La Vida Hiumana y el Espíritu Inmortal



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Pregunta: ¿Qué debemos entender por cáncer kármico?

Ramatís: El cáncer kármico es el resultado de la convergencia de la carga "psicotóxica" del periespíritu hacia el cuerpo carnal, es una especie de residuo nocivo o especie de energías destructoras, que el espíritu puso en movimiento en sus vidas pasadas, en la práctica de la hechicería mental, verbal y física. 1 En realidad, no es lo que vosotros dais en llamar una especie de castigo divino sino la consecuencia de las perturbaciones ocasionadas en el me­canismo normal del intercambio de las fuerzas primarias, que pro­vienen de la tierra y se entrechocan con las energías espirituales que descienden desde lo Alto. Los radiólogos que mueren a con­secuencia de su profesión, no son castigados por ello, puesto que únicamente están sufriendo el efecto de la causa nociva radiactiva, que obedece al mecanismo y a la técnica radiológica. Los espíritus, que en su ambición e ignorancia de las leyes de la creación, ponen en movimiento cierta energía primaria, de fácil inversión destruc­tiva, tendrán que soportar la dolorosa condición de cancerígenos futuros, y que por lógica y ventura espiritual, necesitarán hacer drenar del periespíritu el indeseable morbo. Se sabe que la elec­tricidad es una fuerza creadora o destructiva, conforme se aplique su polaridad, pues tanto produce calor como hielo.

He ahí entonces por qué el cáncer incide más en los órganos vulnerables u ofendidos del hombre alcohólico, como son el esófa­go, el estómago y los pulmones en los veteranos fumadores.



Pregunta: La cirrosis del hígado, ¿es una consecuencia espe­cífica del alcoholismo, como afirman los médicos?

Ramatís: En verdad, entre los bebedores veteranos, la cirrosis es provocada por el abuso del alcohol, tal como lo comprobó Rene Laenne, el descubridor de la auscultación médica y fundador de la medicina anátomo-clínica. El mismo pudo establecer que el 90 % de los casos de cirrosis eran motivados por el alcoholismo. El alcohol penetra casi en su totalidad en la delicada estructura del hígado, el cual degenera por la proliferación de las gorduras y contrae las venas, oriundas del intestino. Bajo tal presión, la sangre está obligada a filtrar su parte líquida en la región del vientre, surgiendo entonces la enfermedad conocida vulgarmente como "barriga de agua" o "ascitis". Conviene observar que existe un pequeño porcentaje de personas que mueren de cirrosis hepática, contando entre ellos a niños, mujeres y hombres abste­mios, cuyos casos deben estudiarse bajo la Ley del Karma, puesto que podrían ser la resultante del abuso cometido con el alcohol en vidas anteriores. El alcohol acelera la enfermedad del hígado en las personas deficientes, siendo imprudente embriagarse fre­cuentemente, sin antes saber o conocer cuál es el potencial de resistencia de ese órgano, para el tóxico alcohólico.

Después que aparece la cirrosis, ya no se podrá hacer nada, puesto que es el órgano de mayor importancia para la vida del hombre y de muy difícil recuperación, una vez comenzada la degeneración celular.


1 Véase la obra Magia de Redención, de Ramatís, cuyo asunto es profundizado y examinado con el máximo rigor y ofrece conclusiones pro­vechosas.

Pregunta: Si el alcohol es tan malo, ¿por qué causa los mé­dicos, en ciertos casos, prescriben el uso del whisky para atender las deficiencias del corazón y desobstruir los vasos sanguíneos?

Ramatís: El alcohol suministrado en dosis moderadas estimu­la la función de las coronarias y ayuda a drenar los residuos, puesto que es un disolvente de las gorduras. Pero se vuelve un elemento indeseable cuando se abusa, pues excita y acelera las contracciones del corazón, eleva el metabolismo de la vida y, a su vez, altera el trabajo del diástole y el sístole. Un caballo que debe arrastrar una carga que sobrepasa sus fuerzas, chicoteándolo ha de conseguirlo, pero si este esfuerzo debe hacerlo muy seguido, es indudable que pronto ha de carecer de fuerzas y en el futuro, ante las menores exigencias, demostrará cuan impotente se encuen­tra, y es muy probable que se acorte su vida física.

La aceleración del metabolismo cardíaco por medio del whisky en un sistema circulatorio ya intoxicado, provoca su pronta de­presión. Científicamente lo más aconsejable es el reposo orgánico, la alimentación vegetariana, eliminando las gorduras de la circu­lación y las toxinas que obstruyen las coronarias. Los alcohólatras, en general, cuando llegan a la vejez, sufren de mala circulación sanguínea, debido a la opresión de la red vascular y a la para­lización de la sangre en la superficie del cuerpo más que en su intimidad. Todo ello pone al bebedor su cara congestionada, ojos inyectados, nariz rojiza y con frecuencia sufre de afecciones bron­quiales, resfriados, gripes, laringitis y asma, como resultado de la perturbación circulatoria de los órganos de la respiración.

No hay dudas que el enfermo ha de sentirse mejor bajo la excitación momentánea del alcohol y la rápida elevación de su metabolismo orgánico, pero es muy probable que ese tóxico reduzca su cuota de vida física y apresure el desorden cardíaco. El indi­viduo abstemio se cura con más facilidad, mientras que los alcohólatras son débiles en sus defensas orgánicas para atender cualquier tipo de enfermedad común.


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