3.- EL DESTINO DE LOS BIENES DE LOS FRANCISCANOS CONVENTUALES.
¿Qué sucedió con los bienes de los Franciscanos Conventuales? Ya hemos visto cómo estaba dispuesto que, al tomar los Observantes los conventos, les fuesen entregados los inventarios a los nuevos guardianes y pudiesen disponer de los bienes. De hecho, no tardaron en ponerlos al servicio de sus intereses. En Vivero, por ejemplo, donde el 16 de septiembre de 1567 el guardián del convento de San Francisco, ya observante, Andrés de Villafáfila, mandó inventariar los bienes y que se hicieran constar las necesidades del convento a que había que destinarlos: hacer una cerca alta, un dormitorio, una nueva torre de la iglesia, bajar el coro, restaurar la capilla mayor y pintar el retablo, hacer una hospedería y una enfermería, una reja para el crucero de la iglesia, tres ternos, restaurar el claustro386, etc. En todo, convento e iglesia, hacía falta invertir capital. Pudieron disfrutar libremente de estas rentas hasta el año1573 en que fueron depositadas en el convento de Santa Clara de Ribadeo, que tenía que mandar decir las misas que dependían de estos bienes a los Observantes de Vivero.
La dimensión económica de la supresión de los Franciscanos Conventuales fue de gran calibre. Como preveían los breves que ordenaban la supresión, Pío V intervino con el breve “De statu ecclesiarum”387 del 7 de octubre de 1568, por el que encargaba al cardenal Diego de Espinosa que destinase estos bienes a los conventos de clarisas y que, por una vez, los Observantes pudiesen obtener de estos bienes lo necesario para el culto divino y para restaurar las iglesias; debía también sustentar a los frailes Franciscanos Conventuales y Terciarios Regulares de edad avanzada que no hubiesen pasado a la Observancia388.
En base a este breve papal389, el 31 de diciembre de 1568, Felipe II escribió a Antonio de Aguilar, Ministro Provincial de la Provincia Observante de Santiago, para que hiciese “una memoria particular de todos los bienes y rentas que tenía cada uno de los monasterios de conventuales y terceros que en esa vuestra Provincia fueron reducidos a la Observancia… y demás desto havreis de mirar y considerar a qué Monaterios de monjas de dicha vuestra orden se deben aplicar y qué bienes vendrán más a propósito… y qué cantidad”; tenía que informar también sobre qué conventos debían subsistir y qué reparaciones necesitaban390.
Ya antes de intervenir la Corte, el Ministro Provincial de los Observantes de Cataluña, Agustín Vinyes, que se había enterado de la existencia del breve, escribió al cardenal Espinosa haciéndole saber que con reparar los conventos y construir un colegio, en consonancia con los preceptos del concilio de Trento, ya no quedaría nada para repartir391. Su posición es importante porque fue la postura mayoritaria.
Luis de Zapata, el Ministro Provincial de San Miguel, escribió dos cartas en enero de 1569, una el día 6 y otra el día 12, sobre este asunto. Se disculpaba por no poder hacer un memorial tan exhaustivo como “esos señores quieren saber”392. Seguramente se referían a unos memoriales en que decía que el convento de San Francisco de Badajoz tenía necesidad de vender toda la renta para edificarse393, y que en este dicho convento estarían como veinte frailes que se reformaron. Su edificio es viejo y muy mal trazado, sin forma ni traza de Religión. Tiene necesidad para edificarse de que se venda toda la renta394. Había resumido así: De Claustrales se reformaron dos conventos uno en Badajoz y otro en Plasencia. Havría entrambos hasta cuarenta frailes. Los edificios destos dos conventos son viejos y sin forma ni traza de Observancia y Religión; tienen necesidad de vender toda la renta para edificarse395.
Hubo, pues, un denodado esfuerzo de los Observantes por gestionar ellos los bienes que habían pertenecido a los Franciscanos Conventuales. El caso extremo que conocemos es el del convento de San Francisco de Badajoz, que no se resolvió definitivamente hasta el año 1611, en que los bienes pasaron al convento de clarisas de Santa Ana con la consabida obligación de encargar las misas a los Observantes396. Pero, en 1577 los Observantes gozaban todavía de los bienes y rentas de los siete conventos de los Franciscanos Conventuales que habían obtenido en Aragón397.
La Provincia Observante de Santiago se vio muy beneficiada por el paso de estos conventos de los Conventuales bajo su jurisdicción. Conviene recordar que estaba constituida por los grandes conventos de los Franciscanos Conventuales que durante el siglo XV había ido tomando la Observancia (12): San Francisco de Santiago de Compostela y de Salamanca, que estaban en litigios entre Conventuales y Observantes todavía en 1478398; los conventos de San Francisco de León, Orense, Toro y Ciudad Rodrigo, que en 1496 todavía no habían pasado de forma definitiva a la Observancia, aunque había un acuerdo para ello399; en cuanto a otros conventos, el paso se data en los siguientes años: San Francisco de La Coruña en 1439400, San Francisco de Mayorga de Campos (Valladolid) en 1459401, San Francisco de Benavente (Zamora) en 1424402, San Francisco de Astorga (León) en 1447403, San Francisco de Villafranca del Bierzo (León) en 1424404 y San Francisco de Villalpando (Zamora) hacia 1454405.
Los Observantes tenían 18 fundaciones propias -aunque no hemos investigado si alguna perteneció a otras reformas- de los siglos XIV-XVI406. Del siglo XIV: San Francisco de Herbón y de Louro en La Coruña, San Lorenzo de Santiago de Compostela y Portomarín de Lugo. Del Siglo XV: Santiago de Pardomio (León), San Francisco de Benavides (León), Nuestra Señora de Cabeza del Alba (León), San Antonio de Puebla del Deán (Orense), Santamaría de Vilabad (Lugo) y Santa María de Jesús en Villalón de Campos (Valladolid). Y del siglo XVI: San Francisco de Alcañices (Zamora), San Francisco de Bayona (Pontevedra), Buen Jesús de Ginzo de Limia (Orense), San Antonio de Monforte de Lemos (Lugo), San Francisco de Noya (La Coruña), Santa Marta de Vigo (Pontevedra), San Antonio de Padua en Salamanca, San Simón en Redondela (Pontevedra).
Y, ahora, los Observantes incorporan a su Provincia de Santiago, en cumplimiento de la bulas papales y las instrucciones regias de las que hemos hablado, los siguientes diez conventos: Oviedo, Avilés, (Cangas de) Tineo, Betanzos, Ferrol, Vivero, Ribadeo, Monterrey, Lugo, Pontevedra, Colegio Nuestra Señora de Loreto de Salamanca, la ermita (antiguo eremitorio) de Portomarín.
Por su parte, la Provincia de San Miguel consiguió dos grandes conventos en dos de las más importantes ciudades de Extremadura: Badajoz y Plasencia.
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