4.4. La especial dificultad para entender los textos
A pesar de que el reconocimiento de las palabras y el análisis de sus
relaciones en la frase es indispensable, sabemos que no es suficiente para
entender un texto. Y es que cuando las estructuras sintácticas se hacen más
complejas y sobre todo cuando se relacionan entre sí formando textos co-
herentes, entran en juego nuevas estrategias cognitivas y los problemas de
los sujetos sordos se hacen más evidentes.
Un texto constituye una unidad comunicativa. De nada sirve entender
palabras o incluso frases aisladas. La información debe ser vinculada po-
niendo en marcha lo que podríamos llamar mecanismos relacionantes que,
en definitiva, garantizan la cohesión del mismo, transformando extensos
. fragmentos lingüísticos en un número reducido y manejable de ideas. Los
sordos tienen especiales problemas para vincular la información, no encuen-
tran el hilo del discurso, se pierden en el interior del texto. Esto, que es
necesario en fragmentos medianamente complejos, se hace imprescindible
al leer, por ejemplo, la prensa, una novela, o un libro de texto. Y es que,
en la lengua existen una serie de mecanismos, perfectamente descritos desde
la Lingüística Textual, que funcionan para el lector como señales en el
camino de la interpretación de lo escrito. Si no se está familiarizado con
esas pistas, se produce la incomprensión, parcial o global, del significado
textual (Ramspott, 1999).
Tal y como apunta Monfort (1999), es posible que los sordos apliquen
estrategias de comprensión similares a las de un buen lector oyente que lee
un texto en un idioma que no domina. Ese lector recurrirá a estrategias de
hipótesis sucesivas contextualizadas, que requieren varios controles y, a
menudo, auto-correcciones que llevan a una re-lectura de parte del texto.
Estas estrategias serán más o menos eficaces dependiendo de las habilidades
cognitivas y de los conocimientos previos que el sujeto tenga sobre el tema
EL AISLAMIENTO INFORMATIVO DE LOS SORDOS MAYORES... 517
de la lectura. Y ocurre que los sordos, muy especialmente los severos y
profundos prelocutivos, que se han visto privados de una información audi-
tiva completa, tienen, además, problemas en el conocimiento general del
mundo, por lo que sus posibilidades para hacer inferencias o hipótesis tam-
bién se ven reducidas.
Añadamos los problemas que, aun sordos con un buen nivel lector,
manifiestan para entender el lenguaje figurativo, las palabras y frases con
doble sentido, el lenguaje metafórico, las frases coloquiales, frases hechas,
los refranes, etc. La interpretación de estos elementos, a los que se recurre
muy frecuentemente en determinados tipos de texto (cuentos o novelas, por
ejemplo) supone una enorme dificultad, ya que los sordos no acceden al
sentido implícito, que se esconde, solapado, detrás de dichas expresiones.
Una situación paralela la experimentamos los oyentes cuando, por ejemplo,
nos cuentan un chiste y no lo entendemos. Seguramente comprendemos
todas y cada una de las palabras, también las frases, pero, sin embargo, hay
significados que se nos escapan, queda algún proceso por realizar. Segura-
mente eso, que a los oyentes nos ocurre esporádicamente, les ocurre a los
sordos con tanta frecuencia que leer, entender y disfrutar se hace imposible.
Las dificultades que hemos expuesto son las que aún hoy se constatan
en la realidad, pero nada de lo dicho debería hacernos pensar que la situa-
ción sea inamovible y las dificultades insuperables. Son muchas las contri-
buciones que en este sentido vienen haciendo, sobre todo en los últimos
años, la psicolingüística, la psicología cognitiva, la lingüística textual y el
análisis de la propia intervención logopédica. Es cierto que la lectura, y
especialmente la comprensión lectora, se ha convertido en uno de los prin-
cipales temas de estudio e investigación en la actualidad. Pero aún son
muchos los puntos oscuros que hay que descifrar, muchos los interrogantes
a los que aún las investigaciones deben responder. Esperemos que todos los
factores y procesos que entran en juego en la compleja tarea de entender lo
escrito, queden pronto desvelados, y que la educación de los sujetos sordos
deje de ser una lucha contra la pobreza cognitiva.
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alegría, J. (1985): «Por un enfoque psicolingüístico del aprendizaje de la lectura
y sus dificultades», Infancia y Aprendizaje, 29, 79-94.
Alegría, J. (1999): «Condiciones de adquisición de la lectura en el niño sordo».
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