Pregunta: ¿Cuáles son los medios más indicados para que podamos modificarnos y mejorar nuestro Karma?
Ramatís: Lo principal es lograr el control de vuestros pensamientos, palabras y obras, pues a medida que reducís o modificáis el Karma de vuestro pasado, creáis también un nuevo Karma para el futuro, y éste os resultará amargo o venturoso, de conformidad con el Karma restante de las encarnaciones pasadas y de las causas que creáis en el presente. El Karma, en su sentido específico, registra las acciones del alma desde el momento en que ella comienza a sentirse "algo" existente dentro del seno de la Divinidad, y aunque no se pueda desprender del Espíritu creador de la vida cósmica de donde proviene, se distingue ya como una conciencia individual, existente aparte.
Tal como ya os hemos explicado anteriormente, en la Conciencia Total de Dios se van constituyendo o fragmentando nuevos grupos de conciencias espirituales colectivas, que abarcan y coordenan de modo instintivo todas las especies de animales y demás seres, disciplinándoles el progreso en grupos ligados por la misma afinidad. Es así que permanece siempre activa una "conciencia-grupo", que dirige cada raza animal ahí en el mundo físico, ya sea la bovina, la equina o la del pez del océano. Mientras, en el seno de esas especies o razas (que son la prolongación instintiva de una conciencia directora), en sus propios componentes, se van destacando ciertas características psíquicas aisladas, que poco a poco pasan a constituir nuevas conciencias menores moviéndose en la corriente de la vida y asumiendo los deberes y las responsabilidades compatibles con su entendimiento ya despierto.
Es así que la especie de perros salvajes es un conjunto animal más fácil de ser coordenado y dirigido por su conciencia psíquica directora, porque aun formando un grupo instintivo de varios millares o millones de perros, funciona y reacciona todavía como una sola pieza homogénea, sin presentar distinción alguna aislada entre sus componentes. No obstante, cuando se trata de la especie del "perro doméstico" dispersa por los hogares humanos, se comprueba que sus descendientes ya reaccionan concienzudamente entre sí, aunque estén todavía sometidos al mismo espíritu grupo o sean oriundos de la misma prole. En el seno del mismo psiquismo colectivo de la especie a que pertenecen, los ejemplares preanuncian ya un entendimiento racional aparte y, en algunos, hasta se observan los primeros brujuleos del sentimiento humano. Mientras los perros salvajes manifiestan una sola índole instintiva, feroz e idéntica en toda su especie racial, los perros domésticos, bajo la influencia del hombre, se diferencian de modo notable: hay, desde el perro heroico, el cobarde, el valiente, el flemático, el jovial, el animal resentido que no olvida los malos tratos, hasta aquel que el dolor inolvidable lo hace morir junto a la sepultura del dueño a quien se aficionó incondicionalmente.
A medida que en la misma especie animal, sus componentes se van distinguiendo por la formación de una conciencia individual destacada de su espíritu-grupo director, la ley kármica que dirige el conjunto pasa a actuar con más particularidad, con el fin de acelerar su progreso psíquico. Los impulsa hacia objetivos más inteligentes y elevados bajo la vista del hombre, y cuando es necesario, dispone hasta la transferencia del animal para otros orbes, en los que halla condiciones más favorables para apresurar la formación de su conciencia.
Pregunta: Nos agradaría que prolongaseis un poco más vuestras consideraciones acerca de ese determinismo del Karma sobre los "espíritus-grupos" que coordenan y dirigen las especies animales como una sola conciencia colectiva. ¿Podéis atendernos?
Ramatís: Lo que rige las especies inferiores y coordena los movimientos evolutivos, es el propio determinismo evolutivo que orienta todo el conjunto o especie animal del cual es responsable, a fin de conducirlo a actuar en forma más acertada y provechosa. Pero con el transcurso del tiempo y la intervención del hombre, no tardan en procesarse las fragmentaciones psíquicas que luego hacen distinguir las reacciones de los ejemplares entre sí, y los destacan individualmente en el seno del psiquismo instintivo y uniforme del "espíritu-grupo" dirigente. Independientemente del control general de la especie o raza, la Ley se desdobla orientando cada ejemplar para que consiga su emancipación individual.
He ahí por qué decimos que la misma Ley sabia que rige el mecanismo del Universo, se amolda y se ramifica gradualmente para regular el movimiento de los electrones en el seno de los átomos. Los astrónomos conocen la infalibilidad de ciertas leyes que disciplinan el curso de los astros; los químicos saben cuáles son los factores reactivos, exactos e indiscutibles, que orientan la afinidad de sus acostumbradas combinaciones; los matemáticos reconocen la precisión de los cálculos que geometrizan el Universo, ¡mientras que la Humanidad comienza ya a comprender que el hombre es también el plano matemático del futuro ángel!
¡Existe una ley indesviable, una ley kármica reguladora de la causa y el efecto, que tanto transforma la bellota en el roble y el gusano en libélula, como el criminal en ungido del Padre! En verdad, una Voluntad Directora se extiende por todo y sobre todos como un imperativo de seguridad y de armonía cósmica, teniendo por único fin la Belleza y la Perfección. El Karma, como un ritmo sumiso a esa voluntad superior, es la propia pulsación del Creador actuando en los ciclos disciplinadores, desde las órbitas de los electrones hasta las órbitas de los sistemas solares. Es por eso que, en vista del equilibrio y del orden absoluto en la manifestación creadora del Universo, el conocimiento iniciático desde los tiempos prehistóricos afirma que "lo que está encima también está abajo" y "lo que está en el átomo también está en el Universo".
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