G. H. Mead Espíritu, persona y sociedad


** No e» necesario creer en el carácter "científico" del psicoanálisis (el cual, creo



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** No e» necesario creer en el carácter "científico" del psicoanálisis (el cual, creo,

se encuentra en una fase metafísica) para diagnosticar que el fervor antiinetafísico

del positivismo es una forma de asesinato del padre.

S3 "Pos (rt, 6 ) " se usa para simplificar, En realidad, deberíamos operar con la

posición y el impulso, o con el'"estado" de a. Las enmiendas necesarias son triviales.

Destaco que no parto de la-presuposición de que las variables "a", "b", etc. pertenecen

todas al mismo tipo o categuiía siin:intica.

¡^ O, como diría Carnap, "a puede hacer verdadera a toda la oración uPos (b,cjn".



Ver la explicación que da Carnap de su término primitivo "realizable" (que es, sin

embargo, un tcnnino del mctaieiiguajc, a diferencia de mi "Col") en Testabilily

leción II. pág. 455, Explicación 2.

» La» definiciones son: (5) Opos (a) = (b) Pos (a,b). — (6) Ocol (a) = (b)

(c) Col (a,b/-). — Luego tenemos la "oración de reducción bilateral": (7) l'reg. (a,b)

Pi (a.b). — (9) F.sp. (a) = (Pip (a) te ((b) ~ Pos (a,b)) V Opas (a)). _ Una alternativa

D ((Pi (a,b) = Ex^ajj)). — Las definiciones restantes son : (8) Pip (a) = (Eb)

(o una adición al definiens) podría ser "Esp (a) = (Pip (a) ir (b) ^-^ Ex (a,b)) ".



(XO) Sapos (a,b.c) ~ (Pos (b/:) ir Pi (a, "Pos (b/)")). - (11) Sacol (a.bxA) =

(Col (b/:,d) ir Pi (a, "Col (b,c,d)")) • - (12) Sapi (a,b,c) = (Pi (b.c) & Pi (a, "Pi

(b/:)")). - (13) ruso (a) = ((Eb) (c) (Pi (a.b) & (a ^ c D ^-^ Sapi (c/i,b))).—

(14) Sa (a,b) = ((c) (d) (e) ((b = "Pos (c,d)" & Sapos (a,c,d)) V (b = "CQI



(c(c,a,e)" & Sacol (a,c,d,e)) \ (b — "pi (c,U") & Sapi (afi.d))). — (15) Ver

(a) = (b) (Pi (a.b) = (Sa (a.b)). - (16) Omn (a) ^ (b) (c) (,{)^ (e) (j) (¡r)

(h) (((a 4. b> D ISnrol (a.b/:.d) m Col (b.c.d,)))& ((a 4= e) D (Sacol (a.e.f) s

Pos (e.f))) & ((a -^ e) D (Sapi (a.g,h) = Pi (gji))]) é Ver (a)). - Podemos

probar fácilmente que "Inso" (a) & Omn (a)" implica la unicidad de a; alternativamente,

podemos probar la unicidad, siguiendo una línea de pensamiento que

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(5) "a es omnipresente", o "Opos(a)".

(6) "a es omnipotente", o "Ocol(a)".

Además, con ayuda de (3) y (4), por el método de reducción de

Carnap podemos introducir:

(7) "a ¡liensa b", o "Pi(a, b)".

Carnap recomienda ^ admitir un predicado semejante. Con ayuda de

(7), ahora podemos definir explícitamente:

(8) "a es una persona que piensa", o "Pip(a)".

(9) "a es un espíritu (personal) ", o "Esp(a)".

(10) "a sabe que b está en la posición c", o "Sapos(a,b,c)".

(11) "a sabe que b puede colocar a c en la posición d", o "Sacol

(a, b, c, d)".

(12) "a sabe que b piensa c", o "Sapi(a,b,c)".

(13) "a es insondable", o "Inso(a)".

(14) "a conoce el hecho b", o "Sa{a, bj'.

(15) "a es veraz", o "Ver(a)".

(IG) "a es omnisciente", o "Omn(a)".

Nada es más fácil que crear una nueva fórmula existencial que exprese

la aserción arcítimetafisica: que existe una persona a que está

en todos lados, capaz de colocar cualquier cosa en cualquier lado, que

piensa todo lo que es verdadero y sólo esto, y tal que nadie más lo

sabe todo acerca del pensar de a. (La unicidad de un a de esta especie

es demostrable a partir de las propiedades de a. Sin embargo, no podemos

identificar a a con el Dios del cristianismo. Hay una dificultad

para definir "moralmente bueno" sobre una base fisicalista. Pero las

cuestiones de definibilidad, en mi opinión, carecen totalmente de interés

—fuera de la matemática— excepto para los esencialistas: ver má»

adelante.)

