Pregunta: Según vuestra opinión, ¿cuáles serían los medios más eficientes para poder reducir tan alta cuota de consumo de alcohol, que aumenta de modo incesante y amenaza la integridad de nuestra raza humana? Actualmente, la moda del whisky se extiende desenfrenadamente por todos los cabarets, "dancings clubs", "boites" y hasta en los hogares, como señal de distinción en todas las ceremonias y festividades mundanas.
Ramatís: Nos vemos obligados a repetir el viejo concepto que cualquier vicio del hombre, ¡sólo puede vencerlo el propio hombre! La liberación debe iniciarse de adentro hacia afuera y no a través de recomendaciones exteriores. El hombre vicioso que perdió el control de su voluntad en el vicio del alcohol, ¡sólo podrá integrarse nuevamente a la comunidad de los espíritus libertos de estigmas viciosos, después que recupere nuevamente su dominio mental, psíquico y físico! ¡No hay otra alternativa ni otro recurso! O el individuo continúa esclavo del vicio y como tal ha de pagar el tributo nefasto de su propia negligencia espiritual, o tendrá que retomar la rienda directora de su organismo e imponerse a sí mismo directrices severas y bienhechoras.
El esclarecimiento sobre los terribles peligros del alcoholismo, deberá partir del seno del propio hogar, diseminándose después por escuelas y por las instituciones religiosas y educacionales del mundo, alcanzando todos los sectores de las actividades humanas. Antes de alfabetizarse, ¡la criatura debería aprender a odiar el alcohol como bebida peligrosa! Cualquier credo, religión o secta espiritualista que se dedique también a combatir el alcoholismo, sin lugar a duda alguna estará contribuyendo a resolver uno de los mayores males de vuestro orbe. ¡Solamente los hábitos ordenados pueden dotar a los pueblos de las virtudes indispensables que garanticen la grandeza espiritual y el realce, entre las naciones superiores del mundo material!
La temperancia, es cuestión de comprensión. Cabe pues a los dirigentes de vuestro orbe, explicar cuan perjudicial es el alcoholismo que se convierte en el más terrible enemigo del hombre, porque lo degrada física, psíquica y espiritualmente. Tal como se practica el contraespionaje en vuestro mundo, será necesario que se cree una mentalidad sana y capaz de neutralizar la propaganda deslumbrante y ostensiva del alcohol, que la industria utilitaria lleva a efecto como execrable sugestión para la juventud terrestre, en una constante invitación subrepticia para el infamante vicio. Sólo una decisión tenaz y la unión incondicional de todos los hombres comprensivos, podrá combatir el alcoholismo, ¡el mayor enemigo del hombre en todos los sectores científicos, artísticos, educacionales y religiosos!
La vida humana es el aprendizaje más precioso que el espíritu desencarnado necesita para llegar a condiciones favorables que le permitan habitar mundos felices y vivir entre humanidades venturosas. En consecuencia, mientras se encuentra encarnado, le cumple evitar el alcohol de cualquier forma posible, con el fin de no dilapidar el valioso patrimonio de la vida física. La inmunización contra el alcoholismo no sólo evita que el espíritu retarde su aprendizaje, tan necesario a su pronta felicidad, sino que lo libra de las desgracias y torturas cruciales del Más Allá del Túmulo.
La reforma moral, la preocupación con la espiritualidad, el cuidado físico, la educación evangélica, así como el hábito de una alimentación sana pueden proporcionar al hombre un metabolismo psicofísico tan armonioso, que lo hace despreciar naturalmente el alcohol, por no necesitar de estímulos artificiales para vivir. Ese vicio siempre es resultante de la excitación psíquica, de la excentricidad y del epicureismo nutritivo. En la Sagrada Biblia (Proverbios 23-20 y 23-31), está escrito: "No desees hallarte en los banquetes de los grandes bebedores", y también lo siguiente: "No mires para el vino cuando comienza a parecerte dorado. El entra suavemente, pero al final, morderá como una serpiente y difundirá su veneno como un basilisco."
Desgraciadamente, las familias modernas se están habituando a mantener en sus hogares el célebre "barrito" con variados alcoholes, lo cual retrata bien el espíritu apocalíptico de la época. De ese modo se crea la desgraciada oportunidad de incentivar desde muy temprano a los descendientes para los peligros del alcoholismo, habituándolos al vicio deprimente, por cuanto el ejemplo de los progenitores es un evidente permiso para que los hijos hagan lo mismo.
Antiguamente, se hacía más difícil a los espíritus viciosos del Más Allá, conducir al jefe del hogar a la bodega o hacer a la familia ingerir alcohol; pero en el siglo atómico, en el que hay tanta prisa por los descubrimientos científicos como en exagerar los vicios, no solamente los periódicos y las estaciones de radio hacen intensa propaganda del alcohol, sino que se distribuyen vistosos carteles coloridos que invitan al pueblo a ingerir los más variados tipos de bebidas alcohólicas. Es indudable que el júbilo y el éxito de los espíritus del astral inferior, aumentan, pues protegidos por esa imprudencia de los habitantes de vuestro mundo, no encuentran ya dificultad alguna para encender el fuego hacia las pasiones comunes. Los miembros de la parentela humana, bajo constantes libaciones alcohólicas, pueden ser fácilmente influenciados por el astral inferior: cualquier cuestión de escasa importancia puede irritarlos y conseguir que puedan romper sus defensas fluídicas. ¡El vicio de la bebida, como dice el proverbio, consiste solamente en comenzar!
Infeliz humanidad, que en lugar de iniciar una violenta ofensiva contra su mayor flagelo —el alcohol— lo oficializa hasta en el seno de la propia familia, llevándolo, con lastimable imprudencia, ¡al seno amigo de su propio hogar!
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