Capítulo VI
PROBLEMAS DE LOS IDIOMAS
Pregunta: En el futuro ¿la humanidad usará un solo idioma en sus relaciones humanas?
Ramatís: Los variados idiomas del mundo son como los ríos, pues se ramifican por diferentes latitudes geográficas pero tienden a un solo objetivo común: el océano. La historia de la humanidad os enseña que los idiomas nacen, crecen, maduran y después fenecen, como ha sucedido con las más consagradas razas del mundo, hoy apenas recordadas, como fueron Babilonia, Lemuria, Fenicia, Asiría, Persia, Incas, Aztecas, Atlantes y otras más. En los planetas más evolucionados que la tierra, existe una sola comunicación idiomática, pues además de contar con el vocabulario simplificado y los verbos regulares, se facilita el entendimiento recíproco por la facultad telepática, desenvuelta entre sus habitantes.
Pregunta: ¿Cómo podríamos valorar esa facultad telepática, que facilita el lenguaje entre las personas de los mundos superiores?
Ramatís: En los orbes de graduación superior a la tierra, la palabra se usa con parsimonia y en la medida exacta para la sustentación objetiva del diálogo; sus habitantes abrevian el curso de las ideas mediante la percepción intuitiva bastante desenvuelta. Los pueblos primarios y emocionalmente inestables son verborrágicos, excesivos en las palabras e inútiles en su expresión, lo cual, por otra parte, es muy propio de los terrícolas. Si los animales se comunican por medio de gritos guturales, el hombre alcanzó el desenvolvimiento de la expresión por la articulación de las palabras; pero la mímica, el gesto y la comprensión silenciosa también pueden ser los recursos más evolucionados de lo que es el manejo oral.
Y como entre las humanidades más evolucionadas, los espíritus superaron la fase de los sofismas, mistificaciones y simulaciones verbales, tan comunes para esconder la realidad del pensamiento en los hogares y en las relaciones sociales, ellos se mantienen en cierta intimidad espiritual, como en un entendimiento auténtico, donde prevalece la técnica telepática como una condición natural y afectada al don superior. No existen brechas ni sofismas entre aquello que piensan y lo que hablan, pues la mente se asemeja a una especie de espejo, que reproduce fielmente las imágenes de las palabras que pronuncian. Las ideas son permutadas con un índice de máxima claridad, sin intenciones de ninguna especie, tal como sucede con los terrícolas. La facultad telepática está muy desenvuelta por esas humanidades superiores, pero sería una calamidad si fuera ejercida en la tierra porque el hombre aparentemente culto y cortés, de expresión sincera, la mayoría de las veces encubre intenciones malévolas.
Pregunta: ¿Nos podríais decir si en la tierra existió algún lenguaje que se haya caracterizado por su tendencia vocabular hacia el orden universal?
Ramatís: En el mundo profano esa tentativa se hizo un tanto enérgica y con cierto éxito durante la vida de los pueblos, cuyo idioma tenía algo de índole internacional, y que fue adoptado y puesto en práctica en los templos sagrados, dispersos por todas las latitudes geográficas. Del idioma atlante se derivó el sánscrito o lenguaje sagrado, todavía cultivado en los templos budistas y brahmánicos. Era una especie de lenguaje con raíces "mántricas" o términos iniciáticos, consagrados en las reuniones por los sacerdotes, y muy conocido como idioma mántrico, donde los sonidos se ajustaban en correspondencia vibratoria al pensamiento.
Pregunta: ¿Por qué se dice idioma mántrico?
Ramatís: "Mantrans", como piezas consagradas por el uso superior, son letras y sílabas de articulaciones armoniosas, cuya musicalidad Iniciática provoca un estado vibratorio peculiar en el espíritu de quienes las pronuncian. Cuando son pronunciadas en un ritmo o sonoridad peculiar y bajo una fuerte concentración mental, despiertan en el organismo físico del hombre una energía poco común, que además, proporciona un cierto desprendimiento astral. En realidad, tienen la peculiar facultad de acelerar el sistema de los ''chakras'' situados en el ''doble etérico", especialmente en la región laríngea, cardíaca y frontal. Su acción en el campo etéreo astral es armonizar las funciones de los centros de fuerzas etéricos; por eso, los "Mantrans" propician en el sistema neurocerebral un estado de tranquilidad psíquica que se compara a la tan deseada "paz del espíritu". Como todas las palabras se revisten de energía mental y astral del hombre, entonces accionan en los planos de la vida oculta y física, dando curso a las vibraciones sonoras, que bajan hacia el campo de la materia y producen una sensibilidad poco común.
Las palabras mágicas o Mantrans, revelan en su mentalización disciplinada y sonorización de ritmo ascendente, el carácter, la fuerza y la religiosidad, o la ternura espiritual del hombre o del pueblo que las utiliza.
Por eso, los "mantrans" eran escogidos para las prácticas religiosas y esotéricas constituyendo en el pasado expresiones verbales mediadoras de ideas de elevado tenor espiritual. Antiguamente, el idioma mántrico, tan familiar y peculiar en su utilización en los templos y cofradías iniciáticas, tenía por función específica unificar el pensamiento de los instructores y discípulos en una disposición emotiva y frecuencia mental sublimada, creando el clima electivo para la manifestación de los elevados instructores del mundo espiritual.1
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