Es obvio que nuestra fórmula archimetafísica puramente existencial

no puede ser sometida a ningún test científico: no hay esperanza alguna

de refutarla, de descubrir, si es falsa, que lo es. Por esta razón

yo la considero metafísica, pues cae fuera del ámbito de la ciencia.

Pero yo no creo que Carnap pueda decir que cae fuera del ámbito

de la ciencia, o fuera del lenguaje de la ciencia o que carece de, significado;

(Su significado me parece perfectamente claro, como me padece

claro el hecho de que algunos analistas lógicos deben haber confundido

su incredibilidad empírica con la falta de sentido. Pero hasta

es posible concebir experimentos que podrían "confirmarla", en el

sentido de Carnap, vale decir, "verificarla débilmente"; ver el texto



habría atraído a Spinozu, a partir de "Ojjos (a)", si adoptamos el axioma carteliano:

a + b D (Ec) {(Pos(a^) ií v-^ Pos (bf)) V (^-> Pos (aje) & Pos (b^)).)

(.•\grt-gado cu piucbas) Es' posible simplilitar nuestras definiciones empleando

el predicado semántico de Tarski "T (a)", que significa "a es un enunciado verdadero".

Entonces, (14) puede ser reemplazado por Sa (a,b) = Pi (a,b) & T (b);

(15) por r'er (a) = (b) Pi (a,b) D T (b); y 16 por Omn (a) = (b) T (b)

3 Sa (a.b).

56 Testability, sección 18, pág. 5, S,.

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correspondiente a la nota 67.) Nos ayuda muy poco que se nos diga,

en Testability ", que "el significíido de una oración es, en cierto sentido,

idéntico a la manera como determinamos su verdad y falsedad;

y una oración sólo tiene significado si es posible tal determinación".

Una cosa surge claramente de este pasaje: que es intención de Carnap

no concederle un significado a una fórmula como la archimetafísica.

Pero esa intención no se realiza; y no se realiza, creo, porque no es

realizable.

No necesito decir que mí único interés al construir nuestra fórmula

existencial archimetafísica es mostrar que no hay conexión alguna entre

el carácter de bien formada de una oración y su carácter científico.

El problema de cómo construir un lenguaje de la ciencia que incluya

todo lo que deseamos decir en la ciencia, pero excluya aquellas oraciones

que siempre han sido consideradas metafísicas, es un problema

sin solución. Es un típico seudo problema. Y nadie ha explicado nunca

por qué debe ser interesante resolverlo (si fuera resoluble). ¿Quizás

para poder decir, como antes, que la metafísica carece de significado?

Pero esto ya no significaría lo mismo que significaba antes. <"»

Pero, podría decirse, quizás sea posible aún realizar, al menos en

parte, el viejo sueño de Wittgenstein y hacer que la metafísica carezca

de sentido. Pues Carnap fue demasiado generoso al permitirnos

usar predicados disposicionales, tales como "a puede colocar b en c"

5' Testnbilily, sección I, final del primer par

5T« (Agregado en pruebas) La reacción de mis amigos positivistas frente a mi

"fórmula archimetafísica" (aún no conozco la reacción de Carnap, pero recibí un

informe de Bar-Hillel) fue la siguiente. Como esta fórmula está bien formada, es

"significativa" y también "científica": por supuesto, no es científica o empíricamente

verdadera, sino científica o empíricamente jaUu: o más precisamicnte, está refutada

por la experiencia. (Algunos de mis amigos positivistas también niegan que el

nombre de "archimetafísica" tenga alguna justificación histórica, y afirman que las

tendencias antimetafísicas del Círculo de Viena nunca tuvieron nada que ver con

tendencias an ti teológicas; y ello a pesar del fisicalismo de Neurath, que pretendía

hacer una versión moderna del materialismo clásico o del materialismo dialéctico.)

Ahora bien, si aJguiea llega hasta a comprometerse con la admisión de que mi

fórmula archimetafísica está bien formada y es, por lo Unto empíricamente verdadera

o falsa, creo entonces que hallará dificultades para salir airoso de esta situación.

