Pregunta: Respecto a la muerte, ¿se aproxima bastante a los fundamentos que contiene el Espiritismo?
Ramatís: Los teosofistas encaran la muerte como un hecho sumamente común. Es el término lógico de una vida, que entrega al hombre las posibilidades para acumular, concentrar y dinamizar las energías, que más tarde le son necesarias en los mundos etéreos. Consideran la muerte, como el individuo que cambia de traje. Al igual que los espiritas, los teósofos consideran la cuna y la tumba, como un período donde el alma debe comparecer a una audiencia en la superficie del planeta, a fin de reajustar sus complicaciones e imprudencias cometidas otrora. La Teosofía enseña también, que el Ángel u Hombre Perfecto, ingresa más tarde en la Jerarquía Sideral Superior para transformarse en un Maestro de los "adeptos menores", que todavía marchan a la retaguardia, camino a su redención espiritual. 2
Por lo tanto, el hombre debe superar gradualmente, los diversos vehículos que utiliza en sus respectivas encarnaciones; evoluciona desde el tipo salvaje hasta el organismo selecto del ángel, desenvolviendo la inteligencia, la voluntad y el discernimiento espiritual a través de sus diferentes etapas.
Pregunta: ¿La Teosofía prohíbe a sus adeptos, que se dediquen a otras religiones o doctrinas?
Ramatís: Considerando que el término teosofía es la definición de "ciencia divina", y aunque sea una doctrina de carácter particular, no debe limitar, restringir o contrariar la creencia ajena, pudiendo esclarecer, enseñar y elevar al creyente de cualquier religión, sin exigirle abdicación o adopción absoluta de los preceptos teosóficos. En su finalidad religiosa debe restituir la creencia o fe debilitada a los creyentes ajenos. Su función o misión, todavía incomprendida por muchos de sus adeptos, sería despertar y desenvolver en el hombre, participante de cualquier credo o doctrina, la confianza, el ánimo, la investigación y estudio de sí mismo, haciéndole percibir, que él es el único y capaz de organizar su propia ventura espiritual. Cada uno es el responsable de su ventura, gloria o sabiduría. Ninguno podrá imponer la felicidad al prójimo, ni descubrirle la realidad del alma, si actúa desde el mundo exterior hacia su interior.
En nuestra última encarnación en la Indochina, aprendíamos desde muy temprano, el siguiente aforismo: "Ninguno puede encontrar el espíritu por fuera, si antes no lo encuentra por dentro." "No se puede probar a alguien la realidad del espíritu, si duda de que existe."
Pregunta: ¿Cómo encara la Teosofía la Ley del Karma?
Ramatís: Las vicisitudes, tragedias, los dramas y maleficios, la teosofía los toma y explica como hechos temporarios, superficiales, provisorios, pero de gran importancia para la evolución espiritual. Considera que el objetivo más importante de la vida para la persona, es su propia angelitud, por lo tanto, el buen teosofista no debe protestar contra el destino desagradable, que le da la oportunidad de desenvolver sus cualidades creadoras y demostrar su sabiduría en medio de la humanidad. La desgracia, que tanto conturba y estigmatiza a la persona, a veces, es la oportunidad en donde los mentores llegan a conocer la capacidad del alumno. El hombre no debe dejarse arrastrar por la tristeza ni el desespero, puesto que todo es transitorio y forma parte de un proceso de angelización. Naturalmente, que el teosofista no ha de ser insensible a los males y problemas que lo rodean, pero debe superarlos como cosas provisorias, caminos educativos y de poca duración. Evidentemente, que nos estamos refiriendo al teosofista consciente y estudioso, como los espiritas dedicados a los principios saludables de su doctrina.
La Teosofía enseña que los espíritus ingresan en la vida atribulada del mundo físico, para triunfar en el campo de las actividades humanas, sea en la pobreza o en la riqueza. El hombre no debe
2 Véase la obra En el Recinto Externo, de Annie Besant, cuyo texto es por demás elucidativo de esa concepción teosófica.
aferrarse a lo que acumula, realiza o adquiere, pero sí, a sus realizaciones superiores y sin esclavizarse en su obra. Puede vivir como viven los hombres ricos o potentados, pero prudentemente, sin dejarse prender por las cadenas de los bienes y objetos del mundo ilusorio.
El teósofo debe ser consciente de su absoluta unidad espiritual a la humanidad, como un todo, compenetrado de la sustancia lucífera de la Fuente Divina. Jamás ha de sacar provecho de sus acciones que perjudiquen a otras personas. Bajo cualquier condición religiosa, de creencia o doctrina humana, el espíritu del hombre progresa en dirección a la angelitud, proporcionalmente al beneficio desinteresado que entrega a sus hermanos de trayectoria planetaria.
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