suficiente información como para definirse. La segmentación se apoya frecuentemente en los estilos de vida, valores y creencias para dar identidad (aunque sea a nivel emocional) a las alternativas similares.