ill
Todo el que lea esta lista de veintiuna tesis debe quedar sorprendido
por su modernidad. Son asombrosamente análogas, especialmente en la
crítica a Newton, a la filosofía de la físiica que Ernest Mach enseñó
durante muchos años con la convicción de que era nueva y revolucionaria,
en la que fue seguido por Joseph Petzold, por ejemplo, y que
tuvo una inmensa influencia sobre la física moderna, especialmente
sobre la teoría de la relatividad. Sólo hay una diferencia: el "principio
de economía del pensamiento" (Denkoekonomie) va más allá de lo que
he llamado la "navaja de Berkeley", en la medida en que nos permite
no solamente eliminar ciertos "elementos metafísicos", sino también
distinguir —en algunos casos— entre diversas teorías rivales (del tipo
de las llamadas por Berkeley "matemáticas") con respecto a su simplicidad
[cf. (16)]. Estas tesis presentan también una notable semejanza
con los Principios de la mecánica (1894) de Hertz, obra en la cual
éste trató de eliminar el concepto de "fuerzas", y con el Tractatus de
Wittgenstein.
Quizás lo más sorprendente es que Berkeley y Mach, ambos grandes
admiradores de Newton, criticaron las ideas de tiempo, espacio y movimiento
absolutos siguiendo una argumentación muy similar. La crítica
de Mach, exactamente como la de Berkeley, culmina en la sugestión
de que todos los argumentos en apoyo del espacio absoluto de
214
Nevk'ton (como el péndulo de Foucault, el balde de agua en rotación,
el efecto de las fuerzas centrífugas sobre la forma de la Tierra) fallan
porque esos movimientos son relativos al sistema de las estrellas fijas.
Para mostrar la significación de esta anticipación de la crítica de
Mach, citaré dos pasajes, uno de Mach y otro de Einstein. Con respecto
a la recepción que tuvo su crítica del movimiento absoluto, expuesta
en anteriores ediciones de su Mecánica, Mach escribió (en la 7^ edición
de la Mecánica, 1912, cap. 11, sección 6, § II) : "Hace treinta años la
idea de que la noción de movimiento absoluto' carece de significado,
de todo contenido empírico y de aplicación científica parecía muy extraña.
Actualmente, esa idea es defendida por muchos investigadores
conocidos." Y Einstein decía en su nota necrológica en honor de Mach
("Nachruf auf Mach", Physikalische Zeitschr, 1916), refiriéndose a esa
idea de Mach: "No es improbable que Mach hubiera llegado a la teoría
de la relatividad si el problema de Ja constancia de la velocidad
de la luz hubiera preocupado a los físicos en una época en la que su
mente era aún joven." Esta observación de Einstein es, sin duda, más
que generosa. * Y de la brillante luz que arroja sobre Mach algiin reflejo
debe caer también sobre Berkeley.'
IV
Debemos decir algunas palabras acerca de la relación entre la filosofía
de la ciencia de Berkeley y su metafísica. Es muy diferente, en verdad
que la de Mach.
Mientras que el positivista Mach era un enemigo de toda metafísica
tradicional o sea no positivista, y especialmente de toda teología,
Berkeley era un teólogo cristiano profundamente interesado por la
apologética cristiana. Aunque Mach y Berkeley coincidían en que
palabras como "tiempo absoluto", "espacio absoluto" y "movimiento
absoluto" carecen de significado y, por lo tanto, deben ser eliminadas
de la ciencia, seguramente Mach no hubiera coincidido con Berkeley
acerca de la razón por la cual la física no puede tratar de causas reales.
Berkeley creía en causas, hasta en causas "verdaderas" o "reales"; pero,
para él, todas las causas verdaderas o reales eran "causas eficientes o
finales" (S., 231), y por tanto, espirituales y esencialmente ajenas a
la física (cf. HP., I I ) . También creía en la explicación causal verdadera
o real {S., 231), o en la "explicación última", como quizás la podría
llamar. Esta, para él, era Dios.
8 Mach vivió once años miis después de la publicación de la teoría especial
de la relatividad de Einstein, ocho de los cuales al menos fueron años activos.
Pero se mantuvo firmemente en oposición a ella, y aunque alude a lá misma
en el prefacio de la última (séptima) edición alemana (1912) de la Mecánica
que se publicó durante su vida, la alusión era un cumplido hacia el adversario
de Einstein, Hugo Dingier: no menciona a Einstein ni a la teoría.
* Este no es el lugar adecuado para referirnos a otros predecesores de
Mach, como Leibniz.
215
Todas las apariencias son causadas, verdaderamente, por Dios, y se
explican por la intervención de Dios, Tal es, para Berkeley, la simple
razón por la cual la física sólo puede describir regularidades y por la
cual no puede hallar causas verdaderas.
Sería un error, sin embargo, pensar que, debido a esas diferencias,
la semejanza entre Berkeley y Mach sólo es superficial. Por el contrario,
Berkeley y Mach están convencidos ambos de que no hay ningún mundo
físico (de cualidades primarias, o de átomos; cf. Pr., 50; S., 232, 235)
detrás del mundo de las apariencias físicas {Pr. 87, 88) . Ambos creían
en un tipo de doctrina llamada en la actualidad fenomenalismo: la
concepción según la cual las cosas físicas son manojos, complejos o
construcciones de cualidades fenoménicas, de colores, ruidos, etc., particulares
experimentados; Mach los llamaba "complejos de elementos".
