MAUTAL-AHMAR (LA MUERTE ROJA)
Existen dos términos para distinguir entre la muerte pacífica y la violenta. La primera se llama «muerte blanca» y hablamos de ella cuando uno muere mientras duerme. La muerte violenta la conocemos bajo el término «mautal-ahmar», o sea, la «muerte roja».
De los diez primeros sultanes nazaríes solo uno murió por accidente (fue Muhammad I que se cayó del caballo), otro fue destronado y luego se murió por muerte natural (Nasr). El hijo del fundador de la dinastía nazarí Muhammad (Abu Abdillah) II, el « faquí» (alfaquí), murió de repente un domingo del año 1302 al comer una rosquilla envenenada, preparada para él en el palacio de su cruel hijo, quien se convirtió en el sucesor y heredero del trono. Luego, bajo el nombre Mohammad III, ocupó el poder hasta el año 1309, en que lo encontraron ahogado en una alberga en el palacio. Para este monarca Ibn al-Yayyāb compuso su primer treno oficial, como el epitafio poético de su tumba (anexo I., n 2).29
El nuevo monarca Nasr, que a pesar de ser un rey bastante inteligente, entre otras cosas excelente astrónomo y matemático, no dominaba bien la política y en 1314 se vio obligado a abdicar a favor de Ismaīl I. A continuación se retiró a Guadix, donde reinó independientemente hasta su muerte. Su sucesor Ismail I no permaneció en el poder más que once años. Un día fue acuchillado por uno de sus primos, el hijo del «arráez» de Algecieras, Muhammad b. Ismā´īl. 30 El asesino, tras el homicidio, huyó de la Alhambra y se escondió en la casa de Otsmen ben Abï-l-āla, el jefe de una guardia africana, donde permaneció hasta que lo alcanzaron y lo mataron. Mientras tanto el rey se moría sentado en su trono real en el círculo de vasallos a quienes les daba audiencia. Según Robert Irwin (2004: 73) la razón de su muerte era una pelea por una esclava. Otra fuente sobre este asunto, solo dice que el sultán a su primo lo estaba «reprendiendo severamente»31. De la complicidad en el asesinato fue sospechoso también el jefe de las tropas meriníes Utmān, que se hizo partidario del Muhammad, hijo del rey fallecido, y gozaba del poder durante la minoría de edad del rey. Se apropió de todas las competiciones de los visires y se ocupó del mantenimiento de los soldados sirviéndose de las rentas estatales para pagarlos.
No obstante, ni el siguiente soberano, su hijo Muhammad IV evitó la muerte violenta. Murió en agosto de 1333 atravesado por una lanza cuándo volvía a Málaga de la conquista de Gibraltar. Los asesinos, según se sabe, eran los hijos de Otsmén ben Abï-l-āla. A Yūsuf, quién sucede su aún muy joven hermano Muhammad IV, lo mata un loco.
Más no solo los sultanes sufrían la muerte violenta, sino también los altos funcionarios temían por sus vidas. Entre otros por ejemplo Ibn al-Hakīm del que vamos hablar más adelante.
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MISTICISMO GRANADINO
Como ya sabemos Ibn al-Yayyāb era religioso. Ahora queda solo hacernos una pregunta si era también un místico.
En la corte granadina, como opina Emilio García Gómez, quizá se trataba de la «virtud al uso y mística a la moda»32 y es cierto que Ibn al-Yayyāb tuvo amigos místicos, pero en su caso el misticismo era más bien un «preciosismo literario» que una verdadera vocación a la vida ascética. En relación a este tema compone un poema, que se divide en dos partes. Los versos de la primera parte, según la costumbre, son una alabanza a Mahoma. Sin embargo en este poema no se dirigen a él, sino al creyente, que podría dudar sobre la existencia de Alá o el sentido de la religión. Al lector se le presentan la bondad de Mahoma y el camino de la religión que hay que seguir aunque pueda parecer que el Amor Puro no está llegando. La segunda parte es una casida en que se agradece a Yūsuf I su protección a los alfaquíes y su tolerancia hacia el sufismo. Tiene veintitrés versos (anexo I., n 3).
Aún más incompatible con el sufismo era el discípulo de Ibn al-Yayyāb, Ibn al-Jatīb, que durante su exilo en el sultanato meridiní (entre los años 1359 y 1362) se dedicaba a los estudios del sufismo y a las meditaciones místicas.33
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LA POESÍA DE Ibn al-Yayyāb
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Las fuentes de la poesía de Ibn al-YayyĀb
El libro Ibn al- Yayyāb, el otro poeta de la Alhambra de María Jesús Rubiera Mata es la única obra que trata exclusivamente de este poeta. El libro está escrito en español y su contenido se basa en la tesis doctoral de la misma autora, que al elaborar ese trabajo hizo un gran descubrimiento. En su prólogo, uno de los arabistas y traductores más conocidos en España, Emilio García Gómez, valora su investigación y subraya dos novedades que representan otras piezas imaginarias del mosaico que pretende ser la imagen más exacta de la literatura arábigoandaluza. El primer aporte es la edición del Diwān de Ibn al-Yayyāb, o mejor dicho, una mitad de él acompañada con un análisis de estilo y traducción de poemas al castellano.34 El segundo es el descubrimiento de los poemas epigráficos caligrafiados en los muros de la Colina Roja (Generalife, Torre de la Cautiva), sus restos en el Partal, las rimas en unas lápidas funerarias y otros poemas ya perdidos.
El mismo Emilio García Gómez se inspiró en la investigación sobre este tema y a pesar de sus palabras: «como el estudio de las inscripciones de la Alhambra es uno de los proyectos que más me tentaron en su día y que ya nunca realizaré [...]»35, cuatro años después edita un libro con el nombre Poemas árabes en los muros y fuentes de la Alambra.36 Sin embargo, el libro está escrito con un estilo bastante difícil y parece más bien un material para los estudiantes del árabe que para un lector habitual. Además de esto en cuanto a la vida del poeta no dice casi nada que no contuviera el libro ya mencionado.
El tercer libro, más importante para este trabajo, lo escribió Robert Irwin bajo el título muy simple Alhambra37 y a pesar de su estilo sencillo (a diferencia de los libros precedentes), contiene multitud de informaciones.
