GEOLOGÍA:
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((Es cierto que la primera casa* que fue erigida para los hombres es la de Bakka*, bendita y guía para todos los mundos)). Surat Ále ‘Imrán (La Familia de ‘Imrán); áyat 96.
*[de adoración.]
* [Es una variante de Makka, Meca.]
Esta noble áyat descendió en la mitad de surat Ále ‘Imrán, que es una surat medinense, de entre las más largas suras del Noble Corán ya que está compuesta por un total de doscientas áyát después de “albasmala” (“albasmala”: En el nombre de Al-láh, el Compasivo, el Misericordioso), y así fue denominada por citarse en ella referencias a la familia de nuestra señora Maryam (María), la hija de ‘Imrán, madre del profeta de Al-láh ‘Isá (Jesús), la Paz de Al-láh sea sobre nuestro Profeta y sobre él. A propósito de lo cual dice nuestro Señor, Glorificado y Elevado sea:
((Allah eligió a Adam, a Nuh, a la familia de Ibrahim y a la familia de Imrán por encima de los mundos. (Los eligió) generación tras generación. Allah es Oyente y Conocedor)). Surat Ále ‘Imrán; áyát 33 y 34.
Narra la noble surat la historia de la mujer de ‘Imrán, y la hija de ambos: María, madre de ‘Isa, la Paz de Al-láh sea sobre ambos, así como narra el milagro de su nacimiento de una madre sin que exista un padre, y los milagros que Al-láh ha llevado a cabo a través de sus manos.
Igualmente, la referencia se hace en esta noble surat tanto al profeta de Al-láh Zakariya (Zacarías) como a su hijo Yahyá, que Al-láh le concedió de anciano, al igual que la surat recoge una descripción minuciosa de todo lo acontecido en la batalla de Uhud.
Y gira el eje principal de surat Ále ‘Imrán en torno del diálogo de los Poseedores de las Escrituras, concretándose a través de este diálogo una serie de premisas de la Creencia Islámica y sus aplicaciones legislativas.
Algunos puntales de la creencia en surat Ále ‘Imrán (La familia de Imrán):
Resumimos las premisas de la Creencia con que vino la surat Ále ‘Imrán en los siguientes puntos:
La creencia en Al-láh, Enaltecido sea, como única divinidad, su adoración exclusiva y absoluta sin socio, ni semejante, ni rival, enalteciéndolo por encima, Elevado y Enaltecido sea, de todo atributo no conforme con su Soberanía, tales como el atribuirle a Él una esposa o un hijo, siendo estos atributos propios de seres creados y no se corresponden con la Soberanía de Al-láh.
Y la creencia de que Al-láh, Enaltecido sea, es el Viviente, el Despabilado, de quien no puede ocultarse nada en la Tierra ni en el Cielo, y que Él, Elevado y Enaltecido sea, es quien da forma a las criaturas en el vientre materno como Él quiere, y que Él es el Victorioso, el Sapientísimo, y que es el Vidente de sus criaturas, el Ostentador del Poder, que otorga a quien quiere, sabe lo que hay en los cielos y en la Tierra, y que el triunfo viene de Él exclusivamente, dando su apoyo a quien quiere, que la guía es de Al-láh, que la Gracia está en sus manos otorgándola a quien quiere, y que Él es Vasto y Conocedor, cuya Misericordia ofrece personalmente a quien Él quiere y Al-láh es el dueño de una Inmensa Gracia, y es Clemente con sus criaturas, al tiempo que es Victorioso y ostentador de la venganza, sabedor de todo lo que hay en los cielos y en la Tierra, y no incumple la Promesa.
La creencia en la Inspiración Divina que hizo descender nuestro Señor, Glorificado y Enaltecido sea, sobre un conjunto de Enviados, como guía para la humanidad, poniéndole fin, completándola y preservándola en su último Mensaje, el Noble Corán y la inmaculada Tradición Profética, siendo este mensaje último como confirmación de todas las diferentes formas de Inspiración Divina que le precedieron, y su hegemonía sobre ellas, razón por la cual la creencia en todos los mensajeros es complementario a la creencia en la Inspiración Celestial.
