El señor PHILLIPS. -¿Qué artículo está analizando?
El señor MAIRA. -Frente a estos elementos objetivos, es importante saber cuáles son las exigencias que para cada uno de ellos impone el Estado chileno en estos instantes y es importante decir que las empresas tradicionales y capitalistas serán medidas con la misma regla de eficiencia con que se medirá el desarrollo de la futura economía social del pueblo. Para ellas serán importantes y significativas estas exigencias, desde el punto de vista de la eficiencia técnica, de la producción, de la productividad y de la subordinación plena a las disposiciones de planificación que el Estado impone y también a las normas vinculadas al cumplimiento exacto de la justicia, que señala para muchos de estos sectores la imposibilidad futura de mantener conductas antisociales vinculadas a actividades como la especulación y el monopolio, que hasta ahora, quizás, no han encontrado en la ley ni en la actividad del Estado toda la represión drástica a que se hacen acreedores.
El señor PHILLIPS. -¿Me permite una interrupción?
El señor MAIRA. -Quiero terminar y después con mucho gusto se la concedo.
Por eso, quiero expresar que hemos definido claramente el problema, en el cual se confunde nuestro Honorable colega señor Lorca, al decir: "¿Qué ganan ustedes con darles ahora a las empresas, llamadas del sector capitalista, el tratamiento que se contempla en este proyecto de sociedades anónimas, cuando ellas están llamadas a corto plazo a desaparecer?" Y agrega en seguida: "En cambio, ustedes están impidiendo un desarrollo efectivo y eficiente de las áreas que podrían desarrollar, en el futuro, los capitalistas que existen en nuestro país. "
Frente a esto la respuesta es muy clara. Partiendo del principio de que la misión de la economía nacional, como conjunto, es abastecer al país de una cantidad creciente de bienes y servicios, los dos sectores deben recibir los estímulos necesarios y adecuados a su naturaleza propia. Pero ambos deben medirse con reglas muy bien definidas. En este sentido, nosotros decimos con claridad que en el destino económico y social del país, las empresas de producción no capitalistas; partiendo de los sesenta mil talleres artesanales, de la pequeña y mediana industria hoy día existentes, representa un factor de importancia superior al sector capitalista; y que durante el curso de este proceso dinámico dentro del conjunto de la economía, estas empresas, sumadas a las del Estado, deben adquirir una creciente autonomía; y en su régimen interno la gestión debe radicarse en la comunidad de los trabajadores técnicos y manuales. Esto significa plantear las cosas con extrema honradez sin eludir un pronunciamiento de fondo, y señalar el camino que favorecería el proceso de instauración de una sociedad comunitaria y del tipo de empresa que ella supone, como asimismo precisar qué papel jugarán en ella las actuales empresas privadas capitalistas y cuál será el tratamiento que recibirán del Estado. Este proceso no se va a realizar sobre la base que el Honorable señor Lorca teme, de afectar a las industrias que existen actualmente en el país, sino preferentemente sobre el sector de la nueva economía industrial de Chile que el Gobierno promoverá, y cuya significación económica será en pocos años considerablemente mayor que la industria mediana o de liviano aliento, que el país se ha venido dando desde los años 1929 ó 1931 hasta nuestros días.
Las empresas capitalistas deberán responder en este proceso, de acuerdo con lo que incluso cualquier economía capitalista bien organizada le va a exigir: capacidad económica y eficiencia, en forma tal, que el Estado chileno dejará de estimularlas y protegerlas por una pura decisión política: "que haya en Chile empresa privada"; sustituyéndola por la condición objetiva de su funcionamiento bajo la premisa de que "haya en Chile empresa privada donde la debe haber y donde produzca resultados que justifiquen por sí solos su existencia"; agregando: "El Estado promoverá dentro de sus planes, la constitución de empresas capitalizadas con el esfuerzo de la comunidad y en que ensayen formas de propiedad y distribución de utilidades favorables a la comunidad de los trabajadores que en ella desarrollan su actividad y que alcanzan niveles de producción y productividad igualmente satisfactorios".
