Pregunta: No obstante, algunos hombres de alta capacidad productiva y de gran dinamismo comercial, consideran el cigarro o el cigarrillo, el mejor amigo de todas sus horas. ¿Cómo se explica que para unos el humo del tabaco sea deprimente, mientras que otros lo ensalzan como poderoso estimulante?
Ramatís: Aun tratándose del uso del tabaco, no hay regla sin excepción, pues su acción tóxica varía de conformidad con la resistencia orgánica del fumador. Como ya dijéramos anteriormente, los esclavos africanos alcanzaban más de cien años de vida, y fumaban ininterrumpidamente, así como muchos campesinos logran longevidad a pesar del excesivo abuso del tabaco. Evidentemente, esos hombres podrían ser más sanos y hallarse mejor dispuestos, si no fumasen, pues la salud a que os habéis referido, y la inmunidad contra el tabaco, eran apenas consecuencia de sus buenos antecedentes biológicos y no de lo inofensivo del tabaco. La mayoría de la humanidad terrestre, que vive enferma y con su sistema nervioso débil, mejoraría mucho su estado de salud si abandonase definitivamente el uso del tabaco, pues si éste no consigue minar el organismo de los hombres de salud resistente, es fuera de duda que puede aniquilar a aquellos que son propensos a las enfermedades más comunes. ¿Dónde está el hombre que puede asegurar, con absoluta certeza, que su organismo es inmune a los tóxicos del tabaco, y seguirá siéndolo en sus efectos lesivos, y solamente constables en lo futuro? El hombre inteligente y prudente, opta por no fumar.
Cuando son colocados en cargos para los cuales se exige mucha agudeza mental, muchos hombres que fuman exageradamente, se sienten deprimidos delante de aquellos que no fuman, pues su memoria es más letárgica y sus errores más numerosos. Artistas, escritores, científicos, deportistas y oradores que abandonaron el uso del tabaco, no pueden dejar de reconocer que sus energías se han visto aumentadas, así como su apetito y hasta el gusto y el olfato, se sensibilizaron al extremo, que se hicieron receptivos a diversos paladares y olores que antes les eran desconocidos.
Pregunta: ¿Puede influir el vicio del tabaco en el carácter humano?
Ramatís: Es cierto que no se debe considerar al tabaco como responsable de las subversiones del carácter humano, como sucede con el vicio de la embriaguez, que realmente envilece e influye en la moral del ser humano, hasta el extremo de llevarlo a la degradación completa. Aunque el vicio del tabaco, puede causar perturbaciones fisiológicas, es mucho menos degradante y no tiene la fuerza suficiente para modificar el carácter del hombre, porque no lo lleva a la hipnosis o a la degradación completa, como lo hacen el alcohol y los estupefacientes. No obstante, es fuera de duda que aquel que fuma desordenadamente, abdica de su voluntad y se esclaviza a un vicio inútil, tonto y perjudicial que, en verdad, revela claramente cierta debilidad o negligencia psíquica para consigo mismo. El hábito de fumar no indica una subversión de carácter, pero comprueba la insuficiencia psíquica del individuo para dominar la tiranía mental del verdugo invisible, que es el tabaco.
Pregunta: ¿Cuáles son los perjuicios espirituales para el ser humano, que pierde su dominio mental sobre el vicio del tabaco?
Ramatís: Si el individuo, en virtud de someterse completamente al yugo del vicio del tabaco, cayese en el debilitamiento de su conducta moral, se arriesgará a transformarse en una exótica y oportuna "pitillera viva" para saciar el vicio de los fumadores desencarnados del astral inferior, pues las almas desordenadas y malhechoras que además de eso eran en la Tierra muy viciosas en el uso del tabaco, permanecen adheridos a la superficie terrestre, viviendo momentos de angustia inenarrables al no poder satisfacer el deseo de fumar, debido a la falta del cuerpo carnal que dejaran en la fosa del cementerio. Sólo les queda, entonces, un recurso maquiavélico para poder saciar el deseo vehemente de fumar, consistente en aproximarse a las criaturas encarnadas que puedan vibrar en sintonía simpática con sus auras enfermizas y transmitirles, así, las sensaciones etéricas de la quema del tabaco.
Esas almas, realizan esfuerzos para ajustar sus periespíritus a los periespíritus de los encarnados que, además de igualarse a ellos como si fuesen moldes invisibles, procuran, por todos los medios, inhalar desesperadamente las emanaciones desprendidas del cigarro. Sucede eso, porque el tabaco, además de su característica volátil en el mundo material, interpenetra las capas bajas del mundo astral, por poseer, como todo lo existente, su doble fluido, el cual es absorbido ávidamente por los desencarnados que consiguen sintonizarse con el aura de los fumadores encarnados.
Pero eso no los deja completamente satisfechos, ya que es muy reducida la cuota que pueden absorber en el eterismo del tabaco incinerado. Entonces, echan mano del recurso de acicatear a sus víctimas para que aumenten su ración diaria de cigarros, en lo cual puede descubrirse la causa que origina, que muchos fumadores digan que se sienten dominados por una fuerza oculta que les impide librarse del vicio de fumar.
Es claro que esa desagradable sujeción a espíritus atrasados, sólo puede ocurrir en aquellos que además del vicio esclavizante del tabaco, se entregan a deslices morales peligrosos que pueden atraer junto a sí, muchos desencarnados delincuentes y viciosos.
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