Estrechez de miras
Se estaba celebrando una asamblea de perros cuando acertó a pasar por allí, sin ser visto, un gato. El jefe de los perros les decía a los demás:
-Hermanos perros, recemos juntos y con gran fervor roguemos
al Dios Perro para que nos envíe muchos y nutritivos huesos.
El gato se dijo para sí:
-¡Necios idólatras! ¡Vaya grupo de ignorantes! ¿Cómo es posible que recen a ese dios falso que es el Dios Perro y no al verdadero y único dios, el Dios Gato? ¿Y cómo es posible que pidan huesos en lugar de sabrosos ratones?
Comentario
Nadie posee el monopolio de la verdad. Nadie tiene la prerrogativa de la sabiduría. La ilusión ciega la visión basándose en las ideas a las que nos aferramos, nuestros estrechos puntos 'de vista y dogmatismos, los apegos y aversiones. Hacemos incluso a Dios a nuestra imagen y semejanza. Nos aferramos a opiniones. Pero en la senda hacia el equilibrio, debemos ejercitamos en tratar de tener una visión más panorámica, descubrir los contrastes y saber ponemos en el lugar de los otros. Cuando comenzamos a evolucionar, empezamos a damos cuenta de que toda la razón no es nuestra; si seguimos evolucionando, comprenderemos que los demás también pueden estar en lo cierto; si continuamos en la evolución, seremos conscientes de que muchas veces nos equivocamos.
Si persistimos en la práctica, aprenderemos a conciliar los contrarios o pares de opuestos que rigen el pensamiento binario y obtendremos un tipo de conocimiento que sabe ver los dos lados pero es capaz, a la vez, de no dejarse condicionar por ninguno de ellos. Es una visión menos parcial y, por tanto, más fecunda y totalizadora. Le preguntaron a un pacífico eremita: «¿Y tú por qué no pierdes nunca la serenidad?». Repuso: «Porque me sitúo más allá de la agitación y de la serenidad».
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