La diferencia reside en que, para Berkeley, éstos son causados directamente
por Dios mientras que para Mach, simplemente están ahí.
Mientras que Berkeley afirma que no puede haber nada físico detrás
de los fenómenos físicos, Mach sugiere que detrás de ellos no hay absolutamente
nada.
La gran importancia histórica de Berkeley, creo yo, reside en su protesta
contra las explicaciones esencialistas en la ciencia. Newton mismo
no interpretó su propia teoría en un sentido esencialista; no creía
haber descubierto el hecho de que los cuerpos físicos, por su naturaleza,
no sólo son extensos, sino que también están dotados de una fuerza
de atracción (que irradia y radia de ellos y es proporcional a la cantidad
de materia que contienen). Pero poco después de él la interpretación
esencialista de su teoría se convirtió en la dominante, situación
que subsistió hasta los días de Mach.
En nuestra época, el esencialismo ha sido destronado, y se ha puesto
de moda, durante todos estos años, un positivismo o instrumentalismo
berkeleiano o machiano.
Sin embargo, hay una tercera posibilidad, evidentemente, una "tercera
concepción" (como yo la llamo).
Creo que el esencialismo es insostenible. Implica la idea de una explicación
última, pues una explicación esencialista no necesita ni admite
ulterior explicación. (Si está en la naturaleza de un cuerpo atraer
a otros cuerpos, entonces no hay ninguna necesidad de buscar una ex*
plicación de este hecho y ninguna posibilidad de hallar tal explicación.)
Sin embargo, sabemos, al menos desde Einstein, que la explicación
puede ser llevada, inesperadamente, cada vez más allá.
Pero aunque debemos rechazar el esencialismo, esto no significa que
debamos aceptar el positivismo; pues podemos aceptar la "tercera concepción".
No discutiré aquí el dogma positivista acerca del significado, porque
ya lo he hecho en otras partes. Solamente haré seis observaciones. (I) es
216
posible trabajar con algo similar a un mundo situado "detrás" del
mundo de la apariencia sin comprometerse con el esencialismo (en
especial, si se supone que no podemos saber nunca si puede haber o
no otro mundo dettás de este mundo). Para decirlo de una manera
menos vaga, se puede trabajar con la idea de niveles jerárquicos de
hipótesis explicatorias. Hay niveles relativamente bajos (como el que
Berkeley tenía en vista cuando hablaba de "leyes de la naturaleza");
otros, son más altos, como las leyes de Kepler; otros, más altos aún,
como la teoría de Newton, y luego, la relatividad. (II) Estas teorías
no son hipótesis matemáticas, es decir, nada más que instrumentos para
la predicción de apariencias. Su función va mucho más allá; pues (III)
no hay ninguna apariencia pura u observación pura: aquello en lo
que pensaba Berkeley cuando hablaba de estas cosas era siempre el
resultado de la interpretación y, por lo tanto, (IV) contenía un elemento
teórico o hipotético. (V) Las nuevas teorías, además, pueden
dar origen a una reinterpretación de las viejas apariencias, y, de este
modo, cambiar el mundo de las apariencias. (VI) La multiplicidad de
teorías explicatorias que observó Berkeley [sección II (16), antes]
es utilizada, cuando ello es posible, para imaginar —con respecto a dos
teorías rivales— condiciones en las que éstas den resultados observables
diferentes, de modo que podamos efectuar un test crucial para decidir
entre ellas y ganar de este modo nueva experiencia.
Una afirmación fundamental de esta tercera concepción es la de que
la ciencia aspira a elaborar teorías verdaderas, aunque nunca podamos
estar seguros si una teoría particular es o no verdadera, y la de que
la ciencia puede progresar (y sabe que progresa) inventando teorías
que, comparadas con las anteriores, pueden ser consideradas como mejores
aproximaciones a lo verdadero.
De modo que podemos admitir ahora, sin convertirnos en esencialistas,
que en la ciencia siempre tratamos de explicar lo conocido por lo
desconocido, lo observado (y observable) por lo inobservado (y, quizás,
inobservable). Al mismo tiempo podemos admitir, sin convertirnos
en instrumentalistas, lo que decía Berkeley acerca de la naturaleza
de las hipótesis en el pasaje siguiente (S. 228), que muestra tanto la
debilidad de su análisis —su incomprensión del carácter conjetural de
toda ciencia, inclusive de lo que él llama las "leyes de la naturaleza"—
y también su fuerza, su admirable comprensión de la estructura lógica
de la explicación hipotética.
"Una cosa es —escribe Berkeley— llegar a leyes generales de la naturaleza
a partir de una contemplación de los fenómenos, y otra distinta
construir una hipótesis y deducir de ésta los fenómenos. Por consiguiente,
no debe pensarse que quienes suponen epiciclos y con ellos
explican los movimientos y las apariencias de los planetas han descubiertos
principios verdaderos en la realidad y en la naturaleza. Y aunque
podemos inferir una conclusión de las premisas, de esto no se sigue
que podamos argumentar a la inversa e inferir las premisas de la conclusión.
