Poderes psíquicos
Un anciano asceta se dirigió a Buda y, arrogante, le dijo:
-Señor, tengo grandes poderes psíquicos. Después de veinte años de penitencias y mortificaciones, he conseguido los mayores poderes psíquicos, como, por ejemplo, caminar sobre las aguas.
Buda repuso:
-Amigo mío, ¡qué lástima de tiempo perdido habiendo barcas!
Comentario
No hay mayor poder que el que se ejerce sobre sí mismo; no hay victoria más hermosa que la que consiste en autoconocerse y dominarse; no hay mayor conquista que la de limpiar la mente de ofuscación, apego y odio. Tratamos de obtener sorprendentes proezas, grandes logros, metas extraordinarias, pero sustraemos mucha energía a nuestra evolución interior. Nos enredamos en toda clase de juegos (incluso los parapsicológicos) y dispersamos nuestros deseos, pero no acumulamos la suficiente motivación para seguir la senda hacia la libertad interior y la serenidad. Corremos frenéticamente, ¿hacia dónde? Un neurótico sentimiento de urgencia, de premura, de ansiedad, para llegar a no se sabe qué lugar. El afán de obtener algún tipo de poder y de vanagloriarse con su logro. Son los juegos, más o menos perversos, del ego. El juego del poder siempre ansía, causa zozobra y agita, y tal como reza el Tao-Te Ching, «agitarse es perder el dominio de sí».
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