En algunos casos los fuentes mencionados en este trabajo se contradicen, en otros se complementan, pero algo tienen en común, todos los autores se apoyan en las obras de Ibn al-Jatīb, el discípulo predilecto de Ibn al-Yayyāb, a quién lo sucedió, muy probablemente a su consejo, en el visirato de Yūsuf I.38 Junto con «el tercer poeta de Alhambra Ibn Zamrak»39, quizá el mejor de todos, formaron un tríptico de los poetas de la Alhambra. La mayoría de las informaciones que tenemos hoy sobre Ibn al-Jatīb, las sabemos gracias a sus obras Al-Iháta fi Ajbār Garnáta que no es solo una fuente fundamental de la obra y vida de Ibn al-Yayyāb, sino también «la fuente histórica sobre el emirato nasrí»40. Además editó Diwān al-Inšá un manuscrito en que reunió los poemas de su maestro.
5.2.1. DĪWĀN
El recopilador del Diwān Ibn al-Jatīb, era el polígrafo y político más importante del Reino de Granada. A pesar de su posterior actividad política, no cesó en la producción literaria, pues es autor de muchas obras. Como alumno Ibn al-Yayyāb también de la obra, que está conservada en el único manuscrito del Diwān. Sus 270 páginas (cada una de veinte líneas) implican 209 poemas. En la comparación con otras colecciones poéticas de los literarios andalusíes es una amplísima fuente de datos tanto históricos como biográficos del poeta.
Hoy en día el manuscrito está en propiedad de la biblioteca Dār al-kutub de El Cairo. Hace unos años que el manuscrito fue encontrado comido por termitas y se halla en un estado ilegible. Afortunadamente en el año 1917 la biblioteca encargó a Muhamūd Hamdā hacer una copia. Ésta está escrita con una letra «nasjí» muy clara, pero a pesar del esmero del copista no es legible de todo, puesto que ya en aquel tiempo el manuscrito no se encontraba en las mejores condiciones.
Según su recopilador Ibn al-Jatīb el manuscrito estuvo ordenado alfabéticamente por grupos de poemas de la misma rima que empezaban por la letra correspondiente pero existe otra clasificación, la temática: casidas «sultaniyyas», «mu´aššarat» del Profeta, «ijwaniyyas» o poemas amistosos, poemas cortos literarios, adivinanzas y sátiras.41
En cuanto a la métrica, en la siguiente parte, vamos a dar como un ejemplo una de las mu´aššarat del Profeta.
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COMPOSICIÓN DE LOS METROS MÁS USADOS POR BEN al-YayyĀb
«Tawīl»42
Siendo la religión uno de los fenómenos más importantes para los poetas de la ortodoxa corte nazarí, también la obra de Ibn al-Yayyāb contiene infinita cantidad de alusiones al Profeta. En el «dīwān» existen por eso unos poemas especiales de diez versos compuestos en metro «Tawīl», llamados «Mu´aššarat». Si omitimos su contenido, podemos considerarlos técnicamente perfectos.
Cada verso comienza con la misma consonante de la rima, una especie de «epanadiplosis».
El ejemplo del metro «tawīl»43:
El ejemplo de un esquema de la «Mu´aššara»44:
a………………………………………….. a…………………………………………a´
a………………………………………….. b…………………………………………a´
a………………………………………….. c…………………………………………a´
a………………………………………….. d…………………………………………a´
a………………………………………….. e…………………………………………a´
a………………………………………….. f…………………………………………a´
a………………………………………….. g…………………………………………a´
a………………………………………….. h…………………………………………a´
a………………………………………….. i…………………………………………a´
a………………………………………….. j…………………………………………a´
La letra a corresponde a la consonante de la rima; a,b,c,d,e,f,g,h,i,j a la consonante final de cada hemistiquio; la letra a´ a la consonante inicial de cada verso. Cada verso comienza con la misma letra que, sin embargo, no es la misma en árabe. Con la coincidencia de consonante y vocal en la traducción al español se obtuvo un efecto de aliteración:45
1. Te crees que aciertas en el blanco, inocente,
te piensas que tu falsa moneda es de uso corriente;
2. Te dejas seducir por un tiempo de benignidad
y olvidas que es un tiempo de lucha, la muerte;
La «Mu´aššara» está a su vez glosada por un «tajmis». La glosa consta de tres hemistiquios que llevan la misma rima como el primer hemistiquio de cada verso.
El ejemplo de un esquema del «tajmis»46:
a………………………………………….. a…………………………………………
a……………………………………….(a´) a…………………………………………
a…………………………………………..
b………………………………………….. b…………………………………………
b……………………………………….(a´) b…………………………………………
a…………………………………………..
La Mu´aššarat acompañada con su glosa:
Lengua, dí lo que quieras, venenosa serpiente;
Ojos que desprecian, orgullosos, a la gente;
¿Y Quién eres? Con los pecados combatiente,
Te crees que aciertas en el blanco, inocente,
te piensas que tu falsa moneda es de uso corriente.
Dejando atrás la métrica y la temática tanto del mundo árabe en general como la de al-Andaluz, pasamos al verdadero tema de este tratado, el reflejo del reino nazarí en la obra del poeta áulico Ibn al-Yayyāb.
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el reflejo del reino nazarí en la obra de Ibn al-Yayyāb
Mientras que el primer rey nazarí celebra la victoria, en una culta familia granadina cumple su primer año el futuro poeta Ibn al-Yayyāb. Su niñez está marcada por una educación esmerada. Como él mismo declara en un poema suyo (anexo I, n 4), su padre le enseñaba el Corán y ese amor a la religión no ha decrecido durante toda su vida. En este poema describe sus antepasados como alfaquíes. Recuerda en él, el aprendizaje del Corán, al que al final pudo leer completo y hasta aprenderlo de memoria. Siguiendo sus estudios de las ciencias coránicas bajo los mejores maestros (que en aquel entonces gozaban de la protección del emir Muhammad II, por su gran apego al arte llamado «el alfaquí»), con tan sólo veintiún años (1295) llega a ingresar en los servicios del soberano nazarí en la Secretaría real.47
Precisamente en el año de la muerte del rey Sancho IV de Castilla y de la victoria de los árabes sobre los Meriníes, empieza a desempeñar su papel primordial, o sea, el oficio de versificador real. En el año 1301, a pesar de su poca experiencia, le hacen encargado de componer un treno oficial a la muerte de Muhammad II a quién lo recuerda sobretodo como un «muyahid» o sea persona que hace «Yihád». Componiendo esta casida «sultāniyya» (primera de las cincuenta y siete casidas, que se conservaron enteras), celebra el comienzo del «Yihád» o Guerra Santa. La guerra se desencadena con el ataque de la frontera en el norte, en la región de Jaén.