Nosotros, los democratacristianos, asumimos, desde ahora el compromiso de que la empresa comunitaria, en sus diversos tipos, cuando se implante, no será una utopía desastrosa, como lo lamenta por anticipado el Honorable señor Lorca, sino medio eficaz de producción.
Estamos convencidos -y esto quisiera decirlo en forma especial para los colegas socialistas...
La señora LAZO. -¡Muchas gracias!
El señor MAIRA. -... de que el desarrollo histórico chileno garantiza que así ocurrirá, porque nosotros no rechazamos la dirección centralizada o estatal de la economía ni por temores ni por defender inexistentes privilegios, sino porque creemos que el tipo de empresa comunitaria radica en la comunidad de los trabajadores libres que responde mejor a la expresión de los ideales propios de los trabajadores.
Por si fuera necesario citar otros elementos, traería al debate parlamentario, en estos instantes, las palabras del economista yugoslavo Edvard Kardelj, quien en el año 1964, al tratarse la segunda reforma a las empresas industriales en Yugoslavia -la primera había sido en 1950 - hacía el siguiente diagnóstico que nos parece válido: "El poderío total del aparato estatal en la economía engendra por sí mismo nuevos peligros de burocratismo e ineficacia. Cuando el Estado planifica en forma demasiado centralizada o detallada, entonces disminuye la iniciativa de las empresas y colectividades de trabajo, empobrece la variedad, la producción es de mala calidad y las colectividades de trabajo no manifiestan interés por disminuir los gastos de la producción, para aumentar la productividad del trabajo, aumentar la economía y la rentabilidad de las actividades económicas. "
Y analizando la experiencia de los primeros años del régimen comunista con ese país agregaba: "Además de los argumentos prácticos, económicos -contra la prolongada práctica del sistema administrativo de dirección de la economía- hablaban también diferentes razones socio-políticas, teóricas. En efecto, la posición del trabajador no había cambiado definitivamente con el hecho de que el Estado sustituyera al empresario privado. Para decir la verdad "el nuevo propietario" dirigía con los medios de producción en nombre de los productores, en "nombre" de la clase obrera y, sin duda, en interés de los mismos. Pero el productor estaba enajenado de los medios de producción y de los productos de su trabajo. El todavía no llegó a ser el portador de las progresiones económicas y sociales. " Hacía falta encontrar los medios y la forma para que la posición del productor cambiara en sus raíces, que se hiciera en efecto revolucionariamente nueva, asegurando el desarrollo y la reproducción de las relaciones sociales.
El indicador para descubrir esta nueva fuerza motriz del desarrollo social la dio aquella vieja aspiración permanentemente presente en el seno de la clase obrera, que ya durante la primera revolución proletaria, en la comuna de París, contribuyó a la formación del primer órgano de la autogestión obrera, la aspiración que se hacía presente se manifestaba en todas las apariencias revolucionarias posteriores".
Lo decía él en su obra "En qué marcos económicos y sociales despliegan sus actividades los Sindicatos Yugoslavos". Y nos da un punto de referencia a nosotros para expresar, con la mayor honestidad, que el proceso de construcción de la nueva economía chilena, la siguiente expansión industrial, permitirá la experimentación de formas diferentes de las formas de producción capitalista y que, para éstas, se definirá, como se ha dicho con claridad en nuestro segundo Congreso, para las empresas capitalistas que funcionan en Chile, un estatuto claro y estable que afectará a las empresas privadas sobre las siguientes bases:
a. -Un sistema tributario, de precios y de crédito establecido de manera de otorgar justos márgenes de utilidades, y
b. -Tareas sectoriales de reinversión, de producción, de productividad, de estandarización, de calidad, de exportación.
