9.- Pronóstico : De entre todos los tipos de depresión, la llamada "reactiva" es la que tiene mejor pronóstico, En las ciencias de la salud, un pronóstico es una hipótesis o predicción respecto al desarrollo de la salud de una persona, ya que puede tratarse más fácilmente analizando junto al paciente esos acontecimientos que han precipitado el trastorno y su particular forma de entenderlos, para así poder corregir distorsiones cognitivas o estilos atribucionales insanos e inapropiados.
CAPITULO XI
11. Tratamiento
11.1- Tratamiento Farmacológico: Como dice el Dr Ramón Noguera, la finalidad del tratamiento es el de mejorar la situación anímica, así como reinstaurar un adecuado funcionamiento de las capacidades socio-laborales, y mejorar, en general, la calidad de vida del paciente disminuyendo la morbilidad y mortalidad, y evitando en lo posible, las recaídas. Se considera adecuada la instauración de un tratamiento cuando la situación anímica supone una limitación en las actividades habituales del paciente, o una disminución de su capacidad funcional en cualquiera de sus esferas (social, laboral, etc.), independientemente, de que se llegue a un diagnóstico fino del tipo de trastorno depresivo.
Actualmente, estamos en la era farmacológica, y tal es el arsenal existente que para la elección del fármaco en todo tratamiento de la depresión, hay que tener en cuenta, una serie de consideraciones:
1. Diagnóstico correcto: Un diagnóstico incorrecto puede dar lugar a una falta de respuesta.
2. Tratamiento precoz: El retraso en el inicio del tratamiento puede producir un empeoramiento del proceso, o una respuesta más lenta al tratamiento; todo ello, con el consiguiente riesgo de cronificación o bien de aumentar las posibilidades de aparición de complicaciones clínicas (hospitalización, intentos de autólisis, etc.).
3. Elección del mejor fármaco: Teniendo en cuenta las características clínicas y personales del paciente (diagnóstico, edad, patologías concomitantes, etc.) y las del fármaco (seguridad, eficacia, facilidad de dosificación, etc.).
4. Dosis adecuada: Es preciso un buen conocimiento de las dosis en el manejo del fármaco y de su perfil de seguridad para encontrar en cada caso, la dosis que garantice una mejor relación eficacia/efectos secundarios. En algunos casos, será preciso una introducción gradual y progresiva del fármaco hasta conseguir la dosis óptima.
5. Tiempo de tratamiento: Hay que tener en cuenta que todos los antidepresivos tienen un tiempo de latencia que oscila entre los 10 y 40 días y que también dependerá de factores clínicos y personales del paciente. Por otro lado, el tiempo del tratamiento dependerá del diagnóstico. En general, el tratamiento de los T.A. deben plantearse en el mejor de los casos como prolongado, y en muchos de ellos, de por vida.
6. Falta de cumplimiento: El grado de incumplimiento de los tratamientos farmacológicos es elevado en todos los pacientes afectivos. El médico debe asegurarse de que ello no ocurra, especialmente, en casos de falta de respuesta.
7. Falta de respuesta: Según distintos trabajos, hasta un 30% de pacientes depresivos no responden al tratamiento con antidepresivos. En este caso, se podrán considerar cualquiera de las opciones terapéuticas posibles que se describen en su apartado.
8. Medicación complementaria: En la mayoría de los casos, dado la complejidad sindrómica del T.D. y la lentitud de respuesta de los antidepresivos, será preciso combinar estos con tratamientos complementarios para mejorar inicialmente algunos síntomas de la enfermedad (como benzodiacepinas para la ansiedad, hipnóticos para el insomnio, etc.), así como para hacer más tolerables algunos efectos secundarios del tratamiento (beta bloqueantes, clebopride para las náuseas, sildenafilo para ciertas disfunciones sexuales, etc.). En todos estos casos, se considerarán las posibles interacciones farmacológicas.
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