La Vida Hiumana y el Espíritu Inmortal



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Pregunta: ¿Qué nos podéis decir sobre los casos de pertur­baciones, desequilibrios y neurosis extremas, que fueron satisfac­toriamente resueltas con el ajuste sexual?

Ramatís: Solamente la elevada comprensión de que la función sexual es un recurso divino y procreador, puede aportar tranqui­lidad mental y estabilidad emocional. Es de sentido común, que el "erotismo" es un imperativo de atracción entre los seres, cuya finalidad es inducirlos a la procreación, pero nada tiene que ver la problemática de la vida del espíritu inmortal. Si la práctica sexual aplicada fuese una terapéutica positiva para resolver los desequilibrios y las neurosis de la humanidad, entonces el mundo actual debería estar pletórico de salud, pues nunca el erotismo y las satisfacciones sexuales gozaron de tanta libertad, como sucede actualmente. El sexo es el asunto más palpitante en el presente "fin de los tiempos" puesto que es excitado o provocado por la literatura, poesía, radio, teatro, televisión, ilustraciones, y hasta por exposiciones pornográficas.

Los psicólogos y siquiatras totalmente ilustrados por las experiencias de naturaleza neurológica, concuerdan o se confor­man con la aberración de que la pornografía también puede ser un arte auténtico sin necesidad de ser reprimido convencionalmente. Asimismo, se juzga, que el furor homicida, la violencia, la crueldad voluptuosa y enfermiza, son estados de la violencia "psicoemotiva" del hombre resentido por el sexo y por culpa de los ''tabúes" y puritanismos que frenan los impulsos peligrosos, pero que no contribuyen a eliminar la carga peligrosa.

Indudablemente, esa descarga sexual y erótica tan acrecen­tada, en la actualidad, debería aportar alivio a la tensión humana y a su vez, podría haber resuelto gran parte de los problemas milenarios de la violencia, del crimen y de la infelicidad humana. Una vez que sobrepasó el aspecto sexual, retenido por la convicción de una sociedad mistificada en sus bases morales, entonces el mundo terreno entraría en un saludable y tranquilo ritmo de vida, gracias a la comprensión de haber eliminado los "tabúes" en favor de un entendimiento tan fácil de asimilar. Sin embargo, la humanidad terrícola jamás enfrentó, como hasta el presente, períodos de tanta violencia, terrorismo, subversión, homicidios, sadismo, desajustes conyugales, racismos odiosos y crímenes bes­tiales sin motivos comprensibles, además de introducir la moda de hablar groseramente aun en las expresiones artísticas, que otrora se consideraban de elevado contenido moral. Bajo tan deplorable inversión de los valores, que anula los esfuerzos santificados por parte de las criaturas abnegadas y perseverantes, se glorifica la mediocridad, lo cretino, excéntrico y libidinoso, ajustados cínica­mente al mismo nivel del virtuoso de la pintura, de la música, de la escultura y del genio literario.

Evidentemente, la súbita evasión sexual del instinto animal, reprimido por los conceptos morales de las sociedades civilizadas, jamás podrá resolver los complejos y milenarios problemas de la vi­da inmortal del espíritu, el cual, de por sí se encarna con pésimo acervo de deudas y culpas de sus vidas pasadas.


2 Nota del Médium: Aún existen personas que encuentran imposible que el espíritu encarne como hombre en una existencia y como mujer en otra, creyendo que resulta desairoso y absurdo para la tradicional masculinidad. Mientras tanto, los diarios anuncian frecuentemente los cambios de sexo, pues ciertas mujeres después de operadas convenientemente se transforman en hombres, mientras que algunos jóvenes después de operados, cambian para el sexo contrario, al punto que llegan a casarse y hasta pro­crean hijos. Si el espíritu puede cambiar de sexo en la misma existencia física, ¿no le sería mucho más fácil, hacerlo antes de encarnar?

De forma alguna se podrá solucionar la falla reprimida bajo la terapia mecanicista de la relación sexual o la multiplicidad de orgasmos, que no posee el animal, pero no debe olvidarse, que "lo que es del espíritu, sólo por el espíritu podrá curarse"; así lo decía Pablo de Tarso. Y la terapéutica más indicada, en ese caso, es el medicamento ofrecido por el Maestro Jesús, a través de su infalible Evangelio.

Es muy fácil comprobar que los hombres sabios o santificados, absorbidos por su dedicación de naturaleza espiritual superior, son apáticos y hasta inhibidos sexualmente, elevándose por encima de las necesidades sexuales animalizadas. Esos seres crean una segunda naturaleza, algo rara, en la que las fuerzas y energías inferiores pasan a fortalecer propósitos elevados. Debilitan el instinto, reducen la exigencia animal de la carne y alivian la situación erótica. La angustia sexual, que es la responsable por la multiplicidad de los aspectos patológicos, neuróticos y emoti­vamente enfermizos, no logra soluciones mediante comprimidos, inyecciones o tisanas de cualquier especie, de la misma forma que la efusión erótica no equilibra el psiquismo humano. La solución debe ser de orden espiritual, a través de la sublimación de las energías animales, que una vez controladas se aplican en actividades superiores. El fluido sexual que estimula las relaciones genésicas y el proceso creativo en el campo físico, cuando es reprimido y. después sublimado por una condición espiritual superior, desenvuelve un poderoso campo de energías que suple a ciertos y avanzados estados de la mente. Los antiguos iniciados aprendían a controlar y distribuir el fluido sexual a fin de vita­lizar poderosamente al cerebro, accionándolo hábilmente por medio de los "chakras", o centros de fuerzas etéricos de la contraparte física, conocida por "doble etérico". Bajo ese oculto proceso, de resultados positivos, alcanzaban el grado de hombres incomunes y depositarios de poderes extraterrenos, cuyos conocimientos jamás transponían, el augusto silencio de los templos iniciáticos, pues eran prohibidos para el mundo profano, que los dominaba él fanatismo religioso.3


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