Pues, ¿cómo se puede defender la opinión de que mi fórmula archimetafísica es

falsa o está refutada? Indudablemente, és irrefutable. De hecho, es expresable en

la forma

(Ex) D{x)

en palabras: "existe algo que tiene las propiedades de Dios". Y si se supone que

"D (x)" es un predicado empírico, podemos probar que su probabilidad es igual a 1.

(Véase Logical Foundations of Probability de Carnap, pág. 571.) Puedo probar,

además, que esto significa que no se puede disminuir su probabilidad por ninguna

información empírica (esto es, por ninguna información cuya probabilidad lógica

difiera de cero). Lo cual significa, según iMgical Foundations, que su grado de

(onfirmación es igual a 1 y que no se lo puede refutar, como afirmé antes (véase

págs. 249 y sigs.).

¿Cómo pueden afirmar mis amigos positivistas que el enunciado empírico " (Ex)

D (x)" es falso? En todo caso, está mejor confirmado que cualquier teoría científica.

Mi propia opinión es que no es testable y, por lo tanto, no es empírico ni cien*

tífico.

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y "a piensa b". (Se puede caracterizar a éste como una disposición a

cxclanuur b.) No puedo dar ninguna esfteranza a los que siguen esta

línea de pensamiento. Como traté de mostrar al discutir el Aufbau en

la sección 3, en la ciencia necesitamos genuinos universales no extensionalcs.

Pero en mi Lógica de la investigación científica indiqué brevemente

—tlemasiado brevemente, pues creo que las ideas "reduccionistas"

* del Aufbau han sido abandonadas por su autor— que todos

los universales son disposiciotiales, es decir, no sólo un predicado como

"soluble", sino también "solvente" o "disuelto".

Permítaseme citar mi Lógica de la investigación científica (L. 5c. D.,

para mayor brevedad): "Todo enunciado descriptivo usa... imiversales;

todo enunciado tiene el carácter de una teoría, de ima hipótesis.

El enimciado "aquí hay un vaso de agua" no puede ser verificado por

ninguna experiencia observacional. La ra/ón de ello es que los tintversales

que a|)arecen en él no pueden ser correlacionados con ninguna

experiencia observacional particular... La palabra "vaso", por ejemplo,

denota cuerpos físicos que manifiestan ima cierta conducta regular;

y lo mismo se aplica a la palabra "agua". Los imiversales.., no

puetlcn ser 'constituidos'." (Esto es, no pueden ser definidos a la manera

del Aufbau.) ^

¿Cuál es, entonces, la respuesta al problema de definir, o introducir,

im término disposicional como "soluble"? La respuesta es, simplemente,

que el problema es insoluble. Y no hay necesidad alguna de lamentar

este hecho.

Es insoluble, pues supongamos que hemos logrado "reducir" "x es

soluble en agua" mediante lo que Carnap llama una "oración de reducción",

que describe un test operacional tal como "si se coloca x

en agua, entonces .v es soluble en agua si, y sólo si, se disuelve". ¿Qué

hemos ganado? Aún tenemos que reducir "agua" y "se disuelve"; y

es manifiesto que, entre los tests operacionales que caracterizan al

agua, tendríamos que incluir: "si algo que es soluble en agua es colocado

en X, entonces si x es agua, esa cosa se disuelve". En otras pass

El término "reduccionismo", al parecer, (s de Quine. Corresponde muy cercanamente

a mi termino "indiictivismo". \'er, por ujcniplo, el informe de Carnap



en Krhenntnis, 3, 1932, pígs. 223-1. (\'canse lainíjicn mis «bservariones en L. Se. D.,

sección 4, píg. 34, donde, criticando lo que Quine llama "reduccionismo", escribí:

"Los viejos positivistas sólo aceptaban como científicos aquellos conceptos (o términos)

que . . . es posible reducir a experiencias elementales (datos sensoriales, impresiones,

percepciones y experiencias tic recuerdo [la expresión que usa Carnap en

el Aufbau], etc.)." Véase también L. Se. D., sección 14, especialmente las notas 4

y 6, y el texto correspondiente.

oa El pasaje es de /.. Se. D., final de la sccxión 25 (véanse también las secciones

14 y 20) . Aunque este pasije, junto con el pasaje de Cainap vinculado con él acerca

del término "soluble" (Testability, sección 7, pAg. 440) puede haber contribuido,

quizi^s, al surgimiento del llamado "problema de ¡os coiulidonules contrafácticos",

nunca he logrado comprender este problema, a pesar de mis denodados esfuerzos;

o mis precisamente no be logrado comprender lo que queda de él cuando no se

acepta el esencialismo, el fcnonienalismo o el análisis del significado.

