El pintor
El monarca de un lejano reino de las montañas llamó al mejor pintor que existía y le preguntó:
-¿Cuáles son las cosas más difíciles de pintar?
El pintor, sin dudado, aseveró:
-Los perros, los caballos y otras criaturas.
Extrañado, el rey preguntó:
-Entonces, ¿cuáles son las más fáciles?
-Los fantasmas, los monstruos y cosas similares -repuso el pintor, riendo.
Intrigado, el rey preguntó la causa y el artista repuso:
-No hay nadie que no sepa cómo es un perro o un caballo, pero en cambio nadie ha visto monstruos ni fantasmas, por lo que uno los puede representar como quiera.
Comentario
Refrenar la imaginación no es fácil; ajustarse a los hechos como son, tampoco; eliminar los velos de la percepción para que ésta resulte precisa y cuerda es una labor difícil. Son muchas las personas que teorizan, discuten, polemizan, se pierden en elucubraciones y divagaciones, inconscientes de que todo se reduce a un producto imaginario; del mismo modo, muchos seres humanos han llenado sus vidas de buenas intenciones incumplidas, resoluciones que no han fructificado y determinaciones que se han quedado en ideas. En el intrincado universo de la mente saltimbanqui y descontrolada aparecen «monstruos» y «fantasmas» de todo tipo, y cualquier persona puede extraviarse en suposiciones, conjeturas e hipótesis, porque es mucho más fácil decir cómo es preciso actuar que hacerlo, y perderse en la muselina de las fantasías estériles en lugar de tratar de ver con más agudeza y proceder en consecuencia. Muchos dicen lo que debe ser hecho, para no hacerla; muchos pronuncian la palabra luz, pero no encienden la lámpara para que la oscuridad se disipe.
Dostları ilə paylaş: |