El poema en sus cuarenta y siete versos refleja el fenómeno más habitual de sus poemas: el odio infinito a los cristianos (anexo I, n 5). El rencor hacia el enemigo cristiano o el sentido de satisfacción de alcanzar su derrota, imprescindibles para un poema sobre «Yihád», se percibe en la mención a las mujeres cristianas, en que el poeta destaca su belleza y la pone en el contraste con la humillación y el miedo de ser violadas por los soldados árabes. Mediante la comparación con las huríes que representan lo bello, puro y divino, se intensifica la impresión de la derrota absoluta, no solo del ejército, sino del cristianismo como tal. Así lo expone también la parte de «Se sienten heridos en su propio país» que claramente expresa el pensamiento de los musulmanes nazaríes para los que al-Andaluz (al contrario para los cristianos) no era solo un término geográfico, sino un concepto político-histórico. En este poema son evidentes todas las consecuencias bárbaras de la guerra. La expresión «ídolos e imágenes» no es nada más que cierta metáfora del cristianismo, ya que en Islam, como se sabe, es prohibida la representación de las figuras de los seres vivos.
Otro de los poemas que destacan, lo compone después de la subida al trono Muhammad III («El constructor»), el hijo homónimo de Muhammad II. Es un poema de carácter muy extraño porque predice el futuro del nuevo monarca: o sea arte y guerra. El arte porque el rey pronto muestra su gran afán por la literatura (dicen que trasnochaba leyendo libros o componiendo poemas), y la guerra por ser una persona muy cruel y llevar con gran entusiasmo «Yihád», fuente de finanzas con las cuales Muhammed II edificó la Alhambra con los palacios más bellos.48
Sin embargo, el rey en el año 1303 se queda ciego y llega al poder Ibn al-Hakīm que, después de la muerte de Al-Dānī, visir de Muhammad II, lo sustituye en su cargo y llega a ser el primer y único ministro de la dinastía.49 Bajo su potestad el emirato nazarí goza de estabilidad política y de un gran apogeo cultural. Después de retirarse el sultán del gobierno, Ibn al-Hakīm junta un grupo de escritores ilustrados y los emplea en la secretaría de estado. Entre ellos está también Ben al-Yayyāb quien al omnipotente primer ministro dedica muchas de sus casidas.
A pesar de ser Ibn al-Yayyāb un gran simpatizante de «Yihád» y por eso un poco desilusionado por el pacifismo del primer ministro, le compone un poema bastante hiperbólico en que realza sus aptitudes en el campo político. Muestra al Ibn al-Hakīm como un hombre más bien diplomático que «no marcha en una dirección, sino que da rodeos» reforzando la idea al compararlo con un pez de increíble facilidad para nadar «entre una multitud de nadadores». La imagen metafórica de su reino, visto como el sistema del ajedrez, advierte los juegos imprevisibles que resultan victoriosos a favor de Ibn al-Hakīm: «La victoria en todo lo que pretendes está asegurada; siempre que te encargas de un asunto es feliz» (anexo I, n 6).
La posición del poeta cambia en 1309 (el año del asesino del vizir), y en sus 34 años se convierte en el jefe de la cancillería y el arráez del « Diwān al-Inšá».
El siguiente reinado de Nasr (1309 – 1314), que violentamente sube al trono, se nos presenta como una página vacía en la mitad de un libro con solo una pobre nota sobre la muerte de Muhammad III (1310) en forma de un epitafio. Esto se debe, sin la menor duda, a la censura posterior del propio Ibn al-Yayyāb o de su discípulo Ibn al-Jatīb.50 No obstante, los acontecimientos de esta época quedan relatados en Al-Iháta fi Ajbār Garnáta de la cual nos enteramos de que Nasr, hermano de Muhammad III, era un gran enemigo de la dinastía nazarí, y además de ser acusado de cristianizante, era un fratricida.51
No hay que extrañarse entonces que en su corte pronto se creó un grupo de conspiradores, con Ibn al-Yayyāb entre ellos, que deseaban su destronamiento. Al final decidieron pedir a Abú-l-Walīd Ismā´īl que tomara el poder y su padre52, en Málaga el año 1312, lo proclamó emir.53 Así comienza la guerra civil de la cual el enérgico príncipe sale victorioso. Dos años después entra en el Albaicín, donde negocia con Nasr y cambia la Alhambra por Guadix.
Durante esta guerra civil, la censura de Ibn al-Yayyāb atañe también a los «guzāt», las tropas norteafricanas del ejército nazarí, que bajo el capitán Utmán (nieto del sultán Abd al-Haqq) ayudaron a Isma´il I llegar al trono. Su existencia jamás mencionada, aunque desempeñaban un papel muy importante en todos los hechos militares desde Muhammad I.54 La razón era, sin la menor duda, una venganza por la aspiración de los mismos al poder político. Ibn al-Yayyāb, siendo uno de los funcionarios de la pluma, con el privilegio de escribir en «los papeles rojos» de la administración nazarí, tuvo el poder de que con un solo «plumazo» terminar con todo el ejército. 55
Su silencio poético temporal se rompe en ocasión de la proclamación de Ismā´īl I, para cuya celebración compone una casida con que presagia el triunfo del Islam sobre el politeísmo, a que podemos añadir solamente que adelanta acontecimientos.56 Los combates continúan cuando Nasr en 1315 otra vez inicia la guerra. Al sufrir una época de hambre pide ayuda al Infante Don Pedro (tutor de Alfonso XI), que junto con el infante Don Juan intenta conquistar a Granada. En la batalla de la Vega (1319) son derrotados. A esta época datan varios poemas, entre las cuales caben mencionar precisamente dos. Uno que adorna el palacio del Generalife, que se levanta para conmemorar la batalla de la Vega de Granada y otro monumental en que se celebra su victoria (anexo I, n 7).57
Otro silencio poético de Ibn al-Yayyāb llega con la subida al trono de Muhammad IV (1325 – 1333) tal vez causado por cierto ostracismo debido al intento de Ridwān, preceptor de Muhammad IV, y el primer ministro Ibn Mahrūq que procuraban alejar al joven rey de otra influencia que no fuese la suya y mantenerse así en el mando. Entonces, desde que se le quita a Ben al-Yayyāb la función de escribir los panegíricos reales, se dedica exclusivamente a los asuntos de la administración, a escribir cartas. A su cargo de versificador real vuelve durante el reinado de Yūsuf I (que pronto reemplaza en el trono a su hermano asesinado en su vuelta del recién conquistado Gibraltar).
