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Argentina: Macri refuerza en Brasil su alianza con Temer frente al nuevo mundo de Trump



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Argentina: Macri refuerza en Brasil su alianza con Temer frente al nuevo mundo de Trump


Mauricio Macri confirma hoy en Brasilia, con una visita de Estado, su alianza estratégica con Michel Temer. El presidente argentino ya dejó claro desde el primer momento que estaba dispuesto a hacer todo lo posible por consolidar a Temer, con el que le une un diseño de política económica similar. El Gobierno argentino fue el primero en reconocer al brasileño en agosto, cuando se convirtió en presidente después del polémico impeachment de Dilma Rousseff. Pocas horas después ya había realizado un comunicado, adelantándose a todos. Temer viajó a Buenos Aires en octubre de 2016 y Macri devuelve ahora la visita reforzando un vínculo que consolida el giro ideológico hacia el centro-derecha en Sudamérica. Macri y Temer, dos socios cada vez más cercanos, tienen una intensa agenda económica para despachar y un gran interés en unirse ahora que el giro proteccionista de Donald Trump refuerza aún más el interés de ambos por Mercosur.

Macri está especialmente interesado en que ambos presidentes impulsen las negociaciones de un acuerdo UE-Mercosur que se viene dilatando desde hace 15 años. El argentino hará un viaje a España el 21 con la misma intención de buscar inversiones en Europa ahora que EEUU parece encerrarse en sí mismo. Para lograr ese acuerdo es imprescindible el apoyo de Brasil, el gran gigante dentro de Mercosur. Ambos presidentes mostraron ya su sintonía en la estrategia para suspender a la Venezuela de Nicolás Maduro de esta organización, que durante estos primeros seis meses de 2016 preside Argentina y después pasará a Brasil.

Macri decidió desde el primer momento apoyar a Temer no solo por afinidad ideológica, también por interés económico. Brasil es clave para Argentina, gobierne quien gobierne. La inestabilidad política en el país vecino es una mala noticia para el país austral. Por eso desde la Casa Rosada apoyaron a Rousseff mientras era presidenta, a pesar de su evidente distancia política, y no movieron un dedo para hacerla caer. Y cuando subió Temer, Macri fue el primero en respaldarlo y ahora el primer mandatario importante en acudir a Brasilia a dar un espaldarazo a su vecino.

“Cuando Brasil estornuda, Argentina tiene una pulmonía”, es una frase que utilizan todos los analistas del país austral y que incluso ha usado el propio Macri. Y eso es exactamente lo que ha sucedido en los últimos años. Argentina está sufriendo la crisis brasileña, en especial su industria y en particular el sector del automóvil, que vive en buena parte de las exportaciones al gigante brasileño, que con 200 millones de habitantes multiplica por cinco el mercado argentino. Las exportaciones a Brasil se han desplomado en los últimos años.

Cada vez que una fábrica en Córdoba, la capital del automóvil, anuncia suspensiones de empleo, se culpa a la economía brasileña. En este momento los analistas aseguran que empieza a verse una tímida recuperación en el mercado brasileño y eso hace que en Argentina se ilusionen todos los exportadores. Los números muestran esa crisis. Brasil tiene un superávit comercial con Argentina de 4.333 millones de dólares en 2016 y 2.515 millones en 2015, provocado sobre todo por el frenazo económico del vecino del norte. La caída de este mercado explica al menos un punto de bajada del PIB argentino.

La alianza se hace aún más necesaria en el nuevo mundo de Trump. Macri había apostado claramente por Hillary Clinton y tanto él como Temer defendían una mayor apertura de sus países hacia el libre comercio. Macri se acercó mucho al EEUU de Barack Obama e incluso logró que visitara Argentina. Ahora el giro proteccionista de Trump ha descolocado a los dos presidentes, que apuestan por reforzar el comercio dentro de Mercosur y con otras zonas del mundo.



Sin embargo, todavía hoy Brasil y Argentina son dos de los países más proteccionistas de Latinoamérica, e incluso dentro de Mercosur hay problemas. Temer reclama a Argentina más apertura en temas de componentes de autos para dejar entrar a empresas brasileñas, pero Macri no quiere ceder por el riesgo de una mayor destrucción de empleo en un sector sensible y muy golpeado. El asunto genera controversia y se dejará de lado para evitar que complique la visita. Macri estará solo un día en Brasilia pero con todos los honores de una visita de Estado, que incluirá reuniones con los máximos representantes de la Cámara de Diputados, del Senado y del Tribunal Supremo.

El regreso de Marruecos a la Unión Africana abre una nueva era en el conflicto del Sáhara


La Unión Africana, el único organismo internacional que reconoce como Estado a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ya aceptó en su seno la semana pasada a Marruecos. Lo hizo por consenso, sin necesidad de que votaran los 54 jefes de Estado, aunque Rabat ya había conseguido la aprobación de 39 de ellos. Ahora queda por saber qué va a pasar con el conflicto del Sáhara Occidental, enquistado desde que en 1976 los españoles se marcharan de este territorio al que Marruecos se refiere como sus Provincias del Sur.

El monarca marroquí Hassan II abandonó en 1984 lo que entonces se llamaba la Organización para la Unidad Africana (OUA) porque el resto de países aceptaron en su seno a la RASD. Entretanto sobrevino la guerra entre el Frente Polisario y Rabat. Después se alcanzó la paz en 1991 y ambas partes se comprometieron ante la ONU a celebrar un referéndum sobre la independencia.

