La visualización de infinitud
Este ejercicio es muy antiguo y si uno está en el campo puede ejecutarlo utilizando como soporte la bóveda celeste, pero de no ser así, se hace visualizando la misma.
Visualiza o imagina el firmamento claro, despejado e ilimitado. Deja que todo tu ser se funda con esta imagen y, a través de ella, olvidándote de tus asuntos cotidianos y afanes, recrea un sentimiento de expansión e infinidad, de inmensidad y cosmicidad. Si surgen pensamientos, son como nubecillas que pasan sin arrebatar su atención, que debe estar inmersa en la bóveda celeste, con el sentimiento de olvido del ego y plenitud e infinitud.
Recogimiento y presencia de ser
Estabilizada la posición del cuerpo, trata de ignorar los pensamientos y de irte interiorizando. Ni siquiera los combatas, enfoca hacia tu interioridad toda la atención, energía e interés, para irte retirando tanto de los afanes exteriores como de los propios procesos mentales. Ve serenándote y entrando más y más en ti mismo, sosegándote, y creando un espacio interior de profunda tranquilidad y silencio, tratando de que los pensamientos no te saquen de ti mismo. Ve recreando ese espacio de silencio y sosiego interior y sintiéndote a ti mismo en lo más profundo, no como una idea o concepto, sino como una sensación o presencia de ser, desarrollándose así el sentimiento «soy», pero como desnuda sensación de ser. Ve interiorizándote más y más, dejando todo fuera de ti excepto esa presencia de ser, en la que cada día que practiques te irás absorbiendo más y más, hasta lograr un fecundo y renovador estado de paz.
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