La creencia de que el Noble Corán comprende áyát llenas de sabiduría (versículos llenos de sabiduría), que son la matriz del libro, y otras equívocas, cuya interpretación no conoce más que Al-láh.
La creencia de que toda persona habrá de saborear la muerte, y que Al-láh, Enaltecido sea, congregará a la gente para un Día Indudable, o sea, la creencia en la veracidad del Último Día y su irrevocabilidad, en la veracidad de los grandes acontecimientos que tendrán lugar en ese Día tales como la Resurrección y el Juicio, el Jardín y el Fuego, y de que el Jardín será la morada de los temerosos, y el Fuego, la morada de los infieles, de que los rostros de los creyentes se tornarán blancos mientras que se tornarán negros los rostros de quienes renegaron después de haber creído.
La creencia de que el Din (la práctica de adoración) para Al-láh es el Islam, y que los que recibieron el Libro no discreparon sino después de haberles llegado el conocimiento, por mutua rebeldía, y que aquellos que no crean en los signos de Al-láh... Él es rápido en ajustar cuentas.
La creencia en la necesidad de obedecer a Al-láh y al último Profeta, las Bendiciones y la Paz de Al-láh sean sobre él, de seguir sus tradiciones, el aferrarse al vínculo de Al-láh y la erradicación de todas las formas de discrepancia dialéctica entre los musulmanes.
La creencia de que la Nación Islámica es la mejor nación que ha sido enviada a toda la humanidad, porque ordena hacer el bien, prohíbe hacer el mal y cree en Al-láh, siendo así que si no estableciese eso habrá perdido esa consideración preferente.
La creencia en el dictamen de Al-láh y su designio, y que las pruebas son principios de la vida, y deben ser acometidos con la resignación, la paciencia y la complacencia por tratarse de un dictamen divino.
De los signos cósmicos en surat Ále ‘Imrán: -
Al-láh, Enaltecido sea, ciertamente, es el que da forma a las criaturas en el vientre materno como Él quiere.
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La referencia al movimiento giratorio de la tierra alrededor de su eje delante del sol, recogido como la introducción de la noche en el día y el día en la noche por orden de Al-láh, Enaltecido sea.
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La referencia al ciclo de la vida, la muerte y la Resurrección como sacar al vivo del muerto y al muerto del vivo.
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La referencia a la creación de Adán de tierra.
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Confirmar la realidad de que la primera casa erigida para los hombres es ciertamente la de Bakka, la casa bendita.
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Afirmar que Al-láh, Enaltecido sea, le pertenece todo lo que está en los cielos y en la tierra y todo será devuelto a Él.
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Afirmar que cada uno gustará la muerte y que nadie morirá sin la voluntad de Alá (una Escritura aplazada).
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La referencia a la cura de la angustia mediante otra angustia nueva, que es un asunto psicológico conocido por el hombre tardíamente.
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La referencia a la realidad de que en la creación de los cielos y de la tierra y en la sucesión de la noche y el día hay, ciertamente, signos para los dotados de intelecto. Y que meditar acerca de esto es parte de los medios para conocer a Al-láh, el Creador, Glorificado y Enaltecido sea, y conocer algo acerca de sus excelsos atributos, sus potencialidades a las que no existen límites para su creatividad.
Cada asunto de estos necesita un análisis independiente, lo que voy a hacer, si Al-láh quiere, en otros artículos posteriores. Pero voy a centrar mi comentario aquí sobre el punto quinto relacionado con la primera casa erigida para los hombres, pero antes de abordar el tema hay que exponer de forma resumida varios comentarios de los grandes intérpretes –antiguos y contemporáneos- en la explicación de este versículo bendito.
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