Capítulo VII
PROBLEMAS DE LOS GOBIERNOS
Pregunta: ¿Por qué el sistema de los gobiernos de nuestro mundo no corresponde integralmente a las ansiedades de los pueblos que rigen?
Ramatís:. Conforme conceptúa la Ley Espiritual, ''A cada uno le será dado según sus obras", de ahí que también se justifica el viejo refrán que dice "El pueblo tiene el gobierno que merece". La humanidad terrícola todavía está insatisfecha, es turbulenta y se divide en agrupaciones nacionalistas y adversas, así como también en doctrinas religiosas y credos separativistas que sólo tratan de defender intereses propios por medio de conflictos recíprocos.
Los pueblos de la tierra son egoístas, belicosos, indisciplinados, celosos, avaros, racistas y orgullosos, cuando se trata de naciones poderosas y dominantes; pero se manifiestan indefensos e injustificadamente sometidos cuando son humillados por las guerras a través de los adversarios victoriosos. Esas naciones nos recuerdan a las personas que se descontrolan en sus emociones, y son capaces de llegar a los peores extremos en su ambición y violencia cuando son fuertes e independientes, pero se acobardan servilmente ni bien se tumban sus pedestales de viento.
Los pueblos gritan y protestan contra sus dirigentes, tildándolos de políticos ambiciosos y corrompidos, porque no satisfacen totalmente sus pretensiones personales. Sin embargo, olvidan que son gobernados por hombres de la misma fuente humana, o generados en el medio ambiente, los que únicamente reflejan la idiosincrasia de la mayoría que es gobernada. Los electores eligen a sus dirigentes por su libre y espontánea voluntad, mientras que gran parte de ellos cometen irregularidades, perfidias y estrategias para llegar a elegir a su candidato favorito o a quien le formula mejores promesas para el futuro. Evidentemente en un clima de deshonestidad, ambiciones e intereses de grupos, jamás surgirá un candidato que se encuentre exceptuado de fallas o defectos, por el solo hecho de estar representando la síntesis de sus electores.
Los mandatarios son el producto del medio que gobiernan y proporcionan los frutos según el tipo de cultura del terreno donde se nutren.
Pregunta: Sin embargo, algunos pueblos o naciones han sido gobernados por hombres inteligentes, hábiles y honestos, que superaron el medio defectuoso donde se generaron, ¿Cuál es vuestra opinión?
Ramatís: En la distribución de la carga espiritual que ha de conformar a la humanidad terrícola, la "Administración Sideral" del orbe escoge ciertas épocas para la encarnación de los espíritus preparados y destinados para regir o gobernar a determinadas naciones. Son verdaderos valores, en lo espiritual, para que la humanidad no se atrofie en un bajo nivel intelectivo, artístico y moral. Esos magníficos conductores introducen rumbos acertados y desalojan del medio a los anteriores y corrompidos mandatarios. De la misma forma, otras entidades, de menor graduación sideral, pero correctas, dinámicas y filantrópicas, son puestas en lugares claves, como la dirección de industrias, instituciones culturales y científicas del mundo, apresurando el sentido y los objetivos financieros y económicos del mundo, que han de servir a las masas de menores recursos.
He ahí por qué la humanidad terrícola, en ciertas épocas, presenta índices espirituales que tanto mejora o empeora, demostrando cuando predomina en su seno la carga de espíritus buenos o defectuosos. La cualidad del orbe terráqueo, a pesar de su naturaleza de escuela primaria, en cierto tiempo de su trayectoria acusa predominio en su ascensión. En determinadas fases, el planeta entra en convulsión por los conflictos bélicos y por la presión de una gran cantidad de tiranos y conquistadores, dominados por instintos y pasiones, desconociendo los sentimientos comunes de los pueblos. Trabajase el terreno y resalta la hierba dañina, sofocando los tiernos brotes de la buena simiente. Mientras tanto, también se matizan esos períodos con otros de paz y trabajo fructífero, compensando las violencias y destrucciones del pasado. Ciudades antiguas, faltas de higiene e inapropiadas para la naturaleza evolucionada del ciudadano terrícola, más tarde son destruidas por el "enemigo", resurgiendo de sus ruinas otras demarcaciones que son compatibles con una población que antes carecía de oxígeno, luz y jardines.
En la Edad Media dominaron la tierra espíritus de las tinieblas, crueles y verdaderos primitivos de la espiritualidad, que aliados con los políticos y religiosos del mundo, amordazaron conciencias, toleraron el libertinaje, revolvieron el lodazal de las pasiones animales, vulgarizaron el arte, redujeron el derecho de creencia y oscurecieron los más simples ideales humanos. Después de esa experiencia tenebrosa en afinidad con la carga espiritual encarnada, la dirección de lo Alto frenó el descenso en masa de los espíritus diabólicos y programó la encarnación de espíritus de mejor condición espiritual, y reactivó en el plano-tierra el arte, liberando la devoción religiosa y dando entrada a la bella vida del período renacentista.1
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