Pregunta: El alcohol, ¿puede ser un elemento revelador de la realidad psíquica del hombre? Existen hombres pacíficos y bien intencionados que se vuelven agresivos, irritables y violentos bajo la acción del alcohol, pues no dejan de manifestar algo psíquico que va más allá de una simple excitación nerviosa y emotiva. ¿Cuál es vuestra opinión?
Ramatís: ¿Cuántas criaturas tímidas, pacíficas, que jamás bebieron, se irritan y descargan sus improperios contra alguien que les hiere el amor propio o les causa perjuicios inesperados? Ello demuestra que las cualidades como los defectos del espíritu no se manifiestan a flor de piel, sino que se revelan conforme se presentan las circunstancias y situaciones favorables en el intercambio de las relaciones humanas. El hombre todavía no se conoce a sí mismo, es primario respecto a la dirección de sus emociones, y demuestra sus pasiones y violencias cuando es provocado en su personalidad humana.
Sólo los espíritus de los quilates de Francisco de Asís, Buda, Vicente de Paúl, Ramana Maharshi, Gandhi o Jesús, mostraron la realidad de sus almas a flor de piel, sin misterios y humildemente. El hombre es un gran simulador de su realidad psíquica y actúa conforme a las circunstancias; mientras tanto, hay momentos en que no consigue frenar la carga emotiva del espíritu, y a pesar de todo su cuidado para no hacer el ridículo, no deja de demostrar su individualidad oculta.
Es el caso de los borrachos que debilitan el control psíquico por efecto de la acción tóxica y entorpeciente del alcohol, mientras que su mente decae hasta la frecuencia vibratoria del animal, donde priman las pasiones y los impulsos desordenados de la cólera, la violencia, la agresividad o la lubricidad. Existen hombres pacíficos, tímidos y gentiles, que después de embriagados se vuelven insoportables en sus hogares, en sus relaciones sociales y deshacen viejas amistades al abrir las compuertas de su "yo" inferior. El bagaje inferior, animal frágilmente reprimido por la conciencia en vigilia, aparece bajo el tóxico alcohólico, poniéndose a tono con el residuo detestable.
2 Extraído de la revista O Cruzeiro del 17 de abril de 1969: "El alcoholismo es responsable del 30 % de los casos que deben ser internados por enfermedades mentales en Brasil, y más de medio millón en el mundo occidental. En Francia, la cirrosis hepática elimina de la vida a unos 20.000 bebedores a! año. Aumenta el índice de homicidios, robos, adulterios, suicidios, divorcios, desempleos y mendicidad. En Brasil, de cada 12.000 personas, 68 son internadas a causa del abuso del alcohol".
3 ”Además, comparada con la mayoría de las gestantes terrícolas, que generalmente se hallan acometidas por ciertas reacciones psíquicas un tanto agitadas, María fue una parturienta feliz, pues vivió ese período sumergida en un mar de sueños y emociones celestiales, provenientes del espíritu de Jesús y por la presencia de los ángeles que lo asistían". Ver contestación a la primera pregunta del capitulo IX "María y el período gestativo" pág. 94, del libro El Sublime Peregrino, Edición en castellano Kier S. A., Av. Santa Fe 1260, Buenos Aires, Argentina.
Las criaturas que mal reprimen sus pasiones por las convenciones sociales y advertencias religiosas, bajo la acción del alcohol dan rienda suelta y ponen de manifiesto su formación espiritual.
Aunque son raros los casos, bajo el trance alcohólico puede aparecer la memoria psíquica sobre el pasado y peligrar las relaciones entre los miembros de la familia, al reconocerse espiritualmente en las diversas condiciones de víctimas o verdugos de otrora. Bajo la acción etílica se reconocen o presienten viejas enemistades; se avivan los odios, venganzas y despechos aún latentes en lo íntimo del alma. Así predominan los insultos y odios, pues mientras el espíritu del hombre fluctúa en el cuerpo embriagado, su percepción y memoria psíquica aumentan, abarcando los hechos que vivió en otras vidas. Entonces, reconoce intuitivamente a sus viejas enemistades camufladas bajo el organismo consanguíneo.4
De ahí el peligro de las libaciones alcohólicas entre los miembros de una misma familia, cuyos espíritus aún primarios, acicateados por las reminiscencias del pasado, pueden llegar a provocar tragedias y venganzas inesperadas, matándose entre sí el marido y la mujer, hijos y padres. Con esa aparición psíquica de la observación tipo freudiana, incluso pueden interferir y participar los espíritus desencarnados, malhechores y adversario del conjunto familiar, que a la espera del momento oportuno, impulsan a los crímenes y tragedias. Son hechos inexplicables para el razonamiento común, en donde los infelices encarnados son manejados como dóciles marionetas bajo los hilos del mundo invisible. Además de la acción tóxica y propia del alcohol, las cosas se agravan con la ganancia de las industrias inescrupulosas, que desnaturalizan o falsifican sus productos para ganar mayor suma de dinero. El alcohol mata y diezma a la humanidad por los crímenes que suceden en las calles y en los hogares, en los accidentes y en toda clase de imprudencias cometidas; y también destruye, lenta e insidiosamente, por la mezcla de substancias químicas nocivas.5
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