Ramatís: Es propio de la mediocridad humana vaticinar desgracias en un día pletórico de sol y con un hermoso cielo. Hace más de cien años se vaticinaba que Brasil estaba a la "orilla del abismo", mientras que su fértil tierra es la bendición del Señor y la hace la más rica y venturosa comunidad terrícola. Mientras se arruina y envejece la artrítica Europa, se matan los árabes y judíos, mueren por el hambre y la metralla mortífera los negros africanos, recién salidos de las chozas de paja, el Brasil se cubre de cafetales, trigo y algodón, mueve sus industrias bajo la fuerza de sus portentosas usinas eléctricas, y se abren rutas a través de las selvas amazónicas en todas direcciones, permitiendo el progreso a todas las ciudades y sectores agrícolas del país. Además, por las entrañas de su suelo corre la linfa negra del petróleo, en cantidad suficiente para abastecer al mundo entero por un millar de años. ¿Quién será capaz de vaticinar la riqueza, el progreso y la vida venturosa del Brasil, cuando su pueblo se haya ajustado al orden y al progreso espiritual? Sin lugar a dudas, mejorando el padrón espiritual del pueblo no tardará en comprenderse la efectividad de la profecía de Don Bosco, que augura que el Brasil es la tierra donde "correrá la miel y la leche en abundancia".
Pregunta: ¿Cuál es la real situación de Brasil en este mundo cada vez más conturbado?
Ramatís: En esta hora profética y trágica del "Fin de los Tiempos", donde el planeta se sacude en sus fundamentos geológicos, intentando estabilizar el clima y aminorar la sucesión de las catástrofes imprevisibles, mientras la humanidad rompe sus moldes morales bajo la excitación de la "Bestia del Apocalipsis", nosotros nos regocijamos en deciros que el Brasil se conduce bajo una hermosa tutela espiritual, de orden superior. No se trata de privilegios ni de injusticia para desmerecimiento de otras naciones sino de la atención imprescindible para alcanzar éxito en la misión fraternal que le fue otorgada por el Señor.
En el caos gravísimo en que se encuentran los encarnados de todos los pueblos del mundo, ningún país ofrece tanta seguridad espiritual como el Brasil, al que además de su mensaje fraterno, le cabe alimentar a millones de hambrientos de otras razas. El Cristo extiende sus brazos a la luz de la Cruz del Sur para bendecir al pueblo más contradictorio, bullicioso, irreverente, carnavalesco y futbolístico, pero también el más humilde, intuitivo, fraterno, ingenuo, comunicativo, paciente, resignado y versátil; exceptuado de la codicia de las naciones que todo lo desean para sí mismas, sin el racismo de los pueblos ignorantes, sin la violencia y la venganza de los hombres enfermos del alma. El pueblo brasileño siempre ha de sobrevivir a cualquier catástrofe, dolores, sufrimientos o tragedias del mundo, porque es su destino proporcionar las semillas sanas de la hora, para que el Señor permita la cosecha prodigiosa del Tercer Milenio.
En el árido desierto de la vida física, el Brasil es el "oasis" donde las almas desesperadas podrán calmar su sed de afectos, paz y alegría.
ÍNDICE
Palabras del médium 4
Prefacio 5
I. Problemas de la infancia 7
II. Problemas de la familia 21
III. Problemas de la limitación de los hijos 35
IV. Problemas de la alimentación 54
V. Problemas del trabajo 73
VI. Problemas de los idiomas 82
VII. Problemas de los gobiernos 92
VIII.Problemas del vicio de fumar 111
IX. Problemas del vicio de beber 124
X. Problemas de la religión 138
XI. Problemas del futuro del Brasil 164
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