Señor Presidente, el proyecto que hoy discute esta Corporación no persigue corno objetivo lograr la reforma de la empresa. Es un proyecto destinado a cumplir otra tarea, a definir con claridad el estatuto jurídico de un sector importante de la economía chilena, que seguirá funcionando a la manera capitalista, pero que se verá ajustada en su conducta por el marco independiente de relaciones jurídicas que le fije de ahora en adelante el Estado chileno. La Sociedad Anónima continuará desarrollando su actividad, pero será -tenemos fe en ello- el mismo proceso de expansión industrial de los años que vienen, abarcando ahora nuevas áreas, significando nuevos esfuerzos, hechos con nueva tecnología, con capitales provenientes de la comunidad nacional, con el impulso decidido del Estado, los que permitirán alterar el marco de relaciones y de influencia relativa entre uno y otro sector, dando una importancia cada vez mayor a la que denominamos economía social del pueblo. En esta forma se podrá terminar con el mito de la falta de confianza, basada en elementos subjetivos que permanentemente hacen valer ante el pueblo chileno las empresas capitalistas que funcionan hoy día, a pesar de ser este el país que les entrega mayores garantías, que les ha dado más de 1. 550 disposiciones legales diferentes que contienen franquicias, estímulos y excepciones que no encuentran en ningún otro punto de la tierra.
Creemos que era hora ya de expresar estas ideas, y que este planteamiento nuestro, hecho sin dejar dudas de nuestra justa definición de fondo, terminará con la "mixtificación" de un debate que se prolonga en exceso e impedirá, en el futuro, que nuestro Honorable colega, señor Gustavo Lorca, venga a derramar palabras y lágrimas por el desaparecimiento, por el término, por la extinción, de la empresa privada chilena.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Le restan tres minutos, al Comité Demócrata Cristiano.
El señor NAUDON. -Pido la palabra.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Tiene la palabra Su Señoría.
El señor NAUDON. -He concedido una interrupción al Honorable señor Phillips.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Con la venia de Su Señoría, puede hacer uso de la palabra el Honorable señor Phillips.
El señor PHILLIPS. -Entiendo que con cargo a mi tiempo.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Sí, señor Diputado.
El señor PHILLIPS. -Señor Presidente, agradezco la deferencia del Honorable señor Naudon, ya que permite que me haga cargo, aunque sea en forma breve, de las expresiones del Honorable colega señor Maira.
Creo que está "con el tejo pasado" al sostener que el Honorable Diputado señor Lorca es una persona amargada.
El señor MAIRA. -¡No he dicho eso!
El señor PHILLIPS. -Quienes lo conocemos e igual testimonio pueden dar muchos Diputados que se sientan en los bancos democratacristianos que han sido sus alumnos, podemos afirmar que es todo lo contrario. Su Señoría ha sostenido que, al plantear el problema del derecho de propiedad, habría demostrado estos rasgos de amargura. No es extraño que un buen chileno, cuando les han reconocido el derecho de propiedad a las minas de intereses extranjeros que no va a existir sobre ciertos bienes nacionales, demuestre su inquietud. La prueba es que de aquellos convenios del cobre tan bullados, y esto valga de muestra en este asunto, hasta el día de hoy, después de despacharse hace meses la ley correspondiente, no se ha firmado ninguno. Esta es la realidad. ¡Ninguno!
El señor ZEPEDA COLL. -Se espera el despacho de la reforma constitucional sobre el derecho de propiedad.
El señor PHILLIPS. -Justamente, estas empresas esperan eso.
En seguida, cuando sostuvo que no estábamos en un Estado de Derecho, las ex presiones y el discurso del Honorable señor Lorca tienen que haber hecho meditar a todo el pueblo de Chile. Cuando se trató el proyecto de reforma agraria, es indiscutible que hizo valer nuestros puntos de vista, porque la parte económica de este proyecto, como está planteada, es un fracaso.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PHILLIPS. -Y cuando el Honorable señor Lorca hablaba de la libertad de prensa...