Con el cambio del monarca llegan unos años de tranquilidad. Se firma una tregua con Castilla y el joven rey queda bajo la tutela de su abuela Fātima.58 Ibn al-Yayyāb en esta época celebra las fiestas del emir y cuando terminan las treguas con Castilla recuerda también las grandes batallas: en Carcabuey y Guadiana Menor (anexo I, n 8).59 Sobre la gran derrota del ejército musulmán en la batalla de Tarifa o el Salado (octubre de 1340) Ibn al-Yayyāb, según la costumbre, en sus versos no dice nada. Extraoficialmente la recuerda luego en un poema dedicado a Ibn al-Jatīb quien en la batalla de Salado pierde a su padre y a su hermano (anexo I, n 9).60
Después de perder el territorio de Algeciras, emir firma con Alfonso IX una tregua de diez años (1344) y se inicia el período del gran auge arquitectónico del emirato nazarí. En estas fechas se amplifica el conjunto palaciego de la Alhambra, en cuyas paredes Ibn al-Yayyāb, aunque ya muy anciano, deja tallar sus poemas epigráficos. En su última casida «sultāniyya» (745) piensa en la «Yihád» y menciona la más grande victoria sobre los cristianos en su época: la batalla de Vega (anexo I, n 10).
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LOS POEMAS DE Ibn al-YayyāB Y SU VALOR POÉTICO Y ARQUITECTÓNICO
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El valor POÉTICO
Las opiniones sobre la calidad de la poesía de Ibn al-Yayyāb son muy heterogéneas. Por unos no es muy apreciada su poesía. El señor Emilio García Gómez valora su poesía como mediocre, aunque formalmente correcta y retóricamente discreta. Rubiera Mata comenta una de sus técnicamente muy bien elaboradas «mu´aššaras» que tradujo al español: «El resultado en español son unos terribles ripios que sin embargo responden al original».61 Los dos fundan sus argumentos en la opinión de Maqqarí:
«Me parece mejor su poesía que su prosa, pero en todo caso no valen la pena tanto una como otra»62
Otros, al contrario, la valoran positivamente. José Maria Casciaro habla de Ibn al-Yayyāb como de un poeta extraordinario:
«[… ] maestro de adad de Ibn al-Jatīb, considerado como uno de los mejores poetas, prosistas y filólogos de al-Andaluz y África en el siglo XIV; […]En la Lamha y en la Iháta es mencionado varias veces, incluyendo trozos de poesías suyas.»63
Fuera como fuese, cierto es que es suyo el mérito de inventar la fórmula que sirvió de modelo para los artesanos de la poesía del Diwān al-Inšā, además por el hecho de estar tallados sus versos en un sitio de tal importancia, como es la Alhambra, su poesía merece ser estudiada y mencionada como la de los otros dos poetas, sus seguidores: Ibn al-Jatīb e Ibn Zamrak, quienes también tuvieron la suerte de poder decorar los muros de la Alhambra con sus versos.64
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Alhambra - el libro abierto
A pesar de que este trabajo no tiene como objetivo contar la historia de la Alhambra, se entrecruza en nuestra explicación y sus muros nos servirán como un libro abierto en el que podamos leer. Este monumento es el más importante del estilo arquitectónico musulmán (y uno de los monumentos más apreciados de la península Ibérica, junto a la mezquita de Córdoba), que se conservó en Europa, es la verdadera joya de la ciudad de Granada, objeto de admiración durante siglos, desde su construcción hasta hoy en día:
«Si no estuviese cerrado el catálogo —simbólico por el número «siete»— de las maravillas del mundo, sería uno de los candidatos a «la octava»65.
Imaginándonos los baños árabes llenos de vapor y de olores embriagantes, jardines con surtidores del agua, arbustos de rosas, naranjos y mirtos, nos surgirá una imagen del oasis o paraíso, cuya visión indispensablemente forma parte de la enseñanza del Corán. El pensamiento musulmán se refleja en la propia concepción arquitectónica y la religión está presente por todas las partes. Pero empecemos desde el mismo principio:
En primer lugar es una fortaleza militar, que se empezó a construir «sobre los restos de un antiguo castillo que existía allí»66, en el siglo XIII bajo el mandato de Muhammad I, al-Ahmar. Cumpliendo su objetivo primordial, era usada por los propios musulmanes después de ser construida la primera versión de la Alcazaba (alrededor del año 880). Si miramos al futuro entre el 1808 a 1812 fue ocupada también por las tropas napoleónicas.67
En el segundo lugar, y con la subida de la dinastía nazarí al trono, Alhambra se convirtió en toda una ciudad palatina, donde residieron los reyes musulmanes y luego también los cristianos (Fernando e Isabel Católicos).
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LOS POEMAS EPIGRÁFICOS
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TEMÁTICA
La presentación retórica forma dos grupos. El primero implica los poemas religiosos, el segundo hace referencia al lugar donde se encuentra. Este último a continuación se puede dividir siguiendo un simple esquema68:
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la descripción objetiva del lugar
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la dirección al rey constructor
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dirección al espectador
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con interpelación al monumento
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la personalización del lugar en que halla el epígrafe, la composición está puesta en boca de dicho lugar; cosas inanimadas del género «fajr» (jactancia o vanagloria)
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LOS POEMAS EPIGRÁFICOS EN LA ALHAMBRA
Como ejemplo citamos un poema tallado en la Torre de la Cautiva que glorifica la torre y su constructor (anexo I, n 11). El poema no se diferencia en ningún aspecto de los otros, ya que sigue el modelo usado para todos los poemas epigráficos, que no son otra cosa que fragmentos descriptivos de las casidas «sultāniyyas», aunque compuestas independientemente. Su peculiaridad única consiste en formar de la Alhambra un verdadero álbum poético, según la descripción metafórica del arabista Emilio García Gómez:
« ¡Álbum maravilloso y siempre nuevo, a que ilustran los surtidores y encuadernan los bosques melancólicos!»69
Tal vez es el único «álbum» de su tipo en el mundo. Cuenta con 31 poemas de gran longitud (algunos poemas tienen hasta 24 versos), que están tallados en mármol, estuco o madera. Casi todos son profanos y de autoría ilustre (Ibn al-Yayyāb, Ibn al Jatīb e Ibn Zamrak).
