EL SECTARISMO RELIGIOSO Y EL KARMA
Pregunta: Hemos oído muchas veces, que el dolor se encarga también de quebrantar el orgullo y la presunción de las personas dogmáticas y excesivamente sectaristas. ¿Podéis decirnos algo al respecto?
Ramatís: Es evidente que los procesos kármicos y las intervenciones de los mentores espirituales, varían de conformidad con los tipos y con las reacciones psicológicas de aquellos que deben ser rectificados en sus desvíos psíquicos. Ciertos individuos que observaron excesivo sectarismo en el pasado, pueden, en vidas futuras, desarrollar fácilmente el sentido universalista por la convivencia con personas muy espiritualizadas y al contacto con movimientos fraternales. Otros, por lo contrario, carecen para eso de la humillación y del sufrimiento atroz, pues sólo ante la perspectiva de desencarnar, es que abdican de sü odiosa separatividad o del sentido crítico fraterno, para admitir la existencia de otra doctrina o secta religiosa distinta de sus concepciones fanáticas.
Es obedeciendo a esta ley, que ciertas prostitutas famosas que en el pasado enlodaron la historia administrativa y política del mundo con sus desmanes y caprichos junto a las cortes fastuosas como fámulas privilegiadas, a veces se purifican en el futuro por la segregación voluntaria y estoica en conventos humildes, en los que trabajan sin descanso desde la madrugada y temperan el alma atribulada. Pero como la índole psicológica varía, otras de menor desvío moral en el pasado, pueden fallar por completo en un ambiente monástico, obligando a la Ley a optar por la terapéutica de las llagas, de las deformidades o de los aspectos repulsivos en vidas futuras, con el fin de apartarlas del elemento masculino que, entonces huye de ellas asqueado, viéndolas, así, libres de nuevas desdichas en el futuro.
Pregunta: Teniendo la Ley Kármica por objetivo la rectificación de los desvíos psíquicos nocivos, de las almas, ¿podríais decirnos cuáles son los recursos de que se vale la misma para debilitar la intransigencia de los fanatismos religiosos?
Ramatís: El dolor es, sin duda, el recurso más eficiente para modificar las criaturas excesivamente fanáticas y hasta faltas de piedad para con los esfuerzos religiosos ajenos, algunas de las cuales, si pudieran actuar con libertad, | exterminarían de la faz de la Tierra a todos aquellos que les oponen cualquier concepto adverso! Pero los Mentores Espirituales poseen recursos eficaces para hacer doblar su cerviz orgullosa, encaminándolas poco a poco hacia la prueba dolorosa que cambiará su temperamento demasiado presuntuoso; y cuando les llega el dolor bajo la orientación superior, comienzan a fallarles todos los recursos de su religión, credo o doctrina. Entonces, jse malogran el médico de la familia, la casa de salud, la intervención quirúrgica o los establecimientos de aguas; se confunden los exámenes de laboratorios, se dificulta el diagnóstico por la radiografía y se hacen inocuos los más famosos medicamentos modernos!
No es raro que, entonces lo Alto encamine junto al enfermo, a veces ya desengañado, el simpatizante de cualquier secta o movimiento espiritualista adverso y detestado, quien, munido de poderes incomunes, ¡consigue curar al paciente! Se rompe entonces el círculo de hierro del dogmatismo conservador y feroz, pues la salud y la vida, pese a ser devueltas por manos de personas mal vistas, se convierten en valiosos elementos para remover las fronteras presuntuosas del fanatismo tonto. El acontecimiento se transforma en un jarro de agua fría sobre la hoguera del odio religioso que todavía es muy común entre los hombres ignorantes que dudan que Dios es sólo uno y que sus hijos son creados de la misma esencia inmortal.
Pregunta: Creemos que, naturalmente, os referís al caso de los religiosos dogmáticos o a las religiones seculares, como el catolicismo, el protestantismo y las sectas adventistas, que comúnmente hostilizan el espiritismo terapéutico, el esoterismo o las teorías reencarnacionistas, ¿no es así?