El señor PARETO. -¡ Otra vez!
El señor PHILLIPS. -... tenía que referirse al caso de la SOPESUR, al caso del diario "El Día", de La Serena y a otro que no me gusta traer a debate, como es el caso de la Radio SAGO, de Osorno. Todas estas cosas se han juntado y son de funestos recuerdos para el país.
Mi Honorable colega pretende que el sector privado realice grandes inversiones en el petróleo, en el acero y en obras de electrificación. Pero Sus Señorías saben perfectamente que eso es imposible, pues ellas deben ser realizadas por el Estado.
Ya planteamos, en el proyecto que beneficia a la CAP, nuestra posición en ese sentido. Pero sostuvo la tesis contraria, precisamente, el Partido de Sus Señorías.
Frente a estos hechos, no alcanzamos a comprender este orden comunitario. En el caso del problema del cobre y de las reinversiones -que ya fue planteado por el Honorable Senador Bulnes, en el Senado, y por el Diputado que habla en la Cámara- se dieron toda clase de facilidades a las Compañías. Esto se vuelve a repetir en el caso del acero y en el de la industria automotriz. Entonces, yo quisiera saber cómo entienden los parlamentarios de Gobierno que deben protegerse y explotarse nuestras materias primas básicas, que deben ser de propiedad del Estado. Esta preocupación quedó de manifiesto, incluso, en los planteamientos que se hicieron, hace pocos días, frente a la elección de Mesa en el último Congreso del Partido Demócrata Cristiano. De ello hay constancia en unos "libritos", en que cada sector planteó sus inquietudes. Porque cuando se habla tanto del orden comunitario, recuerdo inmediatamente -ya que son tan recientes- los planteamientos hechos en torno de estos problemas por los Honorables Senadores señores Aylwin y Gumucio y por el Honorable Diputado Bosco Parra, que son totalmente distintos.
Varios señores DIPUTADOS. -! No, señor!
El señor PHILLIPS. -¡ Sí, señor! Son tres planteamientos distintos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Ruego a los señores Diputados se sirvan evitar los diálogos y dirigirse a la Mesa.
El señor SOTA. -Están refundidos en uno solo.
El señor PHILLIPS. -Sería conveniente, entonces, que en materia doctrinaria se produjera acuerdo en la Democracia Cristiana respecto de estas materias, para saber, en definitiva, cuando Sus Señorías se refieren a este tipo de problemas socio-económicos, qué planteamientos están sosteniendo, frente a esa variedad de doctrinas.
Con respecto a la industrialización, se ha dicho que es indiscutible que, para poder realizar un efectivo programa de ocupaciones en el país, hay que industrializarlo. Pero cuando se ha tenido oportunidad de hacerlo, como en el caso del aumento del precio del cobre, ocasión en la cual el Gobierno sostuvo una sana doctrina al enviar al Congreso el proyecto destinado a fomentar las obras públicas, fue un sector de Diputados democratacristianos, el que le dobló la mano.
Después de muchos esfuerzos, se logró que la Cámara aprobara una disposición que proponía un plan de industrialización que yo presenté en la Comisión de Hacienda. Pero ésta no es imperativa: dice "podrá", y todos sabemos lo que ocurre con este tipo de disposiciones.
Pero, los 400 mil dólares diarios de préstamos que hace Estados Unidos...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PARETO. -¿Cómo?
El señor PHILLIPS. -Sí, Honorable Diputado. 400 mil dólares diarios está prestando la Alianza para el Progreso al Gobierno de Chile.
El señor PARETO. -Eso era en tiempo del Gobierno del señor Alessandri.
El señor PHILLIPS. -Si Su Señoría revisa las cifras, se encontrará con la sorpresa de que, este Gobierno, durante los dos años de su gestión, ha obtenido más créditos que el Gobierno del señor Alessandri, en sus seis años.
El señor PARETO. -Es que hay confianza.