Por ejemplo, supóngase un fluido elástico cuyas minúsculas
217
partículas constituyentes sean equidistantes entre sí, de iguales densidades
y diámetros, y se alejen unas de otras con una fuerza centrifuga
que sea inversamente proporcional a la distancia de los centros; y admítase
que, a partir de tal suposición, se desprende que la densidad
y la fuerza elástica de ese fluido son inversamente proporciónales al
espacio que éste ocupa cuando se lo comprime mediante alguna fuerza;
en tal caso, no podemos inferir, inversamente, que un fluido dotado de
esta propiedad debe consistir de tales partículas supuestamente iguales.'"
218
7
LA CRITICA DE KANT Y LA COSMOLOGÍA
HACE ciento cincuenta años murió Immanuel Kant, después de pasar
los ochenta años de su vida en ]a ciudad provincial jjrusiana de
Kónigsberg. Durante años su retiro había sido completo ', y sus amigos
quisieron efectuar un entierro tranquilo. Pero este hijo de un artesano
fue enterrado como un rey. Cuando se difimdió por la ciudad
la noticia de su muerte, la gente acudió a su casa y pidió verlo. El
día del funeral la vida de la ciudad se detuvo. El féretro fue seguitlo
por miles de jiersonas, mientras tañían las campanas de todas las
iglesias. Nada semejante había ocurrido antes en Kónigsberg, dicen
los cronistas. ^
Es difícil explicar esa asombrosa manifestación del sentimiento popular.
¿Se debía solamente a la reputación de Kant de gran filósofo y
de hombre bueno? Me parece que había más que esto, y sugiero que,
en ese año d€ 1804, bajo la monarqin'a absoluta de Federico Guillermo,
las campanas que tañían por Kant tenían im eco de las revoluciones
americana y francesa, de las ideas de 1776 y 1789. Sugiero (|ue,
para sus compatriotas, Kant se había convertido en una encarnación
de esas ideas. ^ Acudieron para mostrar su gratitud a un maestro de
los Derechos del Hombre, de la igualdad ante la ley, de la ciudadanía
i Seis años antes tic la muerte de Kant, l'oerschke informaba (ver su tarta
a Fichte del 2 de julio de 1798) que, debido a su vida retirada, se estaba olvidando
a Kant hasta en Kónigsberg.
í C.E.A. CH. Wasianski, Immanuel Kant in seinen leliten [.ebensjahreii
(tomado de Ueber Immanuel Kant, Dritter Band, Kónigsberg, bei Nicolovius,
1804). "Los periódicos y una publicación especial informaron sobre todas las
circunstancias del funeral de Kant."
8 Las simpatías de Kant por las ideas de 1776 y 1789 eran bien conocidas
pues acostumbraba a expresarlas en público. (Cf. el informe de Mothcrby, testigo
presencial, sobre la primera reunión de Kant con Green en R. B. Jachmann,
Immanuel Kant f,eschildert in liriejen - Veber Immanuel Kant, Zxveitet
Band, Kónigsberg bei Nicolovius, 1804.)
Alocución radiofónica pronunciada, en vísperas del ciento cincuenta aniversario de
la muerte de Kant. Publicada por vez primera (sin las notas) con el título "Immanuel
Kant: Philosopher of the Enlightenment" en The Listener, 51, 1954.
219
mundial, de la paz sobre la tierra y, lo que es quizás más importante,
de la emancipación a través del conocimiento. *
1. KANT Y LA ILUSTRACIÓN
La mayoría de esas ideas habían llegado al Continente desde Inglaterra,
en un libro publicado en 1732. Me refiero a las Cartas sobre
los ingleses. En ese libro Voltaire contrapone el gobierno constitucional
inglés con la monarquía absoluta continental; la tolerancia religiosa
inglesa con la actitud de la Iglesia Romana, y el poder explicativo
de la cosmología de Newton y del empirismo analítico de Locke
con el dogmatismo de Descartes. El libro de Voltaire fue quemado;
pero su publicación marca el comienzo de un movimiento filosófico
cuyo peculiar espíritu de agresividad intelectual era poco comprendido
en Inglaterra, donde no había ocasión para que se manifestara.
Sesenta años después de la muerte de Kant las mismas ideas inglesas
eran presentadas a los ingleses como un "intelectualismo superficial
y pretencioso"; e irónicamente, la palabra inglesa "Enlightenment"
[Ilustración] que se usó para nombrar el movimiento iniciado
por Voltaire, tiene aún esta connotación de superficialidad y pretenciosidad;
tal es, al menos, lo que nos dice el Oxford English Dictionary.
^ No necesito agregar que semejante connotación es totalmente
ajena al uso que yo hago de la palabra "Enlightenment".
Kant creía en la Ilustración. Fue su último gran defensor. Sé que
no es ésta la idea habitual. Mientras que yo considero a Kant como
defensor de la Ilustración, es más frecuente que se lo considere como
el fundador de la escuela que la destruyó: la escuela romántica de
* Digo "lo más importante" porque la merecida elevación de Kant desde una
situación cercana a la miseria hasta la fama y condiciones relativamente desahogadas
contribuyó a crear en el Continente la idea de emancipación a través
de la autoeducación (poco conocida bajo esta forma en Inglaterra, donde el
"self-mademan" era el advenedizo inculto). La significación de esta idea se
vincula con el hecho de que en el Continente los sectores educados fueron
durante mucho tiempo las clases medias, mientras que en Inglaterra eran las
clases superiores.