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labras, al introducir "soluble", no sólo nos vemos obligados a caer

nuevamente en "agua", que es disposicional en un grado quizás mayor,

sino que además nos vemos obligados a caer en un círculo vicioso;

pues introducimos "soluble" con ayuda de un termino ("agua")

que. a su vez, no puede ser introducido operacionalmente sin "soluble";

y así sucesivamente, ad infinitum.

La situación que plantean "x es disolvente" o "x se ha disuelto" es

muy semejante. Decimos que x se ha disuelto (y no que ha desaparecido)

sólo si esperamos ser capaces de mostrar (por ejemplo, evaporando

el agua) que es posible hallar ciertos restos de este proceso y

que hasta podemos, si es necesario, identificar partes de la substancia

disuelta y luego buscada con partes de x mediante tests que deberán

establecer, entre otras cosas, el hecho de que la substancia buscada es,

nuevamente, soluble.

Hay una razón importante por la cual no es posible romper ese

círculo estableciendo un orden definido de reducción o introducción.

Es la siguiente: nuestros tests reales nunca son concluyentes, siempre

son tentativos. Nunca estaríamos de acuerdo con respecto a una regla

que estipule la interruf>ción de nuestros tests en un punto particular,

por ejemplo, al llegar a predicados primitivos. Todos los predicados

son, para el científico, igualmente disfKjsicionales, vale decir,

sujetos a la duda y a los tests. Esta es una de las ideas principales de

la teoría de la base empírica expuesta en mi L. Se. D. **

Esto en cuanto al hecho de que "soluble" no puede ser "reducido"

a algo que sea menos disposicional. En cuanto a mi afirmación de

que no hay que lamentar este hecho, sólo quiero decir (nuevamente)

que, fuera de la matemática y la lógica, los problemas de definibilidad

w En Testability, Camap acepta la mayor parte de mi teoria acerca de la base

empírica (L. Se. D., secciones 25 a 30), inclusive la mayor parte de mi terminologia

("base empírica", "oraciones básicas", etc.; cf. también su introducción y uso del

término "observable", de acuerdo con L. Se. D., sección 28, pág. 59). Hasta rectifica

(Testability, sección 20; ver especialmente "Decisión 2", pág. 12, y el texto correspondiente

a la nota 7, pág. 13) la pequeña pero significativa discrepancia (que he

interpretado aquí —véase el texto correspondiente a las notas 38 a 40— como una

supervivencia de su época de "solipsismo metodológico" y que critiqué en L. Se. D.,

nota I y texto correspondiente a la nota 2 de la sección 29). Otros puntos de

acuerdo, aparte de los que menciona el mismo Carnap, son: la tesis de que hay un



"componente convencional" en la aceptación o el rechazo de cualquier oradón (sintética)

(cf. Testability, sección 3, pág. 426, con mi t . Se. D., sección 30, pág. 108)

y el rechazo de la doctrina de las oraciones atómicas que estipula hechos últimos

(cf. Testability, sección 9, piág. 448, con mi L. Se. D., sección 38, pág. 127). Sin embargo,

a pesar de este acuerdo, subsiste una diferencia decisiva. Yo pongo énfasis

en una concepción negativa de la testabilidad que, para mí, es lo mismo que la

refutabilidad; y sólo acepto las confirmaciones si son el resultado de infructuosos

pero genuinos intentos de refutación. Para Camap, la testabilidad, y lá refutabilidad

siguen siendo formas debilitadas de la verificación. Las consecuencias de esta

diferencia aparecerán con claridad en mi examen de la probabilidad y la inducción

de la sección 6.

338


son sumamente gratuitos. Necesitamos muchos términos indefinidos**

cuyo significado sólo precariamente lo fija el uso, por la manera como

se los usa en el contexto de las teorías y por los procedimientos y las

prácticas del laboratorio. Así, el significado de estos conceptos será

variable. Pero esto ocurre con todos los conceptos, inclusive los definidos,

ya que una definición no hace más que reducir el significado

del término definido al de los términos indefinidos.

¿Qué es lo que hay, pues, detrás de la exigencia de definiciones? Una

vieja tradición, que se remonta hasta más allá de Locke, hasta el esencialismo

aristotélico; y como resultado de ella, la creencia de que,

si alguien es incapaz de explicar el significado de una palabra que

utiliza, esto muestra que "no le ha dado ningún significado" (Wittgenstein)

y por lo tanto, lo que ha dicho no tiene sentido. Pero esta creencia

wittgensteiniana es absurda, pues todas las definiciones, en última

instancia, se reducen a términos indefinidos. Pero ya he discutido este

tema en otra parte «2^ por lo cual no diré nada más aquí acerca del

mismo.

