La vasija de aceite
Un tendero colocó en la cabeza de su ayudante una vasija de aceite y le ordenó que la llevara a la casa de una clienta. Le dijo:
-La clienta es muy rica y me ha dicho que cuando le entregues la vasija te dará una buena propina.
Mientras iba caminando, el muchachito, con la vasija de aceite sobre la cabeza, pensó: «Como es una mujer muy rica, me dará una generosa propina. Con ese dinero compraré una cabra y cuando tenga cabritillas, los venderé y me compraré una vaca. Será una vaca que dé mucha leche y vendiendo la leche, en poco tiempo conseguiré el dinero necesario para comprar unos búfalos. Con ellos trabajaré en el campo y ganaré lo suficiente para comprarme una casa, me podré casar con una mujer atractiva y tendré maravillosos hijos. Pero no dejaré que mi mujer me dé ordenes. Cuando me exija volver pronto a casa, diré que no». Y diciendo que no en su fantasía, movió la cabeza de un lado para otro, negativamente, y la vasija de aceite se vino abajo, con lo que se derramó por el suelo el precioso líquido.
El muchacho comenzó a llorar. Pasó por allí un hombre rico y le preguntó:
-¿Qué te sucede, amigo? ¿Por qué lloras tan desconsoladamente?
-¡Ay, señor! En un segundo he perdido mis animales, mi casa, mi mujer y mis hijos. ¿Cómo no vaya llorar? ¡Es demasiado para perderlo en un solo segundo!
Cuando el hombre se enteró de lo sucedido, se dijo: «Parece un buen chico. Vaya ayudarle». Y le dio una espléndida propina, pero hablándole en estos términos:
-Cuando se lleva aceite en una vasija sobre la cabeza, hay que estar atento a lo que se está haciendo. Si no estás atento a lo que haces, no lo harás bien, y no podrás llegar a tener ni siquiera una cabra.
Comentario
¿Qué puede hacerse bien sin la atención? Hay tipos de atención: la atención mecánica y la atención consciente; esta última es, sin duda, la más valiosa. También está la atención indebida (aplicada a lo que no se debe) y la atención debida (aplicada a lo que se debe), y esta última es la más certera. La atención consciente y sabiamente aplicada es de una ayuda inestimable a lo largo de la vida. Santideva declaraba: «Nunca se debe permitir que la atención abandone las puertas de la mente». Y Asvaghosa, un gran sabio, por su parte: «El que ha situado la atención como guardián de las puertas de su mente no puede ser invadido por los anhelos aferrantes, igual que una ciudad bien guardada no puede ser conquistada por el enemigo».
La atención protege contra la distracción de cualquier orden, equilibra la mente, desarrolla la comprensión profunda, previene contra el daño a los otros o a nosotros mismos, fortalece el entendimiento y facilita el autocontrol. En un texto budista se nos explica: «La atención debe ser fuerte en toda ocasión; protege a la mente contra el desasosiego en el que puede caer mediante la influencia de aquellas facultades a las que tiende: fe, energía y sabiduría. La atención protege también de la laxitud en la que la mente puede caer mediante la influencia de la facultad a la que ella tiende: la concentración. Así pues, la atención, como la sal en todos los platos, como un ministro versado en todos los asuntos, es necesaria en toda ocasión. Sin atención no hay estímulo ni moderación en la mente».
El cultivo armónico y gradual de la atención debe llevarse: cabo del siguiente modo:
Comentario
1) Practicando asiduamente la meditación.
2) Estando mucho más atento y ecuánime en cualquier actividad de la vida cotidiana.
3) Poniendo más atención al pensar y al hablar.
4) Siendo más consciente y receptivo a los estímulos sensoriales.
5) Desarrollando la autovigilancia o conciencia de sí.
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