Si bien en el Antiguo Islam fue prohibida la representación plástica de seres vivos, existen unas excepciones (como las pinturas de la Sala de los Reyes o las esculturas del Patio de Leones). Este hecho probablemente proviene de la desunión en el entendimiento del Corán, ya que muchos musulmanes se apoyan en la opinión, que sólo hay que reprobar las representaciones que proyectan sombra.70 Sea lo que fuera, en la Alhambra sucedió lo que podemos definir como un proceso de la «deshumanización»71 de lo vivo tendiendo a lo efímero.
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LOS POEMAS EPIGRÁFICOS EN OTROS LUGARES
Los muros de los palacios y fuentes no eran únicos lugares donde se podían observar versos de esta época. Otros dos poemas, sobre los cuáles sabemos que son de la época de Muhammad IV, son «risālas», o sea cartas, cuya composición fue una de las funciones primordiales de un «kātib», el cargo de Ibn al-Yayyāb.
Las dinastías también tenían la costumbre de tejer los versos en sus vestidos, que destinados a su uso, fueron cosidos de seda, brocado o filoseda. Las letras componían los nombres o signos de monarcas o grandes personajes, tanto en la cadena como en la trama. El hilo solía ser de oro o de color distinto al resto de la trama, sin oro. Para los reyes persas, que también se solían decorar los tejidos de sus vestidos, todavía era muy habitual la representación de las figuras que desapareció con la llegada de Islam. Junto a las figuras aparecían algunas palabras, fórmulas de alabanza o bendiciones.
Otros lugares con especial importancia eran los baños árabes que en los tiempos del reino musulmán tenían mucha importancia. Esta institución era originalmente un invento greco-romano, pero en la sociedad árabe-musulmana acogió otra dimensión y se convirtió en un lugar de placer, dónde se podía hacer el amor tanto con hombres como con mujeres.72 De los poemas, que se podían observar en estos lugares, se conservaron dos, el primero aparece en el Diwān y fue escrito para adornar la puerta del baño real construido por Yūsuf I, el segundo se conserva en el mismo baño en un estado muy corrupto.
Ya una vez hablando de los poemas epigráficos no debemos ignorar otras dos artes que se entrelazan y que son inherentes al nuestro tema, la arquitectura y la caligrafía.
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El valor arquitectónico
Ejemplo: Vista nocturna a los torres de la Alhambra.73
Existen opiniones que la Alhambra fue construida para ser habitada por la noche:
«La mayoría de la arquitectura está compuesta para el día mas la Alhambra fue construida para que sus visitantes la observasen por la noche; creo, que era proyectada con esmero precisamente para esta parte del día.»74
A lo mejor es una visión demasiado romántica, pero quién tuvo la suerte de realmente estar allí solamente a la luz de la luna, poder respirar el aire templado y percibir esa atmósfera diferente que caracteriza a toda Granada, seguro diría que el espíritu noble todavía está presente en cada rincón de los hermosos jardines del Generalife y que no perdió nada de la grandeza con que describía sus palacios Ibn al-Yayyāb.
En cuanto a los arquitectos en el mundo medieval islámico no eran personas de renombre como hoy en día. Eran anónimos y el único hombre con quien están relacionados cada uno de los palacios es el soberano al que le trajeron gloria y prestigio. Sin embargo, la Alhambra es una obra de los intelectuales y místicos, como nos lo muestra la disposición y la decoración de los palacios, cuyas paredes embellecen los más complicados dibujos geométricos y la caligrafía. Se opina que hasta unos de los tractos, originalmente considerados «los manuales para los artesanos»75 eran en la realidad escritos para el entretenimiento de los intelectuales. Los más sistemáticos y detallados dibujos se encuentran en el Patio de Leones y en su alrededor y datan de la época de Muhammad V.
Al construir la Alhambra sus arquitectos se centraron en las proporciones entre los números racionales e irracionales. En el mencionado Patio de Leones la relación fue aplicada a la longitud y amplitud del atrio y en la altitud de los pilares. Tras la geometría y la lógica que se entrelazan allí con el arte y la literatura, se encuentra la multitud de complejos símbolos como una red de señales, las cuáles si las ponemos en relación por sí mismas expresan el universo tal como lo comprendían los musulmanes.76
Es una síntesis de tres elementos, al parecer incompatibles: la religión, ciencia y arte:
«El sentido de la harmonía, que el hombre percibe al pasar por los corredores, da la impresión de que Alhambra fue proyectada según ciertos principales matemáticos.»77
Los edificios islámicos, cuentan con una gran diversidad temática y decorativa, y excepto el material o la técnica utilizada, estos se repiten de manera casi uniforme. Son de tres tipos: los epigráficos, de los que hablamos ya en los capítulos anteriores, los geométricos y los vegetales.
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LOS MOTIVOS GEOMÉTRICOS
La decoración geométrica, que los musulmanes llevaron hasta la perfección, viene de la arquitectura clásica. Su geometría de gran complejidad da forma a impresiones diversas, que junto con el color despierten la imaginación y permiten disfrutar del conjunto estético de las simetrías, rotaciones o traslaciones. El dibujo más representativo de la Alhambra es «una pajarita» y la podemos encontrar en algunos de los zócalos del Patio de los Arrayanes.
La base está formada por triángulos equiláteros iguales, pegados unos a los otros. Cada triángulo se modifica gracias a tres segmentos circulares y se termina mediante simetrías y giros. Este proceso se aplica a cada lado.
Ejemplo: Bosquejo del dibujo de la pajarita.78
Otras configuraciones son «el hueso nazarí», «avión» (pájaro volador) o «la estrella» que aparece en infinitas combinaciones, pudiendo tener diversos números de puntos (8, 16 y más), mediante los cuales se forman redes de diferentes formas y el efecto final es como el de un laberinto sin fin. Pero no todas de las representaciones de la Alhambra son tan abstractas. Por ejemplo el techo en la Sala de Embajadores es una representación de los siete cielos.79
El concepto del «paraíso» completan los motivos vegetales.
