Pregunta: ¿Por qué mencionasteis que el divorcio es "una breve corrección" capaz de atenuar situaciones forzadas y posteriores resultados trágicos, si se continuara con la misma situación?
Ramatís: Insistimos en deciros que nadie soborna o mistifica la Ley del Karma, proceso creado por Dios con el fin de reconciliar a enemigos y saldar deudas pasadas. Los conflictos, tan comunes, entre los esposos del mundo terreno, prueban perfectamente que todavía son espíritus imperfectos, adversarios del pasado y a través de la escuela espiritual del mundo tierra, buscan acertar su camino bajo los auspicios del Amor del Cristo. Sumisos a la Ley del Karma, ambos espíritus adversos son atraídos por la fascinación del vestido carnal y exterior, cuya pasión los arroja a uno en brazos del otro, aunque ignoren la animosidad que los separa de vidas anteriores. Mientras tanto, la convivencia cotidiana hace resurgir los defectos recíprocos y los resentimientos anteriores, y poco a poco se identifican como viejos adversarios, demostrando los antagonismos tan peculiares como se observa en la mayoría de las familias terrenas. Detrás de los trajes carnales, que los atrajo y ligó por la fuerza de la carne joven, excitante, se delinean, como eficaces combatientes, a fin de imponer cada uno sus debilidades o virtudes.
Y cuando surge la imposibilidad de convivir en común, entonces resta, la única y desesperada solución, la venganza o el divorcio. En consecuencia, el divorcio es un recurso lógico entre los pueblos socialmente evolucionados, porque oficializa el derecho de las personas frustradas, en su primera experiencia conyugal y les permite formalizar un nuevo hogar e intentar o reiterar el culto del amor y de la paz bajo una nueva condición doméstica. Por eso, nosotros manifestamos que el divorcio es "una breve corrección" porque rompiendo las cadenas del casamiento en la tierra, los espíritus culpables o adversarios continúan ligados kármicamente en el cielo. A pesar de estar divorciados por las leyes del mundo material, ellos regresarán nuevamente para formalizar nuevos casamientos y convivencia en los hogares humanos, hasta que el amor y la paz substituyan el odio y la guerra. Las cadenas kármicas no se pueden romper por la violencia, como es el recurso drástico del divorcio carnal, puesto que son desatadas por la gentileza recíproca de los espíritus litigantes. Por eso, el divorcio resulta una muy "breve corrección" porque las almas en conflicto a fin de apagar el odio encendido y las hostilidades recíprocas, han de retornar en existencias futuras, encadenados a tantos casamientos como fueran necesarios, hasta alcanzar la amnistía espiritual. El divorcio contemporiza la belicosidad conyugal, jamás soluciona los problemas espirituales, cuya legislación obedece a otras normas dictadas por el Amor incondicional.
Pregunta: Desearíamos vuestra opinión respecto al divorcio en nuestro país (Brasil). ¿Podéis atendernos en esta solicitud?
Ramatís: Los mentores espirituales del Brasil vienen trabajando, hace algún tiempo, por medio de entidades encarnadas para que el divorcio sea una realidad en vuestro país, puesto que ayuda a reducir la cuota de crímenes pasionales y tragedias conyugales. Además, ya es tiempo que la legislación brasileña concurra a las soluciones de la gran cantidad de víctimas desamparadas que resultan ser los hijos, criaturas inocentes de tales desajustes. Felizmente, el Clero Católico, el mayor adversario a la legislación inteligente del divorcio, en el Brasil, cada día se debilita más tratando de resolver sus problemas internos, como son los casos de los sacerdotes que desean abandonar la Iglesia para casarse, los subversivos, terroristas, ambiciosos y reformistas. Además, el advenimiento de la Umbanda, previsto en el Espacio desde el siglo XVIII, ayudará mucho para la proclamación del divorcio, cada vez más aceptado por todas las clases sociales.
Es sintomático y psicológico que la válvula del divorcio, como una posibilidad de liberación conyugal, sin ofensa física, es más que suficiente para contemporizar muchos conflictos domésticos y desechar la violencia. También es de sentido común que el divorcio apenas oficializa una separación de cuerpos y que fuera promovida por los espíritus litigantes en vidas anteriores. Naturalmente, la legislación del divorcio en Brasil no puede tener ni copiar los dictámenes de las instituciones que sobre la materia tienen otros países americanos, eslavos o asiáticos, pero debe ampararse en base a las costumbres y temperamento peculiar del brasileño.
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