El aplomo
Era un zorro que meditaba y se esforzaba por mantener su mente clara y serena. Un día, un tigre hambriento lo capturó, pero el zorro logró con su autocontrol disimular su pánico y en un último intento por no perder la vida dijo:
-¡Un momento! ¡Deténte! Te aseguro que soy el rey de los animales del bosque. Tal es el mandato del Dios celestial que nadie puede ni debe desobedecer. A pesar de tu enorme fuerza, no podrás hacerme ningún daño, pues, si lo intentaras, serías castigado con severidad por el poder celestial.
-¡Vaya! -exclamó desagradablemente sorprendido el felino-. Nunca he oído cosa semejante, pero ¿cómo puedes demostrarme que en verdad eres el rey de los animales del bosque por decreto del Dios celestial?
-Nada más fácil que eso -declaró el zorro, aparentando gran seguridad-. Ahora tú y yo vamos a dar un paseo por el bosque. Tú sígueme a corta distancia y observa cómo todos los animales huyen de mí.
Con apostura y serenidad, el zorro, pisando con firmeza, comenzó a caminar delante del tigre, a corta distancia del mismo, simulando seguridad. El felino no podía dar crédito a lo que veía. Todos los animales salían corriendo al paso del zorro. No se percató de que en realidad huían de él y no del inofensivo zorro. Así que decidió liberar a su presa.
Comentario
El tigre confundía las apariencias con la realidad y no era capaz de descubrir la causa auténtica del proceder de los animales. En la mente ordinaria sucede este fenómeno de distorsión, enfoque incorrecto o deducción errónea, puesto que está sometida a interpretaciones que, muchas veces, no son las certeras. Los velos de la mente se van disipando con el trabajo de purificación mental. Es uno de los propósitos principales de la meditación. La percepción impura (perturbada) conduce a error; la percepción pura (inalterada) desencadena comprensión real. Muchos ejercicios de meditación se proponen básicamente purificar la percepción, evitando las interpretaciones, los juicios de valor, los prejuicios, la imaginación descontrolada y las reacciones mentales. Cuando la percepción está influenciada por el deseo o el odio, no puede presentar lo percibido como es, sino que lo filtra a través de ese apego o rechazo.
Una de las técnicas más antiguas de meditación consiste en captar sin reaccionar, percibir sin someter a ningún tipo de juicio o interpretación lo percibido. Así la percepción se va intensificando, por un lado, y clarificando, por otro. Esa percepción penetrativa y esclarecedora es muy útil en cualquier ámbito de la vida, porque es mucho más imparcial y ecuánime. Pero cuando la percepción surge de un estado mental inarmónico, ofuscado o desequilibrado, sólo engendra mucha confusión y desasosiego.
Dostları ilə paylaş: |