Para concluir esta sección, quiero destacar nuevamente que la testabilidad



y la confirmabilidad, aunque se las analice satisfactoriamente,

no son en modo alguno más adecuadas para establecer criterios de



significado que el anterior criterio de verificabilidad. Pero debo decir,

además, que no puedo aceptar el análisis de Carnap de los términos

"test", "testable", efe, o "confirmación". La razón de ello es, nuevamente,

que esos términos en Carnap, son sustitutos de "verificación",

"verificable", etc., ligeramente debilitados para eludir la objeción de

que las leyes no son verificables. Pero este compromiso es inadecuado,

como veremos en la sección siguiente y última de este artículo. La

aceptabilidad en la ciencia depende, no de algún substituto de la

verdad, sino de la severidad de los tests. **

«1 En Testability, sección 16, pág. 470, Carnap expresa la esperanza de que se

puedan introducir todos los términos sobre la base de un predicado indefínido de

un solo término ("brillante" o, alternativamente, "sólido"). Pero no se pu«de introducir

ningún otro término sobre esta base, con ayuda de un par de reducción: se

necesitan al menos dos predicados "dados" diferentes hasta para una oración de reducción

bilateral. Además, se necesita al menos una relación de dos términos.

M Véase, por ejemplo, mi Sociedad abierta, cap. II, sección 2.

« Como consecuencia de esto, la siguiente "condición de contenido" o "condición

de implicación" carece de validez: "si x implica y (es decir, si el contenido de

y es parte del de x), entonces y debe estar al menos tan bien confinnada como *".

La falta de validez de la condición de contenido fue señalada por mí en L. Se. D.,

secciones 82 y 83 (cf. secciones S3 y sig.) donde se identifica el contenido con el gqado

de testabilidad y de probabilidad lógica [absolu.ta\ y donde mostré que la falta de

validez de la condición de contenido destruye la identificación del grado de confirmación

con la probabilidad lógica. En Testability, sin embargo, toda la teoria de

la reducción de Carnap se basa en esta condición. (Cf. parágrafo 1 de la sección

6, pág. 434, y Definición I. a. de la pág. 435.) En Probability, pág. 474 (cf. pág.

397), Carnap destaca la falta de validez de la condición de implicación (o "condición

de consecuencia"); pero no extrae de esto la conclusión (que creo necesaria)

de que el grado de confirmación no puede coincidir con la probabilidad. (He refirmado

esta conclusión en el apéndice IX de L. Se. D. Cf. notas 74 y 77 y el texto

corresp., más adelante.)

339


6. PROBABILIDAD E INDUCCIÓN

Las consecuencias totales de enfocar la confirmación como si fuera

una especie de verificación debilitada sólo se ponen de manifiesto en

los dos libros de Carnap sobre la probabilidad: el gran volumen titulado

Logical Foundations of Probability (al que llamaremos aquí

"Probability") y el informe provisional, más pequeño, titulado The

Continuum of Inductive Methods (al que llamaremos "Methods") .«*

Los temas de estos dos libros se hallan íntimamente vinculados con

nuestro problema. Tratan de la teoría de la inducción, y ésta ha sido

uno de los criterios de demarcación más difundidos. Pues, por lo general

se considera que las ciencias empíricas se caracterizan por sus métodos;

y a éstos, a su vez, se los caracteriza como inductivos.** Esta es

también la concepción de Carnap: como hemos visto, su nuevo criterio

de demarcación es la confirmabilidad. En los dos libros mencionados,

Carnap explica que los métodos para confirmar una oración son idénticos

al método inductivo. Así, debemos concluir que el criterio de

demarcación se convierte ahora, más precisamente, en confirmabilidad

por métodos inductivos. En otras palabras, una expresión lingüística

pertenecerá a las ciencias empíricas si, y sólo si, es lógicamente posible

confirmarla por métodos inductivos, o por elementos de juicios inductivos,

64 Hay muy poco material atinente al problema particular de la demarcación

en dos de los tres libros publicados Mitre Syntax y Probability (Introduction to

Semantics y Meaning and Necessity) y nada, hasta donde se me alcanza, en Formalization

of Logic, que apareció entre ellos. En la Introduction sólo enc(a)

lo que considero una alusión a la oposición de Neurath al concepto de verdad de

Tarski (Qarnap le da una respuesta excelente y tolerante en las págs. VII y sig.) ; y

(b) un justo rechazo del método del cuestionario, de Arnc Naess, por considerarlo

ajeno a la cuestión (pág. 29) ; véase también mi nota 44 y el texto correspondiente.