Un cuarto de siglo después la organización del referéndum sigue estancada y Mohamed VI ha vuelto a la Unión Africana. El monarca no solo no reconoce a la RASD, sino que el pasado julio ya advirtió en una carta dirigida a la UA, que “cuando un cuerpo está enfermo es mejor curarlo en el interior que en el exterior del organismo”. Sin embargo, al concluir la cumbre de Adís Abeba donde se aprobó la inclusión de Marruecos, Mohamed VI pronunció un discurso conciliador ante los 54 jefes de Estado africanos reunidos en Etiopía, incluidos el presidente de la RASD y secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali. “Lejos de nosotros la idea de suscitar un debate estéril”, indicó. “No queremos en absoluto dividir, como algunos querrían insinuar”.

En Marruecos, hasta los pocos medios que se atreven a criticar al Palacio, han saludado la noticia como una gran victoria diplomática de Mohamed VI. La mayoría de los analistas han subrayado que ahora Marruecos podrá rebatir abiertamente los argumentos que durante 33 años esgrimió sin apenas confrontación tanto la RASD como Argelia, su gran aliado y rival de Marruecos. Destacan que Marruecos no ha tenido que reconocer las fronteras de la RASD, tal como pretendía Argelia, Nigeria, Sudáfrica y Mozambique, los principales aliados del Frente Polisario.

Desde Argelia, Lounes Guemache, director del medio digital TSA, cree que a partir de ahora Marruecos puede afianzar su posición en África si se aprovecha de la “debilidad pasajera” de la diplomacia argelina, “a causa de la enfermedad del presidente, Abdelaziz Buteflika, quien lleva varios años recluido en la casa presidencial y solo sale al extranjero para someterse a cuidados médicos. “Si Buteflika hubiera tenido la capacidad de ir a la cumbre de Adís Abeba, el rey de Marruecos no habría conseguido jamás lo que consiguió la semana pasada. Pero esta situación no va a durar mucho tiempo”, augura Guemache.

El historiador marroquí Maati Monyib, uno de los intelectuales más críticos en Rabat, considera que a corto plazo Marruecos consigue mejorar su imagen en el continente, ya que algunos países subsaharianos consideran que “desprecia” a África. “Y también es posible que Rabat aumente su influencia en el mundo”, explica Monyib, “porque la UA puede servirle como trampolín para erigirse como portavoz de África en el plano internacional”.

El historiador francés, profesor de la universidad de la Sorbona y especialista en Marruecos, Pierre Vermeren, también señala que a corto plazo Marruecos ha conseguido un éxito de estima que afianza su estrategia en África frente a sus adversarios. “Pero a medio y largo plazo todo dependerá del expediente del Sáhara”, advierte Vermeren. “Marruecos intentará expulsar a la RASD de esta organización. Pero eso puede ser arduo, largo y muy complicado, según Vermeren.

En cuanto a la posibilidad de que la Unión Africana sirva de techo para acoger un acuerdo en el que la ONU permanece estancada, ahí hay visiones antagónicas. Maati Monyib estima que la Unión Africana puede plantear dentro de cinco o diez años una solución aceptable para las dos partes, algo semejante a una confederación. Vermeren, sin embargo, indica que el problema ha de tratarse en el Consejo de Seguridad y ante el secretario general de la ONU “y ahí no son los países africanos quienes priman”. “Por otra parte”, asume Vermeren, “Si la UA alcanzara un acuerdo eso podría satisfacer a la ONU. Todo depende de la resistencia de Argelia y su capacidad para consolidar una minoría de bloqueo en la UA”.

El argelino Lounes Guemache se muestra pesimista. “Mientras Marruecos siga estando apoyado por Francia, España y la Unión Europea, no veo cómo la Unión Africana podría imponer la única solución sería: un referéndum de autodeterminación”.

Por su parte, el coordinador del Frente Polisario ante la Misión de las Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), Uld Jadad, cree que Marruecos solo tiene dos caminos en África: “Adoptar el perfil conciliador que el rey adoptó en el discurso del 31 de enero o bien, empezar ya a dividir la Unión Africana intentando expulsar a la RASD”. Las dos vías tendrían costes ante la opinión pública marroquí, explica Jadad en conversación telefónica desde los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia.

“El discurso conciliador se debió a que la mayoría de los países le han pedido a Marruecos que se eviten las divisiones”, continúa Jadad. “Pero es muy probable que, una vez formalizado su regreso a la organización, Marruecos intente cambiar el acta constitutiva de la Unión Africana, que impide expulsar a un miembro”, afirma Jadad. “Y una vez cambiada el acta tendrá que conseguir que la aprueben dos tercios de los países miembros. Eso es un recorrido largo, de dos años como mínimo. Y mientras tanto, Marruecos tendrá que acostumbrarse a convivir con la RASD, con el desgaste que eso puede implicar ante la opinión pública marroquí, porque Marruecos siempre ha dicho que la RASD no existía”.



En medio de las desavenencias innegables entre Marruecos y Argelia, también hay quienes ven un nuevo espacio de colaboración entre ambos en la Unión Africana. Pierre Vermeren considera que en África se están atisbando problemas de tal envergadura que pueden llevar a Rabat y a Argel a trabajar juntos. Ese es el caso de la amenaza yihadista sobre el Magreb. “Por no hablar de Libia y de la fragilidad de algunos de los Estados más extensos del continente y de la marea demográfica que sube hacia el sur del Sáhara y amenaza el norte de África”, concluye Vermeren.

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