La Vida Hiumana y el Espíritu Inmortal


Capítulo IX EL PROBLEMA DEL VICIO DE BEBER



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Capítulo IX

EL PROBLEMA DEL VICIO DE BEBER
Pregunta: ¿Los instructores espirituales consideran el vicio del alcohol como uno de los males mayores del mundo?

Ramatís: El alcohol no es uno de los mayores males del mun­do tierra, todo lo contrario, es de mucho beneficio para el ser humano. Sirve para hacer jarabes, tintas y medicamentos, mueve motores; ilumina habitaciones, limpia las manos, desinfecta lasti­maduras y jeringas hipodérmicas; limpias muebles, extrae manchas de las ropas, destruye gérmenes dañinos y enriquece los recursos de la química de vuestro mundo. Usado con parsimonia, estimula el aparato cardíaco, acelera la digestión lenta y ayuda a quemar el exceso de gorduras. El alcohol es maléfico, deprime y mata cuando los hombres abusan de su ingestión y se degradan por la embriaguez.

Pregunta: Bajo vuestra aseveración espiritual ¿el alcoholis­mo debe considerarse un vicio o una enfermedad de la humanidad terrena?

Ramatís: El alcoholismo debería encuadrarse en el terreno patológico puesto que el alcohólatra es un enfermo que se afecta por su libre y espontánea voluntad. Así como ciertas enfermeda­des deforman y lesionan el organismo durante su manifestación, la embriaguez también produce perniciosos efectos en el cuerpo físico, afectando los delicados centros cerebrales y rebajando al hombre en el concepto de la moral humana.

Lo que nos sorprende es que los administradores, científicos y autoridades de las naciones terrenas promuevan campañas con­tra el vicio de las drogas, de la cocaína, la morfina y el opio, y hasta tratan de disciplinar el uso de los entorpecedores farmacéu­ticos, pero descuidan totalmente el abuso que se hace del alcohol y toleran sus resultados nefastos. Mientras la medicina invierte sumas apreciables para investigar y sanar molestias de menor importancia, no intentan erradicar el alcoholismo que lesiona la vitalidad humana. Se embriaga el rico con el carísimo whisky y el pobre se degrada con la caña barata, pero ambos se envenenan con el mismo tóxico.



Pregunta: ¿Cuál es la negligencia que cometen las autorida­des del mundo respecto al problema nocivo del alcohol?

Ramatís: Hay un viejo proverbio en vuestro mundo, que dice.- "El lobo no come al lobo", justificando con bastante clari­dad el motivo de la despreocupación humana respecto al problema crucial del alcoholismo. Se explica tal negligencia, pues en la tierra tanto abusan del alcohol los hombres sanos, enfermos, muje­res viejos, religiosos, científicos, analfabetos, mendigos y millona­rios, y hasta los dirigentes espiritualistas. En consecuencia, no hay interés predominante y deliberado de exterminar a ese flagelo, cuando los mismos hombres y responsables de la salud de la vida humana, tendrían que terminar primero con el uso de la bebida consigo mismos. Se combate con energía la prostitución, el abuso de los entorpecedores, las bacanales clandestinas y las diversas for­mas de crímenes y robos, pero, paradójicamente, se descuida o no se toman medidas para extirpar el vicio del alcohol, en general, el mayor responsable por todos los acontecimientos trágicos del mundo.

Pregunta: ¿Y, cómo se podría solucionar ese grave problema?

Ramatís: En otras oportunidades hemos explicado que la graduación espiritual primaria de los habitantes de la tierra justi­fica que haya individuos desordenados, inescrupulosos, injustos, crueles, mistificadores, celosos y vengativos, por cuyo motivo, el orbe terráqueo todavía no merece ser gobernado por espíritus de los quilates de Francisco de Asís, Gandhi, Buda o Jesús; esas entidades santificadas jamás conseguirían disciplinar o adminis­trar a criaturas tan desatinadas y apasionadas por la codicia, la ambición, el pillaje y las guerras fratricidas, y en su mayoría, preocupadas por sus intereses personales.

A pesar del problema calamitoso del alcoholismo, que degrada al joven, a la mujer ingenua, al hombre desesperado o al viejo desilusionado, los terrícolas gastan enormes fortunas para posar sus máquinas en la luna, cual prolongación del sistema de vida que se cultiva en la tierra. Consecuentemente, la displicencia del hombre, respecto al alcoholismo, dentro de muy poco ha de ser corregida por la Administración Sideral de la tierra, pues en este "fin de los tiempos" ya en ejecución, serán exilados para otro orbe, de condición inferior, los responsables de los desequili­brios y hechos desagradables, que perturban la vida correcta del hombre sobre el planeta.




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