Pregunta: ¿Qué tipo de gobierno sería en la actualidad más compatible con nuestra graduación psicológica espiritual?
Ramatís: Repetimos nuevamente que ha de fallar cualquier gobierno mientras los legisladores y sociólogos actuales intenten armonizar social o políticamente al mundo a través de sistemas o doctrinas elaboradas por grupos de hombres, como verrugas en el organismo colectivo de la nación. Se trate de una doctrina fascista, demócrata, capitalista, comunista o nazista, siempre ha de tener que atender a las ambiciones, a la capacidad, a las costumbres, a la vanidad y a los intereses de un grupo simpatizante, pero ineficaz y hasta nocivo para los demás conjuntos de hombres o doctrinas políticas existentes. Aunque millares o millones de individuos congenien con una doctrina o sistema político que juzguen como "mejor" del mundo, están vivamente preocupados por su seguridad personal, jamás por la de la humanidad. Sólo en casos muy excepcionales, aparece el héroe capaz de sacrificarse para el bien del pueblo y de la raza humana. Y la explicación es muy simple, puesto que todo individuo que realmente desea servir al prójimo, jamás se afilia ni coloca bajo cualquier sistema político, doctrina religiosa o agrupación social para ejercer sus sentimientos sublimes. Sabe que los hombres vinculados por los sistemas políticos del mundo todavía no ofrecen condiciones para vivir en plenitud el sacrificio por el bien ajeno.
En consecuencia, rebuscando en el pasado histórico hasta los últimos días de la vida moderna, a fin de encontrar un gigante, sabio, científico o psicólogo, autor de algún sistema o Código Moral milagroso para "salvar" a la humanidad, he ahí que el indicado ¡es el Cristo Jesús! Bajo su dirección ceden los conflictos, fanatismos, racismos y crueldades, porque su estatuto exige, incondicionalmente, que el candidato tiene que "Amar al prójimo como a sí mismo".
Pregunta: ¿Cómo debemos interpretar ese "amor incondicional" para todos los individuos?
Ramatís: Amor, pacifismo, perdón y bondad, filantropía, humildad, tolerancia, honestidad y ternura son estados superiores del espíritu e idénticos en cualquier latitud geográfica del orbe, cuando son manifestados por cualquier raza y cualquier individuo que pertenezca a cualquier partido o doctrina política. Si el comunista, nazista, demócrata, fascista, capitalista o socialista, es bueno, noble, gentil, amoroso, fraterno y piadoso, poco importa el rótulo que sustente o al sistema político a que se afilie. En verdad, él se integró al Código Moral del Cristo, que es Amor Universal, a pesar del color de su uniforme o de la insignia que tenga adherida en su brazo. El judío, africano, esquimal, alemán, americano, turco, hindú- o árabe, cuando es humilde, honesto, fraterno, pacífico y amoroso, no se diferencia por su raza sino por su estado de espíritu que es por demás elogiable. Siendo así no existe una humildad "alemana", un amor "ruso" ni una renuncia "hindú". Tales virtudes existen latentes en todos los hombres, porque descienden del mismo Dios, y todo eso ha sido enseñado por los legisladores o líderes que se interesaron por la salud espiritual de la humanidad.
Pregunta: Hemos observado que los gobernantes, en la tierra, difícilmente creen o admiten la existencia de otro gobierno oculto, que desde el mundo espiritual observa sus actividades públicas. ¿Cuál es vuestra opinión?
Ramatís: Sin lugar a dudas, esos hombres ignoran que son servidores de la Administración Sideral, cuyos actos públicos deshonestos o imprudentes más tarde han de ser juzgados con mayor severidad de lo que en la tierra se hace en tales ocasiones. Jamás deberán abusar impunemente del patrimonio colectivo que reciben en confianza de su pueblo, pues si no hay tribunales divinos que dicten personalmente sentencias punitivas, la Ley del Karma es inflexible y severa, que obliga a cualquier delincuente a pagar o indemnizar hasta el último centavo los perjuicios ocasionados.
Los políticos y administradores públicos corrompidos que traicionan la confianza dispuesta por el Señor, como lo hacen los hijos degenerados que abusan del patrimonio de la familia, aunque intenten sustraerse a las leyes penales del mundo físico, sin embargo, tendrán que pagar por los perjuicios ocasionados por sus ambiciones y actitudes inescrupulosas. Los políticos del mundo pueden eludir y mistificar a las personas que confían en sus promesas y sofismas, pero no se librarán de las severas sanciones espirituales por muchas existencias posteriores.
Quien acepta o busca la responsabilidad de dirigir y administrar bienes y valores de la colectividad humana, que lo haga en forma digna y criteriosa, si no ha de consumir algunos siglos en la infeliz condición de engrillado espiritual, cuya pena sólo ha de terminar con la devolución total de los bienes robados.
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