En el proceso de envejecimiento de las personas con discapacidad



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Capítulo VI

APORTACIONES

A LA INTERVENCIÓN

Y A LA INVESTIGACIÓN
EVALUACIÓN DE RESULTADOS PERSONALES
EN INTERVENCIÓN SOCIAL

Samuel Fernández Fernández

Dpto. de CC. de la Educación, Universidad de Oviedo

LA CALIDAD COMO ENFOQUE

Entre el modelo experimental de control de hipótesis y el constructivis-
mo naturalista basado en significados y teorías, emerge el enfoque pragmá-
tico de la Intervención Social, dirigido a la «Resolución de Problemas».
Adaptando el concepto de Fishman (cit. Schalock, 1996. Outcome-based
Evaluation. N. York. Plenum.), una intervención social conceptualmente
coherente es la que se diseña con intención de resolver un problema, per-
sonal o socialmente relevante, en su entorno natural y de manera efectiva.

La importancia del usuario (alumnado, profesorado, familias, equipos


directivos, etc.) y de dar una respuesta eficaz a sus problemas y necesidades,
obliga a centrarse en los logros o resultados de la persona y a demostrar
mediante indicadores objetivos lo que sus acciones consiguen.

La bondad de los procesos y productos es, lógicamente, previa pero


estos aspectos técnicos se dan por supuestos. La acción social no se justifica
solamente con la gestión de procesos, como por ejemplo «emitir X infor-
mes», o realizar determinado número de visitas a un centro. Por el contrario,
interesa el resultado de la acción y especialmente, su dimensión de valor
para la persona o personas atendidas. La validez del resultado de una inter-
vención requiere, pues, la expresión de satisfacción de las personas que
reciben la acción o servicio y más como usuarias que como pacientes, en el
sentido de receptoras activas de un servicio.

El análisis valorativo de un programa estará por lo tanto referido a


cambios y buscará constatar las mejoras apreciables en los niveles de adap-
tación, comportamiento, funcionamiento o estado de la persona.

Insistimos en que la validez de un programa o acción social ha de ser


estimada no sólo mediante indicadores objetivos, sino también, de forma

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subjetiva por los propios usuarios y aquí aparece la «calidad de vida». La
evaluación de resultados de un programa de acción o intervención sobre
personas requiere la apreciación de los cambios en los dominios perso-
nales y sociales y es esta valoración subjetiva la que conduce a la satis-
facción de sus usuarios con el programa o actividad. Esta muestra de
satisfacción o insatisfacción de los participantes constituye, pues, un in-
dicador fundamental para la valoración de cualquier servicio de interven-
ción social.

LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Cada día es mayor el interés por la Calidad de Vida, pero su significado
sigue siendo controvertido al no disponer de una definición comúnmente
aceptada. No obstante, los distintos modelos que han surgido para medir y
mejorar la Calidad de Vida sí manifiestan su acuerdo en que la Calidad de
Vida de los usuarios de servicios sociales es insuficiente, y por ello puede
y debe mejorarse.

El modelo que presentamos, además de ser una herramienta útil para la


mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, permite,
mediante sus 25 indicadores de logros o resultados, analizar tanto los pro-
gramas en funcionamiento, como diseñar nuevas acciones y programas en-
caminados a incrementar la satisfacción con sus vidas de las personas con
discapacidad. También es una herramienta útil para los gestores de servicios
sociales de atención a personas con necesidades especiales, al ayudarles a
establecer las prioridades dentro de la actividad de sus agencias, y para los
proveedores de servicios, al identificar las oportunidades de mejora de la
calidad de sus acciones.

Como muestran las investigaciones sobre estilos de vida, no hay estilos


buenos ni malos. El estilo de vida, como la calidad de vida, es el resultado
de una serie de elecciones voluntarías de las personas y, por lo tanto, lo que
es bueno para uno puede ser considerado malo (o no tan bueno) por otro.
Por eso estos conceptos son irreductibles a una norma o un estándar con
pretensiones universales. Ahora bien, estas elecciones personales abarcan
una serie de áreas consideradas como importantes para cualquier persona, si
bien su jerarquía puede variar de unos a otros, pues no todo el mundo tiene
la misma escala de valores.