En Meaning and Necessity, que yo por lo menos considero el mejor libro de Carnap

(quizás sea también el que ha sido más enérgicamente atacado) , hay unas pocas

observaciones sobre la ontología de la metafísica (pág. 43), las cuales, junto con una

referencia a Wittgenstein (págs. 9 y sig.), parecen indicar que Carnap aún cree en la

falta de sentido en la metafísica, pues en el lugar aludido se lee: ". . . conocer el

significado de una oración es saber en cuál de los casos posibles sería verdadera y

en cuáles no lo sería, como ha señalado AVittgensíein". Este pasaje, sin embargo, me

parece estar en conflicto con las principales conclusiones de Carnap, que hallo convincentes.

Pues el pasaje citado, como se ve claramente, destaca lo que Carnap

llama un enfoque extensional del significado, en oposición a un enfoque intensional;

por otro lado, "las conclusiones principales... son" que debemos distinguir entre

"comprender el significado de una expresión dada e investigar si tiene aplicación y



cómo se aplica" (pág. 202, las bastardillas son mías); el significado se explica por medio

de la intensión, mientras que la aplicación recurre a la extensión. También

atinente a nuestro problema es la "elucidación" de Carnap de su concepto de "elucidación",

págs. 8 y sig.; ver más adelante.

85 En esos dos libros no se discute explícitamente el problema de la demarcación,

excepto una observación que se hace en Probability, pág. 31, sobre el "principio del



empirismo" (también mencionado en las págs. 30 y 71) , y una discusión acerca del

carácter empírico del "principio de uniformidad" de la naturaleza, págs. 179 y sigs.

Ambos pasajes serán mencionados más adelante.

340

Como he indicado en la sección; 2, este criterio de demarcación



no satisface mis requisitos, ya que no logra excluir a toda clase de

seudo ciencias como la astrología. La respuesta a esta objeción sería,

sin duda, que ese criterio no pretende excluir a todo lo que

yo llamo "seudo ciencias", y que éstas consisten simplemente en oraciones

falsas o, quizás, oraciones refutadas, más que en oraciones metafísicas

no confirmables. Esta respuesta no me satisface (ya que

poseo un criterio que excluye, por ejemplo, la astrología y que ha

demostrado ser sumamente fructífero en conexión con una cantidad

de problemas), pero estoy dispuesto a aceptarla, para facilitar la argumentación,

y a limitarme a demostrar, como antes, que ese criterio

da origen a una demarcación errónea.

Mi crítica del criterio basado en la verificabilidad ha sido siempre

la siguiente; en contra de la intención de sus defensores, no excluye

enunciados obviamente metaftsicois; en cambio, excluye a los más importantes

e interesantes de los enunciados científicos, vale decir, a las

teorías científicas, a las leyes universales de la naturaleza. Veamos ahora

qué sucede con esos dos grupos de enunciados si se les aplica el

nuevo criterio.

En cuanto al primero, resulta que mi fórmula existencial archimetafísica

obtiene, en el sistema de Carnap, un elevado valor de confirmación;

pues pertenece a la clase de oraciones casi tautológicas ("casi

L-verdaderas") cuyo valor de confirmación es 1 o, en un mundo finito

de tamaño suficiente, casi igual a I. Además, es un enunciado para

el cual hasta es concebible una confirmación experimental *"; en cambio,

no puede ser sometido a ningún test en el sentido que doy a este

término: no hay manera concebible de refutarlo; su falta de refutabilidad

lo coloca en la clase de las oraciones metafísicas, según mi criterio

de demarcación. Por otro lado, su alto valor de confirmación, en

el sentido de Carnap, le da un carácter muy superior y más científico

que el de cualquier ley científica.

Pues todas las leyes universales tienen confirmación cero, según la

teoría de Carnap, en un mundo que es infinito en algi'in sentido (basta

la infinitud temporal), como ha mostrado el mismo Carnap "^ y aun

en un mundo finito su valor sería casi igual a cero, si el número de

*

exacta; de sucesos futuros cuando nos dicen (bajo la infhuMicia de drogas de la verdad)

que ellos estín inspirados ahora por ese a para el cual nuestra fórmula existencia!

es verdadera; y también es concebible que podamos construir receptores que


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