5 £1 0£J>. dice (algunas de las bastardillas son mías): "Enlightenment... 2.
Some times used [after the German Aufklárung, AufkUirerei] to designate the
spirit and the aims of the French Philosophers of the 18 th. century, or others
whom it is intended to assiociate with them in the implied charge of shallow
and pretentious intellectualism, unreasonable contempt of' tradition and authority,
etc." ["Ilustración... 2. Usado a veces [según el alemán Aufklárung,
Aufklárerei] para designar el espíritu y los objetivos de los filósofos franceses
del siglo xviii u otros con quienes se pretende asociarlos en la acusación implícita
de intelectualismo superficial y pretencioso, el desprecio poco razonable por la
tradición y la autoridad, etcétera]. El 0£.D. no menciona que "Aufklárung
es una traducción de la palabra francesa "eclqircissement" y que en alemán no
tiene tales connotaciones, mientras que "Aufklürerei" o "Aufkldricht" son neologismos
peyorativos inventados y usados exclusivamente por los románticos,
los enemigos de la Ilustración. El 0£J}. cita a J. H. Stirling, The Secret of
Hegel, 1865, y a Caird, The Philosophy of Kant, 1889, entre los que usan
la palabra en el sentido 2.
220
Fichte, Schelling y Hegel. Sostengo que estas dos afirmaciones son
incompatibles.
Fichte, y luego Hegel, trataron de apropiarse de Kant y presentarlo
como fundador de su escuela. Pero Kant vivió lo suficiente para
rechazar los persistentes requerimientos de Fichte, quien se proclamaba
a sí mismo el sucesor y el heredero de Kant. En una "Declaración
Piiblica Concerniente a Fichte", * que se conoce demasiado poco,
Kant escribió: "Dios nos proteja de nuestros amigos... pues hay presuntos
amigos fraudulentos y pérfidos que planean nuestra ruina,
mientras hablan el lenguaje de la buena voluntad." Fue sólo después
de la muerte de Kant, cuando éste ya no podía protestar, cuando este
ciudadano del mundo fue obligado, con éxito, a ponerse al servicio
de la escuela romántica nacionalista, a pesar de todas sus advertencias
contra el romanticismo, el entusiasmo sentimental y la Schwarmerei.
Pero veamos cómo describe el mismo Kant la idea de la Ilustración'':
La ilustración es la emancipación del hombre de un estado de tutelaje autoimpuesto
. . . de incapacidad para usar su propia inteligencia sin guía extema. A
tal estado de tutelaje lo llamo "autoimpuesto" si se debe, no a falta de inteligencia,
sino a falta de coraje o determinación para usar la propia inteligencia sin la ayuda
de un conductor. ¡Sapere aude! ¡Atreveos a usar vuestra propia inteligencial Este
es el grito de batalla de la Ilustración.
Kant habla aquí de una manera muy personal. Lo que dice es parte
de su propia historia. Criado en medio de la mayor pobreza y dentro
de la estrecha visión del pietismo —una severa versión alemana del
puritanismo—, su propia vida fue la historia de la emancipación a través
del conocimiento. En años posteriores, acostumbraba a mirar hacia
atrás con horror a lo que llamaba* "la esclavitud de la infancia",
su período de tutelaje. Podría decirse qué el tema dominante de toda
su vida fue la lucha por la libertad espiritual.
2. LA C O S M O L O G Í A N E W T O N I A N A DF. KANT
En esa lucha le correspondió un papel decisivo a la teoría de Newton,
que Voltaire había hecho conocer en el Continente. La cosmología
de Copérnico y de Newton se convirtió en la más poderosa y estimulante
fuente de inspiración de la vida intelectual de Kant. Su primer
« La fecha de esta Declaración es 1799. Cf. WWC (es decir, Immanuel Kant
Werke, ed. Ernst Cassirer y otros), vol. VIII, págs. 515 y sigs., y mi Open
Society, nota 58 del cap. 12 (4* ed., 1962, vol. II,, pág. 313).'
V What is Enlightenment (1785); WWC, IV, pág. 169.
« Véase la biografía de Kiant de T. G. von Hippel (Gotha, 1801, pág. 78).
Véase también la carta a Kant de D. Ruhnken (uno de los compañeros de
Kant en el Colegio Pietista Fredericiano), en latín, del 10 de marzo de 1771,
en la cual habla de la "disciplina estricta aunque beneficiosa de los fanáticos"
que los habían educado.
221
libro importante', La teoría de los cielos, tiene el interesante subtítulo
siguiente: Ensayo sobre la constitución y el origen mecánico del universo,
tratado de acuerdo con los principios de Newton. Se trata de
una de las mayores contribuciones que se hayan hecho nunca a la
cosmología y a la cosmogonía. Contiene la primera formulación no
sólo de lo que se llama actualmente la "hipótesis de Kant—Laplace '
acerca del origen del sistema solar, sino que también anticipa a Jeans
en la aplicación de esta idea a la Via Láctea (que Thomas Wright
había tomado como un sistema estelar cinco años antes). Pero lo que
supera a todo esto es la identificación por Kant de las nebulosas con
otras "vías lácteas", sistemas estelares lejanos semejantes al nuestro.