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LOS MOTIVOS VEGETALES
Aunque esos motivos como adornos existían ya en las artes preexistentes, en las artes islámicas ocupan un lugar primordial cubriendo grandes superficies. Es una referencia al Corán, en que el Paraíso está expuesto como un «Jardín de la Felicidad». Existen dos grupos que se diferencian entre sí. El primero lo podemos definir como «el naturalismo más puro», cuyos motivos más habituales son flores, plantas, árboles (en la entrada de la Sala de la Barca adornan el arco mitral cinco árboles diferentes representando los jardines del Edén), piñas y conchas. Este último motivo era usado muy a menudo. Es el símbolo del agua, la bendición y la palabra de Alá. Su importancia crece en los oratorios donde aparecen en número tres y coronan el Mihrab, como en los de Mexuar, el Partal.
Ejemplo: El Mihrab, Oratorio del Mexuar.80
El segundo grupo es el arabesco y se podría definir como «el naturalismo abstracto». Su origen se remonta hasta los tiempos preislámicos durante los cuales aparecían en las imágenes estilizadas helenísticas de las hojas de la vid. En él los motivos vegetales adoptan formas geométricas repetitivas. El elemento principal del arabesco es un tallo que forma una línea con giros continuos separándose de sí mismo con otra serie de tallos secundarios, que luego se extienden por todo el espacio del dibujo. En algunas partes el dibujo adquiere una abstracción total. El arabesco es el motivo más frecuente en los estucos de la Alhambra. Los motivos vegetales aparecen también en la escritura y hacen así los versos más llamativos y atractivos para los lectores.
Ejemplo: Uno de los arabescos que decoran el interior de la Alhambra.81
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CALIGRAFÍA
«La escritura es una geometría realizada mediante una herramienta corporal.»82
La caligrafía era una forma de arte burocrático que tanto en Granada como en otros lugares del mundo musulmán estaba sujeta a las reglas exactas y norma de la belleza. La escritura siempre tuvo mucha importancia y supremacía en las artes islámicas.
Los caligrafistas, igual que los geométricos y arquitectos, también se ocupaban de la proporción estética. Existe un compendio de Al-Kalkasandi del siglo XV que trata de «handasat al-chat»83 o sea de la «geometría caligráfica» en que se especifica la correlación entre la anchura y la longitud de las letras.
En la cultura islámica el uso de la escritura como un elemento decorativo llegó a ser una base eminente, que cumplía no solo la función decorativa sino también la iconográfica (como las imágenes en el mundo cristiano). En la Alhambra la mayoría de los escritos son de carácter religioso, que conservan y manifiestan la palabra de Dios. En los muros de los palacios aparecen pasajes del Corán.
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TIPOGRAFÍA
En la misma Alhambra aparecen dos tipos de escrituras. Una llamada «cúfica», la más antigua, a la cual influyó una caligrafía denominada «Jazm» y que proviene de la ciudad de Kufa (Irak). Es característica para el territorio de Al-andaluz (y el de África del sur) y como si fuera creada para el tallar en la piedra. Servía para fijar el texto sagrado (en caso de la Alhambra, las citas del Corán).
Sus primeras muestras eran elegantes y simplísimas, hasta primitivas. Gracias al ser una letra tan culta esta solo fue utilizada por eruditos e imanes. Tuvo forma rectilínea y angular con el trazo vigoroso, aunque en la Alhambra ya aparece con adornos. En este caso sus bordes superiores acaban en las hojas decorativas o están variadamente entrelazadas con ellas.84
Ejemplo: Patio de los Arrayanes, letra cúfica.85
La otra letra, de «copistas» o «cursiva», se conoce bajo el término «nesjí». Apareció más tarde con el fin de facilitar el entendimiento de la lectura, precisamente en las esferas de la administración y la literatura. En nuestro caso de la poesía.
Servía como un tipo de la decoración, que separaba la parte superior de un muro del zócalo de alicatado, encuadraba una ventana, la curva de un arco o pórtico.
Ejemplo: La muestra de la letra «nasjí», Alhambra.86
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CONCLUSIÓN
Como cada uno de nosotros ve el mundo en colores distintos, también la poesía nos la podríamos imaginar como un pozo profundo y lleno de agua, y su lumbre como un espejo que refleja el alma humana y nos ofrece o una imagen oscura o de color azul celeste. Un pozo, si se grita responde gritando, si se mira se queda mirando; se ríe si estamos alegres y llora si lloramos. Y nos puede dar respuestas si las buscamos, porque ésas ya las llevamos dentro de nosotros. La poesía de Ibn al-Yayyāb acaso no nos sirve para vivir los sentimientos y emociones del poeta, pero nos podrá decir mucho sobre el pasado y nos permitirá comprender la mentalidad de los cortesanos del reino nazarí y reflexionar sobre todas las dificultades de su vida.
Estas páginas fueron escritas con el fin de averiguar si la poesía puede servir como base para investigar la historia y la respuesta se ve muy clara. Mientras que sobre los fracasos guerreros en poesía de Ibn al-Yayyāb apenas encontramos un par de líneas, las victorias se glorificaban con una gran ostentación. Sabemos de todos los virtudes de los soberanos, pero los poemas ya no cuentan nada sobre sus debilidades ni el verdadero carácter de cada uno. Siempre se destacaba solo lo perfecto, los éxitos en el campo militar o cultural, pero nunca se llegó a valorar un asunto objetivamente. A pesar de todo eso, las informaciones sobre los acontecimientos en el período de los nazaríes involucradas en los poemas, completan el mosaico que empezaron a construir los cronistas y que nos deja conocer un poco más del pasado y entender mejor el mundo que nos rodea, empezando por conocer la historia.
La verdad es que muchos de los escritores, sobretodo los poetas revolucionarios, se jugaban la vida actuando contra el gobierno o siendo participes de él, pero nunca (y eso es precisamente el caso de las frías casidas académicas) podían servir como una fuente fiable de los asuntos históricos, ya que son el fruto del trabajo asalariado y previamente repensado.
Por eso ni en la poesía de Ibn al-Yayyāb nos podemos fiar a cien por ciento. Recordemos sobretodo la censura de sus poemas durante los reinados de Nasr (1309 – 1314) y Muhammad IV (1325 – 1333) o la venganza a los «guzāt», las tropas norteafricanas del ejército nazarí, que a pesar de su importancia, nunca eran mencionados en su poesía.
