Pregunta: Admitiendo que es un acto de culpabilidad la limitación de los hijos, cuando no existen motivos justificados, ¿cómo podría demostrarse por parte de la Ley Espiritual que la reducción de los hijos es un hecho censurable?
Ramatís: Insistimos en informaros que al espíritu afligido y desesperado, poco le importa encarnar como rico, pobre, sano o enfermo, analfabeto o erudito en su existencia terrena. La única y posible solución de su terrible problema de delincuencia espiritual de otrora, es el renacimiento físico; además es la salida técnica creada por Dios para eludir tal condición.
Respecto a los encarnados, bastaría reflexionar sobre el concepto de Jesús y proceder de acuerdo con el "Haz a los otros lo que quisieras que te hagan a ti", es decir, como desearía que fueran tratados en las mismas condiciones que esos espíritus, sometidos al sufrimiento astralino de su morada. Quien se siente capaz de resistir heroicamente, en el futuro, el remordimiento atroz que le corroe las entrañas, entonces que evite los hijos en su próxima reencarnación, pero que también exponga su negativa de negar el camino a los compañeros, en el astral, antes de renacer. No cabe la menor duda que sería tratado, de ahí en más, de la misma forma que él lo expuso, siendo pasible de los sufrimientos que jamás haya podido imaginar, en base a la ley de reciprocidad.
Por otra parte, la vida física no es un fin placentero sino un camino educacional a fin de que los espíritus desenvuelvan sus conciencias y eleven su padrón vibratorio para poder sintonizarse con las frecuencias angélicas que moran en los planos resplandecientes. El hombre que pretenda usufructuar venturas en la tierra ha de recoger decepciones y muchos desengaños, cómo suele suceder con el alumno que espera gozar prematuramente con, las alegrías y placeres de la lectura, en una escuela primaria donde apenas se deletrean las primeras letras del alfabeto. La cuestión de no generar hijos para que no sufran en el "mundo físico" es un temor tan injustificable como el labrador que se propusiera dejar el trabajo que le proporciona el sustento diario por el hecho, que las legumbres son atacadas por los insectos. Además, la tierra, como un mundo benefactor y al servicio educativo del espíritu, es una institución planetaria sana, pues los "dolores y sufrimientos" son la causa de su humanidad indisciplinada, cruel y rebelde a los códigos morales de elevada espiritualidad. Evidentemente, bajo la ley de las "afinidades electivas" en una colectividad de "doloridos" sólo puede atraer a otros semejantes, por cuya causa ninguno deberá afligirse si debe renacer físicamente, puesto que eso sucede únicamente bajo el principio indiscutible de la "atracción afín" en lo espiritual.
Pregunta: ¿Qué opináis respecto al uso de las píldoras anticonceptivas para no provocar el aborto, como medio de frenar la reproducción de los hijos?
Ramatís: El aborto es un crimen infamante y registrado en el código penal de la espiritualidad, porque destruye un organismo en gestación y vinculado a un espíritu en el proceso reencarnatorio. Toda gestación en la tierra está vinculada en el Espacio a un programa kármico colectivo, el cual se procesa a través de muchos siglos, reajustando y redimiendo a viejos adversarios dominados por el odio y venganza recíproca. En consecuencia, el aborto es lo "imprevisto" que altera ese programa conciliador, porque además de expulsar del organismo físico al espíritu encuadrado en el programa redentor de la carne, frustra el trabajo de centenas de almas vinculadas al mismo proceso reencarnatorio.
Ellos son mentores, técnicos, médicos siderales, sociólogos, legisladores, amigos, parientes y servidores que trabajan en los fluidos semipesados y olorosos que vinculan al mundo espiritual con la materia, a los efectos de ajustar al espíritu con la carne. La mujer ignorante o rebelde mal puede calcular el gran perjuicio que causa en el acto de abortar, puesto que se asemeja al mendigo hambriento al que se le cierra la puerta en la cara. Sin lugar a dudas, que el uso de las píldoras anticonceptivas es menos perjudicial que el aborto, dado que reduce enormemente el proceso de la vinculación del espíritu con la carne. Mientras tanto, el aborto, además de ser un crimen de leso patrimonio ajeno, aun estigmatiza a la abortante, puesto que deberá afrontar atroces sufrimientos después de la desencarnación, comúnmente torturada por el espíritu que fue frustrado en su nacimiento y además, es un efectivo candidato para sufrir atrozmente en posteriores existencias. De ahí que ha de ser santificada cualquier mujer que acepte y críe el fruto de sus entrañas, aunque se encuentre en contradicción con la moral de la sociedad, pues la condición de "madre" es la más provechosa compensación para cualquier pecado cometido en el pasado.
En verdad, lo más censurable es el aborto porque os recordamos que son muchas las obligaciones que la pareja asume en el Espacio, con cierta cantidad de espíritus candidatos a ser sus hijos carnales. Usando las píldoras y graduando los nacimientos conforme a sus conveniencias, los esposos tanto pueden acertar como errar con el número exacto de compromisos procreativos "pre-reencarnatorios". Se trata de un problema de interés particular, pues quien faltara a su obligación ha de sufrir las consecuencias de su defección. Así, la pareja terrena que tuviera la suerte de atraer espíritus tolerantes y comprensivos, al negarles el organismo carnal en base a la restricción o "limitación de hijos", también ha de sufrir los sinsabores ocasionados en el momento del reajuste espiritual. Pero si lo citado sucediera con entidades perversas, vengativas y rebeldes, no tenemos la menor duda que los sufrimientos atroces y desesperos prolongados acometerán a los padres en falta, en el Más Allá de la sepultura.
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