Fue el problema cosmológico, como explica Kant en una de sus
cartas "", el que lo condujo a su teoría del conocimíenlo y a su Critica
de la razón pura. Le preocupaba el difícil problema (que debe enfrentar
todo cosmólogo) de la finitud o infinitud del universo, con
respecto al espacio tanto como al tiempo. En lo concerniente al espacio,
Einstein ha sugerido una solución fascinante: .la de un mundo
que es al mismo tiempo finito y sin límites. Esta solución corta
el nudo kantiano, pero utiliza metlios más poderosos que aquellos
de los que disponían Kant y sus contemporáneos. En lo que respecta
al tiempo, hasta ahora no se ha ofrecido una solución igualmente
promisoria a las dificultades de Kant.
3. l..\ CRITICA Y VL l'ROBLEMA COSMOLÓGICO
Kant nos dice" que llegó al problema central de su Critica al
considerar si el universo tenía o no un comienzo en el tiempo. Halló,
para desaliento suyo, que podía elaborar pruebas aparentemente válidas
para ambas posibilidades. Las dos pruebas ^^ son interesantes;
se necesita concentración para seguirlas, pero no son largas ni difíciles
para comprender.
La primera prueba comienza analizando la idea de ima sucesión
infinita de años (o días, o cualesquiera otros intervalos de tiempo
8 Publicado en 17r)5. El título principal se podría traducir así: Historia
general natural / de los ríelos / v teoría de los cielos. Las palabras "Historia
general natural" se usan para indicar que se trata de una contribución a la
teoría de la evolución de los sistemas estelares.
10 A. C. Garvc, del 21 de septiembre de 1798, "Mi punto de partida no fue
una investigación sobre la existencia de Dios, sino la antinomia de la razón
pvira: 'El mundo tiene un comienzo - No tiene ningún comienzo', etc., hasta la
cuarta..." (Luego Kant, al parecer, mezcla las antinomias tercera y cuarta.)
•'Fueron estas [antinomias] las que primero me despertaron de mi sueño dogmático
y me impulsaron a la crítica de la razón . . . , con el fin de resolver el
escándalo de la aparente contradicción de la razón consigo misma.)
11 Véase la nota precedente. Cf. también la correspontlencia de Leibniz con
Clarke (Philos. Bibl., ed. por Kirchmann, 107, págs. 134 y sigs., 147 y sigs., 188 y sigs.)
y las Reflexionen zur Kritischen Philosophie, de Kant, editadas por B, Erdmanni
esp. Nv 4.
12 Véase Critique ot Pure Reason (2* ed.) , 454 y sigs.
222
iguales y finitos). Esta sucesión infinita de años debe ser tal que continúe
por siempre, y nunca llegue a un fin. Nunca se la puede completar:
una infinidad de años transcurridos es una contradicción en
los términos. Ahora bien, en su primera prueba, Kant simplemente
arguye que el mundo debe tener un comienzo en el tiempo, puesto
que, de otro modo, en el momento presente habría transcurrido un
número infinito de años, lo cual es imposible. Con esto concluye la
primera prueba.
La segunda prueba parte del análisis de la idea de un tiempo totalmente
vacío: el tiempo antes de que hubiera un mundo. Este tiempo
vacío, en el cual no hay absolutamente nada, debe ser tal que
ninguno de sus intervalos se diferencie de cualquier otro por su relación
temporal a cosas y sucesos, ya que éstos no existen en absoluto.
Ahora bien, considérese el último intervalo del tiempo vacío, el intervalo
inmediatamente anterior al comienzo del mundo. Evidentemente,
este intervalo se diferencia de todos los intervalos anteriores
puesto que se caracteriza por su estrecha relación temporal con un
suceso: el comienzo del mundo; sin embargo, se ha supuesto que el
mismo intervalo es vacío, con lo cual surge una contradicción en los
términos. Entonces, en la segunda prueba, Kant simplemente arguye
que el mundo no puede tener un comienzo en el tiempo, pues, de
otro modo, habría un intervalo de tiempo —el momento inmediatamente
anterior al comienzo del mundo— que sería vacío y al mismo
tiempo se caracterizaría por su relación temj)oral inmediata con un
suceso del mundo, lo cual es imposible.
Tenemos aquí un conflicto entre dos pruebas. Kant llamaba "antinomia"
a un conflicto semejante. No os perturbaré con las otras antinomias
en las que quedó atrapado el mismo Kant, como las concernientes
a los límites del universo en el espacio.
4. ESPACIO Y TIEMPO
¿Qué lección extrajo Kant de esas desconcertantes antinomias? Concluyó
^ que nuestras ideas de espacio y tiempo son inaplicables al
universo como un todo. Podemos, por supuesto, aplicar las ideas de
espacio y tiempo a los objetos físicos ordinarios y a los sucesos físicos.