El señor PHILLIPS. -La confianza no existe, dice el Honorable señor Maira.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Honorable señor Phillips, ruego a Su Señoría se sirva evitar los diálogos.
El señor PHILLIPS. -Toda la ciudadanía está conteste en que durante el Gobierno del señor Alessandri se construyeron caminos, escuelas y hospitales, a granel, a lo largo de todo Chile.
El señor MAIRA. -¿Y las industrias?
El señor PHILLIPS. -Este Gobierno, aparte de la planta azucarera de Cocharcha, no tiene ninguna otra industria a su haber.
El señor MAIRA. -Está muy equivocado Su Señoría.
El señor PHILLIPS. -Todo lo demás está paralizado.
Este problema ha sido tratado por la Cámara Chilena de la Construcción, cuyo "capitán" es el señor Torretti, miembro de la Democracia Cristiana.
El señor PARETO. -¡No, señor!
El señor PHILLIPS. -Es miembro del Partido de Gobierno.
El señor PARETO. -¡No pertenece a nuestro Partido!
El señor PHILLIPS. -¿Por qué lo niega?
El señor PARETO. -¡Porque no pertenece! Esas son afirmaciones sin fundamento.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Honorables señores Pareto y Zepeda Coll, ruego a Sus Señorías se sirvan guardar silencio.
El señor PARETO. -No pertenece a nuestro Partido.
El señor PHILLIPS. -No sé qué antecedentes tiene el Honorable colega -no me interesan- para expresarse en esa forma de esta persona. No estoy haciendo ningún cargo en contra de su persona. Pero para nadie es desconocido que, durante seis años, la Cámara Chilena de la Construcción estuvo en contra del Gobierno del señor Alessandri y que hoy día su Presidente es asesor económico del Gobierno y participa en todas las reuniones sobre la materia, con hombres de Estado. También sabemos que está inmiscuido con DILAPSA y en todas estas nuevas empresas publicitarias que se han formado, de algunas de las cuales forma parte el Cardenal.
El señor PARETO. -¡Ahora mete al Cardenal!
El señor PHILLIPS. -Sí, Honorable Diputado, porque el Cardenal ha entrado a formar parte de la Empresa Zig-Zag.
El señor PARETO. -¡Le falta el Papa!
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Honorable señor Pareto, ruego a Su Señoría guardar silencio.
El señor PHILLIPS. -El Papa es demasiado santo e inteligente para intervenir en cosas mundanas.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PHILLIPS. -Tampoco tienen Sus Señorías el monopolio de la creencia religiosa. Nosotros somos de los cristianos malos, pecadores. Sus Señorías son los santos.
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Honorable señor Phillips, ruego a Su So noria dirigirse a la Mesa.
El señor PHILLIPS. -Se ha dicho, señor Presidente, que es necesario industrializar el país, criterio que nosotros compartimos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PHILLIPS. -¡Nosotros somos los malos! ¡ Ustedes son los buenos, los santos, los puros! Pero ¡cuidado con la soberbia !
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PHILLIPS. -Estamos conscientes de que necesitamos un plan de industrialización; pero, si los fondos que se han obtenido por concepto de tributos - han sobrepasado en un 120% a los de la Administración anterior- más los préstamos extranjeros, se hubieran usado en estos fines y no en otros bombásticos, como la promoción popular, la Democracia Cristiana podría, seguramente, enorgullecerse de haber creado esta industrialización, que tanto echa de menos el Honorable señor Maira.
Se ha dicho que estos sectores del Partido Nacional representan el total de la empresa privada. ¿Sus Señorías están ciegos o quieren hacerse los ciegos? ¿No conocen la Cámara Chilena de la Construcción ¿No conocen la Asociación de Empresarios Cristianos? ¿No conocen la gama de empresas dirigidas por la Democracia Cristiana?
El señor SIVORI (Vicepresidente). - ¿Me permite, Honorable Diputado? Ha terminado el tiempo del Comité Independiente.
