Pregunta: Si os fuese dado elegir ese Consejo Gubernamental para la Tierra, ¿qué elementos simbólicamente escogeríais?
Ramatís: Bajo nuestra visión espiritual y aunque reconozcamos que existen millares de hombres dignos para ocupar ese cargo, escogeríamos doce miembros, especie de "tipos-patrones", que conformarían ese gobierno colegiado, munidos de sana conciencia para gobernar a la humanidad terrena. Sería un consejo conformado por las siguientes criaturas: Francisco de Asís, Mahatma Gandhi, Henry Ford, Buda, Edison, Cristóbal Colón, Pitágoras, Miguel de Cervantes, Sócrates, Nostradamus, Leonardo Da Vinci y Juscelinti Kubistchek. También podrían conformar ese Consejo elementos como Platón, Helen Keller, Juan XXIII, Beethoven, Blavastsky, Pablo de Tarso, Allan Kardec, Julio Verne, Pasteur, Lincoln, Maharshi, y otros, espíritus cuya diversidad de acción y capacidad mental podrían proporcionar los elementos adecuados a las necesidades de un pueblo a ser gobernado como merece.
Pregunta: ¿Podríais explicarnos el porqué de esa heterogeneidad de tipos, donde figuran criaturas apolíticas, santificadas, industriales, filósofos, artistas, escritores, profetas y dirigentes religiosos?
Ramatís: Estarnos señalando criaturas que tienen determinada cualidad, talento o experiencia que sobresale en lo común de la vida humana, y que podrían constituir un centro de trabajo en ese Consejo Gubernamental, recordándoos las cualidades y recursos que citamos sobre un cerebro sano para dirigir al organismo físico. De esa forma tendríamos una conciencia dotada de los recursos y cualidades específicas para gobernar a un pueblo o nación, donde ciertos elementos figuran con la función activa y creadora, otros, son la experiencia, el buen sentido y la disposición analítica.
Así, ese gobierno o colegiado terreno, que configuramos en base a lo que existe comúnmente en otros planetas superiores, presentaría más capacidad para gobernar, observando las necesidades de la colectividad en cualquier sector que se manifestara. La pureza del sistema sería basado en la renuncia de Francisco de Asís; la tendencia belicosa neutralizada por la "no violencia" de Gandhi; la utilidad creadora y el buen sentido industrial a través de Henry Ford; el "pensar recto" y el sano poder mental, expresado por Buda; el talento inventivo estimulando las realizaciones progresistas en favor de la colectividad, estaría bajo la acción de Edison; el valor y el convencimiento de llegar a lo verdadero, sería encarnado por Cristóbal Colón; la disciplina y el ascenso espiritual del pueblo, bajo la inspiración de Pitágoras; Cervantes, sería el sentido crítico, controlando los excesos de un Sancho y consagrando la candidez y el idealismo de un Don Quijote ; Sócrates sería el autoconocimiento y la visión superior de la vida humana en su filosofía que sobrepasa lo común; Nostradamus estaría trazando rumbos proféticos para el futuro; Leonardo Da Vinci, sería el enciclopedismo humano al servicio de ese tipo de conciencia; y finalmente, el arrojo creador de un Juscelino, estaría previendo la vida sana de las metrópolis del tercer milenio, donde el color, el oxígeno y el buen gusto por las edificaciones y la amplitud de las avenidas evitarían la contaminación del aire y la proliferación de bacterias mortíferas. Y en la reserva de esa conciencia tan saludable y gobernante de la humanidad terráquea, a través de los tipos-patrones mencionados, todavía podría figurar Platón con su proverbial "el cuerpo sano y la mente sana''; Helen Keller, el tipo consagrado a la victoria del espíritu sobre la materia perecedera; Juan XXIII capaz de superar el ambiente conservador, que hizo abdicar a la Iglesia Católica de su pedestal homérico de Papado, para dialogar con el hombre del pueblo, e incrementó la comunicación entre todas las religiones del mundo; Beethoven, el monumento musical, creando sonidos para el espíritu del hombre; Helena Blavatsky, la más osada investigadora en el campo del mundo oculto, extrayendo a la luz del día los secretos de la humanidad esotérica; Pablo de Tarso, estoicismo, perseverancia, valor e inteligencia al servicio del cristianismo; Allan Kardec, el buen sentido encarnado, espíritu disciplinado, que limpió al orientalismo de las supersticiones, tabúes y complicaciones iniciáticas, exponiéndolas en Occidente como un mensaje espirita para las inteligencias avanzadas y para la comprensión popular; Julio Verne, otro profeta que previo y planificó varios descubrimientos e invenciones humanas; Pasteur, la persistencia y la dedicación al servicio de la ciencia médica; Lincoln, la integridad política, y Maharshi, un vínculo permanente entre el mundo espiritual y el material, canal psíquico de unión entre la criatura y el Creador.
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