Pero el espacio y el tiempo mismos no son objetos ni sucesos;
ni siquiera se los puede observar, son más huidizos. Son una especie
de armazón para las cosas y los sucesos, algo semejante a un sistema
de casillas, o un sistema de registro, para las observaciones. El
espacio y el tiempo no forman parte del mundo empírico, real, de
cosas y sucesos, sino que son parte de nuestro equipo mental, de nuestro
aparato para captar el mundo. El uso apropiado que se les puede
dar es el de instrumentos de observación: al observar cualquier su-
13 Op. cit., 518 sigs., "La Doctrina del Idealismo Trascendental como clave
para la solución de la Dialéctica Cosmológica."
223
ceso lo ubicamos por lo general, inmediata e intuitivamente, en un
orden de espacio y tiempo. Así, el espacio y el tiempo ]jueden ser
considerados como un marco de referencia que no se basa en la experiencia,
sino que es utilizado intuitivamente en la experiencia y es
apropiadamente aplicable a ésta. Esta es la razón por la cual se nos
crean inconvenientes cuando aplicamos mal las ideas de espacio y
tiempo, y las utilizamos en un ámbito que trasciende a toda expeliencia
posible, como hicimos en nuestras dos pruebas acerca del universo
como un todo.
Kant dio a la concepción que acabo de esbozar el nombre feo y doblemente
engañoso de "idealismo trascendental". Pronto lamentó esta
elección ", pues hizo pensar que él era un idealista, en el sentido de
que negaba la realidad de las cosas físicas y consideraba a los objetos
físicos como meras ideas. Kant se apresuró a explicar que él sólo había
negado que el espacio y el tiempo fueran empíricos y reales, en el sentido
en el que son empíricos y reales los objetos y sucesos físicos. Pero
protestó en vano. Su estilo difícil selló su destino: fue reverenciado
como padre del idealismo alemán. Sugiero.que ya es hora de poner
las cosas en su lugar. Kant siempre insistió" que las cosas físicas del
espacio y el tiempo son reales. Y en cuanto a las disparatadas y oscuras
especulaciones metafísicas de los idealistas alemanes, el mismo título
de la Critica de Kant estaba dirigido a anunciar un ataque crítico
contra todo ese razonamiento especulativo. Pues lo que la Critica
critica es la razón pura; critica y ataca a todo razonamiento acerca
del mundo que sea "puro" en el sentido de no estar teñido de la
experiencia sensorial. Kant atacó la razón pura mostrando que el razonamiento
puro acerca del mundo debe siempre enredarnos en antinomias.
Estimulado por Hume, Kant escribió su Crítica con el fin
de establecer" que los límites de la experiencia sensorial son los límites
de lodo razonamiento sólido acerca del mundo.
^* Prolegomena (1783). Appendix: "Specimen of a Judgment on the Critique
Anticipating its Investigation", Véase también la Critique, 2» ed. (1787; la primera
edición fue publicada en 1781) págs. 274-9, "The Refutation of Idealism"
y la iiltima nota al pie del Prefacio de la Critique of Practical Reason.
15 Véan.se los pasajes mencionados en la nota anterior.
16 Véase la carta de Kant a M. Herz, del 21 de febrero de 1772, en la cual
menciona un título provisorio de lo que llegaría a ser la primera Critica,
"Los Límites de la Experiencia Sensíjrial y la Razón". Ver también Critique
of Pure Reason (2* ed.) , págs. 738 y sig. (las bastardillas son mias) : "No hay
ninguna necesidad de una critica de la razón en su uso empírico; pues continuamente
se somete a prueba sus principios, pues se los ensaya en la piedra de
loque de la experiencia. .Análogamente, no hay. ninguna neccsitlad de ella dentro
del campo de la matemática, en la cual sus concepciones se presentan inmediatamente
a la intuición pura [del espacio y el tiempo] . . . Pero en un campo
en el cual la razón no se \e obligada por la experiencia sensoiial ni por la
intuición pura a seguir un camino visible —a saber, en el campo de su uso
trascendental . . — es muy necesario disciplinar la razón, para refrenar su tendencia
a transgredir los estrccltoi, liniiíes de la experiencia posible. . ."
224
5. LA REVOLUCIÓN COPERNICANA DE KANT
La fe de Kant en su teoría del espacio y el tiempo romo mardi de
referencia intuitivo se afirmó cuando halló en ella una clave para la
solución de un segundo problema. Se trataba del problema de la validez
de la teoría newtoniana, en cuya verdad absoluta e ¡ndiscuiil)le
creía ", junto con todos los físicos de su época. Es inconcebible, jjcnsaba,
que esta teoría matemática exacta no fuera más que el resuliado
de ob.servaciones acumuladas. Pero ¿cuál otra podría ser su base? Kant
abordó este problema examinando en primer lugar el carácter de la
geometría. La geometría de Euclides, sostenía, no se basa en la observación,
sino en nuestra intuición de las relaciones espaciales. La ciencia
newtoniana se encuentra en una situación similar. Aunque se halla
confirmada por las observaciones, no es el resultado de éstas, sino ile
nuestras maneras de pensar, de nuestros intentos por ordenar los datos
de los sentidos, por comprenderlos y por asimilarlos intelectualmente.