A pesar de todo esto llegamos a la conclusión que el aporte del trabajo de Ibn al-Yayyāb es enorme, ya que durante muchos años desempeñaba un papel muy importante en la corte nazarí y todos los escritos encontrados, sean buenos o malos, son los únicos testigos de esa época.
Otra de las aportaciones más grandes de la poesía Ibn al-Yayyāb consta en decorar los muros de la preciosa Alhambra. Los versos tallados esmeradamente por los especialistas en el arte caligráfico nos dejan absorber un poco de la magia de los tiempos remotos cuando la ciudad palaciega todavía fue habitada por los granadinos. Al final se nos puede ofrecer la idea que se trata de un tipo de publicidad con que se destacaba lo mejor del reino, un tipo de la publicidad apropiada para la temprana Edad Media.
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ANEXO I.
/1/
La muerte ha acampado con mi tribu, ha plantado sus tiendas
junto a mí, me ha cortado mis medios de vida;
no le ha bastado que yo perdiese mi juventud,
sino que se ha saciado con la muerte de mi muchacho;
me clavó sus certeras flechas, sin sentir la compasión
de quien es capaz de amar,
Extendió hacia mí su diestra z su siniestra,
[...]87
/2/
Siempre que acudía a combatir al enemigo
corría la sangre por los desfiladeros;
siempre que conducía el ejército contra ellos
iba delante en el monte y la llanura;88
/3/
Camina hacia el mejor de los hombres
y obtendrás lo que esperas en las dos moradas;
hacia la luna llena de la Meca,
que ha hecho aparecer una luz imperecedera;
hacia la bandera de la buena dirección,
sol de las alturas, mar de generosidad, polo de virtudes;
al guía, el profeta Muhammad,
que ha ennoblecido principios y fines;
y si el pecado te lo impide un día,
no te apenes: el Amor está cerca.
¡Cuántos buscan un Amor Puro
y no han recibido contestación a su llamada!
No hay ningún corazón humano que no haya ardido por la pasión,
y derramado lágrimas por culpa de ella.
Señal del Amor es que las pasiones desaparecen,
cuando brilla su relámpago luminoso, se suaviza la agitación.
Tú le testimonias que tu corazón está presente,
cerca de él, contigo.
Tu lengua no desfallece,
tus ideas no divagan.
Quien está contigo, tiene el Amor Puro
y su llamada no es en vano.
El camino del sufí es alegre
con un sultán que acoge a los alfaquíes.
Es morada de atención, dulce descanso,
suave corazón, de carácter sufí.
Pero cuando se presenta el combate es fuerte
y hace llorar a los cuellos por la sonrisa de las espaldas.
Cuando concede favores, cubre con ellos,
a todos los hombres, del más alto al más bajo.
!Alláh le cubra con el vestido de la piedad,
a un Imám, que hace todo lo que dice, en verdad!;
un soberano que es dulce con el sufismo
y es sufí en la intención.
De los Ansār, de los hijos de Nasr,
protectores de la religión, banderas de su permanencia.
Yūsuf, séptimo de los reyes, entre los que destaca
por su valor y generosidad.
Continúe siendo el defensor de la religión
y los musulmanes consiguiendo lo que esperan.89
/4/
Crecí bajo el cuidado del hombre magnánimo que era mi padre,
protegido de la vanagloria, entre la ciencia y la generosidad;
y fue lo primero que se me presentó en mi infancia,
el estudio obligatorio del Libro de Allāh;
y no deje de aplicarme en Él,
sin sentirme cansado ni aburrido;
repetía las invocaciones a Allāh
que caían sobre mí como lluvia pertinaz;
encontré el cielo en su luz luminosa,
y un refugio en su firme fortaleza;
Mi corazón se iluminó cuando entró en mi mente
y mi pronunciación era buena cuando mi boca lo repetía;
llegué a la mitad en el tiempo establecido,
entre el principio y el fin;
y entonces, me fue fácil comprender el Libro Santo;
pronto, con ayuda de Dios, le terminé,
cuando no confiaba en lograrlo;
cuando me lo supe de memoria;
me dediqué a estudiar sus ciencias;
según el camino de mis antepasados
que abrieron para la ciencia y la religión una puerta clara;
Dios me hizo alcanzar mi propósito en vida de mi padre
lo cual le llenó de felicidad.
¡Obtenga satisfacción y dádivas en el Jardín Eterno,
casa de la salvación y la gracia!90
/5/
Dí a la gente del Crucificado que son vanos sus esfuerzos,
Que sus ídolos e imágenes serán destruidos;
Rápidamente llegaron los corceles de la desgracia
hasta una tierra que no había temido jamás al enemigo;
se sienten heridos en su propio país
en el que no cesan desde entonces los combates;
son grandes las matanzas, numerosos los prisioneros y el botín;
las enfermedades han hecho acto de presencia en sus plazas;
los han humillado y llegan a no ver sino las huellas
de los golpes sobre sus cabezas;
sus mansiones están casi desiertas
y sus mujeres son humilladas cautivas;
todas son como bellas huríes
que no temen sino la aparición de los soldados,
pero su coquetería ha desaparecido, substituida
por la humillación, pues están a disposición de cualquier hombre.91
/6/
La victoria en todo lo que pretendes está asegurada;
siempre que te encargas de un asunto es feliz,
no marchas en una dirección, sino que das rodeos
¡Que no te falte la ayuda de Alláh!
Tu presencia es necesaria para el bien
pues tiene así un feliz resultado cualquier empresa;
sobre ti giran los asuntos del reino:
guerra, paz, inquietud y tranquilidad;
llevas todo el tiempo un pesado fardo
que contiene tanto lo malo como lo bueno;
a veces te sumerges en el mar, entre una multitud de nadadores
pero nadas como un pez
marchas como si el viento siempre fuese favorable,
avanzas como las torres a las que rodean los peones;
aunque a veces las manos del viento juguetean
y las piezas se mueven como Reinas del ajedrez.
/7/
Alabanza, en verdad alabanza al Misericordioso
Defensor contra el enemigo, Auxiliador de la Fe;
El que ha dado forma a la obra bella;
El Defensor contra la desgracia, el Dispensador de todo bien;
En cada caso hay justicia para el débil,
aunque a veces sea difícil de comprender;
Allāh toleró a los infieles para luego
hacerlos descender a la más profunda de las derrotas;
Es la misericordia de Dios, la sagrada religión,
es la ayuda del Elegido de ´Udnān.