No podemos analizar la Calidad de Vida sin explicitar qué se entiende


por tal, Por sus características es un concepto difícil de definir y que admite
múltiples acepciones. Estamos ante un concepto multidimensional (por la
variedad de áreas en que se desenvuelve la vida de las personas) y subor-
dinado a la percepción, los valores y los deseos de cada persona. De ahí que
para analizar la Calidad de Vida valoremos las seis áreas que componen el
modelo que proponemos:

EVALUACIÓN DE RESULTADOS PERSONALES EN INTERVENCIÓN... 277



  • OPCIONES,

  • RELACIONES,

  • ESTILO DE VIDA,

  • SALUD Y BIENESTAR,

  • DERECHOS,

  • SATISFACCIÓN.

Definimos Calidad de Vida como el gradó de cumplimiento, cobertura
o satisfacción de las necesidades percibidas por una persona. Las áreas se
refieren a los ámbitos de la vida que representan las necesidades por lo que
la Calidad de Vida no es el resultado de un solo elemento sino la síntesis
de resultados de las distintas áreas de la vida.

Otros modelos existentes (Schalock, Cummins, etc.), coinciden con el


que presentamos en su multidimensionalidad (aunque no siempre contem-
plen las mismas áreas), pero difieren en los indicadores utilizados y, lo que
es más importante, en la percepción subjetiva de cada persona como criterio
para su medida.

En ocasiones se recurre al juicio experto o a la adecuación a un estándar,


y aun cuando llegan a admitir la percepción de la persona lo hacen, como
es el caso de Cummins (Cummins, R. A., 1992: Comprehensive quality of
life scale-intellectual disability. Melbourne, Psychology Research Center),
mediante escalas predefinidas de las que no puede salirse el usuario.

Estamos ante un concepto complejo, que no es medible directamente. De


ahí que hagamos uso de 25 indicadores cualitativos mediante los que trata-
mos de captar el grado de necesidad percibido por la persona con relación
a su modelo personal de vida. Cada una de las seis áreas en que se agrupan
los indicadores es un área de necesidades, de situaciones importantes para
la vida de cualquier persona, y por tanto de oportunidades para mejorar su
Calidad de Vida.

La aplicación en distintos momentos de este instrumento, la GUÍA DE


CALIDAD DE VIDA, permite observar en nuestro caso la mejora de cada
persona con discapacidad, los cambios en sus necesidades, la orientación
que deben ir tomando nuestros servicios, y la satisfacción de los usuarios
con sus vidas y con los servicios y apoyos que les prestamos.

La opción de utilizar indicadores subjetivos en vez de objetivos es la


consecuencia lógica de situar a la persona como centro de nuestros servicios
y de primar la satisfacción personal de cada usuario frente a otros criterios
hasta ahora utilizados.

El destinatario final de nuestros servicios es el usuario, y nadie mejor


que él sabe si estamos respondiendo o no a sus necesidades más sentidas,
a las demandas reales que precisa cubrir. De ahí nuestra opción por los

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indicadores subjetivos de satisfacción personal: porque nos interesa como
resultado la mejora de la calidad de vida personal de cada usuario y él es
quien mejor sabe si hemos tenido éxito o no con la prestación del servicio.

Consideramos que la utilización de indicadores objetivos es más propia


de sistemas que ponen el acento en los procedimientos en vez de en los
resultados personales. En la mejora de la Calidad de Vida, en tanto que
proyecto personal, es lógico pensar que un «buen» proceso no asegura un
buen resultado, ya que todas las personas son distintas. En este sentido,
estimamos que se consiguen mejores resultados y más satisfactorios, adap-
tando los procesos a los usuarios en vez de los usuarios a unos procesos
estandarizados (por muy respaldados que estén por el juicio experto): Nues-
tro experto es el usuario, y su satisfacción el mejor criterio para medir la
calidad de nuestro servicio.

Esta postura permite respetar las distintas necesidades y aspiraciones de


cada persona, así como la diferente valoración de las distintas áreas que pue-
de hacer cada usuario, sus jerarquías de valores, sus modos de pensar, sus
preferencias culturales, y reflejar todo esto en los servicios que les prestamos,
adaptándonos a sus necesidades específicas en cada momento de sus vidas.