El señor PHILLIPS. -¡ Es una lástima, señor Presidente!
El señor SIVORI (Vicepresidente). - Tiene la palabra el Honorable señor Naudon.
El señor NAUDON. -Señor Presidente, el proyecto en discusión es de iniciativa de algunos parlamentarios de la Democracia Cristiana.
En la mañana de hoy oímos al Honorable señor Fernández, Diputado informante de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, decir que este proyecto era reformista, que solucionaba el problema de las sociedades anónimas en Chile, que tendía a la democratización del capital y a entregar, en parte, el control de estas sociedades a los accionistas que no reúnen gran porcentaje del capital.
Posteriormente, después de un pequeño incidente, el Honorable colega señor Sota dijo que este proyecto no es reformista, que tiende a adecuar la actual legislación sobre sociedades anónimas, y a perfeccionarla. Yo estoy de acuerdo con lo manifestado por mi Honorable colega. La verdad es que este proyecto no enfoca el problema económico que vive la República, no altera el planteamiento económico que hemos tenido a través de diversos gobiernos e incluso en el actual.
Este proyecto toca, exclusivamente, un aspecto de carácter jurídico, de tipo formal. Debemos reconocer, honradamente, que esta iniciativa mejora la legislación existente en lo relativo a la constitución de sociedades anónimas, y respecto a la supervigilancia de ellas por la Superintendencia; lo mejora, también, en algunos aspectos relativos al directorio y, en otros, relacionado con la distribución de las ganancias. Pero no va al fondo del problema económico nacional.
Por eso, extrañamos un poco la intervención del Honorable colega señor Maira, la que, a pesar de haber sido brillantísima, magnífica, se ha referido al problema económico, pero no ha tocado, en absoluto, el que debiera resolverse en este proyecto. Nosotros, como radicales, y en conformidad con nuestros principios, aceptamos y estamos de acuerdo en otorgar protección a la empresa privada y no sólo en llegar a sustituirla, cuando estas sociedades están desarrollando alguna función en que tenga injerencia el interés social.
Por eso, reconocemos que las sociedades anónimas han propendido al desarrollo de nuestro país, pero no en la misma proporción en que han desarrollado las industrias en otros países, debido, naturalmente, a una insuficiente capitalización en nuestra industria nacional. Por ejemplo, en los Estados Unidos de Norteamérica, en el año 1920, las 200 sociedades más importantes de ese país controlaban el 39% de la riqueza total empleada en los negocios; el resto pertenecía a más de 250 mil empresas. En 1931, las 200 sociedades anónimas más importantes controlaban el 55% de dicha riqueza; el 45% restante estaba dividido entre 300 mil compañías. En 1955, 20 sociedades anónimas giraban con un capital superior a mil millones de dólares.
Paralelamente a ello se han desarrollado en los Estados Unidos, en forma elefantiásica, grandes instituciones de crédito, que son aquéllas que tienen los depósitos de estas sociedades anónimas, y su enorme crecimiento ha venido a significar que, a través de estas instituciones bancarias, se esté controlando a las sociedades anónimas. Con ella se ha producido este efecto que, según el Mensaje, se quiso enfocar: el de la concentración de capitales.
Desgraciadamente, estimamos que este proyecto no enfoca este problema; ni siquiera lo aborda, y menos lo soluciona.
En la mañana se dijo, que en Chile no existía mayormente este problema, porque de las sociedades que se cotizan en la Bolsa de Comercio, eran muy pocos los accionistas que tenían más del 1% del capital. Pero se olvidó de decir el señor Diputado informante que, si nosotros juntamos a 50 accionistas que tengan el 1% del capital de una sociedad anónima, ellos van a tener el control absoluto de esa sociedad, y lo que es más grave, 50 personas van a ser dueños de la mitad del capital, el resto se va a distribuir entre siete, diez, quince o veinte mil accionistas.
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