EL VICIO DEL ALCOHOL Y SUS CONSECUENCIAS
Pregunta: En el concepto de los habitantes de vuestra esfera espiritual, ¿es el alcohol considerado también como uno de los males de la Tierra?
Ramatís: En nuestra esfera espiritual, no consideramos la industria del alcohol como un mal, sino como un incontestable beneficio para el ser humano. Vuestro mundo debe muchos favores al alcohol, pues es un elemento de gran utilidad. Sirve para la fabricación de siropes, tintas y desinfectantes, higieniza las manos, desinfecta las jeringuillas hipodérmicas y las contusiones infectadas; limpias los muebles y las ropas; quita manchas y asea objetos, destruye gérmenes peligrosos y enriquece los recursos de la química del mundo. Usado con cuidado en los medicamentos, estimula el aparato cardíaco, ayuda la filtración hepática y desobstruye las venas atacadas por las grasas en los hombres de edad. El abuso en su ingestión, es el que merece censuras, pues envilece, deprime y mata, puesto que se fabrican las más variadas bebidas presentadas con reclamos pomposos.
El alcohólico, ya sea el que se embriaga con el whisky carísimo o el que se entrega al pobre aguardiente, no pasa de ser un "vaso vivo" mediante el cual muchos espíritus desencarnados y viciados se esfuerzan para beber "etéricamente" y aliviar su ardiente sed de alcohol. Muchas veces, el hombre se rebela contra las vicisitudes de la vida humana y se entrega, a la embriaguez constante; pero no sabe que las entidades astutas de las sombras lo siguen incesantemente, alimentando la esperanza de convertirlo en su recipiente vivo o en su tentáculo absorbente en el mundo carnal.
Pregunta: ¿Quiere decir eso que todos los bebedores desencarnados viven a la caza de "vasos vivos" en la Tierra, para poder saciar su vicio? ¿No es así?
Ramatís: Son pocos los encarnados que saben del terrible peligro que se esconde detrás del vicio del alcohol, puesto que la embriaguez es una de las situaciones más vigiladas por los espíritus viciosos que procuran el deseado "puente vivo" para satisfacer sus deseos en el mundo de la materia. Los espíritus desencarnados que son esclavos de las pasiones y vicios que sufrían mientras vivían en la carne —en virtud de la falta del cuerpo físico— sufren terrible angustia ante el deseo, de ingerir el alcohol con el cual se viciaran desordenadamente en el mundo físico. Debido a la fácil excitabilidad natural del cuerpo astral, ese deseo se centuplica en forma de una ansiedad insoportable y desesperante, como sucede con los morfinómanos, ¡que sólo se calman con la droga! ¡Es un deseo furioso, aplastante y sádico! ¡La víctima se alucina viviendo las visiones más pavorosas y aniquiladoras! Y cuando eso sucede con espíritus sin escrúpulos son capaces de todas las infamias y bajezas contra los encarnados, con tal de mitigar su sed de alcohol; semejándose a los desesperados esclavos del vicio de los entorpecedores.
Los neófitos sin cuerpo físico que llegan al Más Allá ardiendo bajo el deseo del alcohol, aprenden pronto con los veteranos desencarnados cuál es la mejor manera de mitigar, en parte, la sed alcohólica. Como ya hemos dicho en distintas ocasiones, las almas, después de desencarnadas, se buscan y se atraen por los mismos vicios, ideas, sentimientos, hábitos e intenciones. Como consecuencia de esa ley, los encarnados que se vician con bebidas alcohólicas, pasan a ser también acompañados por espíritus de alcohólicos desencarnados, esclavos todavía del vicio envilecedor, que hacen cualquier cosa para transformar a sus víctimas en "vasos vivos", para saciar sus deseos.
En general, los infelices alcohólicos, al dejar sus cuerpos cocinados por el alcohol, en las zanjas, en los catres de los hospitales o en los lechos ricos, despiertan aquí enloquecidos por el deseo desesperado de satisfacer el vicio. Cuando se enfrentan con la realidad de la supervivencia en el Más Allá del Túmulo y comprenden que la vida espiritual superior exige la liberación del vicio degradante, se desesperan y se niegan a abdicar del deseo pervertido. Solamente un reducido número se entrega, sumiso, a la terapia del sufrimiento purificador y consigue resistir al mórbido deseo, para lograr la mayor eliminación posible del eterismo tóxico remanente del alcohol, recibiendo el auxilio de los bienhechores y ayudado a vencer la fase más crucial después de su desencarnación. Ciertas almas valerosas y decididas, después de desligarse por completo de los deseos del alcohol, se entregan ardorosamente al servicio de socorrer a los alcohólicos, alrededor de la Tierra, no sólo influenciándolos para que dejen el vicio, sino cooperando en los ambientes espirituales y junto a las instituciones religiosas, conduciendo a los enfermos y sufridores de los efectos del alcohol, con el fin de inspirarles la pronta liberación del dominio del terrible adversario.
He ahí los motivos por los cuales algunos médiums videntes verifican con sorpresa que mientras algunos espíritus de ex borrachos cooperan en sus trabajos mediúmnicos, otros, todavía rebeldes e inconformes, prefieren envilecerse todavía más en la execrable tarea de preparar "vasos vivos" para que en la superficie de la tierra, actúen esclavizados para satisfacer sus deseos.
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