Es la victoria de las victorias, obra del Destino
que muestra su poder para cambiar a los seres;
Es una misteriosa victoria que se nos había ocultado
desde el tiempo de los ´Umares y de Utmān;
y del resto de los elegidos del Puro, que, sin embargo,
nos aparece claramente en la Aleyas, a la vista de todos;
se ha cumplido la sincera promesa que
venía formulada en la Tradición y en el Corán;
Todas las inteligencias están estupefactas y maravilladas;
la alegría estalla, las mujeres se agitan;
Las palabras quedan detenidas al irse a pronunciar,
aunque hayan pedido ayuda a todas las lenguas;
¡Que venga la ruina de los cristianos
que siguen caminos sediciosos!
Adoran al Mesías, triplican sus ídolos
y se afanan en la mentira y la calumnia;
se coaligaron, esperando la ayuda de sus errores
y cayeron en la caída de la decepción;
trajeron las inmundicias que habían reunido
desde lo más lejano a lo más próximo, de su país;
poseedores de la gloria y el valor
fueron rápidamente hacia la muerte;
su demonio los engañó con su seducción
en el campo del descalabro y la aflicción;
para llevarles a la perdición, les condujo
hacia un ejército de leones y a la capital del sultán,
hasta que cuando sentaron sus reales en lo más bajo de la Vega,
cayó sobre ellos la noche, como un lobo;
Tu les rechazaste, pues Allāh ayuda a su religión
y la sobrepone a todas las demás creencias;
Tu te refugiaste en el Señor Generoso
y ellos no tenían el agrado de su favor;
los enfrentaste a los más grandes nobles
de los infantes y de los caballeros;
les arrojaste leones valerosos
que se convirtieron en vasos de muerte;
padres de todo valor y excelencia;
hijos de la guerra que los alimenta con su leche;
proviene de la raza más pura
como si procediesen de una misma línea;
cuando avanzan son serpientes que se deslizan,
cuando vuelven son vasos de perdición;92
/8/
Tuvo lugar la derrota a orillas del Guadiana
y brilló el relámpago de la esperada victoria;
allí donde los cerdos de la perdición han sido
derribados por tierra;
y las cabezas de los infieles cortadas por su espada;
/9/
Nuestras esperanzas se han vuelto del revés
mientras los cristianos han conseguido todo lo que se propusieron.93
/10/
Su padre fue el sultán de la Guerra Santa,
que tuvo continuas victorias, a banderas desplegadas;
cuando prevadicó su Pedro, el perro de los cristianos,
demolió sus ídolos con su guerra santa;
y con su valor rompió al Crucificado y su bando
y llevó al maldito a la muerte;94
/11/
De esta torre, que es grande entre las torres,
la Alhambra ufana está, como corona.
Calahorra por fuera, oculta dentro
palacio que despide luz ardiente.
Solos o en simetría, hay –comparables
en proporción –espléndidos trabajos.
En sus zócalos, de obra de azulejos,
y en su suelo hay prodigios cual tisúes.
Honor de la fe ha sido el que, forzados,
cautivos de los elches la elevaran.
De gloria tiraz es en sus paredes el nombre de Muley Abu-l-Hayyayi,
rey magnánimo, bravo, generoso,
del que impetra sostén, lluvia al que espera,
sangre de Sa´d y de los Nasr, que ayuda
y asilo al que «subió la Escala» dieron.95
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ANEXO II.
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BIBLIOGRAFÍA
Literatura primaria:
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, Poemas árabes en los muros y fuentes de la Alhambra, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, Madrid, 1996.
RUBIERA MATA, María Jesús, Ibn al-Yayyāb, el otro poeta de la Alhambra, Publicaciones del Patronato de la Alhambra, Granada, 1982.
Literatura secundaria:
ARIÉ, Rachel, Historia y cultura de la Granada nazarí, Universidad de Granada, 2004.
ARIÉ, R., L'Espagne musulmane au temps des Nasrides (1232-1492), París, 1973.
CASCIARO, José María, El visirato en el Reino Nazarí de Granada, Publicaciones periódicas, Anuario de Historial Derecho Español, VI, Tomo XVIII, 1947.
ENRIQUE, Antonio, Tratado de la Alhambra Hermética, Ediciones A. Ubago, S.L., Granada, 1988.
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, Árabe en endecasílabos, Casidas de Andalucía, Poesías de Ben al-Zaqqaq, Ediciones de la Revista de Occidente, Madrid, 1976.
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, Antología árabe para principiantes, Espasa-Calpe, s. a. Madrid, 1979.
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, Poemas árabes en los muros y fuentes de la Alhambra, segunda edición, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, Madrid, 1996.
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, Poemas arábigoandaluces, colección austral, Espasa-Calpe, s. a. Madrid, 1971.
GARCÍA GÓMEZ, Emilio, prólogo de Poemas arábigoandaluces, Plutarco, Madrid, 1930.
HIERRO CALLEJA, Rafael, Granada y la Alhambra, Ediciones Miguel Sánchez, Granada, 2004.
IRWIN, Robert, Alhambra, traducción al checo: Ladislav Nagy BB/art s.r.o., 2004.
SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis, Los Reyes Católicos: El tiempo de la Guerra de Granada, Rialp, Madrid, 1989.
SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis, Historia de España, Edad Media, Gredos, s.a., Madrid, 1978.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, La España musulmana; Según los autores islamitas y cristianos medievales, sexta edición, tomo II, Espasa-Calpe, Madrid, 1982.
Real Academia de la Historia, Memorial histórico Español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades, tomo X, La imprenta Nacional, Madrid, 1857.
RUBIERA MATA, María Jesús, La arquitectura en la literatura árabe, Editora Nacional, Madrid, 1981.
RUBIERA MATA, María Jesús, Literatura hispanoárabe, Mapfre, Madrid, 1992.
VERNET, Juan; Literatura árabe, Labor, SA, Barcelona, 1968.
WATT, W. Montgomery, Historia de la España islámica, Alianza Editorial, Madrid, 1970.
Páginas Web:
RIU, Manuel, Aportaciones de M.J. Rubiera a la historia de Granada, Universidad de Barcelona, Disponible en web:
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