Si nuestro objetivo es mejorar la Calidad de Vida personal, debemos


procurar que la información que utilicemos sea de calidad lo que constituye
otra razón más para optar por los indicadores subjetivos.

Hablar de Calidad de Vida supone también tener conciencia de aquello que


implica un deterioro en las condiciones de vida. Su sentido está en suprimir o
disminuir lo que impide disfrutar de la mejor calidad de vida posible.

La Calidad de Vida es igualmente un concepto vivencial, es decir, son


las personas quienes deben manifestar directamente lo que sienten acerca de
sus propias vidas y cómo mejorar lo que no les satisface. El término satis-
facción hace referencia más a la experiencia de vida que a las condiciones.
Implica un juicio de valor sobre el grado de cumplimiento de las necesida-
des percibidas.

LA GUÍA DE CALIDAD DE VIDA - CALIDAD DE SERVICIO

Por los motivos expuestos, optamos por el modelo aquí presentado frente
a otros existentes. Es cada persona la que define sus necesidades y cómo
deben ser satisfechas. Dejamos así abierta la puerta a posibles cambios en
sus expectativas, necesidades o deseos a lo largo de su vida.

No podemos imponer a nuestros usuarios unas necesidades no sentidas,


ni cubrirlas según nuestras expectativas o estándares. Nuestro servicio nun-
ca será de calidad si el usuario no está satisfecho, por lo que es fundamenta]
conocer qué demanda de nosotros y cómo percibe nuestros servicios.

EVALUACIÓN DE RESULTADOS PERSONALES EN INTERVENCIÓN... 279

Los otros modelos son más rígidos y estáticos, no contemplan el diferen-
te significado que tiene calidad de vida para distintas personas ni que varíe
su significado para una misma persona a lo largo de su vida.

El eje principal sobre el que gira nuestra GUÍA DE CALIDAD DE


VIDA es la satisfacción personal. Dadas unas condiciones objetivas de vida,
distintas personas experimentan muy diversos grados de satisfacción o insa-
tisfacción. Como nuestro usuario (la persona con discapacidad) debe recibir
un servicio de calidad (el producto de nuestro trabajo) la mejor forma de
asegurar la calidad no será dar a todos lo mismo (por muchas normas de
excelencia técnica que cumpla), sino a cada uno lo que espera o necesita
recibir, satisfacer la necesidad tal como la percibe cada persona.

Por eso proponemos este modelo, porque la única manera de ofrecer


un servicio de calidad y mejorar la calidad de vida de las personas con
discapacidad no es ofreciendo el mismo producto a todos, sino ayudan-
do a cada uno a que alcance los mayores resultados, a que desarrolle al
máximo sus capacidades, y eso sólo es posible centrando el servicio en
cada persona concreta.

Cada indicador recogido en la Guía de Calidad de Vida representa una


situación que las personas han identificado como importante para sus vidas.
La mayor parte de ellos no sólo reflejan deseos que todos compartimos, sino
también derechos que no siempre se cumplen y nos muestra la situación en
que se encuentra dicha dimensión, nos informa de un aspecto parcial de la
Calidad de Vida.

La Guía propone pues, un método para analizar la calidad de vida de las


personas con discapacidad e identificar las posibilidades de mejora para
aumentar su satisfacción personal, su calidad de vida tal como la acabamos
de definir.

Los indicadores subjetivos son básicamente indicadores de satisfacción


con la realidad, tal como la vive y percibe cada persona. La información se
obtiene mediante una entrevista informal o una conversación con el usuario,
y mediante la observación de su vida cotidiana para completar la informa-
ción. Las personas que no pueden expresarse verbalmente ni con ayuda de
intérpretes o medios técnicos, deberán ser observadas en su vida cotidiana
durante el tiempo que sea necesario para ver su respuesta conductual ante
los distintos servicios que se le prestan y las actividades que realizan. Ade-
más, se deberá entrevistar a quienes mejor le conozcan: familiares, amigos,
proveedores de servicios, etc.

Las 6 áreas y los 25 indicadores se han elaborado con la participación


de personas con discapacidad, sus familiares, técnicos y monitores, profe-
sionales y proveedores de servicios. Son los siguientes:

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ÁREAS E INDICADORES DE LA CALIDAD DE VIDA PERSONAL


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