Pregunta: Hemos sido informados que el alcohol llega a producir modificaciones en la contextura del periespíritu. ¿Nos podéis aclarar ese aspecto?
Ramatís: No hay duda; la anarquía física del bebedor es el reflejo de su mórbido desorden psíquico. Cuando desencarna, su desfigurado periespíritu, afectado por la acción corrosiva etéreo-astralina del alcohol, plasma un aspecto larval, vampírico y horrendo, que impresiona y asusta a las almas tímidas. Ahí en la tierra, el cuerpo desfigurado, bamboleante y repulsivo, refleja la desagradable plastía de su organización periespiritual, cuyo delicadísimo tejido es profundamente sensible a las acciones mentales.
El borracho descuida sus ropas, se vuelve excéntrico y extravagante, interpreta la vida a su modo y confunde anomalías censurables con las cosas más naturales. Se irrita fácilmente, discute con una cansadora verborragia las cosas simples y tontas, se contradice, rebela y rebaja moralmente, perdiendo el sentido psicológico del ambiente. Vive una existencia aparte, sus delirios son constantes y mezclados con alucinaciones visuales y auditivas. Se degeneran sus órganos físicos, sus intestinos y el estómago se inflaman bajo la acción corrosiva del alcohol, se atrofia el hígado, se dificulta el drenaje renal y se fatiga el corazón. Entonces, su aspecto se modifica en una forma extraña, el rostro se vuelve color terroso y los ojos se inflaman e inyectan de sangre. El borracho contumaz, es el primero que se impresiona y horroriza de su forma, cuando una vez desencarnado, se enfrenta con su imagen, la cual se refleja en la condensación fluídica del medio astralino, pues algunos llegan a huir despavoridos de su propio aspecto, recordándonos las historias fantásticas del "Hombre y la Bestia".
Pregunta: Sin embargo, ¿algunas veces el alcohol no parece excitar la inteligencia del hombre, que manifiesta conocimientos que no era capaz de tener cuando estaba sobrio? ¿Cuál es vuestra opinión?
Ramatís: El alcohol al comienzo produce cierta euforia o sensación de bienestar, que puede interpretarse a cuenta de una agradable contemporización en medio de los aplastantes problemas de la vida. Pero el hecho de que ciertos individuos tímidos e introvertidos, después de beber alcohol pasan a hacer pillerías, se vuelven irónicos, atrevidos y audaces, ¡no demuestra, bajo ningún punto de vista, que el alcohol los hizo más inteligentes! Si no fuera así, bastaría suministrar alcohol a un imbécil para que pasara a tener ideas brillantes y las manifestara con seguridad en medio de los eruditos.
Pregunta: Existen afirmaciones médicas que dicen que el cáncer también proviene del abuso del alcohol, tal como sucede con la cirrosis hepática. ¿Es verdad?
Ramatís: El cáncer se origina por diversas causas, tanto pueden ser virósicas, químicas, traumáticas, enzimáticas y hasta psíquicas, puesto que es la consecuencia de cualquier anormalidad y desorden en el ritmo de la vida. La porción mayor y destructiva proviene del Karma de los espíritus, que en el pasado emplearon mal las fuerzas creadoras de la "magia" para satisfacer sus intereses y egoísmos, causando perjuicios a los demás. Y como el cáncer es la materialización de actitudes humanas censurables o perturbaciones en el ritmo de la vida, puede originarse en la alimentación nociva, en el vicio del alcohol, en el hábito de fumar, en los entorpecedores, en la degeneración sexual, en los abortos y demás violencias llevadas a cabo contra el principio armónico de la vida del hombre. También el cáncer se produce en los animales, cuya domesticación por parte del hombre los violenta en su vida normal cuando los separa de su medio selvático, en donde atienden al ritmo correcto de la vida. Al comienzo se perturban por la alimentación y el uso de la sal, como del azúcar, que son de orden químico, así como también por las comidas calientes y condimentadas. Por otra parte, hasta los vegetales pueden volverse cancerosos, como fuera observado por las perturbaciones ocasionadas en su crecimiento natural, demostrando en suma, que el "cáncer" es el producto de cualquier alteración al ritmo normal de la vida.
Obviamente, por su efecto corrosivo y degenerativo, el alcohol facilita en los individuos más vulnerables el clima favorable para su pronta manifestación cancerígena. La penetración sistemática del tóxico alcohólico en los delicados tejidos del organismo físico invierte los polos' creadores de la vida y propicia la subversión cancerígena. Se desvitalizan las células y modifican el esquema biológico hasta volverse un "desperdicio" microorgánico, pesando en la economía del organismo, una vez minada la base fundamental y creadora. De la misma forma, la radiactividad en exceso ataca la delicada intimidad de la médula ósea y altera la función creadora del proceso de la hematopoyesis, que es responsable de la producción de los glóbulos rojos, resultando la leucemia o cáncer sanguíneo.
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