LOS POEMAS EPIGRÁFICOS EN OTROS LUGARES
Los muros de los palacios y fuentes no eran únicos lugares donde se podían observar versos de esta época. Otros dos poemas, sobre los cuáles sabemos que son de la época de Muhammad IV, son «risālas», o sea cartas, cuya composición fue una de las funciones primordiales de un «kātib», el cargo de Ibn al-Yayyāb.
Las dinastías también tenían la costumbre de tejer los versos en sus vestidos, que destinados a su uso, fueron cosidos de seda, brocado o filoseda. Las letras componían los nombres o signos de monarcas o grandes personajes, tanto en la cadena como en la trama. El hilo solía ser de oro o de color distinto al resto de la trama, sin oro. Para los reyes persas, que también se solían decorar los tejidos de sus vestidos, todavía era muy habitual la representación de las figuras que desapareció con la llegada de Islam. Junto a las figuras aparecían algunas palabras, fórmulas de alabanza o bendiciones.
Otros lugares con especial importancia eran los baños árabes que en los tiempos del reino musulmán tenían mucha importancia. Esta institución era originalmente un invento greco-romano, pero en la sociedad árabe-musulmana acogió otra dimensión y se convirtió en un lugar de placer, dónde se podía hacer el amor tanto con hombres como con mujeres.72 De los poemas, que se podían observar en estos lugares, se conservaron dos, el primero aparece en el Diwān y fue escrito para adornar la puerta del baño real construido por Yūsuf I, el segundo se conserva en el mismo baño en un estado muy corrupto.
Ya una vez hablando de los poemas epigráficos no debemos ignorar otras dos artes que se entrelazan y que son inherentes al nuestro tema, la arquitectura y la caligrafía.
-
Dostları ilə paylaş: |