Declive en otras formas cognitivas: si se aprecian cambios o deterio-
ros en el juicio y en el razonamiento (planes, organización); por ejem-
plo, qué vestidos ponerse, capacidad para terminar de vestirse y arre-
glarse, saludos sociales, aseo y limpieza personal.
Conciencia del ambiente: orientación en el tiempo y en el espacio.
Control emocional, motivación y conducta social: cambios o declive
en el estado emocional, irritabilidad, apatía, retraimiento social, cam-
bios de humor, pérdida de la actividad general, inicio de conductas
anómalas (agresividad, alucinaciones, pérdida de atención).
La clave está en detectar bien el cambio, la evolución o modificación a
lo largo del tiempo, tanto en términos cualitativos (nuevos síntomas) como
cuantitativos (intensidad o grado de la modificación). Téngase en cuenta que
las habilidades cognitivas de la población con discapacidad intelectual (in-
cluido el síndrome de Down) han aumentado considerablemente durante los
últimos años, debido al progreso realizado en la atención educativa y social
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y al mayor número de oportunidades que se ofrecen en su vida laboral y
social, por lo que será posible dentro de unos años apreciar mejor los de-
clives que aparezcan. Extraordinaria importancia alcanzan los cambios en la
conducta y en la personalidad, y no sólo por el valor que pueden tener para
el diagnóstico sino, sobre todo, por el esfuerzo que han de significar para
los familiares y cuidadores que atienden a las personas afectadas. Véanse
algunos datos en la tabla 4.
Tabla 4. Conductas maladaptativas y síntomas de demencia en