Nuestras teorías no se deben a estos datos de los sentidos, sino a nuestro
intelecto, a la organización del sistema de asimilación de nuestra
mente. Así, la naturaleza tal como la conocemos, con su orden y sus
leyes, es en gran medida un producto de las actividades de asimilación
y ordenamiento de nuestra mente. Para utilizar la desconcertante formulación
que da el mismo Kant a esta idea ^; "Nuestro intelecto no
extrae sus leyes de la natiífaleza, sino que impone sus propias leyes a
ella."
La fórmida anterior resume una idea a la que el mismo Kant llamaba
orgullosamente su "revolución copernicana". Para formular esta
idea como lo hace Kant, Copérnico '", al ver que la teoría de^ la rotación
de los cielos no permitía realizar ningún progreso, rompió el punto
muerto inviniendo las cosas, por decirlo así: supuso que no son
los cielos los que giran mientras los observadores permanecen en reposo,
sino que éstos giran mientras los cielos están en reposo. De manera
similar, dice Kant, debe resolverse el problema del conocimiento
científico, el problema de cómo es posible una ciencia exacta semejante
a la teoría newtoniana y de cómo se pudo siquiera llegar a ella, üe-
1' Véase, por ejemplo, la obra de Kant fundamentos inetafisicos de la ciencia
natural (1786) , que contiene la demostración a priori de la mecánica newtoniana-
Ver también el final del penúltimo párrafo de la Critica de la razón práctica.
He tratado de demostrar en otra parte (Cap. 2 de este volumen) .que algunas
de las mayores dificultades de Kant se deben a la suposición tácita de que
la ciencia newtoniana es demostrablemente verdadera (que es episteme) y de
que la comprensión de que esto no es así conduce a la desaparición de uno
de los problemas fundamentales de la Critica. Véase también cap. 8.
W Véase también Prolegómenos final de la sección S7. La nota al pie que se
refiere a Crusius es interesante: sugiere que Kant vislumbró la analogía entre
lo que llamaba su "revolución copernicana" y su principio de autonomía en
la ética.
w El texto de este párrafo es una traducción libre de la Critique of Pure
Reason, 2.' ed., págs. XVI y sig.
225
bemos abandonar la idea de que somos observadores pasivos, a la espera
de que la naturaleza imprima en nosotros su regularidad. Por
el contrario, debemos adoptar la idea de que, al asimilar nuestros dalos
sensoriales, les imprimimos activamente el orden y las leyes de
nuestro intelecto. Nuestro cosmos lleva la marca de nuestras mentes.
Al destacar el papel desempeñado por el observador, el investigador,
el teórico, Kant dejó una impresión indeleble no sólo sobre la
filosofía, sino también sobre la física y la cosmología. Hay un clima
kantiano de pensamiento sin el cual no serían concebibles las teorías
de Einstein o de Bohr; y podría decirse que Eddington es más kantiano
que el mismo Kant, en algunos aspectos. Y hasta aquellos que,
como yo mismo, no pueden admitir la doctrina de Kaní en su totalidad,
aceptan su idea de que el experimentador no debe esperar hasta que
a la naturaleza le plazca revelar sus secretos, sino que debe interrogarla.
^ Debe indagar en la naturaleza a la luz de sus dudas, sus conjeturas,
sus teorías, sus ideas y sus inspiraciones. Creo que esto es un
hallazgo filosófico notable. Nos permite considerar la ciencia, sea teórica
o experimental, como una creación humana v considerar su iiistoria
como parte de la historia de las ¡deas, en el mismo nivel
historia del arte o de la literatura.
Hay im segundo significado, aún más interesaiUe, inherente a la
versión de Kant de la revolución copernicana, significado que quizás
indique una ambivalencia en su actitud hacia ella. La revolución cojjernicana
de Kant resuelve un problema humano que planteó la propia
revolución de Copcrnico. Éste despojó al hombre de su posición
central en el universo físico. La revolución copernicana de Kant sacó
el aguijón. No sólo mostró que nuestra colocación en el universo físico
carece de importancia, sino también que —en cierto sentido—^ bien puede
decirse que nuestro uni\'erso gira alrededor nuestro, pues .somos
nosotros quienes creamos —al menos en parte— el orden que hallamos
en él; somos nosotros quienes creamos nuestro conocimiento del mismo.
Somos descubridores, y el descubrimiento es un arte creador.
ü. LA DOCIRINA DE I.A AUTONOMÍA
Pasaré ahora de Kant como cosmólogo, filósofo del conocimiento y
de la ciencia a Kant como moralista. No sé si se ha observado antes
que la idea fundamental de la ética de Kant equivale a otra revolución
copernicana, análoga en todo aspecto a la que ya he descripto.
Pues Kant hace del hombre el legislador de la moralidad, así como
lo convierte en el legislador de la naturaleza. Con ello, restituye al
hombre su lugar central tanto en su universo moral como en su universo
físico. Kant humanizó la ética como había humanizado ya lu
ciencia.
20 Op. cit., págs. XII )' sig.; cf. especialmente el pasaje: "los físicos .. com
prendieron que. . . debían obligar a la naturaleza a responder a sus pregun
tas, en lugar de colgarse de ella, por decirlo así."