Ramatís: Nuestra afirmaciones no tienen, en modo alguno el propósito de promover la "conversión* de los católicos, protestantes o adventistas, a los preceptos de la doctrina espirita. El sectarismo es una enfermedad que se desarrolla en cualquier credo, religión o doctrina; y el Espiritismo, en vista del sectarismo de muchos de sus adeptos, no se encuentra libre de esa anomalía. ¿No existe también, gran número de espiritistas que combaten frenéticamente el trabajo ruidoso délos umbandistas, las reuniones blancas de los esoteristas, las silenciosas meditaciones de los yogas, la mesa redonda de los teosofistas o las preocupaciones iniciáticas de los rosacruces? ¿No hay espiritistas que alegan poseer la mejor verdad o un sistema doctrinario superior, exclusivista, de las mesas kardecianas, mientras sólo encuentran confusión, estulticias y mala intención en el ritualismo del "té batido" y de los "terreiristas"? Para muchos adeptos del Espiritismo, los esfuerzos esotéricos o los emprendidos de propaganda de los rosacruces, son de exclusivo comercialismo e intereses personales, y las labores teosóficas no son otra cosa que una teoría sin el valor de la "caridad" práctica del Kardecismo. No dudamos que esto desmiente, por parte de tales espiritualistas, el sentido lógico de que realmente estén convencidos de que Dios es sólo uno y se halle en todos los seres y todas las cosas.
Pero la Ley de Ascensión Espiritual que no posee preferencias personales, interviene con absoluta ecuanimidad y trato amoroso en la senda evolutiva de todos los hijos del Señor, sin preocuparse por el tipo de sectarismo religioso, cuidando solamente de modificar a los sectaristas. Es cierto que muchas veces, el orgullo y el amor propio de la familia católica o de la protestante, acaba por ser vencido por la intervención milagrosa del "médium" espiritista que devuelve la salud y la paz al hogar afligido. Pero de otro modo, puede ser el padre bien asistido de lo Alto o la Promesa al "santo" de la fe católica, como también las oraciones del pastor protestante, lo que puede traer la alegría al hogar espirita. La Ley admirable del Amor, busca romper las fronteras aislacionistas y une los corazones distanciados por la vanidad, el orgullo, la presunción, la temeridad o el amor propio, sirviéndose de los métodos adversos para el logro de la curación de los intransigentes: aquí, el espirita de "mesa", sólo obtiene la curación después que el "caballo" del "terreiro" descubrió la fetichería en la almohada o en el dintel de la puerta; allí, el "terreirista" es el que, después de ridiculizar la debilidad de las sesiones de "mesa", termina siendo curado por los pases o las irradiaciones al estilo kardeciano; allá, el iniciado rosacruz, el teósofo o el esoterista, que critica las sesiones espiritistas jugándolas mórbidas de fetichismo mental, intercambio con larvas" o "cascarones" astrales, se ve obligado a curvarse ante la curación de la terrible obsesión de su ente querido, gracias a la intervención de los médiums espiritas tan censurados por su genio de labor extraterrena.
No importa si sois esoteristas, espiritistas, teosofistas, católicos, protestantes, yogas, rosacruces o libres pensadores, pues en el momento neurálgico de vuestra renovación espiritual, la técnica sideral ignora las etiquetas religiosas para preocuparse solamente por las necesidades de los corazones embrutecidos por el orgullo, la vanidad y el fanatismo enfermizo, generados bajo la égida de cualquier credo, doctrina o religión.
Es por eso que, a medida que ciertos enfermos van empeorando ante la necesidad de ablandarse en su sentimiento religioso exclusivista, alrededor de sus lechos de sufrimiento físico o psíquico, transitan médicos, curanderos o individuos que producen milagros, sin conseguir el éxito deseado. Después, con el tiempo, aceptan tanto el exorcismo del vicario local, la bendición de la negra vieja, la simpatía de la comadre amiga o las oraciones del pastor circunspecto, como los pases del "médium" kardeciano o el trabajo del viejo negro marcando el "despacho" en la encrucijada.
No obstante, el principal objetivo de todo eso, consiste únicamente en la renovación del espíritu enfermo, víctima del fanatismo o de la crítica antifraterna, para lo cual su guía considera de gran valor la enfermedad rectificadora. Cuando lo apruebe su mentor espiritual y deje el lecho, el ex "gigante" o enemigo formal de las religiones contrarias, no podrá olvidar las imágenes de los que lo sirvieron, los esfuerzos de todos los que intentaron levantar su salud a través de rezos, exorcismos, recetas empíricas o simpatías. ¡En el silencio de su alma, quedará siempre el recuerdo de las fisonomías que io rodearan con propósito amigo y desinteresado de su supervivencia! Y lo que hasta allí le podía parecer detestable situación de amargura y de dolor, más tarde ha de considerarlo como un excelente entrenamiento de rectificación espiritual y amplitud de corazón, favoreciéndole el más breve encuentro con aquellos que buscaban también a Dios a través de otros caminos que les son simpáticos y más fáciles.
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