226
La revolución copernicana de Kant en el campo de la ética ^^ está
contenida en su doctrina de la autonomía, la doctrina según la cual
no podemos aceptar como base última de la ética la orden de una
autoridad, por elevada que ésta sea. Pues siempre que nos enfrentamos
con la orden de una autoridad, es responsabilidad nuestra juzgar
si su orden es moral o inmoral. La autoridad puede tener el poder
de obligar a que se cumplan sus órdenes, y podemos estar incapapacitados
de resistir. Pero, a menos que nos hallemos físicamente impedidos
para elegir, la responsabilidad sigue siendo nuestra. Obedecer
o no una orden, aceptar o no una autoridad es siempre decisión
nuestra.
Kant llevó audazmente esta revolución al campo de la religión. He
aquí un pasaje sorprendente -^•.
Por mucho que mis palabras puedan espantaros, no debéis condenarme por decir:
Todo hombre crea su Dios. Desde el punto de vista moral . .. hasta tenéis
que crear vuestro Dios, para adorar en Él a vuestro creador. Pues sea cual fuere la
manera como... la Deidad sea conocida por vosotros, y aunque . . . í l se revele
a vosotros, sois vosotros. . . quienes debéis juzgar si os está permitido [por vuestra
conciencia] creer en f.l y adorarlo.
La teoría ética de Kant no se limita a la afirmación de que la conciencia
del hombre es su autoridad moral. Trata también de explicarnos
lo que nuestra conciencia puede exigir de nosotros. De la ley moral
Kant da varias formulaciones. Una ile ellas e s ^ : "Considerad siempre
a todo hombre como un fin en sí mismo, y no lo consideréis nunca
meramente como un medio para vuestros fines." Se podría resumir
el espíritu de la ética de Kant con las siguientes palabras: Atreveos a
ser libres y respetad la libertad de los otros.
Sobre la base de esta ética Kant erigió su importantísima teoría del
Estado i^ y su teoría de la ley internacional. Pidió ^ la formación de
21 Ver Grundlegung ziir Met. ti. Silten. 2' sección (WWC, págs. 291 y sigs.,
especialmente 299 y sigs.) : "La autonomía de la voluntad como supremo principio
de moralidad", y la tercera sección (IVíVC, pAgs. 305 y sigs.).
22 Se trata de una traducción libre (aunque tan fiel como es compatible
con la claridad, según creo) de un pasaje de la nota al pie del Cuarto Capítulo,
P a r t e II, 1, de J-a religión dentro de los limites de la razón pura {WWC, VI,
pág. 318; ver también la Introducción de este volumen, nota 9) . Ese pasaje ya
está anunciado por el siguiente: "nosotros mismos juzgamos la revelación por
la ley moral" (Lectures on Ethics by Immanuel Kant, traducción de L. Infield,
1930; la traducción del pasaje ha sido corregida por P. A. Schilpp, en Kant's
Pre-Critical Ethics, 1938, pág. 166, nota 63) . Inmediatamente antes Kant dice
de la ley moral que "nuestra razón puede revelárnosla".
23 Véase Grundlegung, segunda sección (W\VC, IV, pág. 287) . Nuevamente,
mi traducción es Ubre.
3* Véase especialmente, las diversas formulaciones de Kant para expresar que
el principio del Estado justo es establecer la igualdad en aquellas limitaciones
a la libertad de los ciudadanos que son inevitables para que la libertad de
cada uno pueda coexistir con la libertad de todos (p. ej.. Critique of Pure Reason,
2» ed., pág. 373).
25 Sobre la paz perpetua (1795) .
227
una liga de naciones, o una unión federal de Estados, que proclamara
y mantuviera, finalmente, la paz eterna sobre la tierra.
He tratado de esbozar a grandes rasgos la filosofía kantiana del hombre
y de su mundo, y sus dos fuentes principales de inspiración: la
cosmología newtoniana y la ética de la libertad; las dos fuentes de
inspiración a las que se refería Kant cuando hablaba^ de los cielos
estrellados por encima de nosotros y la ley moral dentro de nosotros.
Si retrocedemos aún más para obtener una visión aún más distante
del papel histórico de Kant, podemos compararlo con Sócrates. Ambos
fueron acusados de pervertir la religión del Estado y corromper las mentes
de los jóvenes. Ambos negaron la acusación y ambos defendieron
la libertad de pensamiento. La libertad significaba para ellos algo más
que la ausencia de coacción; era para ambos una forma de vida.
De la apologia de Sócrates y de su muerte surgió la nueva idea del
hombre libre: la idea de un hombre cuyo espíritu no puede ser sometido,
de un hombre que es libre porque es autosuficiente, que no necesita
coacción porque es capaz de gobernarse a sí mismo y de aceptar
libremente el gobierno de la ley.
Tanto en el campo del conocimiento como en el de la moral, Kant
dio un nuevo significado a esa idea socrática de la autosuficiencia que
forma parte de nuestra herencia occidental. Y le ha agregado, además,
la idea de una comunidad de hombres libres, de todos los hombres.
Pues mostró que todo hombre es libre; no porque haya nacido
libre, sino porque ha nacido con la carga de la responsabilidad de
decisiones libres.
26 En la "Conclusión" de la Critica de la razón práctica; ver especialmente
el final del penültimo párrafo al que se aludió en la nota 17.
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